Viaje multiversal

Diez días habían pasado desde que Junior recargó el brazalete para poder viajar. Durante ese tiempo, había permanecido inconsciente, recuperándose del inmenso esfuerzo que había realizado. Finalmente, despertó, aunque aún no estaba al cien por ciento. Aun así, sabía que el viaje no podía esperar más.

Al bajar las escaleras de su casa, se sorprendió al ver a Valentina en su cocina, sirviéndose una taza de café. Una sonrisa de alivio se dibujó en su rostro, pero al mismo tiempo sintió curiosidad por su presencia.

—¿Valentina? Hola… —saludó Junior, algo nervioso.

Ella levantó la vista y le sonrió.

—Hola. ¿Cómo te sientes? —preguntó mientras colocaba un plato de comida sobre la mesa.

—Mejor, pero todavía no estoy completamente recuperado… Usé demasiado poder —dijo, frotándose la nuca. —Aún así, no esperaba verte aquí.

—Bueno, me ofrecí a cuidarte. ¿Eso es un problema?

—No, para nada. Solo me tomaste por sorpresa. Me alegra que estés aquí.

Valentina rió levemente y tomó un sorbo de café.

—Jajaja. Oye, ¿cuánto tiempo crees que tardarás en recuperarte por completo?

—No mucho, pero de cualquier manera tenemos que viajar cuanto antes.

—Sí… —respondió ella, con un tono más serio.

Mientras tanto, Nicole también se preparaba para el viaje a la Tierra 1102. Sin embargo, una inquietante sensación de peligro la atormentaba. No podía evitar pensar en la posibilidad de que el Destructor ya estuviera allí, esperando. Para calmar sus nervios, decidió ir a desayunar con sus padres, tratando de despejar su mente antes de partir.

Por la tarde, todos estaban listos. La general Zoe se despidió de ellos y les deseó suerte en su misión. Su objetivo principal era reunir información y entender lo que estaba ocurriendo en esa Tierra alternativa.

Los diez elegidos estaban en posición, listos para activar el brazalete. Daniela lo sostuvo entre sus manos, pero una duda cruzó por su mente. ¿Y si algo salía mal? Antes de activarlo, Junior se acercó a Nicole y la apartó unos pasos para hablar en privado.

—Nicole, quiero ayudarte, pero tengo un mal presentimiento sobre esto. Siento que es más peligroso que cuando nos enfrentamos a Ray… —dijo Junior con seriedad.

Nicole lo miró con cierta frustración.

—Junior, si no quieres ayudarme, solo dilo…

—No es eso. Claro que quiero ayudarte, pero debemos ser extremadamente cuidadosos. Te lo ruego, ten mucho cuidado.

Nicole suspiró y asintió con una leve sonrisa.

—Lo tendré, tranquilo.

Junior se fue con Nicole y Daniela se preparó con el brazalete. Presionó un botón y, de inmediato, apareció un portal con forma de prisma. Los chicos se alistaron para entrar: Nicole lo hizo primero junto con Figueroa, los demás la siguieron, y Junior entró junto a Valentina. Daniela fue la última en atravesarlo.

El grupo comenzó a girar sin control, sintiendo cómo su entorno cambiaba bruscamente a medida que pasaban por distintos mundos. Se estrellaron contra lo que parecían ser vidrios invisibles sin sufrir daño alguno. Durante el trayecto, cruzaron dimensiones completamente diferentes a su realidad: un mundo animado, otro hecho enteramente de agua, uno con el aspecto de una pintura al óleo, un universo de cómics, otro completamente oscuro, un mundo con estética ochentera, una dimensión en blanco y negro y un futuro tecnológico. Finalmente, llegaron a una ciudad con edificios altos y carros flotando en el aire. Sin embargo, algo no encajaba: la gente caminaba en filas perfectamente organizadas, sin desviarse ni interactuar entre ellos.

