Sus pesadillas volvieron. Cada noche despertaba con el temor de encontrarse en una situación comprometedora con el que perturbaba sus sueños, su hermano.
¿Pero qué había ocurrido? Todo estaba realmente fluyendo con perfección ¿Qué fue lo que pasó mal? ¿Cuál fue el detonante? Sí, sabía por qué, sabía que era lo que había detonado su miedo, su temor por lo que creía que fuera su nuevo hogar se destruyera.
Se levantó de entre las sabanas y descalza decidió ir a tomar aire fresco, con una chalina cubriéndola del frío camino por los pasillos iluminados únicamente por la luz de la luna, miró cada pared, cada puerta, cada ventana y sentía la diferencia. Por el día podía sentir el cálido afecto de las paredes, se sentía protegida, pero ahora sentía la amenaza acechándola.
Un ruido la hizo tambalear y detenerse con el corazón en sus manos, acercándose con lentitud hasta donde escucho el estridente ruido que la abrumo. Sujeto con más fuerza su chalina contra su pecho, su respiración se detuvo al ver un jarrón tirado sobre la alfombra. Estaba confundida, había pasado por ahí antes, el mismo pasillo que llevaba a sus aposentos, mirando a los alrededores se acercó al jarrón, alargo su mano para tomar el jarrón cuando fue tomada con brusquedad.
La tomaron con tanta fuerza que debido a la sorpresa emitió un pequeño grito que fue opacado tras que sus labios fueran cubiertos por una gran mano.
Sus ojos se abrieron como platos al reconocer el rostro delante de ella. Era él ¡Príncipe!, el príncipe la tenía acorralada contra la pared, creía que la dejaría, pero no era el mismo príncipe, sus pupilas estaban dilatadas, su cabello despeinado y sus prendas estaban desalineadas.
—Ssssh, pero miren que tenemos aquí, es la princesisita
Su respiración comenzó a acelerarse al percibir el peligro en su voz, sentía como comenzaba a asfixiarse. Su mano que sujetaba la muñeca del príncipe comenzó a temblar al sentirse en peligro.
—Por favor...
—Ah, no tenía conocimiento de que las princesas suplicarle clemencia…
Con su mano libre empeño su cabello y con la otra aprovecho con tomarla por la cintura y levantar la del suelo llevándola de nuevo hasta la habitación en la cual la metió con violencia. La empujó sobre la cama para subirse sobre ella y sujetar sus manos con fuerza.
Asustada y con las lágrimas a punto de derramarse, intento soltarse de su alcance, sus manos pasaron de ser sujetadas por una sola del príncipe, así con su mano libre paso a tocarla. Desato los finos cordones de su bata dejando expuesto su pecho.
—Eres más hermosa de lo que pude haber imaginado
—No, por favor, te lo suplicó
Se retorcía bajo su agarre tratando de liberarse, de correr lo más lejos que él.
—Tu hermano tenía la razón
La conmoción la detuvo, la mención de un tercero la asusto más al reconocer de que se trataba de su hermano quien había provocado este extraño comportamiento en el único que sería su salvador.
—¿Qué?
—Si, la influencia de tu familia llegó hasta oídos de mi padre, además no demore tanto en estrechar una amistad con tu hermano, quien tenía la oportunidad de presumir de su bella hermana y no puedo negarlo, moría por tenerte al fin en mis manos
Dijo para romper el distanciamiento y besar la piel de aquella cálida mujer que moría por sentirla. Esa extraña obsesión había surgido como había dicho. El hermano de Evangeline, Killian III Valyrian Easterwood, había hablado de la belleza de su hermana y presumía de ella aun si ocultaba algunos detalles, así es como las noches se convirtieron en los mejores momentos del príncipe Erick de Hermea.
Y ahora, que tenía la oportunidad de poseer a dicha dama que predominó sus sueños, no desaprovecharía la oportunidad de liberar sus más salvajes demonios.
Sus lágrimas no tardaron en aparecer al sentir como su camisón era desgarrado. Al mismo tiempo en que sentía la boca del príncipe sobre su piel.
Siempre ocurría lo mismo, su destino estaba marcado por el sufrimiento que sus verdugos le albergaban, la indiferencia de su padre, los maltratos de su madre y los daños psicológicos y físicos de su hermano eran un símbolo de tragedia. Resignada a su destino cruel, aparto la mirada del príncipe y se dejó consumir.
Era más pequeña, más débil que él, el que contaba con una espalda ancha, brazos poderosos, cuando se vieron por primera vez, sintió una suave calidez que jamás había sentido, pero todo se esfumó en ese momento, en el momento en que la ultrajo, en que su cuerpo se rompía borrando la esperanza de vivir en paz.
Quedando vacía, adolorida y sobre todo humillada, bajo de la cama y se arrastró hasta un rincón donde la oscuridad la protegía, se envolvió en su chalina llevando sus rodillas al pecho y esconder su rostro para al fin ceder a su llanto.
Si miedo siempre estuvo presente, siempre estuvo ahí, era una insulsa al creer que pudo haber huido de las influencias de su familia.
Un sonido abrupto resonó en las puertas y la hizo encogerse ante el miedo de que hubiera regresado.
—Señorita
Esa voz, su dama de compañía, Leticia. Poniéndose de pie tras tambaleos se mostró ante la luz de la luna camino, mostrándose ante la joven que se cubrió la boca con asombro de haberla encontrado en aquel estado tan deteriorado.
—Por todos los dioses, señorita, está usted bien
Corrió hacia ella tomándola de sus hombros frágiles y delicados, su rostro se encontraba pálido, su cuello, hombros y pecho estaba lleno de hematomas que resultaban debido a su palidez.
—Oh mi, llamaré al médico real...
Dijo queriendo apartarse de ella al ver como por las piernas de la princesa corría aquel líquido que desprendía el olor a un hierro muy fuerte. Pero fue retina por la propia princesa quien en lágrimas le dijo:
—Por favor, no, ya estoy lo suficiente humillada, no quisiera sentirme más sucia...
—Pero su alteza...
—Solo prepara el baño y trae algo para curar las heridas, yo me encargaré de lo demás
—Pero su alteza, debe ser vista por un experto…
—Leticia, no es la primera vez que me ocurre esto...
Leticia guardó silencio al ver la tristeza en el rostro de la princesa, como es que una princesa, que lo tiene todo, sufriera de aquella manera, a manos de alguien tan cruel.
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Luz Maria Rodriguez
Todas sus ilusiones se esfumaron, ella que pensó que casándose se iba a liberar del abuso de su hermano y resulta que cayó en las manos de otro sicópata, que vida tan triste y que difícil se ve que su vida vaya a cambiar con otro pervertido como esposo, indudablemente la mala suerte la persigue y no logra deshacerse de ella
2025-01-12
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Lisseth 👩🏻🦰
Pobre mujer
2024-06-12
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