10. Los besos robados

...TIFFANY:...

Los niños me saludaron al entrar y tomaron sus asientos cuando la institutriz lo ordenó.

El Señor Chester ya estaba en su sitio, pero no podía ni mirarlo al rostro al recordar como me besó, con todo derecho y demanda. Estaba muy nerviosa y hasta me tropecé varias veces mientras entraba a la escuela y cada cosa mínima que hacía ese hombre me alteraba.

Solo con sostener su pluma e inclinarse contra el espaldar de la silla yo ya sentía mi respiración fallar.

Se concentró en la clase y solo cuando Merida me lo permitió, en enfrasqué en ayudar a los niños.

Sentía la mirada de él mientras ayudaba con la escritura y los ejercicios que la institutriz colocó en la pizarra.

— Tengo una duda — Dijo Chester, observandome y me erguí, haciendo ademán de avanzar.

Merida se aproximó rápidamente — ¿Qué duda tiene?

Desvié mi atención de ellos, irritada.

No recordaba que eran amantes, pero si el señor Chester quería jugar con dos mujeres, entonces yo no participaría en eso.

No me volvería a dejar besar, yo no volvería a ser una muñeca que se podía usar al antojo.

Lo ignoré todo lo que duró las lecciones, sin observar hacia él y sin hacer caso a sus llamados.

Sentía rabia en mi interior cada vez que Merida se acercaba a él con su pavoneo, sus miradas seductoras y sus manos con miel tocando los hombros de Chester, casi que le ponía el busto en la cara cuando se inclinaba.

Los niños recogieron las hojas y se las entregué a Merida al final.

— Aquí están las lecciones — Dije, colocándolas sobre el escritorio, me ignoró y siguió los movimientos de Chester.

— ¿Te quedarás después de la clase?

Era una descarada sin vergüenza.

Chester se colocó el sombrero y acomodó su capa.

— No, tengo asuntos que atender.

— Oh, es una pena...

— No creo que sea adecuado que le siga pidiendo quedarse, ya le doy lecciones en casa — Gruñí, sin poder evitar el picor y Merida me lanzó una mirada recelosa.

— ¿En casa?

— La Señorita Tiffany vive conmigo y me a estado ayudando con mi retraso — Dijo él.

Merida se cruzó de brazos — ¿En serio?

— No es lo que piensa, yo no acostumbro a usar las lecciones como excusa para seducir a mi estudiante.

— ¿Seducirlo? ¿Cómo rayos te atreves muchachita? — Siseó, irritada — ¡Eres una recién llegada, no tienes voz en mi salón, lo que el Chester y yo hagamos en privado no es de su incumbencia!

— Su área de trabajo no es para encuentros placenteros, debería ser más profesional, estoy segura de que la Duquesa Daila no estará de acuerdo en que use esto como aposentos para sus urgencias — Gruñí y abrió su boca, sorprendida y ofendida por mi comentario.

— ¡No tienes derecho a amenazarme y mucho menos a andar de metiche, Chester, deberías decirle que nuestra relación es seria y que pronto nos casaremos! — Dijo, dándome una mirada desdeñosa.

Observé a Chester y él negó con la cabeza.

— En ningún momento hablamos de matrimonio, acordamos que solo serían encuentros y estuviste de acuerdo, no vengas a querer torcer las cosas...

— Pensé que eras un sujeto más serio y responsable — Siseó la institutriz — Acostarse conmigo y luego desechar como basura no es de caballeros.

Odiaba sentirme tan celosa de esa mujer.

— Con permiso — Gruñí saliendo del salón.

Llegué al caballo y el señor Chester me tomó del brazo.

— No me voy a casar.

— No pretenda besarme cuando tiene una relación con otra mujer, así sea solo su amante, no voy a permitir y formar parte de su lista...

— ¿Lista? No hay ninguna lista — Gruñó, me zafé de su agarre — La besé porque me gusta y ya está.

Me sonrojé — Mentira...

Merida estaba observando y Chester se giró.

— ¡Maldito mujeriego! — Escupió, furiosa, alejándose hacia las tierras de los campesinos con un andar impetuoso.

Él me observó y abrió su boca.

— No diga nada, quiero volver.

— No podemos terminar disgustado cada vez que venimos — Resopló, desatando el caballo — Al parecer mi reputación se ensucia cada vez más.

— Usted mismo buscó la guillotina.

Subió de forma ágil y luego me tendió la mano.

...****************...

Empezó a llover cuando íbamos por el camino, primero gotas pequeñas y en unos segundos aumentaron más.

