Dolor

...Rafael VI Roosevelt Zimmermann....

Es el Monarca de Roswell, una tierra lejana y de abundante belleza, un lugar donde las aguas eran tan cristalinas que el fondo podía verse. Las cataratas eran tan bellas que no lograba comprender en donde se encontraba.

Por esos mismo había salido corriendo, para ver ese hermoso paisaje que jamás había visto, conocía de las grandes estructuras de castillos famosos, pero ese lugar en el que estaba, no lograba comprender la estructura del leguas, ver como el estruendo de la cámara caía por debajo de sus pies, como es que ese castillo se encontraba en medio de esa enorme catarata.

La sola imagen robo su aliento, viendo el paisaje a la orilla del agua, ver como un pueblo se alzaba a cada lado del castillo.

—¿Quién es usted, en realidad?...

Una voz arisca resonó en sus oídos, percibió de ella lo malhumorado que se encontraba, pero también, esa voz tan varonil e impostada le hizo vibrar en un escalofrío. Esta molesto y demandando una respuesta que era fácil de dársela, pero, su dilema era, el que no sabía en qué parte de la región se encontraba, lo último que recordaba es haber visto unos ojos oscuros brillantes, un rostro pulcro y perfilado, unos labios finos y planos, un cabello que brillaba en la noche y una postura dominante, tan solo después de ver esa imagen tallada por los mismos ángele, fue que un horrible dolor de cabeza la hizo sucumbir a la oscuridad.

Se giró lentamente y sin emoción en su mirar vio la misma imagen de sus sueños, solo que ahora, se encontraba bajo la luz del sol.

Su cabello corto se mecía por su frente, la capa azul marino con rojo de la misma manera se mecía en el aire. Era un traje de gala, las medallas reposaban en el lado del corazón, los botones plateados daban un realce a la piel blanca, casi pálida del quien portaba dichoso traje.

Pudo haber respondido, pudo haber hablado, pero, esa mirada brillante y sin representación de alguna emoción la hizo sentir un miedo terrorífico, pues esos ojos azul profundo la miraban con discernimiento y escudriño, que la hizo sentir tan malditamente pequeña.

—¿Quién eres?

—Yo...

Antes de que pudiera decir algo más, guardo silencio al reconocer al soldado de aquella noche, se abrazó así misma volviendo a sentir ese dolor de cabeza al recordar con exactitud lo que iba a hacerle el soldado pelirrojo.

Confundido por saber que es lo que miraba que la hizo palidecer más de lo que su piel ya estaba, giro su cabeza en la dirección en la que veía la rubia, al voltearse y ver al soldado pelirrojo atado de manos siendo llevado por uno de los guardias del castillo, comprendió el susto en su mirada.

—Llévelo a los calabozos

—Si, su alteza

Con su compostura firme y sin una muestra de sentimientos observo como el pelirrojo no apartaba la mirada de la rubia que trataba de esconderse detrás de su figura. Tomo la copa que reposaba en su espalda camino hasta Evangeline que retrocedió al verlo acercarse, llevo una mano a su pecho mientras alzaba su rostro, ya que la diferencia de altura era demasiada, cerró sus ojos esperando cualquier cosa menos aquella, sus hombros se tensaron al reconocer el peso de la capa que él portaba, su cuerpo sintió la calidez abrazándola.

—Eres imprudente

Rompió la conexión de sus miradas para poner la atención en el suelo evitando aquella mirada tan penetrante, además en aquel momento le recordaba a la imagen que pudo apreciar en la historia que había leído de un libro de romance "Sueños de amor", la protagonista le recordaba a su vida, ella fue atrapada en una vida casi idéntica a la suya que sintió una conexión, pero había una diferencia, ella contaba con un poder mientras que ella era insípida y sin ninguna habilidad.

Su ensoñación se rompió en el momento en que una mano fue posada en su espalda, un miedo inadmisible la invadió ante la sola idea de que descubriera las marcas en su piel.

Se alejó rápidamente dando un manotazo a la masculina mano y se alejó con rapidez sintiendo un mareo por su brusca acción. Molesto por el golpe de la joven frunció el ceño para decirle:

—Estás débil, ve lo que ¡haces!

Dijo tomándola por el brazo con fuerza al ser provocado por la actitud infantil de la mujer que se tomó la cabeza y quejo.

—Por favor, ni siquiera le he hecho algún daño...

Alegó, pero esta vez no era un simple desmayo lo que atacó a Evangeline Valyrian, esta vez el dolor se veía reflejado en su rostro, con sus manos se sujetó la cabeza mientras un grito desgarrador surgió desde su garganta alterando al monarca que trató de sujetarla al ver que se derrumbaba, pero aun así no pudo evitar caer al suelo junto con la rubia que se dobló por la mitad mientras se apretaba la cabeza deseando que el dolor menguara.

Confundido la tomó por los hombros y la enderezó para ver como su rostro se ponía rojo, clara evidencia de que sufría un dolor inmenso, frunció el ceño al ver como la sangre brotaba por su nariz y las lágrimas al mismo tiempo.

—Majestad

—Trae al médico ¡Ahora!

Grito con urgencia y demanda mientras trataba de que la misma Evangeline se hiciera daño con sus propias uñas.

Rápidamente, el médico real llegó al patio y de su bolso sacó una jeringa para inyectarle algo a la joven princesa que poco a poco fue dejando de sentir dolor al punto en que cayó de nuevo sobre los brazos de Rafael VI Roosevelt.

—Que fue eso doctor…

—No tengo la menor idea su alteza, pero el dolor que estaba experimentado no es inusual

Miro a la joven en sus brazos y pudo ver que aun si fue inyectada con un calmante, esta aún frunció el ceño con dolor.

—Quizás se debe a la debilidad de su cuerpo, su complexión delgada demuestra que no ha comido en semanas o en meses, quizás se debe a su anorexia

—¿Anorexia?

—Así es su alteza, eso explicaría su delgadez

Se colocó de pie con la rubia en sus brazos y camino de vuelta al interior del castillo no sin antes comentarle al viejo:

—Vendrá a verla todos los días para atender su situación, hable con mi mano para que le habilite una habitación en el área noroeste del castillo donde estará cerca de mis aposentos...

—Si, su alteza

Hizo una reverencia guardando el respeto que se merecía el monarca y lo vio marcharse con la pequeña rubia en brazos.

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Comments

Lisseth 👩🏻‍🦰

Lisseth 👩🏻‍🦰

Pobre mujer que dolor 😭 a de sentir ella y el hermano desgraciado ojalá pague caro todo el daño que le ocasionó y el príncipe también 😡😤😤😤

2024-06-19

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