De inmediato, Valentina, precavida, teletransportó a todos a un lugar más seguro. Pero el mareo del viaje era demasiado, y uno a uno empezaron a vomitar:

—Qué viaje tan espantoso… jamás pensé que pasaría algo así —se quejó Correa, con la cara pálida.

—Creo que voy a vomitar otra vez… —gimió Karoth, tambaleándose.

—No nos podemos quejar demasiado del viaje… —intentó decir Valentina, pero tuvo que girarse y vomitó de nuevo.

—Mejor esperemos a que se nos pase el mareo —sugirió Nicole, sujetándose la cabeza mientras trataba de estabilizarse.

Al mismo tiempo, en un punto no muy lejano de la ciudad, una pantalla holográfica parpadeó, mostrando un aviso de intrusos. En las sombras, cinco figuras comenzaron a moverse con rapidez.

Mientras tanto, Junior, Nicole, Ome, Ordóñez, Figueroa, Karoth, Daniela, Valentina, Aranda y Correa intentaban adaptarse a su nuevo entorno. Tras recuperar algo de estabilidad, comenzaron a caminar por la ciudad para explorar. Sin previo aviso, el suelo bajo sus pies se movió y, en cuestión de segundos, una especie de plataforma invisible los transportó rápidamente hasta una tienda.

Desorientados pero hambrientos, entraron y compraron lo primero que encontraron: pastillas para el mareo. Se las tomaron de inmediato, sintiendo poco a poco cómo sus cuerpos volvían a la normalidad. Sin embargo, al momento de pagar, el vendedor los miró con desconfianza:

—¿Pero qué clase de dinero es este? —preguntó con el ceño fruncido—. No es la moneda de este país. ¿Son extranjeros? ¡Paguen con la moneda correcta, y rápido!

Los chicos intercambiaron miradas de preocupación. No tenían idea de qué hacer. Justo cuando la situación empezaba a tensarse, Valentina reaccionó rápidamente, sujetando a todos y teletransportándolos fuera del lugar. El vendedor, furioso, activó un comunicador y reportó la situación, pero los jóvenes ya habían desaparecido sin dejar rastro.

Reunidos nuevamente en un sitio apartado, los chicos intentaban entender mejor la naturaleza de este universo. Figueroa y Nicole, que ya habían tenido experiencia con las diferencias temporales en el mundo de los Xtreme Tiempos, tomaron la palabra.

—Escuchen, en los universos del multiverso, todo puede ser radicalmente distinto a nuestro mundo —explicó Figueroa—. Los eventos pueden tomar caminos diferentes según las decisiones que se tomen en cada realidad. Nuestro mundo es el original, pero en otros, las cosas sucedieron de manera distinta. Por ejemplo, cuando Ray se convirtió en demonio en nuestra línea de tiempo, destruyó Moscú. Sin embargo, en otro universo, Junior logró detenerlo antes de su transformación, evitando así la destrucción de la ciudad. Para nosotros, Moscú ya no existe, pero en esa otra realidad, sigue en pie. Eso es el multiverso.

—Entendido —respondió Junior, asimilando la información—. Bien, lo primero que debemos hacer es descubrir qué hace diferente a este mundo del nuestro. Valentina, es tu tarea. Ve y averigua qué ha cambiado aquí.

—De acuerdo —asintió Valentina, desapareciendo en un instante con su teletransportación.

Valentina se teletransportó y comenzó a recorrer la ciudad en busca de aquello que diferenciaba este mundo del suyo. Sin embargo, a primera vista, todo parecía normal, aunque la tecnología era mucho más avanzada. Se acordó del problema con el dinero y decidió buscar a alguien que lo usara para analizarlo, pero sorprendentemente, no encontró ningún billete o moneda en las manos de los habitantes.

