Escena – Enfermería de la escuela]
La enfermería estaba en penumbra, iluminada solo por la tenue luz de una lámpara en la esquina. El aire olía a desinfectante y telas limpias, y el leve sonido del viento contra las ventanas acentuaba la quietud del lugar.
Losert dormía profundamente en una camilla, su respiración pausada pero pesada. Lisha se apoyaba contra la pared, sosteniendo su muñeca vendada, mientras Ryujin la observaba con los brazos cruzados, su silueta apenas visible en la penumbra.
Ryujin: (voz baja, pero firme) Ahora dime… ¿Para quién trabajas?
Lisha sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sabía que no tenía escapatoria. La mirada de Ryujin era afilada, como si pudiera ver a través de cualquier mentira.
Lisha: (desvía la mirada) No sé de qué hablas…
Ryujin: (entrecierra los ojos) No podrás seguir mintiendo, Lisha. Desde que te acercaste a Losert, he estado vigilándote.
Lisha apretó los dientes. Negarlo sería inútil.
Lisha: (suspira, bajando la mirada) …Yo trabajo para Belial.
El silencio se hizo denso. Ryujin no reaccionó de inmediato, solo asintió lentamente, como si aquello confirmara lo que ya sospechaba.
Ryujin: Ya veo… después de todo, mis sospechas eran ciertas. ¿Cuál es tu objetivo?
Lisha tragó saliva. Decirlo en voz alta lo haría real.
Lisha: …Matar a Losert.
El aire pareció volverse más pesado. La expresión de Ryujin permaneció inalterable, pero la tensión en la sala se intensificó.
Ryujin: (calmado, pero afilado) Tuviste muchas oportunidades. ¿Por qué no lo hiciste?
Lisha sintió un nudo en el estómago.
Lisha: (aprieta los puños) No pude… Ya no quiero hacerlo.
Ryujin ladeó la cabeza con interés, examinándola.
Ryujin: ¿Por qué?
Lisha: (susurra) Porque… porque me importa.
Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas. Una parte de ella aún se negaba a aceptarlo, pero ya no podía ignorarlo.
Ryujin la observó en silencio por unos segundos. Luego suspiró y se acercó lentamente, bajando la voz.
Ryujin: No te haré daño. Pero si traicionas lo que sientes por él… yo mismo te mataré.
Lisha parpadeó, sorprendida.
Lisha: ¿Qué…?
Ryujin: No voy a delatarte ni a hacer nada en tu contra.
Lisha: (confundida) ¿Por qué?
Ryujin se inclinó levemente hacia ella, su mirada intensa y penetrante.
Ryujin: Mi misión es protegerlo.
Lisha frunció el ceño.
Lisha: ¿Por qué es tu misión?
Ryujin la estudió un momento. Sabía que, si no aclaraba al menos una parte de la verdad, las cosas podrían complicarse en el futuro.
Ryujin: Porque mi señor lo quiere vivo. Si Belial te envió a matarlo, entonces ya sabes quién es en realidad.
Lisha: (baja la voz) La reencarnación de Vladich…
Ryujin: Exacto. Pero mi señor cree que aún hay esperanza. Que el chico podrá suprimir el alma de Vladich y convertirse en un solo ser. Es por eso que Losert no debe morir.
Lisha lo miró con una mezcla de sorpresa y confusión.
Lisha: Ya veo… Entonces, ¿quién es tu señor?
Ryujin se acercó un poco más y le susurró al oído:
Ryujin: No necesitas saberlo.
Se apartó con una leve sonrisa antes de girarse hacia la puerta.
Ryujin: Cuida de Losert. Yo me voy.
Lisha sintió cómo su cuerpo se relajaba en cuanto Ryujin salió de la enfermería. El aura de aquel hombre era pesada, filosa, depredadora. A pesar de su propio oscuro pasado, jamás había sentido un peligro semejante.
Suspiró y, sin darse cuenta, una lágrima resbaló por su mejilla.
Lisha: (en voz baja) Soy tan débil… No entiendo cómo llegué a este punto.
Desde la camilla, una voz tenue rompió el silencio.
Losert: (con los ojos cerrados) No llores más…
Lisha lo miró de inmediato. Parecía seguir inconsciente, pero sus palabras la alcanzaron como un susurro de consuelo.
Lisha: (murmura) Perdóname, Losert…
Pero entonces, él pronunció algo más.
Losert: (susurra) Elizabeth…
El nombre cayó como un peso sobre Lisha, y sin poder evitarlo, rompió en llanto.
Lisha: (llorando) Incluso si no la recuerdas… aún la buscas. El amor que sientes por ella es real y fuerte.
Se cubrió el rostro con las manos, sintiendo cómo su resolución se solidificaba.
(No me entrometeré más. Espero que algún día la recuerdes y vayas por ella. Yo aceptaré mi castigo… y daré mi vida, porque… querido Losert, tú me robaste el corazón.)
Lisha había descubierto el amor en él. Y por ese mismo amor, estaba dispuesta a dejar atrás su entrenamiento… y a morir por él.
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[Escena – Afueras del colegio]
Ryujin caminó con paso firme hasta que encontró a William, de pie bajo la luz de un farol, observándolo con cautela.
William: (sin rodeos) ¿Cómo lo sabes?
Ryujin esbozó una sonrisa fría.
Ryujin: Vaya, directo al grano. Qué mal perro eres.
William: (frunce el ceño) No soy un perro. ¿Acaso eres un vampiro?
Los ojos de Ryujin se encendieron con un destello peligroso. En un abrir y cerrar de ojos, lo sujetó del cuello de su playera, inclinándose sobre él.
Ryujin: (con voz imponente) No me compares con esa raza insignificante.
William se mantuvo firme, sin apartar la mirada.
William: (serio) Entonces… ¿qué eres?
Ryujin sonrió con burla.
Ryujin: Un pequeño lobo como tú no es digno de saberlo.
Soltó la ropa de William con un ligero empujón.
Ryujin: Mejor dime… ¿qué haces tan lejos de tu manada?
Hubo un breve silencio antes de que William desviara la mirada.
William: (con amargura) Ya no tengo manada. Esos malditos vampiros la aniquilaron.
Ryujin asintió con aire pensativo.
Ryujin: Ya veo… Escúchame bien. Si vuelves a tocar a Losert, yo mismo te mataré.
William: (mira a Ryujin con desconfianza) ¿Por qué proteges a un simple humano?
Ryujin: (sonríe con desdén) Tengo mis razones. Considérate advertido, perrito.
Ryujin se alejó, dejando a William sumido en sus pensamientos.
William: (Sus ojos… son los de un depredador. Incluso más feroces que los de un lobo… ¿Qué demonios es este tipo?)
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Continuará…
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