Un sentimiento inesperado

Esa noche, Losert durmió profundamente, ajeno a que el plan de Lisha estaba a punto de ponerse en marcha.

Departamento de Lisha

Sentada en su escritorio, Lisha escribía con precisión en una hoja de papel.

Lisha: (murmurando) Bien... Primero, lo cito en un lugar sin testigos, hablo con él unos minutos y, después, me deshago de él.

Su plan parecía sencillo, pero tenía varios métodos de respaldo. Si algo fallaba, siempre tenía una alternativa preparada.

Con esa idea en mente, la noche transcurrió y, sin darse cuenta, la luz del día se filtró por la ventana de Losert, quien se preparaba para afrontar otro día monótono.

Salón de Clases

Losert se mantenía sereno, ignorando los murmullos de los estudiantes a su alrededor, hasta que su tranquilidad se vio interrumpida por un chico que lo buscaba con insistencia.

???: (tomándolo del hombro con entusiasmo) ¡Tú! ¿Eres Losert Vladis?

Losert lo miró con calma, sin mostrar sorpresa.

Losert: Sí… ¿Se te ofrece algo?

El chico le sonrió ampliamente, como si lo estuviera desafiando.

???: Quiero que pelees conmigo.

Losert frunció el ceño, algo confundido.

Losert: ¿Pelear? ¿Por qué?

???: Quiero saber quién es más fuerte, tú o yo.

Losert soltó una risa ligera, sin interés.

Losert: No me interesa saberlo. Y otra cosa… (lo observa con más detalle) No te conozco.

El chico se puso firme y se presentó con orgullo.

???: Eso es porque soy un estudiante de intercambio. Estoy en tercer año. Me llamo William Walter.

Losert: (sin reacción) Y siendo de tercero… ¿quieres pelear con uno de segundo?

William volvió a sonreír.

William: Dicen que eres el más fuerte de la escuela.

Losert desvió la mirada al notar que varios alumnos lo observaban con atención.

Losert: Son solo rumores.

William: Aun así, quiero pelear contigo.

Antes de que Losert pudiera responder, una mano firme se posó en el hombro de William.

Ryujin: (con una mirada fría y amenazante) Creo que mi amigo ya te dijo que no.

William sintió la presión en su hombro y la hostilidad en la mirada de Ryujin.

William: (con una leve sonrisa incómoda) Está bien… Lo dejaré por hoy, pero volveré.

Con esa advertencia, William se retiró, pero Ryujin no apartó la vista de él hasta que desapareció por la puerta.

Losert: (suspira aliviado) Qué bueno que llegaste… Gracias, Ryu.

Ryujin: (se sienta a su lado y lo observa) Sabes pelear, pero no sabes deshacerte de alguien como él.

Losert: (ríe levemente) No me gusta pelear por tonterías. De hecho, ni siquiera sabía que podía pelear.

Ryujin: (fingiendo curiosidad) ¿A qué te refieres?

Losert: (lo observa por un momento y recuerda que no sabe la verdad) Es cierto, tú no lo sabes… Perdí la memoria de mi primer año. Supongo que en ese tiempo aprendí a pelear, me puse en forma y también aprendí a socializar.

Ryujin: (fingiendo sorpresa) Vaya problema el tuyo…

Antes de que pudieran seguir con la conversación, fueron interrumpidos de golpe.

Lisha: (abrazando a Losert y besándolo en la mejilla) ¡Hola, Ryujin! Hola, amor~.

Losert se sonrojó levemente, aunque la repentina muestra de afecto lo incomodó un poco.

Losert: (con una sonrisa tensa) Hola, Lisha… Pareces muy animada hoy.

Lisha rió y desvió la mirada, mientras Ryujin la observaba con atención, notando un ligero nerviosismo en ella.

Las clases continuaron con normalidad y el resto del día transcurrió sin mayores incidentes. Sin embargo, al llegar la hora de salida, Losert y Lisha caminaban juntos hacia la puerta de la escuela, sin compañía.

Camino a la salida

Lisha: (con un tono melancólico fingido) Oye, Losert…

Losert: ¿Sí?

Lisha aceleró unos pasos y se colocó frente a él, mirándolo con dulzura fingida.

Lisha: ¿Crees que podamos ir a algún lugar donde estemos solos? (se acerca a su pecho y juega con los bordes de su camisa con los dedos).

Losert, abrumado y algo desconcertado, la apartó con suavidad.

Losert: No crees que es muy pronto para eso… ¿verdad?

Lisha: (sorprendida) ¿A qué te refieres?

Losert: (desvía la mirada, algo incómodo) No llevamos mucho tiempo como novios… Es demasiado pronto para estar a solas.

Lisha apretó los dientes con rabia, pero rápidamente ocultó su enojo. Si lo presionaba demasiado, podría levantar sospechas.

Lisha: (suspira y sonríe forzadamente) Ya entiendo… Perdón.

Losert notó la tristeza en su mirada y se sintió culpable. Con delicadeza, levantó su barbilla para mirarla directamente a los ojos.

Losert: No te disculpes…

Sin pensarlo demasiado, se inclinó y la besó en los labios.

Lisha, que en un principio solo aceptó el beso para manipularlo, sintió de repente un latido fuerte en su pecho. Cuanto más duraba el beso, más acelerado se volvía su corazón. Un calor desconocido se apoderó de ella, debilitando sus fuerzas.

De repente, sus piernas cedieron y cayó de rodillas al suelo.

Losert: (la sujeta con rapidez y nota su rostro rojo y su piel caliente) ¡Lisha! ¿Te sientes bien? No me digas que te enfermaste… Tienes fiebre.

Lisha, todavía aturdida y con el corazón desbocado, trató de recobrar la compostura.

Lisha: (murmurando) Estoy bien… Tranquilo.

Losert no le creyó y, sin dudarlo, la tomó en brazos como si fuera una princesa.

Losert: (mirándola con determinación) Dime dónde vives. Te llevaré hasta tu casa.

Lisha se sonrojó aún más, sintiendo que perdía el control de la situación.

Lisha: (avergonzada) No es necesario… Puedo caminar…

Losert: (frunce el ceño) Dime el camino.

Sabiendo que no tenía fuerzas para resistirse, Lisha suspiró y aceptó.

Lisha: Está bien…

Mientras Losert avanzaba con ella en brazos, sin darse cuenta, alguien los observaba desde la distancia.