Siguió investigando hasta que sus ojos se fijaron en un enorme letrero holográfico de "Se busca". En él aparecía el rostro de Camila, aunque no se parecía del todo a la que conocía. Su cabello, en lugar de ser rubio cenizo con reflejos grises, era corto y castaño. Además, llevaba un piercing en la nariz y su rostro reflejaba una expresión más madura, como si hubiera vivido años de experiencias distintas. Valentina frunció el ceño, preguntándose qué habría pasado con la variante de Camila en este universo, pero no se detuvo mucho en el tema. Debía encontrar información rápidamente.

Recordó que las bibliotecas eran una fuente clave de información histórica, así que sin perder tiempo, se teletransportó a la más grande que pudo detectar. Se encontró frente a un edificio con una arquitectura minimalista, una enorme puerta redonda de cristal y un letrero holográfico azul que decía "Biblioteca Central". Al entrar, se sorprendía con cada paso. No había un solo libro físico, solo estantes llenos de enormes tabletas digitales.

—Definitivamente, este es el mundo más futurista que he visto —murmuró Valentina, impresionada.

Miró un calendario digital proyectado en la pared y se detuvo al ver la fecha: año 2040. Sus ojos se abrieron con sorpresa. Su variante aquí tenía 34 años. Es decir, las versiones alternativas de sus amigos también eran más adultas.

Con curiosidad y determinación, tomó una de las tablets y comenzó a navegar por la historia de ese mundo. Revisó eventos clave y buscó diferencias con su línea temporal. Entonces, encontró la clave: en este mundo, la Tercera Guerra Heroica nunca había ocurrido. Su ceño se frunció al darse cuenta de lo que eso significaba. Junior en este mundo nunca había descubierto el Soid ni su conexión con la divinidad.

Sin perder tiempo, se teletransportó de regreso con el grupo y les compartió la información.

—Lo encontré. Miren, este mundo está once años adelantado al nuestro, pero hay algo más —dijo Valentina, con un brillo de preocupación en los ojos.

—¿Qué cosa? —preguntó Nicole.

—Aquí nunca ocurrió la Tercera Guerra Heroica. Lo que significa que la versión de Junior de este mundo nunca descubrió el Soid... y tampoco sabe que es hijo de Dios.

Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Junior cruzó los brazos, reflexionando.

—Bien. Ahora hay que encontrar a los responsables de este universo. Estoy seguro de que mi variante de aquí nos guió hasta este mundo por una razón —dijo Junior con firmeza.

—De acuerdo —asintió Valentina.

Estaban a punto de seguir planeando, cuando de repente, Junior sintió algo y su expresión cambió rápidamente. Su instinto le gritó peligro inminente.

—¡QUÍTENSE YA!— rugió mientras se elevaba en el aire, listo para enfrentar lo que venía.

Los chicos reaccionaron al ver el misil aproximándose y se dispersaron, pero la explosión los alcanzó. Daniela y Karoth fueron lanzadas por los aires y comenzaron a caer en picada. Junior, al notar la situación, se lanzó para rescatarlas, pero antes de alcanzarlas, un robot gigantesco apareció y le propinó un brutal derechazo en el rostro. Junior salió disparado, chocando contra un edificio y escupiendo sangre por la fuerza del impacto. Mientras tanto, Valentina, viendo a Daniela y Karoth aún en caída libre, se teletransportó justo a tiempo y las puso a salvo.

Sin embargo, la amenaza no terminó ahí. De inmediato, una flota de helicópteros y robots armados apareció, sobrevolando la zona. Entre ellos, una figura humana flotaba en el aire, observándolos con atención.

—Vienen por otras personas —dijo Nicole con confianza, sin bajar la guardia.

Pero, antes de que pudieran reaccionar, los helicópteros y robots abrieron fuego con una lluvia de misiles.

—¡No lo creo! —rugió Correa, esquivando un proyectil.

—¡Dispersémonos! —ordenó Ordóñez.

Cada uno de los chicos corrió en una dirección diferente mientras los misiles impactaban contra los edificios a su alrededor. El caos y las explosiones se esparcían por la ciudad, pero los héroes lograban mantenerse ilesos, esquivando y evadiendo los ataques.

