Analisis de lo sucedido

Al día siguiente, después de lo sucedido con el hombre que cayó del cielo en Gigante, Junior se dirigió a la Liga de Héroes. Al llegar, encontró a todos sus amigos reunidos, excepto Nicole y Figueroa, quienes aún no despertaban del coma. Notó que Zoe había cambiado un poco: su cabello, antes oscuro, ahora era gris, y su presencia denotaba más madurez.

Junior recorrió la sala con la mirada mientras Daniela y Karoth se alejaban para investigar algo. Sin embargo, lo que más le importaba a él era descubrir la identidad del desconocido que cayó del cielo y murió. Revisaron archivos de todo el país, pero no encontraron ningún registro de él.

Junto con Ome, Ordóñez, Aranda, Correa, Plazas y la general Zoe, continuó buscando en las bases de datos internacionales, pero no hallaron nada.

—No hay rastro de él —afirmó la general Zoe con frustración.

—Hace tiempo que no enfrentamos una situación tan extraña —comentó Aranda, cruzado de brazos.

—Saavedra, ¿no sentiste nada inusual? ¿Alguna señal o conexión con él? —preguntó Correa, intrigado.

Junior frunció el ceño, pensativo.

—No negro. Es raro… pero cuando lo vi, sentí algo, como si… —titubeó.

—¿Cómo si qué? —preguntó Ome con impaciencia.

—Como si ese tipo y yo estuviéramos conectados. Es difícil de explicar… es similar al Soid, pero distinto. —Junior miró a Plazas, quien también lucía inquieto.

—Siento que algo grande se avecina —murmuró Plazas, preocupado.

Antes de que pudieran seguir con la investigación, recibieron un mensaje de Daniela y Karoth llamando a Junior con urgencia. Sin perder tiempo, corrió hacia el laboratorio. Al entrar, vio el cadáver del hombre que cayó del cielo y observó las expresiones serias de las dos chicas.

—¿Qué encontraron? —preguntó Junior, sintiendo que algo no estaba bien.

Daniela tomó una carpeta con los resultados de los análisis.

—Saavedra, revisamos la sangre de este sujeto y… coincide exactamente con la tuya. Tiene el mismo ADN.

Junior sintió un escalofrío.

—¿Cómo putas? Eso es imposible.

Karoth asintió con seriedad.

—Lo verificamos varias veces. No hay duda, este hombre… eres tú.

El silencio se hizo pesado en la habitación. Junior miró el cuerpo nuevamente, como si esperara encontrar una diferencia que demostrara lo contrario.

—No puede ser… ¿cómo carajos es posible? —susurró, tratando de procesarlo.

—Es idéntico a ti, pero con algunas pequeñas diferencias. Parece… de otro universo —explicó Daniela.

Junior sintió que el aire se volvía más denso. Recordó lo que había dicho el extraño antes de morir.

—Eso fue lo que él dijo… habló sobre el multiverso. Nicole y Figueroa también salieron de un portal, heridas… ¿podría estar todo relacionado? —pensó en voz alta.

—Multiverso… —repitió Karoth, fascinada—. Suena increíble. Imagínate, muchos universos distintos… múltiples versiones de cada uno de nosotros. Otros Saavedras, Nicoles, Figueroas, Omes. Eso suena genial. Pero, ¿cómo es posible? Esto solo lo había visto en películas y cómics. Nunca imaginé que pudiera ser real.

Daniela cerró la carpeta y suspiró.

—Este mundo tiene muchos más misterios de los que creemos, Karoth. Y creo que apenas estamos conociendo algo mucho más grande —tomo una pausa y miro a Junior—¿No crees Saavedra?

Junior asintió. La revelación lo dejaba con más preguntas que respuestas, pero había una certeza en su mente: debía descubrir qué estaba ocurriendo realmente con el multiverso y cuál era su papel en todo esto.

Iban a seguir hablando, pero Aranda llegó apresurado con una noticia que dejó a todos en shock:

—¡Nicole y Figueroa han despertado!—anunció con emoción.

Junior sintió un alivio inmenso. Finalmente, después de tantos meses, tendrían respuestas.

Una hora después.

Junior llegó al hospital acompañado por Karoth, Ome, Daniela y la general Zoe. Al entrar a la habitación, vio a Nicole y Figueroa incorporadas en sus camas, aún algo débiles, pero conscientes. Junior sonrió al verlas despiertas por fin.

—¿Cuánto tiempo estuvimos en coma?—preguntó Figueroa, con la voz algo rasposa.

—Más de ocho meses—contestó Daniela.

—Vaya, la batalla que tuvimos nos dejó realmente malheridas—dijo Nicole con una leve risa nerviosa.

La general Zoe dio un paso al frente con su mirada seria de siempre.

—Bien, ahora quiero que me expliquen exactamente qué les pasó a ustedes dos.

Nicole y Figueroa intercambiaron miradas. No querían recordar, pero sabían que debían hacerlo. Tomaron aire y comenzaron a contar:

—Hace ocho meses, justo antes de caer en coma, yo estaba en una clase sobre viajes en el tiempo y decidí probar viajar—comenzó Figueroa—. Nicole se fue conmigo por accidente, y terminamos en el pasado. Sin querer, cambiamos la historia, y por eso unos sujetos conocidos como los Xtreme Tiempos nos capturaron. Nos retuvieron durante tres días enteros.

Junior frunció el ceño.

—Esperen, un momento. Si solo estuvieron fuera setenta y ocho minutos en nuestro tiempo, ¿cómo que tres días para ustedes? —preguntó confundido Junior.