Cubrí mi rostro en la espalda de Chester, el agua nos estaba empapando, dificultando el andar.

Él paró e intenté ver a través de la lluvia.

Giró su cabeza, las gotas se deslizaban por el sombrero.

— ¡Será mejor que se coloque adelante!

— ¿Por qué?

— ¡Estará más segura si va adelante!

De hecho, sentía como si estuviera resbalando sobre el asiento.

Accedí.

Se giró un poco y me tomó de la cintura con un solo brazo, me cargó, colocándome adelante.

Me acomodé en el asiento, colocando mis piernas a cada costado.

Se me aceleró el corazón cuando los brazos del señor Chester rodearon ambos lados de mi cuerpo para tomar las riendas y mi espalda quedó pegada a su pecho.

Hizo que el caballo fuera con más prisa.

El frío del agua hizo que me aferrara más al calor de su cuerpo, sentía una firmeza contra mi trasero, el roce que provoco el galope me devolvió la ansiedad.

Sentí su respiración cerca de mi oído y luego me estremecí cuando sus dientes rozaron mi oreja.

Dió besos detrás y en mi cuello, sin parar de cabalgar.

El torrencial aumentó así que prestó más atención al camino.

Llegamos a la hacienda y bajó rápidamente, me ayudó, tomando mi cintura, me dejó en el suelo sin mucho esfuerzo.

— Entre a la casa, iré a dejar el caballo en el establo.

Corrí hacia el patio, huyendo de la lluvia y entré en la casa.

Al parecer, Leandro se había marchado, la casa estaba fría y oscura.

Me quité el sombrero, estaba muy empapado, al igual que mi vestido, se me pegaba de la piel, produciendo más temblores en mi cuerpo.

Chester entró, quitándose también la capa y el sombrero, dejándola en el suelo.

— Estamos muy empapados — Dijo, con la voz un poco cortada por el frío y asentí con la cabeza, sin dejar de temblar.

Se aproximó y me rodeó, pegué mi cuerpo del espaldar del sillón que estaba detrás de mí.

— ¿Tiene mucho frío? — Preguntó, observando mi pecho, bajé mi mirada, se me marcaban los senos por encima de la tela mojada.

Me cubrí con los brazos.

— Cada uno debería ir a cambiarse la ropa y... Encender la chimenea...

Se alejó — De acuerdo — Bajó los tirantes de sus pantalones y empezó a desabotonar su camisa.

Se la quitó y la dejó en el suelo, se deshizo de las botas rápidamente y de los pantalones.

Permaneció en calzones.

Avancé por el pasillo, tratando de ignorar su presencia y me metí a mi habitación.

Quité la ropa mojada y rebusqué en los baúles.

Usé una sábana para secarme y me coloqué otro vestido abrigado.

La chimenea ya estaba encendida y también algunos candelabros y faroles.

— ¿Quiere leche caliente?

Chester apareció con dos taza, tenía otra ropa, una camisa ancha sin botones y unos pantalones café, caminó descalzo hacia la mesa, bebiendo de su taza.

Me relajé un poco, tomando una de las sillas, alejada de él.

Sostuve mi taza con ambas manos, apreciando el sonido de la lluvia que hacía eco dentro de la casa.

Recogí mis piernas y las elevé, abracé mis rodillas mientras bebía la leche tibia.

Nos cruzamos miradas, sentía la respiración cortada cada vez me nuestros ojos se encontraban, solo con su mirada me sentía nerviosa.

Apoyó los brazos de las mesas y acentuó su mirada en mis pies, asomados al borde de la silla.

— Está descalza.

— Usted también.

— Sus pies son bonitos... Se que es algo extraño, pero... Al verlos, me provoca besarlos mucho, lamer y tocar...

— Señor Chester — Supliqué y volvió su mirada oscura hacia mi rostro — Por favor, pare.

— Lo siento, se que para una monja debe ser incómodo.

— No soy una monja — Gruñí, harta de que siguiera pensando que lo era — Si lo fuera, estaría en el convento, si quisiera ser monja no me hubiese escapado.

— Estoy tan agradecido de que desertara — Confesó y me quedé atónita — Una mujer tan hermosa como usted, no debería estar escondida bajo esos feos hábitos.

Se me cayó la taza de las manos y término en el suelo.

No pude evitar recordar al ser despreciable que me robó la virginidad. Sabía que el señor Chester no era como ese desgraciado, pero en ocasiones me ganaba el temor y los malos recuerdos.

Él se levantó cuando intenté agacharme para recoger los pedazos.

Los recogió por mí — Tal vez mis palabras no sean adecuadas...