Por su parte, Junior trataba de reincorporarse, pero su cuerpo no resistió los golpes. Apenas se levantó, la figura flotante se abalanzó sobre él, golpeándolo en el estómago con una fuerza brutal. Junior escupió más sangre mientras era lanzado contra el suelo con un estruendo.

—Este tipo tiene superfuerza y puede volar… Eso significa que es mi variante de este universo —pensó Junior, mientras trataba de levantarse.

El oponente no le dio tregua. Lo atacó con una patada, pero Junior logró bloquearla y respondió con un potente puñetazo en el rostro. La variante retrocedió levemente, pero contraatacó con igual intensidad. Los dos comenzaron una feroz pelea en el aire, intercambiando golpes devastadores que sacudían los alrededores.

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Daniela, Karoth y Correa eran perseguidos por los robots. Correa utilizó su poder y mandó a volar a varios de ellos, pero solo logró destruir uno. Los demás se reorganizaron y continuaron su ofensiva. Nicole y Ome peleaban contra otro grupo de robots, Nicole lanzando fuego y rocas mientras Ome los atrapaba y los estampaba contra el suelo. Pero los enemigos parecían no acabar nunca.

Ordóñez, Figueroa, Aranda y Valentina también combatían sin descanso. Valentina intentó enfrentarse a los helicópteros, pero pronto descubrió que no tenían pilotos. Eran completamente automáticos y sus sistemas defensivos lograron repeler sus ataques, enviándola a estrellarse contra una pared.

Mientras tanto, la pelea de Junior contra su variante seguía con ferocidad.

—¡¿Por qué nos atacan?! —exclamó Junior, bloqueando un golpe.

—Ustedes son de otro universo —respondía su variante, lanzando un nuevo ataque—. Es probable que sean destructores. No permitiré que arruinen este mundo.

—¡No, espera! Yo…

La variante no le dio oportunidad de explicar y lo lanzó contra un edificio. Junior se levantó, dándose cuenta de que sus poderes todavía no estaban completamente restaurados por el esfuerzo que había hecho antes. Sabía que, si usaba el Soid ahora, tardaría más en recuperarse, pero no veía otra opción.

—Tengo que aguantar hasta que mi fuerza regrese… Pero mientras tanto, pelearé como antes, sin el Soid.

Con renovada determinación, se abalanzó sobre su variante y continuaron intercambiando golpes.

En otro punto, los chicos estaban rodeados, luchando sin descanso contra los robots y helicópteros. Parecía que la pelea nunca terminaría, pero entonces, un sonido robótico resonó en la zona y los enemigos se detuvieron. Los robots apuntaron sus escáneres hacia Daniela y se fijaron en su brazalete.

—¿Ese es…? —preguntó una voz femenina a través de un comunicador.

—Sí. Que los traigan. —respondió una voz masculina.

Junior, que ya había activado el Soid, notó que su oponente también se detuvo abruptamente al recibir un mensaje.

—¡Junior, ya detente! —ordenó la voz femenina—. Se acabó. Tráelo a la instalación.

Junior abrió los ojos con sorpresa.

—¿Nicole? —preguntó su variante.

—Sí, Junior. Tráelo aquí.

Ambos se detuvieron. Junior suspiró, agotado, y dejó que sus ojos volvieran a la normalidad. Su cuerpo jadeaba por el esfuerzo.

—Bien… Por fin —murmuró, tambaleándose.

Los helicópteros y los robots bajaron sus armas.

—¿Qué está pasando? —preguntó Karoth, confundida.

—¿Daniela, usaste tu poder? —bramó Nicole.

—No… —respondó Daniela, igual de sorprendida.

—Por favor, vengan con nosotros —dijo una voz masculina.

—¿Qué? —dijeron todos.

Los chicos se miraron entre sí, sin saber si confiar, pero por el momento, no parecía que tuvieran otra opción.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play