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Paquetes de carpetas, no sabia que pintura elegir de tantas que habíamos adquirido gracias a Armando y Eric durante estos meses; la cámara de seguridad, regalaba una imagen escandalosa de una mujer rubia, con su abrigo mas caro, bolso y joyería moviéndose como una modelo, señalando a un Señor mas grande en años por adquirir la pieza mas bella de la galería.

“Pichoncita, tienes muchas pinturas… ¿Qué le ves a esa pintura?”

“No importa, la quiero porque me gusta!”

Observe esta escena con distintas mujeres de Magnates, Ceos y mas, los Arabes deciden cerrar todo para comprar etc. Tania camino hacia mi escritorio dandome mas papeles de nuevos Artistas para ponerlos en la nomina.

—Cassie, hoy vendimos 2 pinturas hoy!—La voz angelical de Daniel lleno mis oídos.

—Grandioso! Dan—Respondí sin mucho animo.

Observe la fotografía de Armando cargando a Melanie, hacia que suspirara cada dia y pensara, en la boda de Gabriel y mi suegro.

—Esa rubia la compro, la llaman Wendy!—Escuche a Daniel emocionado.

—Woow—Hablo Tania. Daniel la miro mal—Hablas tan bello, que pensaria que le conoces. Don Romeo—Dijo burlona.

La puerta del despacho se abrio, entrando el flamante Cristian, el maestro de Arte en una academia que pide a sus alumnos nos visiten; Afroamericano, ojos claros, pelo color ebano, construido y alto de 1.80 risueño.

—Buenas Tardes!—Dijo de forma amable. Era muy educado, algo que se admira en mi zona de trabajo llena de estrés—La bella Señora Casandra—Dijo mi nombre sonriente.

—Hola, Señor Cristian—Dije ruborizándome. Puse mis ojos en la hoja que me dio Tania—¿Tiene algo para nosotros hoy?—Mi voz fue muy dulce.

Tania estaba perdida viéndole, a veces nos sorprendía como esa chica de México, de un sitio que no puedo pronunciar, su altura 1.55 cm, ojos marrones, tez morena, rasgos de adolescente, pero con el ingenio de una mujer estudiada, cautivo nuestras ganas de trabajar con ella, es buena contando chistes.

—Tania, buenas tardes—Cristian miro a Tania que sonreía el doble. Ella no vestía como otras mujeres, usaba lentes de pasta dura, traje sencillo para trabajar y zapatos bajos que eran pecados para las Americanas—Comiste durazno hoy—Esto lo dijo con coquetería Cristian.

—Oh, perrr… don—La voz de Tania se volvió tímida. Vaya!

Para Cristian, la pequeña Tania, era adorable y no lo decía… pero le atraía mucho. Incomodos nos pusimos todos, después de que Tania se fuera, y sin mas salió Daniel persiguiéndola con folders.

—Señora Casandra—Cristian empezó.

—¿Aceptare 2 por semana de aprendices?—Le respondí de forma tranquila. Rasco su cabeza y sonrio—Usted es un excelente maestro, no veo problemas con sus aprendices—Dije recordando los dos últimos que deseaban ir a trabajar con mi hermano Eric.

Tania abrio la puerta y salio con los folders listos.

—Puedo invitar a salir con Tania?—Dijo Cristian impresionándome.

—Porque no vas con nosotros a una boda y te vas con ella—Mi comentario le hizo sonreir mas.

Nuestra jornada era algo pesada, entramos a un bar, por socializar y era algo confuso; parecia concurrido con muchos hombres que parecían famosos. Muchos nos cambiamos de ropa, Armando estaba conmigo, pero los demás usaban ropa normal, excepto Tania. Ella usaba vaqueros, botas altas, blusa de escarolas rojas, y peinada con un moño.

—Hola, pequeña—Un hombre se acerco a ella sonriente. Ocasionando que Christian escupiera su trago enojado y los demas nos sorprendiéramos—Cantarías?, hay un Karaoke aquí—Dijo haciendo que ella sonriera.

—Genial—Tania sonó como una niña.

La multitud la pasaba bien, charlaban entre ellos, en el pequeño escenario habia una pantalla y micrófonos con y consolas; Tania subió al escenario con una sonrisa. Parecía saber que eligio, un hombre llego y se quedo congelo. Las letras aparecieron pero ella no las leia, cantaba impresionando a presentes.

