Capítulo 13. Un heredero

Después de terminar de hablar con su padre Sara fue a buscar a su hijo, él estaba en su habitación, Dana estaba terminando de darle de comer cuando Sara entró, ella le dijo a Dana.

__ Yo terminaré de darle de comer puedes irte a descansar.

__ Buenas noches señora hasta mañana.

__ Hasta mañana Dana.

Sara le terminó de dar la comida a Alec y lo arrulló hasta que él se quedó dormido ella lo acostó en su cuna y le quitó un mechón de cabello rubio que tenía en la cara, le dio un beso en la mejilla y se fue a cenar con su padre que la estaba esperando en el comedor.

Después de cenar se fue a su habitación se dio un baño y se quedó dando vuelta pensando en lo que le había dicho su padre, sin embargo por más que intentaba imaginarse con otro hombre no podía, así que al final pensó que le daría largas a su padre hasta que esté se olvidara del asunto.

A la mañana siguiente Sara se sentía un poco cansada ya se había quedado dormida muy tarde, pero aún así debía irse al palacio a cumplir con su trabajo, ella se levantó y se puso el uniforme blanco de los caballeros reales que habían enviado el día anterior, le pido a una de las sirvientas que peinara su cabello en una trenza, tomo un desayuno rápido y se fue al palacio.

Cuando llegó Derek le dijo que debía esperar a Sión en su despacho ya que él aún seguía dormido, él se fue a levantar a Sión y cuando le dijo que Sara ya había llegado se levantó como un rayo se cambió rápidamente, desayuno a toda prisa y se fue a su despacho, al abrir la puerta encontró a Sara mirando por la ventana, los rayos del sol bañaban su rostro y con su uniforme blanco a Sión le pareció que se veía como un ángel, el cual se podía ir volando en cualquier momento.

Sara al escuchar el sonido de la puerta al abrirse se giró y le dijo a Sión.

__ Buenos días su majestad.

__ Buenos días Sara.

En ese momento Sión pensó que el haberla convertido en uno de sus caballeros había sido una excelente idea ya que podía hablar con Sara y verle cada día.

Sión tomó su asiento detrás del escritorio y dijo.

__ Sara no hay necesidad de que te quedes todo el rato de pie, puedes sentarte.

__ Está bien.

Sara se sentó en el sofá y se quedó observando cómo Sión trabajaba, una rato después entró un sirviente para decirle.

__ Su majestad los ancianos le esperan en la corte.

Sión se había olvidado por completo de que debía reunirse con los ancianos en la corte, él se levantó rápidamente y dijo.

__ Iré ahora.

Sara se levantó y siguió a Sión hasta el salón de la corte, como se suponía que el interior de la corte era un lugar seguro la entrada de los caballeros no estaba permitido ya que solían tratarse asuntos importantes, así que Sara se quedó en la entrada esperando a que la reunión terminará.

Al entrar Sión vio a todos los ancianos sentados, ellos se levantaron y cuando Sión se hubo sentado ellos hicieron lo mismo.

Todos ellos eran tratados con respeto debido a que en su tiempo fueron grandes estrategas y diplomáticos que habían estado al servicio del rey, ellos tenían gran poder en la nobleza y después de la muerte de su padre ellos habían insistido y presionado a Sión para que ascendiera al trono en lugar de su hermano, por esa razón a Sión no le agradaban así que cuando estuvo sentado dijo.

__ Veo que todos tienen arrugas más profundas en sus caras, de casualidad hay alguno de ustedes que esté más cerca de la muerte.

__ Veo que sus chistes rencorosos aún permanecen su majestad. Dijo uno de los ancianos.

__ Eso es porqué ustedes no me agradan mucho, ¿Por qué me han mandado a llamar?

__ Estamos aquí reunidos porque hay un asunto que queremos discutir con usted.

__ ¿Y cuál sería ese asunto?

__ Su majestad se está volviendo mayor y creemos que ya es tiempo de que se case y tenga a un heredero.

Sión al escuchar eso les dijo.

__ Si tengo un heredero o no, eso es algo sin importancia ya que puedo elegir a alguien de entre los hijos de mi hermano cuando él los tenga.

__ Entendemos eso su majestad sin embargo ni usted, ni su hermano tienen una prometida, así que al ser usted el mayor debería de casarse primero.

Sión odiaba escuchar a eso viejos, sin embargo siempre solían tener razón, su hermano Josef había aún no tenía una prometida así que por lo consiguiente tampoco podía casarse pronto ni tener herederos, y él no pensaba obligar a su hermano a casarse solo para poder librarse de las demandas de esos viejos así que les dijo.

__ Si mi hermano no se casa este año lo haré yo, sin embargo seré libre de escoger quien será mi esposa al igual que mi hermano así que ni se les ocurra intentar buscar a nadie ni para mi hermano, ni para mi.

__ A nosotros no nos interesa quien sea su esposa su majestad solo queremos que tenga un sucesor lo más pronto posible.

Sión se levantó de la silla y les dijo.

__ Si eso era todo lo que querían tratar, me retiró.

__ Eso era todo su majestad, recuerde cumplir con su palabra.

__ Así lo haré.

Sión salió de la habitación y al salir vio a Sara de pie junto a la puerta y él le dijo.

__ Vámonos, la reunión ya ha terminado.

Sara siguió a Sión hasta el despacho donde volvió a sentarse en el sofá, viendo cómo Sión trabajaba, como no había dormido muy bien durante la noche después de un rato comenzó a sentirse somnolienta, los párpados le pesaban y empezó a cabecear.

Sión al verla luchando contra el sueño le pareció sumamente linda él deseaba poder sentarse a su lado y que ella se recostara en su hombro, pero él sabía que si hacía eso ella se iba a levantar sobresaltada así que no lo hizo, al final Sara no pudo seguir peleando contra el sueño y se quedó dormida.

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