Losert estaba sentado en el sillón, intentando ignorar el dolor que se extendía por su cuerpo. Ryujin lo observaba en silencio, como si estuviera midiendo cada uno de sus movimientos.
Ryujin: (Suspira) Deberías tomarte más en serio tus heridas. Si no puedes ni moverte bien, al menos deja que alguien te ayude.
Losert: (Con una leve sonrisa forzada) Ya me estás ayudando, ¿no? No necesito más.
Ryujin lo miró con escepticismo, pero no insistió. En cambio, desvió la mirada hacia la ventana, donde la luna brillaba con intensidad.
Ryujin: Mañana le inventaré algo al maestro, tú descansa.
Losert no respondió de inmediato. Solo observó el reflejo de la luna en la ventana.
Losert: (Serio) Está bien… pero no quiero estar encerrado todo el día.
Hubo un silencio incómodo. Ryujin se acomodó en el sofá, cruzando los brazos.
Ryujin: Sabes… no entiendo por qué te niegas tanto a ver a un médico. No es normal evitar algo que puede ayudarte.
El ambiente se tensó. Losert bajó la mirada y cerró los puños sobre sus piernas.
Losert: (Frío) No quiero hablar de eso.
Por primera vez en toda la noche, Ryujin lo notó diferente. Su tono de voz ya no era el mismo y su expresión se había endurecido.
Ryujin: Lo siento… no quería incomodarte.
Losert respiró hondo y se levantó con dificultad.
Losert: Voy a mi habitación. Nos vemos mañana.
Sin decir más, subió las escaleras, dejando a Ryujin con muchas preguntas sin respuesta.
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Habitación de Losert
Losert cerró la puerta tras de sí. Exhaló con pesadez y se dejó caer en la cama, sintiendo cómo el dolor le atravesaba el cuerpo. No le importaba. Lo que realmente le molestaba era el recuerdo que Ryujin había removido.
Médicos… hospitales… No quiero pensar en eso.
Giró el rostro hacia la ventana. La luna iluminaba parte de su habitación con su pálido resplandor. Parpadeó lentamente y, sin darse cuenta, cayó en un profundo sueño.
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Sueño de Losert
La oscuridad lo rodeaba de nuevo. Esta vez, sin embargo, no estaba solo. Frente a él, un largo pasillo se extendía, iluminado por una luz blanca e impersonal.
Era un hospital.
El olor a desinfectante lo invadió, trayendo consigo una sensación desagradable en el pecho. Caminó lentamente, sus pisadas resonaban en el suelo de baldosas frías.
A lo lejos, vio dos figuras.
Un hombre y una mujer, ambos vestidos con batas blancas, estaban de espaldas. Sus voces eran apenas un murmullo, pero su tono era monótono, indiferente.
Hombre: Es un niño fuerte, no hay de qué preocuparse.
Mujer: Sí, pero ya van varias noches que no llegamos a casa.
Hombre: Lo sé, pero tenemos cirugías programadas en la mañana. Además, él sabe cuidarse solo.
Losert sintió un nudo en la garganta.
Losert: (Susurrando) Papá… mamá…
Quiso acercarse, pero cuando intentó avanzar, sus pies se quedaron pegados al suelo. El pasillo se distorsionó y, de repente, las figuras de sus padres se desvanecieron.
El hospital desapareció.
La oscuridad regresó, sofocante, asfixiante.
Y entonces, la voz volvió a aparecer.
Voz: (Sombría) Ahora comprendes, ¿verdad?
Losert se giró rápidamente, pero no vio nada, solo la sombra de su propia silueta reflejada en el vacío.
Losert: ¿Quién eres realmente? ¿Por qué me acechas?
Voz: (Acercándose) Porque aún no comprendes la gravedad del asunto.
Losert: (Frunce el ceño) ¿De qué hablas?
Un escalofrío recorrió su espalda cuando sintió el aliento frío de la voz cerca de su oído.
Voz: (Susurrando) Tu odio… tu soledad… tus cicatrices invisibles… Si no las controlas, todo habrá sido en vano.
Losert sintió cómo el aire se volvía más denso. Su propia sombra comenzó a moverse, alargándose, envolviéndolo.
Voz: (Firme) Si sigues por este camino… él regresará.
Un latido fuerte resonó en su cabeza. El dolor fue insoportable.
Losert despertó de golpe, respirando con dificultad.
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Habitación de Losert – Amanecer
El sol apenas empezaba a asomarse por la ventana. Su frente estaba cubierta de sudor frío, y su cuerpo temblaba levemente.
Se llevó una mano al pecho, sintiendo el latido acelerado de su corazón.
Losert: (En voz baja) Ese sueño… ¿qué significa?
Aún aturdido y con dolor, bajó a la sala y vio a Ryujin dormido en el sofá. Como pudo, preparó café y pan con mermelada.
El aroma del café despertó a Ryujin, quien, al ver a Losert, caminó hacia él.
Ryujin: Buenos días, Losert. ¿Qué haces despierto tan temprano? (Mira su reloj) Son las 7 de la mañana. Eso no es guardar reposo.
Losert: (Lo mira y sonríe) Lo sé, pero quise preparar el desayuno y pedirte perdón por dejarte aquí abajo.
Ryujin: (Le da una palmada en el hombro) Tranquilo, fue mi culpa por insistir en el tema.
Losert se quedó en silencio por un momento y luego lo miró con curiosidad.
Losert: A todo esto… ¿cómo sabes dónde vivo?
Ryujin: (Sorprendido) ¿En serio me preguntas eso hasta ahora? (Se sienta en la mesa y lo observa) Toma tu credencial. (Le entrega su credencial de estudiante).
Losert: (La toma y la guarda) Ya veo… jejeje, sí que soy distraído.
Ryujin: No te preocupes.
Losert: ¿Faltarás al colegio?
Ryujin: (Toma el café y se levanta) No, debo ir a explicar tu ausencia. Tú descansa, volveré después.
Losert: Gracias, amigo. (Sonríe).
Ryujin: No agradezcas.
Después de esa charla, Ryujin partió al colegio y Losert se quedó sentado, tomando su taza de café y disfrutando del canto de los pájaros y del viento que entraba por la ventana.
Continuará…
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