13. Entre mano

...CHESTER:...

Los duques de Slindar estaban presentes en la escuela, supervisaban que todo estuviese en orden y daban los pagos mensuales a las institutrices.

Habían pasado dos semanas desde que estuve retozando en la hierba con la señorita Tiffany, con sus pequeños senos en mi boca, escuchándola jadear y disfrutar de mis caricias.

No podía dejar de recordar el sabor y la textura de su pezón entre mis labios.

Tuve que darle varias buenas sacudidas a mi miembro durante todo ese tiempo.

No me molestaba que me detuviera, sino que me tratase como si no le agradara a pesar de que disfrutaba de mi atención.

Puede que se cohibiera por ser inexperta y debía comprenderlo.

No hubo más nada interesante en los siguientes, estuve ocupado en más trabajo y haciendo otras entregas, yendo a las lecciones y hasta arreglando otra rueda de la carreta que se dañó con uno de los viajes.

Me acostaba tarde, pero eso no evitó que la señorita Tiffany me siguiera desconcertando.

No volvimos a dormir juntos.

Parecía no afectarle mi lejanía, no hubo más que dos besos en esos días, estaba también enfrascada en sus obligaciones, pero no tomaba la iniciativa en acercarse. Parecía cómoda con que yo me mantuviera alejado y eso me estaba molestando un poco, le gustaban mis caricias y mis besos, pero no parecía afectarle en lo más mínimo que yo estuviera lejos.

Me estaba evitando y eso me desagradaba.

Me ayudaba todas las noches con las lecciones, pero solo se permitía hablar únicamente de la escritura y lectura, cuando quería cambiar de tema, insistía con dar sus clases y debía aceptarlo.

Los duques de Slindar entraron al salón, mientras Tiffany ayudaba a los niños y Merida dictaba la lección.

Ella estaba indignada y no nos dirigía la palabra, apenas le daba algo que hacer a la señorita.

Lo hacía a propósito, por la confrontación y por sus celos.

Todos se levantaron de sus asientos.

— Buenos días a todos — Dijo el Duque Edward y los niños respondieron a unísono, los adultos también.

Esperaba que no hiciera otro mal comentario para avergonzarme frente a Tiffany. Odiaba su forma de querer dejarme mal solo por celos.

La pequeña duquesa sonrió a los niños, su panza estaba enorme y tenía un lindo vestido color azul, el cabello lo tenía agarrado en un tocado.

— Hemos venido a ver que los niños y adultos estén aprendiendo sus lecciones — Dijo ella y me tensé — Espero que la institutriz y su ayudante le estén enseñando correctamente.

— Por supuesto que si, su excelencia — Se adelantó Merida — Estos niños han avanzado mucho y también el señor Chester.

No era gracias a ella, sino a la señorita Tiffany.

— Oh ¿Creen que podrían darnos una demostración? — Propuso el duque, sonriendo hacia mí y me tensé, quería humillarme nuevamente.

Era un sujeto pedante, muy diferente a su fallecido hermano, aunque él tenía cierta forma extraña de tratar, me agradaba más. Ni siquiera se molestaba en recordar de que no ser por mí, lo hubiesen asesino junto con su amigo, un conde de la costa.

Yo fui el responsable de dar aviso a esos dos matones y afortunadamente lograron detenernos.

— Por supuesto. Lo estudiantes leerán un fragmento del libro de cuentos — Dijo Merida acercándose con el libro, lo tendió a la primera niña.

Las lecturas empezaron, aunque los niños leían a un ritmo lento, lo hacían de una forma fluida.

El libro pasó al siguiente niño, los duques prestaban mucha atención hasta que el libro pasó a mis manos.

Tiffany asintió con la cabeza, para que empezara la lectura.

Empecé a leer con un poco de torpeza, pero poco a poco pude agarrar más confianza y leí dos párrafos enteros sin equivocarme.

Los aplausos de los duques se oyeron al acabar.

— Me alegra ver que sus enseñanzas están dando frutos — Dijo la Duquesa Daila a la institutriz — Supongo que la ayuda de la señorita Tiffany le a servido de mucho.

— Si, un poco.

¿Un poco? Todos los niños habían tenido progresos gracias a Tiffany y ni hablar de mí, aunque todavía tenía que mejorar la caligrafía y la escritura, podía leer y eso fue gracias a las lecciones extras que ella me daba en casa.

— De hecho, gracias a...

— La señorita Tiffany fue de utilidad para los niños, pero temo que el señor Chester solo pudo avanzar gracias a mí — Me interrumpió la infeliz y Tiffany tensó sus hombros — Las lecciones en adultos requieren personas más preparadas.