—Que pena me da saberte.. tan triste y tan solo…—Armando estaba impresionado.—Mirame… es un placer saludarte…hoy que tu vida es tan triste… y yo tan feliz—Tania caminaba con el micrófono inalámbrico.

El barman sonreía como los dueños del lugar, las miradas iban hacia Tania que caminaba alrededor y al llegar a la altura del hombre, escuchamos jadeos; termino la cancion continuando otra fuerte. Nos miramos entre nosotros, algunos tenian hobbies pero Tania, no hablaba de ello.

—¡Bienvenidos al Bar!—El barman hablo. Parecía amable y señalo al hombre que miraba a los ojos de Tania—El es el dueño del Bar y alguien importante para esa dama—Dijo haciendo que escupiéramos los tragos.

—¿Eso que significa?!—Dije molesta.

Parecia una actuacion, el hombre apago el microfono y la arrastro llevandonla lejos de la vista. Deje a los demas para ir a ver con Armando, pero nos congelamos, hablaba muy bien el español el hombre y Tania lo miraba asustada.

—Lárgate de mi bar, o te echare!—El traje verde, anillos, pelo gris, ojos cafes y altura 1.78 cm, tez blanca y facciones masculinas duras.

—¿Temes que tu prometida me vea?—Dijo Tania con voz natural. Le gruño—Oh, para quedarte conseguiste a la rubia y yo? ¿Dónde quedo el compromiso conmigo?—Lagrimas surcaron las mejillas de Tania.

Conocíamos esa voz, pero nos preocupaba que supiéramos si era el.

—Vete o le dire con quien vienes… Que eres la hija de un magnate petrolero!—Grito a Tania.

—Habla el Play boy de los Wang—La voz de Tania era acida.

Solo oimos el bofetón, Tania salio corriendo y el hijo pequeño de los Wang estaba arremangándose la camisa; aun que su linea es Coreana, tenia rasgos latinos que le daban un punto para atraer mujeres.

—La pequeña P****—Murmuro. Camino por el pasillo en direccion contraria y los demas aplaudieron con verlo.—Amigos, me alegro que vinieran. Deseo que la pasen genial y decirles—Pauso haciendo que sus amigos o mejor dicho sus hermanos lo vieran con seriedad.—Me caso este año!—Todos silbaron y chocaron copas.

—Mala idea, cielo—Me susurro Armando.

Al fondo, Tania tomo su chal y se fue cubriéndose la mejilla con el pelo; Cristian hablaba con nuestros amigos sin prestar atención que, Tania se habia ido. En el camino pensamos en esto, mi bebita dormia, al acostarnos seria el vuelo con mis suegros.

—No me gusta!—Alzo la voz mi suegra.

Movieron floreros y aperitivos, la decoracion de fiesta estaba tensandonos, ella amaba hacer fiestas como nuestro lindo suegro que invito a mucha familia. Llegaron, pero al igual que Armando, Daniel se tenso porque los Wang aparecieron. Caminando por la moqueta como Reyes y príncipes del lugar, pero una limosina llego dejando entrar un hombre de 58 años, traje gris, tes morena, ojos cafes y rasgos Ingleses, pero no tanto como latino; detrás de el con un vestido rosa, zapatillas de tacon, peinada de forma sencilla y maquillaje delicado Tania!

—Srta Villa—Mi suegra se puso blanca del susto.

—Madame, le presento a mi hija mayor y orgullo—Dijo el Sr Villa. El era de 1.80 y Tania aun se veia pequeña 1.55 cm—¿No es asi, osita?—Beso la mano de Tania.

Era imposible no mirar con preocupación, Gabriel llego con Tania y la abrazo importandole la etiqueta.

—Querido, por favor!—Mi suegra.

—Ah! ¿Dónde te metiste, enana?—Dijo Ignorando Gabriel a todos—Si te ibas a Suiza tanto tiempo, pudiste llevarme contigo!—Le lloro.

La cara que hicieron todos fue poema, y Tania, saludo para despues irse donde sea que Gabriel la llevaba riendo; los Wang estaban sombrios como nosotros, mi bebita se removia pero era leve ya que usaba su sonaja.

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