Los defensores multiversales

Los chicos caminaron en silencio, rodeados por robots y helicópteros que los escoltaban de cerca. Junior se unió al grupo tras su combate con su variante, pero todos notaron que jadeaba de cansancio.

—¿Intentaste transformarte en Dios? ¿Acaso quieres morir? —preguntó Valentina con el ceño fruncido.

—Lo intenté, pero no pasó nada —contestó Junior, esforzándose por recuperar el aliento.

—¿Quieres morir otra vez o qué?

—Ya, Valentina. Primero resolvemos el problema que tenemos aquí, luego hablamos de eso —interrumpió Junior con firmeza.

—Junior…

—Dije que ya —zanjó el tema.

A pesar de la desconfianza que sentían, los chicos continuaron su camino sin hacer movimientos bruscos que pudieran ser malinterpretados. Necesitaban entender el contexto de esa realidad y averiguar lo necesario para enfrentar al Destructor.

Más tarde, llegaron a un imponente edificio de cristal. Al entrar, fueron sometidos a un exhaustivo escaneo en busca de armas o elementos peligrosos. Sus captores no confiaban en ellos y los condujeron a una habitación que recordaba a una sala de interrogatorios.

—Nos tratan como si fuéramos criminales —murmuró Correa, cruzándose de brazos.

—¿Quiénes se creen estos malparidos? Deberíamos largarnos de aquí y regresar a nuestro mundo —dijo Ordóñez, visiblemente molesto.

—No podemos. Necesitamos información sobre el Destructor —señaló Junior con seriedad.

—¿Y qué? ¿Qué tan fuertes somos nosotros para derrotarlo? —cuestionó Valentina, con los brazos cruzados.

—Pues, si me guío por lo que hemos visto hasta ahora, somos más fuertes —afirmó Figueroa con seguridad.

—¿De qué hablas? —preguntó Aranda, arqueando una ceja.

—Sara y yo aprendimos a dominar el cien por ciento con los Xtreme Tiempos. Si entrenamos, podemos derrotarlo. Aquí ni siquiera saben de esa técnica —explicó Nicole con convicción.

—Sí… —agregó Karoth, aunque en su voz había cierta duda.

Los chicos continuaron su discusión cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Un hombre entró con paso firme. Era una variante de Aranda, pero con el cabello corto y una cicatriz marcada en su ojo derecho. Sin mediar palabra, tomó a Daniela del brazo.

—¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame! ¡¿Quién te crees?! —gritó Daniela, forcejeando para liberarse.

—Cállate —dijo la variante de Aranda, sin aflojar el agarre.

Aranda de este universo siguió jalando a Daniela e intentó levantarla con su poder, pero Junior reaccionó rápidamente, tomándolo del brazo y generando una onda de choque que hizo retroceder a todos. Sin embargo, la variante de Aranda solo sonrió con confianza, mientras Junior mantenía una expresión seria.

—Jajajaja, una variante de Saavedra —dijo la variante de Aranda con tono provocador—. Te diré algo, yo me he encargado de muchas variantes tuyas, y ninguna ha durado mucho contra mí.

—Eso lo veremos —replicó Aranda desde el otro lado de la sala.

—Por eso, en la mayoría de los universos, nosotros terminamos muriendo —añadió la variante de Aranda con burla.

—¿Ah, sí? —respondió Ordoñez, entrecerrando los ojos.

—Veo que eres muy confiado. ¿Acaso no me conoces? —dijo Junior, dejando que sus ojos se tornaran blancos.

La variante de Aranda quedó paralizada por un momento, pero no se dejó intimidar. Sin embargo, Nicole y Valentina intercambiaron miradas preocupadas.

—Pues me gustaría conocerte mejor, caballero —respondió la variante de Aranda con arrogancia.

—Ese sí es una variante de Aranda, el propio —comentó Correa con una sonrisa ladina.

—Bien —dijo Junior, preparándose para cualquier enfrentamiento.

—¡ARANDA! —se escuchó una voz femenina con autoridad.

Todos giraron la cabeza y vieron a una mujer idéntica a Daniela, aunque un poco más alta y con el cabello de color azul.

—Te dije que trajeras a mi variante, no que buscaras problemas con ellos. Son el universo más fuerte de todo el multiverso —dijo la variante de Daniela con seriedad.

—¿No lo creo? Estos niños no pueden ser más fuertes que nosotros. Jajajaja —respondió la variante de Aranda con una carcajada burlona.

—¿Lo dudas? —intervino Junior con tono desafiante.

—¿Qué insinúas? —preguntó la variante de Aranda.

—¡BASTA! Aranda, tráeme a mi variante ahora mismo —ordenó la variante de Daniela.

—Pues no se va a poder. Ella viene, pero viene conmigo —declaró Junior con firmeza.

—Bien, vamos —aceptó la variante de Daniela.

La variante de Aranda se soltó de Junior y dejó de sujetar a Daniela. Los tres salieron de la habitación, y antes de irse, Junior le dirigió un guiño de confianza a sus amigos. Mientras caminaban por los pasillos del enorme edificio, Daniela notó que Junior aún estaba fatigado.

—¿Sigues cansado? Deja de intentar transformarte, porque después te vas a demorar más en recuperar tus poderes —susurró Daniela en voz baja.

—No digas nada más. Ya me regañó Valentina —respondió Junior con una leve sonrisa.