— Por favor, dejemos esta conversación hasta aquí.

Me tomo la mano — No puedes negar que no te sucede lo mismo, que te atraigo.

— No soy como Merida...

— No estoy diciendo que lo seas, no me gustas por eso...

— ¿Le gusto por qué soy pura? — Pregunté, soltando su agarre para alejarme.

Se levantó y sonrió.

— No... Es cierto que su inocencia me atrae, hasta ahora lo que conozco de usted me gusta, su dedicación en hacer cada cosa, su atención y su inteligencia... Si continuamos en esto, no será un juego, tal vez podamos tener una relación formal...

No pude evitar derramar lágrimas y se desconcertó.

— No querrá eso — Jadeé.

— ¿Por qué? Ambos somos libres y nos gustamos... Sino quiere un compromiso tan pronto, entonces sigamos conociendo lo que nos falta por saber del otro — Insistió, acercándose a mí — Yo no quiero que se vaya, necesito que se quede, conmigo...

— No puede querer a alguien como yo...

Me tomó de la barbilla — ¿Por qué no? No me gusta que se sienta menos y que no se aprecie — Seguí llorando — ¿Por qué llora?

— Yo no puedo... No soy mujer para ningún hombre...

Se aproximó y me abrazó.

Me quedé inmóvil.

— Si lo dice porque anteriormente se entregó al servicio y no estuvo antes cerca de un hombre, no se preocupe, no es algo que sea impedimento — Rodeó mi cuerpo con sus brazos.

Se sentía tan seguro.

Se apartó y limpió mis lágrimas con sus dedos.

— Permita demostrarle que mis intenciones son buenas.

Le había mentido sobre mi origen y nunca podría decirle que estaba sucia, mancillada y que tal vez no podría sanar completamente para él. Seguramente me despreciaría, se arrepentiría de haberme elegido o sentiría tanta lastima que no se acercaría más.

No quería nada de eso.

— Quiero dormir acompañada.

Sus hombros se tensaron — ¿Acompañada?

— Si — Quería sentirme acompañada mientras dormía, me sentía muy insegura cuando llegaban las noches, me despertaba asustada creyendo que volvería a estar entre las paredes frías del convento.

— ¿Tienes mucho frío? — Me observó con ternura.

— Si, tengo frío.

— Tendremos que dormir en mi cama, porque la tuya es muy pequeña y no cabre — Parecía avergonzado de su tamaño.

¿A su habitación?

— Está bien.

— ¿No tienes hambre?

— Me bastó con la leche.

— Está bien, durmamos — Se alejó y lo seguí hacia el corredor.

Abrió la puerta de su habitación y entré primero.

Escuché la puerta cerrarse, pero respiré profundo varias veces.

No era él, no estaba en el convento.

Chester se acercó la cama y apartó las mantas.

— Acuéstate.

Subí a la cama, hasta el borde y la cama se hundió cuando también trepó. A pesar de ser grande, Chester abarcaba un gran espacio.

Nos cubrió con las mantas y me giré, dándole la espalda.

Pensé que se quedaría boca arriba, Pero se giró y me rodeó en sus brazos.

Me estremecí.

Me abrazó contra él.

— Así estaremos más cálidos — Susurró contra mi oído — Está lloviendo fuerte.

Me acomodé en sus brazos, sintiéndome tan bien.

Lo observé, su rostro estaba tan cerca.

Me evaluó detenidamente.

— ¿No vas a dormir?

No quería dejar de verlo.

Me acomodé para quedar frente a frente.

— Así puedo verte mientras me quedo dormida.

— ¿Por qué te siento cómo si estuvieses en peligro? ¿Cómo si estuvieras insegura?

— Es por la lluvia — Mentí — Me dan miedo los relámpagos.

Acercó su boca y me besó, rozando sus labios con delicadeza.

Cerré mis ojos y respondí, tomando el mismo ritmo.

Toqué su cuello, deslizando mis dedos por su cabello.

Mi corazón se aceleró y el palpitar volvió, la calidez y la ansiedad.

Abrió mis labios y metió su lengua, me rozó, saboreando mi boca, aumentando el ritmo.

Jadeé cuando rompió el beso.

Me pegó a su cuerpo y me estremecí al sentir su dureza.

— Tranquila, no voy a propasarme, a menos que lo quieras.

— Por ahora, quiero dormir contigo.

Me abrazó y me acurruque en sus brazos.

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Comments

𝙅𝙖𝙣𝙚𝙩𝙝 ♥💫

𝙅𝙖𝙣𝙚𝙩𝙝 ♥💫

La maldad de esas personas no tienen perdón y se esconden detrás de una iglesia para llevar a cabo ese tipo de atrocidades.

