Determinación

Pronto el mundo cayó a sus pies más rápido de lo que llegó a pensar. Resultaba, que el reino de Hermea, después de todo no era distinto a Lyria su antiguo hogar.

Solo los reyes parecían no conocer de los actos de deshonra que su hijo, el príncipe Erick de Hermea, cometía por las noches a escondidas de sus padres.

La primera noche, fue el comienzo de su tortura, incluso llegó a preferir los maltratos de su hermano a la del horrible hombre que era su pesadilla. Tan siquiera, su hermano media sus golpes, con su nuevo abusador, estaba casi segura que nunca había estado más cerca de la muerte.

—Señorita, no pude continuar así, debe comer tan siquiera algo de la sopa, mires, está en los huesos

Cuanta razón tenía, por más que su cuerpo exigiera probar de la deliciosa comida que se le ofrecía, no podía evitar que las náuseas aparecieran tan solo al olerlo.

—Solo quiero el te

Derrotada solo le ofreció el delicado juego de té y vertió un poco de aquel líquido caliente que desprendía un olor a manzanilla. La vio llevárselo a los labios y dar un suave soplido posterior a darle un trago.

Se sentía afligida por el constante sufrimiento por el que pasaba, nadie merecía el trato por el que ella estaba pasando.

—Señorita, quizás haya una forma de escapar

Inmediatamente los ojos de Evangeline se abrieron con horror, rápidamente dejó la taza de porcelana sobre el plato y cubrió la boca de su dama de compañía y miró a los alrededores como si alguien la hubiera escuchado.

—Leticia, como se te ocurre tal barbaridad...

—Pero, Señorita, es la verdad, no pudo soportar que alguien proveniente de una buena cuna, viva el trato que recibe de parte de su alteza el príncipe...

De nuevo cubrió la boca de su compañera y con el ceño fruncido y afligida por la verdad de sus palabras, le dijo lo más firme que pudo.

—Escúchame, no quiero que vuelvas a decir tales cosas, si el príncipe o alguien llegase a oírte, no sabría de qué sería capaz de hacerte por invitarme a huir...

—Pero...

—No, eres la primera verdadera amiga que he tenido, no sabría lidiar con la desdicha de que algo te llegara a ocurrir, por favor, promete que no volverás a decir palabras como esas...

—Lo prometo

Dijo derrotada ante la insistencia de su princesa, con la tristeza apoderándose de nuevo de su rostro, la vio únicamente beber de aquel Té que servía para aliviar el dolor, no lo soportaba, no soportaba ver como esa pequeña jovencita vivía ese infierno, ser golpeada, abusada, minimizada por tales bestias de la realeza. A sus 34 años había vivido y visto cosas que nadie debería de mirar y venir aquí, para servirle a alguien que las vive, era repugnante.

Al dejarla en la habitación, con rapidez se dirigió a la cocina para dejar el desayuno intacto. Al dejar la charola en la mesa de madera se cubrió la boca al sentir una sensación terrible escocer desde sus entrañas. No soportando corrió hasta uno de los tantos baldes y metió su rostro expulsando lo que su estómago no soportaba.

Así era todos los días desde que la vio en aquel estado, en que la vio pálida por la pérdida de sangre, en que la escucho derramar lágrimas en privacidad, en verla vomitar tan solo un simple bocado de pan. Leticia se había enfermado de tan solo ver su estado de constante deterioro.

—Princesa, perdone...

—¿Perdonar que?

Con espanto se giró rápidamente para ver a su compañera que llevaba una bandeja de plata con los platos vacíos. La conocía, era la sirvienta que le sirve al príncipe Erick, además de ser la amante.

—No es nada

Dijo limpiándose la comisura de su boca para con posterioridad colocarse de pie y volver a su trabajo, puesto que casi lo arruina todo al involucrar a la princesa en el momento en que pensó es voz alta.

—Pues, a mí no me pareció nada Leticia, estabas hablando de la princesa

La mirada de Irene era una desdeñosa y presumida, además de que contaba vestida con joyas y prendas de tan alta costura, que podría a llegar confundirse de sí es o no una criada.

—El reglamento dice, que está sumamente prohibido hablar de quienes servimos a otros, no te entrometas...

No había nada que hacer, Irene no tubo más que aguantar las órdenes directas de la mayor que dirige el círculo de criados, la encargada de movilizar a todos los sirvientes del castillo, no por nada era la dama del castillo, pues sin ella, nada funcionaba.

—Oh, por las estrellas, como puedes decir que me sancionaras cuando tengo el favor del príncipe

—Tienes razón, no puedo tocarla porque cuentas con el favor del príncipe, pero con el poder que se me dio, puedo influir en su paga, además de que estás faltando al respeto al hablarme de una manera tan íntima que no le corresponde

Se giró de nuevo hacia la mesa y vertió un poco de agua caliente en la tetera preparando el Té que la misma princesa prefería, si bien, no era comida, es lo único que la ayudaba a superar las náuseas que tenía.

—Disculpe, jefa

—Insolente, es que debo asignarle más tareas…

La hostilidad entre ambas mujeres era mutua, Leticia, no soportaba la actitud presumida de la muchacha, Irene, no toleraba los desplantes constantes de su superior, contaba con el favor del príncipe, podía subir fácilmente de puesto, pero esa mujer siempre le arrebata la oportunidad de ser una ama de llaves.

—No puedes tocarme, olvidas que tengo el favor del prín..

—Y dime, que eres sin él, serías lo que hoy eres, no, serías la basura, como todos nosotros, lo has olvidado, de que tú no eres nada con y sin el favor del príncipe, siempre serás una basura para él, como todos lo somos para los reyes, más vale que bajes de la nube, ahora, lárgate, has lo que se te plazca

No se quedó a recibir una respuesta, era suficiente con el coraje que tubo que tolerar de no poder defenderse hasta la verdad de sus palabras. Con que objeto se defendería si el mismo príncipe la consideraba una basura. Sin duda la lengua afilada de Leticia la dejo fuera del juego. Siendo la trabajadora con permiso de salir del castillo, estaba decidida a liberar ala princesa, aun si traicionara su propio reino.

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Comments

Marina Robles

Marina Robles

Me gustaría que hubiese una reencarnada para que ponga en su lugar a esos príncipes abusivos, autora

2025-01-04

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Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

pobre totona de la princesa!!!ya debe parecer el canal de Pananá!!

2025-02-09

0

Yeli Martinez

Yeli Martinez

que bueno alguien la ayudara. esa reina no ve lo q ocurre bajo sus pies como es tratada esta pobre chica.

2024-08-22

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