Nicole y Figueroa se quedaron en silencio unos segundos antes de responder.

—¿Qué?—exclamó Nicole sorprendida.

—El tiempo ahí transcurre de manera diferente. No lo sabía, pero tiene sentido —reflexionó Figueroa—. Nos tuvieron prisioneras porque su misión era evitar la creación del multiverso. Según ellos, cuando alguien corrompe la sagrada línea del tiempo, no cambia su futuro, sino que crea un universo nuevo, y su deber era evitarlo. Intentamos detenerlos, pero la pelea que tuvimos fue brutal. Eran casi tan fuertes como tú, Junior… o incluso como Ray. Usaban una técnica que llamaban el cien por ciento, y tenía un poder descomunal.

Nicole tomó la palabra, con la voz más grave por la emoción contenida.

—Nosotras terminamos creando el multiverso, pero no lo hicimos solas. Nos ayudaron una variante mía y otra de Figueroa. Pero… Niki, la otra yo, no sobrevivió. Sin embargo, la variante de Figueroa se quedó en ese lugar para proteger lo que creamos. Y antes de irnos, nos advirtieron algo: el multiverso será atacado por un Destructor. Debemos prepararnos.

Junior sintió un escalofrío recorrer su espalda. Recordó al misterioso sujeto que cayó del cielo y sus últimas palabras. Sus ojos se oscurecieron.

—Eso tiene sentido. Un tipo que se parecía mucho a mí y una bestia aparecieron de la nada. Antes de morir, me dio un brazalete gris y me dijo que debía viajar a la Tierra 1102. —les dijo Junior a las chicas.

Nicole y Figueroa se miraron con expresión seria. Había llegado el momento.

—Es la hora —dijo Nicole, apretando los puños—Debemos prepararnos y entrar en acción. Tenemos universos que salvar y un monstruo que enfrentar.

Figueroa asintió con determinación.

—Vamos a detener esto antes de que sea demasiado tarde.

Unos días después.

Junior observaba el brazalete junto con Daniela y Karoth, analizando cada detalle del misterioso artefacto. Mientras tanto, Nicole y Figueroa se esforzaban en enseñar a sus amigos a alcanzar el cien por ciento de su poder. La tarea no era fácil, ni siquiera ellas dominaban por completo esa técnica, pero con el destructor en movimiento no podían darse el lujo de rendirse.

Mientras tanto, en Bogotá, Valentina observaba a las nuevas generaciones en la Academia donde había estudiado. Aunque algunos padres no veían la necesidad de que sus hijos entrenaran, confiados en la ausencia de villanos y en la presencia de Junior como protector, Valentina creía que no debían bajar la guardia. La costumbre de prepararse para lo peor no debía perderse.

Al enterarse de lo sucedido en Gigante, sintió curiosidad, pero dudó en ir hasta que su hermana Catalina la convenció. Aunque no lo admitiera, quería ver a Junior. Se teletransportó directamente a Neiva y apareció detrás de él. Junior no se sobresaltó, pues sintió su presencia antes de que llegara. Sin dejar de analizar el brazalete, la saludó con naturalidad.

—¿Qué está pasando? —preguntó Valentina con curiosidad.

Junior le explicó todo lo que habían descubierto sobre el multiverso y el destructor. La idea de explorar nuevos mundos le resultó fascinante, pero se estremeció al escuchar la descripción de la amenaza que se avecinaba.

—Esto del multiverso me gusta… pero lo que contaron Nicole y Figueroa sobre ese destructor es aterrador —dijo Valentina con seriedad.

—Sí, pero seguimos investigando cómo activar este brazalete —explicó Junior.

Daniela, que seguía analizando el artefacto, hizo un descubrimiento.

—Por lo que veo, el Saavedra que salió del portal intentaba viajar a la Tierra 1102… pero se desvió en algún punto.

—Bien, entonces, ¿cómo lo activamos? —preguntó Junior, ansioso.

—Parece que necesita una gran cantidad de energía para poder funcionar —respondió Karoth, con un gesto pensativo.

—¿Cuánta energía exactamente?

—Para darte una idea… al menos la suficiente para iluminar un continente entero —le contesto Daniela.

—¡Eso es imposible! —exclamó Valentina. —Junior, dime que tienes un plan.

—Sí… lo mejor sería que yo le transfiera la energía necesaria —afirmó Junior con determinación.

—¡No, Saavedra! Eso podría matarte —exclamó Karoth, alarmada.

—¿Tenemos otra opción?

Karoth guardó silencio. No, no la tenían. A pesar de los riesgos, era la única forma de activar el brazalete. Sin embargo, ella pidió tiempo para analizar si Junior podría sobrevivir al procedimiento. Se le ocurrió algo: recordó el día en que Junior fue alcanzado por un rayo durante el examen para pasar a décimo grado. En ese momento, su energía se recargó instantáneamente. Tal vez una tormenta podría ayudar a reponer su energía si el Soid no lo protegía lo suficiente.

El nuevo plan estaba en marcha. Necesitaban esperar a una tormenta eléctrica y asegurarse de que todos estuvieran listos para intervenir si algo salía mal.

Junior decidió tomar un respiro y salir a despejarse. Invitó a Valentina a cenar, recordando los viejos tiempos. Ella, algo avergonzada, aceptó. Al llegar al restaurante, Junior hizo todo lo posible por hacerla sentir cómoda.

El momento de la batalla se acercaba, y aunque las dudas y el miedo estaban presentes, todos sabían que no había marcha atrás. El destino del multiverso estaba en sus manos.

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