— Es un milagro que el señor Chester al fin le entrara algo en la cabeza, usted es una buena institutriz — Dijo el duque y apreté mi mandíbula.

— Su excelencia, no es necesario que se enfrasque en mencionar ese detalle — Gruñí, manteniendo una expresión serena.

— Al menos podré verlo con su diploma — Volvió a sonreír.

— Este año tenemos estudiantes muy inteligentes, estos pequeños son verdaderos genios, se merecen premios— Dijo la duquesa, acercándose con su bolsa de mano a la mesa, entregó unos dulces y los niños se emocionaron, también me entregó uno — También debemos reconocer su esfuerzo, señor Chester.

— Gracias, Su excelencia, pero no es necesario...

El duque me lanzó una mirada recelosa, se veía bastante irritado por el gesto de su esposa hacia mí.

— Y a usted señorita Tiffany, también debo agradecerle — Le entregó un dulce también junto un pequeño saco con piezas — Me alegra que este dispuesta a ayudar a estos pequeños y no tan pequeños con bastante dedicación.

— Si seré una ayudante, debo hacerlo con mucha devoción y ser útil, gracias, Su excelencia, por confiarme esta tarea, siempre lo haré con entusiasmo — Dijo ella y la duquesa le dió un apretón cariñoso en la mano.

Volvió hacia el frente y también le entregó un dulce a Merida junto con su pago.

— Niños, ya pueden salir del salón — Dijo el duque juntando sus palmas — Hay una sorpresa afuera, los sirvientes han traído ropa para ustedes en una carreta, hagan la fila.

Los niños salieron a prisa del salón.

Tiffany y yo nos apartamos de la mesa.

— Espero que la labor siga bien encaminada — Comentó el duque, metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones de tela de gamuza.

— No tiene de que preocuparse, lo que si debo acotar es que puede que haya un poco de distracciones — Comentó Merida, Tiffany y yo fruncimos el ceño.

— ¿Distracciones? — La duquesa se desconcertó.

Merida nos observó — Por andar con amoríos, la señorita Tiffany y el señor Chester no están respetando las horas de las lecciones, distraen a los niños con sus muestras de afecto y eso es muy indebido.

— ¿De qué rayos habla? — Gruñí ante la mirada desaprobación de los duques.

— No tengo idea de lo que habla esta institutriz, en ningún momento hemos distraído a los niños con muestras de afecto, el señor Chester y yo no tenemos ningún amorío — Gruñó Tiffany y me tensé, puede que no tuviésemos una relación formal, pero tampoco es que no hubiese nada entre nosotros.

— ¿Lo van a negar ahora? — Se indignó Merida — Cuando hasta se dan miradas descaradas.

— Miradas descaradas son las que le da usted al señor Chester — Dijo ella, más enojada aún.

La institutriz soltó un gemido.

— ¿Cómo se atreve?

— ¡No me haga hablar, señorita Merida! — Amenazó Tiffany — Por respeto a los duques, me reservaré mis palabras.

— Si hay algún conflicto qué impida la buena formación de los niños, deben decírmelo — Dijo la duquesa, observando a los tres.

El duque parecía tener rostro divertido por lo que estaba pasando.

La institutriz tomó una larga respiración ante la advertencia discreta de Tiffany.

— No, no hay ningún impedimento, como pudo notar, han avanzado mucho en comparación al último mes, pido por favor que me disculpe, Su excelencia, estoy comprometida a enseñar a los niños y no me interesa armar conflictos que puedan ser obstáculos para desempeñarme como institutriz — Dijo, aligerando la expresión — Es solo que me preocupa que los niños se distraigan.

— No se están distrayendo — Tiffany observó a la duquesa — Me estoy encargando de que los niños mantengan la concentración.

— Espero que eso sea cierto — Dijo la duquesa — Si hay algún altercado tendré que preceder de sus servicios.

— No, eso no será necesario, estoy siendo responsable — Merida se alarmó, muy nerviosa.

— En mi conciencia queda que no he faltado a mi palabra, estoy siendo buena ayudante, Su Excelencia — Tiffany tenía una postura segura, muy diferente a lo que estaba acostumbrado a ver en ella.

— Eso me consta — Argumenté y Merida me fulminó con la mirada — La señorita Tiffany está cumpliendo de forma correcta con su labor, en cuanto a la distracciones, son solo unas pocas miradas que nos hemos dado, pero es normal en nosotros ya que pronto nos casaremos.

Tiffany enrojeció y me observó con los ojos abiertos de par en par.

La furia de Merida aumentó.

— Oh, felicidades — La duquesa sonrió — Me alegra por ambos.

