Sara jugó con su hijo hasta que esté estuvo tan cansado que terminó quedándose dormido en su regazo, ella lo llevó hasta su habitación, lo acostó en su cuna, y se quedó admirando a su pequeño dormir. Alec se parecía mucho a su esposo, tenía el mismo cabello rubio y los ojos azules como dos zafiros, su piel era tan blanca como la porcelana y su rostro tan bello como el de un ángel, siempre que Sara lo veía, el recuerdo de su esposo invadía su mente.
A pesar de que su esposo llevaba tres años muerto ella aún le seguía amando, cuando ella se enteró de la muerte de su esposo Caleb, Sara se pasó varios días y noches llorando hasta que un día su cuerpo no pudo más y se desmayó, el médico al revisar su condición le dijo que estaba embarazada, desde ese día Sara dejó de llorar ya que eso no le hacía ningún bien a su bebé.
El dolor por perder a su amado aún seguía arraigado en lo más profundo de su corazón, sin embargo no estaba sola tenía a su padre y a su hijo, y eso le dio la fuerza para salir adelante.
Pero ahora todo su mundo volvía a verse amenazado por el edicto del rey, sin embargo Sara estaba cansada que la guerra le quitara a los que más amaba, así que decidió luchar en lugar de su padre e intentar darle fin a la interminable guerra que se había desatado.
Sara se quedó admirando a su pequeño dormir hasta entrada la medianoche, al salir de la habitación de Alec, Sara se dirigió a su habitación, abrió las puertas de su armario y sacó un baúl de madera que estaba en la parte más profunda de su armario, el baúl estaba cerrado con un pequeño candado.
Ella sacó la llave que tenía guardada en un cajón en la mesita que estaba a la par de su cama, abrió el baúl y sacó una armadura color plata que su padre le había regalado cuando ella había cumplido la mayoría de edad.
Cuando su padre se la dio ella pensó que nunca tendría la oportunidad de poder usarla, sin embargo se había equivocado, Sara se probó la armadura para ver si aún le quedaba, al mirarse al espejo se sorprendió mucho al ver que le quedaba como un guante.
Sara se quitó la armadura y la dejó en una esquina de su habitación apoyada contra la pared, se puso un camisón de seda blanco y se metió en la cama ya que al día siguiente le esperaba un día muy ajetreado.
A la mañana siguiente Sara se levantó muy temprano sacó de su armario una túnica de color azul turquesa y unos pantalones negros, se cambió y se apresuró a ir al cuartel general, donde se estarían reuniendo todas las personas que habían recibido el edicto real.
Al llegar al cuartel uno de los guardias le impidió la entrada y le dijo.
__ Señora está prohibida la entrada de los civiles, así que le agradecería mucho que se retirará.
Sara sacó el edicto del rey que llevaba guardado en una bolsa, se lo entregó al guardia y le dijo.
__ Estoy aquí por el edicto del rey.
El guardia se quedó muy sorprendido al escuchar las palabras de Sara y le dijo.
__ Señora creo que está usted equivocada.
__ Por supuesto que no lo estoy, el edicto decía que un miembro de cada familia debía presentarse para ir a defender la frontera; por eso estoy aquí.
__ Si pero siempre es un hombre de cada familia el que se presenta no una mujer.
__ Lo sé, pero en el edicto no decía nada de que una mujer no podía presentarse.
El guardia volvió a leer el edicto del rey para asegurarse de que lo que Sara le estaba diciendo fuera verdad, y ella tenía razón, el edicto no especificaba que el miembro de cada familia debía de ser hombre y como no pudo encontrar nada para detener a Sara la dejó pasar y le dijo.
__ Vaya a esperar con los otros reclutas hasta que sea asignada a un escuadrón.
__ Gracias...
Sara se fue a esperar con los demás reclutas la llegada del general, mientras ella esperaba pacientemente todos los presentes se le quedaban mirando muy asombrados y hablaban en voz baja diciendo que cómo era posible una mujer se hubiera presentado en ese lugar para ir a la guerra.
Cuando el general llegó todos se quedaron en absoluto silencio, el general Morris era el que estaba encargado de asignar a los nuevos reclutas a sus debidos escuadrones, cuando el general miró a Sara entre aquel montón de hombres se quedó perplejo y le dijo.
__ ¿Qué está haciendo una mujer en este lugar?
Sara levantó su cabeza en alto y le contestó.
__ He venido como representante de mi familia.
El general se acerco a ella hasta quedar frente a su cara, ella podía incluso sentir la respiración del general por lo cerca que estaba y le dijo.
__ Este lugar no es para que las niñas vengan a jugar, así que ve de regreso a tu casa y dile a un miembro varón de tu familia que venga inmediatamente.
__ No puedo hacer eso señor, en mi casa los únicos miembros varones son mi hijo de dos años y mi padre el cual está viejo y enfermo, él ni siquiera se puede mantener de pie por eso he tomado yo su lugar, además en el edicto del rey no especificaba en ningún lugar que una mujer no pudiera presentarse.
El general fulminó con la mirada a Sara pero por más que él quisiera que ella se largara de ese lugar ella no pensaba marcharse, el general se dio la vuelta y le dijo.
__ Veremos cuanto tiempo aguantas en este lugar.
Sara se quedó mirándolo fijamente y le dijo.
__ Le demostraré que puedo ser un mejor soldado que cualquiera de los presentes se encuentran en este lugar.
__ Eso está por verse.
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Updated 134 Episodes
Comments
Lita Wellington
Sara tu defiende
2025-01-14
0
Eliana Artigas
Retando al general 🙂
2024-08-11
3
Pabla Vizcaino
y porque no puede ser una mujer
2023-12-15
3