Me da mucho coraje por lo que la pobre Tiffany ha pasado, además, del abandono de su propia familia. 😥😡

Ojalá Chester la ayude a sanar para dejar atrás ese oscuro y horrible pasado 😔🥺

2024-12-16

2

Mary Ney

Mary Ney

Ojalá pueda abrise con Chester y contarle lo que sufrió en el convento y el pueda entenderla y no juzgarla más capítulos escritora por favor

2024-12-15

3

Oak Palu

Oak Palu

esperando que chester no sea tan bruto para rechazarla porque esta chica si que necesita amor y apoyo

2024-12-15

2

Total
Capítulos
1 1. Bajo los hábitos
2 2. Una monja furtiva
3 3. Sin cadenas
4 4. Montando hacia el palacio
5 5. Lucha interna
6 6. Las lecciones
7 7. Sorpresas inesperadas
8 8. Reencuentro familiar
9 9. Un sutil atrevimiento
10 10. Los besos robados
11 11. Intrigas
12 12. Evasiones
13 13. Entre mano
14 14. Las horribles mentiras tienen peso
15 15. La otra cara de la moneda
16 16. Un rencor que despierta
17 17. Sanando en cuerpo y alma
18 18. Sorpresa familiar
19 19. Aclarando mal entendidos
20 20. Plática de padre e hijo
21 21. Rienda suelta al deseo
22 22. A punto de ser descubiertos
23 23. Escape temporal
24 24..La víbora tras la puerta
25 25. Alejando a la harpía
26 26. Tarta de amor
27 27. Oferta sucia
28 28. Preparando la boda
29 29. Secretos de la nobleza
30 30. Conversación entre hermanos.
31 31. El casamiento
32 32. Celebrando el casamiento
33 33. Un nuevo comienzo
34 34. Luna de miel
35 35. Un padre desesperado
36 36. La madre que no debió ser
37 37. La impostora
38 38. Golpes de justicia
39 39. Los dos bárbaros
40 40. El plan
41 41. El plan II
42 42. Confesiones de una impostora
43 43. Una nueva misión
44 44. Camino al convento
45 45. Dentro de los muros
46 46. Disfrazados
47 47. Ardua búsqueda
48 48. Gato encerrado
49 49. El regreso
50 50. Esperanzas y sonrisas
51 51. La luz al final del túnel
52 52. Apresados
53 53. Libertad y paz
54 54. El destino favorece
55 55. Reencuentro materno
56 56. Bendiciones que se suman
57 57. Oro, el tesoro.
58 EPÍLOGO
Capítulos

Updated 58 Episodes

1
1. Bajo los hábitos
2
2. Una monja furtiva
3
3. Sin cadenas
4
4. Montando hacia el palacio
5
5. Lucha interna
6
6. Las lecciones
7
7. Sorpresas inesperadas
8
8. Reencuentro familiar
9
9. Un sutil atrevimiento
10
10. Los besos robados
11
11. Intrigas
12
12. Evasiones
13
13. Entre mano
14
14. Las horribles mentiras tienen peso
15
15. La otra cara de la moneda
16
16. Un rencor que despierta
17
17. Sanando en cuerpo y alma
18
18. Sorpresa familiar
19
19. Aclarando mal entendidos
20
20. Plática de padre e hijo
21
21. Rienda suelta al deseo
22
22. A punto de ser descubiertos
23
23. Escape temporal
24
24..La víbora tras la puerta
25
25. Alejando a la harpía
26
26. Tarta de amor
27
27. Oferta sucia
28
28. Preparando la boda
29
29. Secretos de la nobleza
30
30. Conversación entre hermanos.
31
31. El casamiento
32
32. Celebrando el casamiento
33
33. Un nuevo comienzo
34
34. Luna de miel
35
35. Un padre desesperado
36
36. La madre que no debió ser
37
37. La impostora
38
38. Golpes de justicia
39
39. Los dos bárbaros
40
40. El plan
41
41. El plan II
42
42. Confesiones de una impostora
43
43. Una nueva misión
44
44. Camino al convento
45
45. Dentro de los muros
46
46. Disfrazados
47
47. Ardua búsqueda
48
48. Gato encerrado
49
49. El regreso
50
50. Esperanzas y sonrisas
51
51. La luz al final del túnel
52
52. Apresados
53
53. Libertad y paz
54
54. El destino favorece
55
55. Reencuentro materno
56
56. Bendiciones que se suman
57
57. Oro, el tesoro.
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