Al día siguiente, las chicas ya estaban listas para comenzar su primera misión junto a Niki. Sin embargo, una vez más, les pidieron que se quitaran el mechón rojo de su cabello. Y, una vez más, se negaron.
Niki las visitó antes de partir y, al verlas, sonrió con aprobación.
—Muy bien, chicas. Se ven geniales, pero en serio, ¿por qué insisten en mantener ese mechón rojo? —preguntó con curiosidad.
—Es algo muy importante para nosotras —contestó Nicole, firme en su decisión.
—De acuerdo, no insistiré. Vamos.
Las dos siguieron a Niki por los pasillos iluminados del complejo. Mientras avanzaban, volvieron a cruzarse con Carlos, quien las observaba con una mirada cargada de hostilidad. Sin embargo, decidieron ignorarlo y seguir caminando. Al llegar a una sala enorme, se encontraron con un monitor gigante rodeado de numerosos oficinistas, todos trabajando con tecnología avanzada que las dejó impresionadas. En la pantalla principal, podían ver el Prisma, su mundo, pero también notaron la aparición de un nuevo Prisma. Antes de que pudieran reaccionar, lo destruyeron sin piedad. A pesar de lo impactante de la escena, las chicas lograron mantener la calma.
—Muy bien, escúchenme con atención —dijo Niki, mirándolas con seriedad—. A partir de ahora, trabajarán conmigo en misiones de nivel D, es decir, las más peligrosas. Las misiones se clasifican de la A a la D. Las de tipo A son atendidas por los guardias; en las de tipo B, los guardias van acompañados de un gerente; en las de tipo C, solo participa un gerente; y en las de tipo D, un gerente trabaja junto con su aprendiz. Hasta el momento, soy la única gerente con aprendices… y esas son ustedes.
Las chicas intercambiaron una mirada. Niki siguió hablando.
—Los enemigos que alteran la línea del tiempo pueden ser insignificantes, pero también pueden resultar peligrosos. Deben tener cuidado y nunca confiarse. Ya las llamaré cuando haya una misión. Por ahora, vayan a darse una vuelta y conozcan más del lugar.
Nicole y Figueroa asintieron y se alejaron, explorando el complejo. Mientras caminaban por uno de los pasillos principales, se encontraron nuevamente con Carlos. Esta vez, él se les acercó con paso firme y una expresión amenazante.
—No hagan nada estúpido —dijo con frialdad—, o las mataré.
Las chicas se quedaron en silencio, sin moverse. Carlos las analizó con desprecio antes de sonreír con burla.
—Nunca podrán derrotar a un gerente… y mucho menos al jefe. Será entretenido verlas fracasar. Ahora están atrapadas aquí, trabajando para siempre. —Su risa resonó en el pasillo—. Malditas ilusas.
Nicole y Figueroa no movieron un músculo, pero reunieron el valor para responder.
—¿Por qué la amenaza? ¿Nos tienes miedo? —provocó Nicole con una sonrisa desafiante.
Carlos soltó una carcajada.
—Jajajaja, qué valientes. Me sorprenden.
—Mijito, así somos las colombianas —agregó Figueroa con una media sonrisa.
—Jajajaja, qué divertido.
Carlos se alejó, pero su presencia dejó un rastro de tensión en el ambiente. Las chicas sintieron un escalofrío recorrer sus espaldas. A pesar de su valentía, el miedo que les provocó Carlos era real. No habían sentido algo así desde que enfrentaron al demonio Ray. Aun así, no podían quedarse atrapadas en el temor. Si querían mejorar, debían entender cómo los gerentes y el jefe se volvieron tan poderosos.
Se dirigieron donde estaba Niki y la encontraron conversando con el gerente Santiago. Aunque no sabían su nombre, decidieron acercarse y se sentaron junto a ellos.
—Hola. ¿Qué pasa? —preguntó Niki con curiosidad.
—Queremos preguntarte algo —dijo Figueroa.
—Adelante.
—¿Cómo tú y los demás gerentes son tan fuertes? —preguntó Nicole con interés.
Niki se cruzó de brazos y miró a Santiago, quien tomó la palabra.
—Bueno, miren, todos nosotros tenemos un poder. Pero ustedes aún no tienen el control al cien por ciento del suyo. No sé cómo explicarlo…
—Miren —continuó tras una pausa Niki—, el poder está en nuestro corazón. Es una luz que fluye dentro de él. Nosotros aprendimos a extender esa luz por todo nuestro cuerpo, lo que nos hace más rápidos y fuertes. Para lograrlo, aumentamos nuestro flujo sanguíneo, haciendo que el corazón lata más rápido. Es un proceso sencillo, pero tiene un límite. Si lo activan, los efectos secundarios aparecerán en cinco minutos. En cambio, nosotros hemos entrenado para soportarlo más tiempo. Aun así, incluso nosotros llegamos a un límite. La única excepción es el jefe… él es el ser perfecto. Nunca ha sufrido consecuencias por usar su poder al máximo.