—Pues lo tienes bien merecido —contestó Daniela con los brazos cruzados.

Tras recorrer varios pasillos, llegaron a un gran ventanal con vista a toda la ciudad. Allí los esperaban las variantes de todos los chicos. Junior no perdió el tiempo y comenzó a preguntar.

—¿Esta es la Tierra 1102? —preguntó con seriedad.

—En mis tiempos, se saludaba antes de hablar —respondió su variante con un aire de superioridad.

—Ja, en el nuestro no atacamos a los invitados —intervino Daniela, molesta.

—Bueno, ya basta —dijo la variante de Nicole, quien tenía el cabello castaño y los ojos más claros que la original.

—Vaya, la variante de mi prima. Bueno, ¿van a responder mi pregunta? ¿Esta es la Tierra 1102? —insistió Junior.

—Sí, lo es. Bienvenidos —respondió la variante de Daniela con una leve inclinación de cabeza.

—Bien. ¿Nos dejan explicar por qué estamos aquí? —preguntó Junior con firmeza.

—Sí, hablen —respondió la variante de Ordóñez, quien tenía el cabello ondulado y un físico más robusto que el original.

—Miren, en nuestro mundo apareció una variante mía con una bestia y venía muy malherido. Ese monstruo lo estaba persiguiendo, y de repente comenzó a atacarnos a nosotros. La variante murió, pero antes me dejó este brazalete y me dijo que viniéramos a esta tierra —explicó Junior, mostrando el brazalete.

La variante de Figueroa, una mujer de cabello negro en lugar de rubio, entrecerró los ojos y cruzó los brazos.

—Mmm, interesante… Bien, niños, escucharemos su historia —dijo con un tono condescendiente.

—¿Niños? —preguntó Junior con el ceño fruncido.

—Nosotros ya pasamos los veinte —intervino Daniela, molesta.

—Sí, niños —replicó la variante de Aranda con una sonrisa burlona.

La tensión entre ellos era palpable, pero la conversación continuó. Mientras tanto, Aranda, Karoth, Ordóñez, Figueroa, Correa, Nicole y Ome esperaban en la habitación donde los habían encerrado. La impaciencia comenzaba a apoderarse de ellos, pues Daniela y Junior ya se estaban demorando demasiado. Nicole miró la puerta y pensó en destruirla para ir a la reunión de sus amigos con las variantes de este universo, pero decidió esperar un poco más.

Mientras tanto, en la reunión:

—Volviendo al tema, aún desconocemos cuándo y dónde se originó el multiverso —dijo la variante de Daniela.

—Nosotros sí lo sabemos —replicó Junior.

La declaración tomó por sorpresa a todos. La variante de Ome, un hombre de cabello largo y constitución más musculosa que el Ome de su mundo, se giró con interés.

—¿De qué estás hablando? —preguntó.

Daniela tomó la palabra:

—Escuchen, en nuestro mundo, Nicole y Figueroa fueron capturadas por un grupo conocido como los Xtreme Tiempos. Ellas habían viajado en el tiempo y, sin querer, alteraron la historia. Por eso las capturaron. Pero lograron detener a esos tipos y, en ese momento, el multiverso nació. Eso ocurrió hace seis meses en nuestro mundo. Por lo que parece, el tiempo en el multiverso funciona de manera diferente.

Las variantes se miraron entre sí, asimilando la información. Finalmente, la variante de Daniela habló con seriedad:

—Si esto es cierto, significa que ustedes son los responsables de la creación del multiverso. Es decir, su universo es el original. Ustedes son la Tierra 606. Ahora que lo sabemos, les explicaremos lo que está sucediendo. Desde hace tiempo, los universos han comenzado a desaparecer sin explicación aparente.

En ese momento, la variante de Daniela activó un holograma que mostraba una serie de prismas interconectados.

—Inicialmente, descubrimos el multiverso gracias a nuestra tecnología. Fue entonces cuando notamos que algunos universos estaban siendo borrados. Diseñamos este brazalete para viajar entre dimensiones y descubrir qué estaba ocurriendo. Sin embargo, justo en nuestro primer viaje, el Destructor atacó. Apenas logramos evacuar. Intentamos crear una alianza con otros universos para detenerlo, pero ese maldito descubrió lo que hacíamos y empezó a destruir los universos que se habían unido a nuestra causa. Hasta hace poco, solo quedaba la Tierra 704, pero ahora también ha sido eliminada. Era el mundo del hombre que cayó del cielo en su universo. Ahora, solo quedamos nosotros para enfrentar al Destructor.

Junior frunció el ceño y tomó una decisión.

—Hagan un favor, traigan a Nicole y Figueroa.

La variante de Daniela asintió y miró a su Aranda.

—Tráelas, Aranda.

—Entendido —respondió él.

Sin perder tiempo, la variante de Aranda se dirigió a la habitación donde los otros esperaban. Abrió la puerta con firmeza y anunció:

—Solo necesito a Nicole y Figueroa.

—¿Qué? —preguntó Nicole, desconfiada.

—Solo vengan, por favor —insistió Aranda, con un tono más sereno.

Nicole y Figueroa intercambiaron miradas. No les gustaba la idea de separarse del resto, pero asintieron y salieron de la habitación, listas para enfrentarse a lo que fuera que viniera después.

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