— Muchas gracias, Su excelencia.

— ¿Cuándo será la boda? — Preguntó el duque.

— Aún no le hemos decidido.

Merida se excusó diciendo que tenía que retirarse y salió del salón.

El duque se aproximó a mí mientras la duquesa hablaba con Tiffany sobre lo emocionada que estaba por ella.

— Creí que estaba metido en un triángulo amoroso, la institutriz estaba a reventar de la furia cuando salió de aquí — Dijo, en voz baja.

— No suelo involucrarme con más de una mujer a la vez — Corté, muy disgustado por su curiosidad.

— La noticia de su compromiso me pone de buen humor — Colocó una mano en mi hombro — Así ya no tendré que preocuparme de que ande mirando de más a su mujer.

— Jamás he visto de más a la duquesa, soy un hombre respetable que no posa sus ojos en mujeres casadas y menos nobles.

No quería repetir la historia de mi padre.

— Interesante argumento — Alejó su mano cuando tomé una postura erguida, aumentando mi altura — Señor Chester, se que usted también haría lo mismo por su futura esposa, cuidarla de las malas miradas.

— Jamás le he dado malas miradas a su esposa — Aclaré.

— Puede que ahora no lo hago, pero recuerdo que la primera vez que nos conocimos usted si la observó con deseo...

— No es cierto — Corté, puede que la duquesa me pareciera atractiva, pero solo era eso.

El duque evaluó a Tiffany.

— Me parece familiar esa señorita...

— Óigame — Le advertí.

Se rió — Acaba de demostrarme que también es celoso.

— No me tome el pelo, esa señorita era de un orfanato y estuvo en un convento, es imposible que le parezca conocida.

— Mmm, no lo sé — Volvió a observarla — Tiene un aire familiar, sus rasgos... Me dicen que es de alguna estirpe de la nobleza, incluso de la realeza, por los rasgos rubios.

— ¿Nobleza? ¿De dónde saca esas conclusiones? — Me exalté.

— No puedo afirmarlo, no de forma completa, es solo que me parece familiar, en fin, hay tanta gente parecida en el mundo, cualquiera podría parecer a otra — Se encogió de hombros — Al menos esa señorita logró hacer que usted aprendiera a leer.

Observé nuevamente a Tiffany, pensando en sus palabras.

No, era imposible, ella no era de la nobleza, ni mucho menos de la realeza.

No iba a mentirme en cuanto a su origen, no tendría motivos para hacerlo.

¿O sí?

...****************...

— ¿Por qué dijo que nos vamos a casar? — Gruñó Tiffany, necesitaba comprar algunas cosas en el pueblo así que me detuve en el mercado para adquirir otras herramientas de trabajo en la herrería.

Observé las herramientas colgadas fuera como muestras.

— Es verdad.

— Aún no me decido — Protestó.

— No hubo problema, los duques no se sintieron ofendidos, así que está bien, era la única forma de que no viesen mal que usted y yo nos diéramos miradas en plenas lecciones.

— No es un hecho que nos vamos a casar...

— ¿Por qué se lo piensa tanto? ¿Está casada? — Le reclamé y se sobresaltó.

— Le recuerdo que salí de un convento.

— Me evita y luego se alarma porque haya dicho que nos vamos a casar ¿Hay algún problema con eso? — Arqueé las cejas.

— ¿En qué puedo ayudarles? — Preguntó el herrero.

— Necesito ver los picos.

No quise hablar más, estaba enojado por la actitud de la señorita.

Compré varias cosas, incluyendo una ropa nueva para ella, le pedí que se quedara cuidando la carreta para que no protestara.

Volví a la carreta y le entregué la bolsa de papel.

— ¿Y esto qué es?

— Es ropa, algo más acorde a su edad — Gruñí y ella apretó la boca en una línea — No proteste, más bien, debería decir de una vez que no quiere casarse conmigo.

Me observó — No es eso...

— Me evita, luego niega que tenemos algo y para terminar, se indigna porque haya dicho que nos vamos a casar — Tomé las riendas y arranqué la carreta — Es libre de irse cuando guste.

Entré a la casa, dejando mi capa en el colgador junto a la puerta.

— Señor Chester — Ignoré su llamado y me metí al baño.

Tomé un largo baño para relajarme y luego sali nuevamente, con una toalla rodeando mi cintura, entré en mi habitación y me la quité.

Y para colmo estaba endurecido por tanta lejanía.

Me tomé el miembro y empecé a acariciarme.

La puerta se abrió y la señorita Tiffany abrió sus ojos como platos al ver lo que tenía agarrado en mi mano.