Nicole y Figueroa intercambiaron miradas. El concepto las intrigaba y, al mismo tiempo, las emocionaba.
—¡Eso es increíble! ¿Podemos intentarlo? —preguntó Nicole con determinación.
Niki asintió con una sonrisa desafiante.
—Por supuesto. Vamos.
—Yo iré a dormir un rato —intervino Santiago, levantándose.
Niki guio a las chicas hasta el mismo campo de entrenamiento donde habían peleado antes. El lugar estaba en silencio, solo el viento rompía la inquietud. Nicole y Figueroa estaban nerviosas, preguntándose si realmente podrían alcanzar el cien por ciento de su poder.
Cuando llegaron, Niki cerró los ojos y tomó una profunda bocanada de aire. Su cuerpo se relajó por completo. De repente, su silueta desapareció en una llamarada de fuego. Antes de que pudieran reaccionar, ambas recibieron un brutal golpe en el estómago. La fuerza del impacto las hizo escupir sangre y caer al suelo, aturdidas. Al alzar la vista, Niki estaba de nuevo en su posición original, como si nunca se hubiera movido.
—Ese es el cien por ciento. Te vuelves más rápida, más fuerte, e imposible de golpear —explicó con voz firme.
Nicole respiró hondo mientras se ponía de pie con dificultad.
—¿Cuál es exactamente tu poder? —preguntó Figueroa, limpiándose la sangre de la boca.
—Controlo los cuatro elementos —contestó Niki con una sonrisa confiada.
Nicole sintió un escalofrío. Saber que Niki era tan poderosa le hizo preguntarse hasta dónde podía llegar ella misma.
—¿Entonces puedo hacer eso? —preguntó con los ojos brillando de interés.
—Si entrenas durante años, tal vez. Pero por ahora, vamos a empezar con lo básico. Concéntrense, respiren, relajen su cuerpo. Luego aumenten su flujo sanguíneo hasta que su corazón lata rápido. Cuando eso ocurra, respiren hondo. La magia pasará sola —les explicó Niki.
Las chicas se miraron y asintieron con determinación.
—¡Vamos a hacerlo! —exclamaron al unísono.
Las chicas se concentraron, respiraron hondo y relajaron sus cuerpos, tratando de aumentar su flujo sanguíneo como les había indicado Niki. Sin embargo, el proceso era más difícil de lo que imaginaban. A pesar de sus esfuerzos, no lograban alcanzar el estado que ella describió. Minutos después, ambas se rindieron y miraron a Niki con frustración.
—Tranquilas. Si lo hicieran a la primera, sería increíble. Pero esto toma tiempo. No se deben rendir —les dijo Niki con calma.
Las chicas suspiraron, pero asintieron. Sabían que debían seguir intentándolo. Sin embargo, algo les inquietaba: ¿cómo era posible que Junior y los demás no se hubieran dado cuenta de su desaparición?
Mientras tanto, en la línea temporal original.
Junior estaba en Medellín, observando la tranquilidad que había alcanzado la ciudad. No había más conflictos, ni heridos, ni villanos acechando. La paz finalmente había llegado. Pero, a pesar de ello, su mente no podía alejarse de un pensamiento que lo atormentaba: Camila. Cada vez que la recordaba, sentía un profundo dolor. Sabía que, al final, todo lo ocurrido era su culpa.
Cartagena.
En las playas de Cartagena, un grupo de amigos disfrutaba del día. Entre ellos estaban Karoth, Daniela, Emily, Karla, Camilo y Catalina, junto con otras amigas de la “Prom 2024”. Habían crecido mucho desde sus días de estudiantes y ahora eran adultos, aunque el espíritu de juventud y aventura seguía en ellos. Caminaban por la playa, sintiendo la brisa marina en sus rostros.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Karla.
—No sé, pero no importa. Solo llevamos setenta y dos minutos aquí, así que todo estará bien —le contesto Camilo con tranquilidad.
De vuelta a las instalaciones de los Xtreme Tiempos.
Habían pasado tres días en las instalaciones, pero en la línea temporal original, solo setenta y dos minutos. La diferencia de tiempo entre ambos mundos era abismal, algo que ni Nicole ni Figueroa habían notado aún.
Mientras exploraban las instalaciones, las chicas estaban maravilladas con la tecnología y la estructura del lugar. Sin embargo, también les inquietaba que semejante edificio flotara sobre una simple roca en el espacio. A pesar de sus dudas, continuaron avanzando, maravillándose con todo lo que veían.
De pronto, se detuvieron frente a una enorme puerta metálica. No había ningún letrero, pero sí un panel con la imagen de una huella de mano, lo que indicaba que solo alguien con una identificación de los Xtreme Tiempos podría acceder. Sin embargo, era probable que solo los gerentes tuvieran la autorización para abrirla.
Curiosas, decidieron no arriesgarse y siguieron explorando. De repente, Figueroa sujetó a Nicole del brazo.
—Mira —susurró, señalando algo.
Nicole siguió la dirección de su señal y vio una puerta con un letrero que decía: Jefe.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 28 Episodes
Comments