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Comments

Mary Ney

Mary Ney

Chester no ganas una siempre te agarrándose con la manos ocupadas, ojalá que Tiffanny si le cuente Chester lo del convento de una vez para eso haya hido a contarle más capítulos por favor/Smile/

2024-12-18

4

Eva Mari♥️😍🌖🌊

Eva Mari♥️😍🌖🌊

hooooooo🫣, te cacharon con las manos en 🍆la masa jajaja 🤭, ay Tiffany aprovéchate de este hombre que quiere que seas su esposa aúnque parezca oso es más dulce que la miel 🍯

2024-12-18

4

𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤

𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤

Weeey, Edward tiene pésima memoria pero no es tan despistado después de todo. Pronto la bomba caerá, Tiffany, ¿qué harás? Chester la puede odiar y me entristece

2024-12-18

3

Total
Capítulos
1 1. Bajo los hábitos
2 2. Una monja furtiva
3 3. Sin cadenas
4 4. Montando hacia el palacio
5 5. Lucha interna
6 6. Las lecciones
7 7. Sorpresas inesperadas
8 8. Reencuentro familiar
9 9. Un sutil atrevimiento
10 10. Los besos robados
11 11. Intrigas
12 12. Evasiones
13 13. Entre mano
14 14. Las horribles mentiras tienen peso
15 15. La otra cara de la moneda
16 16. Un rencor que despierta
17 17. Sanando en cuerpo y alma
18 18. Sorpresa familiar
19 19. Aclarando mal entendidos
20 20. Plática de padre e hijo
21 21. Rienda suelta al deseo
22 22. A punto de ser descubiertos
23 23. Escape temporal
24 24..La víbora tras la puerta
25 25. Alejando a la harpía
26 26. Tarta de amor
27 27. Oferta sucia
28 28. Preparando la boda
29 29. Secretos de la nobleza
30 30. Conversación entre hermanos.
31 31. El casamiento
32 32. Celebrando el casamiento
33 33. Un nuevo comienzo
34 34. Luna de miel
35 35. Un padre desesperado
36 36. La madre que no debió ser
37 37. La impostora
38 38. Golpes de justicia
39 39. Los dos bárbaros
40 40. El plan
41 41. El plan II
42 42. Confesiones de una impostora
43 43. Una nueva misión
44 44. Camino al convento
45 45. Dentro de los muros
46 46. Disfrazados
47 47. Ardua búsqueda
48 48. Gato encerrado
49 49. El regreso
50 50. Esperanzas y sonrisas
51 51. La luz al final del túnel
52 52. Apresados
53 53. Libertad y paz
54 54. El destino favorece
55 55. Reencuentro materno
56 56. Bendiciones que se suman
57 57. Oro, el tesoro.
58 EPÍLOGO
Capítulos

Updated 58 Episodes

1
1. Bajo los hábitos
2
2. Una monja furtiva
3
3. Sin cadenas
4
4. Montando hacia el palacio
5
5. Lucha interna
6
6. Las lecciones
7
7. Sorpresas inesperadas
8
8. Reencuentro familiar
9
9. Un sutil atrevimiento
10
10. Los besos robados
11
11. Intrigas
12
12. Evasiones
13
13. Entre mano
14
14. Las horribles mentiras tienen peso
15
15. La otra cara de la moneda
16
16. Un rencor que despierta
17
17. Sanando en cuerpo y alma
18
18. Sorpresa familiar
19
19. Aclarando mal entendidos
20
20. Plática de padre e hijo
21
21. Rienda suelta al deseo
22
22. A punto de ser descubiertos
23
23. Escape temporal
24
24..La víbora tras la puerta
25
25. Alejando a la harpía
26
26. Tarta de amor
27
27. Oferta sucia
28
28. Preparando la boda
29
29. Secretos de la nobleza
30
30. Conversación entre hermanos.
31
31. El casamiento
32
32. Celebrando el casamiento
33
33. Un nuevo comienzo
34
34. Luna de miel
35
35. Un padre desesperado
36
36. La madre que no debió ser
37
37. La impostora
38
38. Golpes de justicia
39
39. Los dos bárbaros
40
40. El plan
41
41. El plan II
42
42. Confesiones de una impostora
43
43. Una nueva misión
44
44. Camino al convento
45
45. Dentro de los muros
46
46. Disfrazados
47
47. Ardua búsqueda
48
48. Gato encerrado
49
49. El regreso
50
50. Esperanzas y sonrisas
51
51. La luz al final del túnel
52
52. Apresados
53
53. Libertad y paz
54
54. El destino favorece
55
55. Reencuentro materno
56
56. Bendiciones que se suman
57
57. Oro, el tesoro.
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