El sonido de los pajaritos la despertó, esa era la primera noche en la que había dormido con total satisfacción, sin el miedo constante de que alguien no grato interrumpiera su poca tranquilidad.
Estiro los brazos y bostezo a la par que se ponía de pie y caminaba hasta la enorme ventana. Corrió las cortinas y apreció el paisaje que se le mostraba, en Lyria el cielo en su totalidad se encontraba en un color blanco o gris debido a las temporadas de invierno, muy diferente de Hermea, con un cielo azul, nubes blancas y un cálido sol que calentaba la tierra.
Las mariposas podía apreciarlas, las flores eran cautivantes, cuando llegó, tuvo que desprenderse de su abrigo debido al calor.
Un toquido de la puerta la hizo salir de su ensoñación fantasiosa y se giró para ver a una mujer con uniforme blanco y negro entrar con una bandeja de plata en la cual llevaba su desayuno.
—Oh, su alteza, creí que seguía durmiendo…
—Si, bueno, quería apreciar la mañana
—Comprendo
—Discúlpame, pero podrías decirme quien eres…
—Oh, disculpe mis pocos modales, soy Leticia, su dama de compañía y sirvienta…
Acto seguido, hizo una reverencia ante la princesa. Evangeline sonrió con ligereza asintiendo hacia la pelinegra para aligerar la tensión que se había formulado.
Camino hasta la mesa donde la mujer coloco la bandeja y se sentó delante de ella, todo se veía realmente exquisito, con nervios tomó un trozo de pan y lo llevó a su boca, eso le fue suficiente para sentirse llena, para evitar las náuseas opto por tomar del té, que ese, al contrario de la comida, le dio un buen sabor.
—La señorita desea algo más...
—Podrías preparar el baño, deseo dar un recorrido más tarde
La joven asintió a la par que salía de la habitación y entraba al cuarto de baño dandole el tiempo suficiente para ver su hahabitaciónudo distinguir los colores rojizos de la pared, los detalles dorados que le daban un toque más elegante, los muebles que en su mayoría también eran adornados por el brillante material dorado, jamás había estado en una habitación tan elegante como esa.
—Señorita, el baño está listo
Asintiendo camino hasta donde ella se encontraba y se sorprendió de ver aquellos nuevos instrumentos para una limpieza más rápida.
—¿Por mis zapatos, que es aquello incrustado en la pared?
La sorpresa en su comentario provocó una risa en la pelinegra quien se cubrió de inmediato su boca al ver los ojos abiertos de la princesa.
—Disculpe, no deb...
—Tranquila, no hay por qué disculparse, es comprensible, ya que hay cosas de las cuales no he tenido el conocimiento de descubrir
—Aun así me disculpo —dijo— Lo que ya sé en la pared, se le llama regadera su alteza, al abrirse las llaves el agua sale de arriba…
—Pero que maravilloso descubrimiento...
—No tenían regaderas del lugar del cual viene
Pregunto a lo que la aludida movió su cabeza en negación a su interrogativa.
—De dónde vengo, hay un escaso número de inventores y científicos, por lo que nos duchamos en una gran piscina con agua de río…
—Oh, pero que medieval
La rubia miró rápidamente a la muchacha quien volvió a cubrir sus labios al darse cuenta de su comentario.
—De nuevo, lo lamento
—Tranquila, la verdad, admiro la sinceridad con la cual hablas, no todos tienen ese talento, al menos yo no…
Con ayuda de Leticia, Evangeline se desprendió sé su ropa no sin antes cubrirse la espalda con una toalla.
—Leticia, me gustaría ducharme privadamente
—No desea de mi ayuda al bañarse
—No, lamento mi arrebato, pero no me agrada la idea de que otros me vean
—Comprendo señorita, saldré, esperare su llamado
Una vez la dejo sola, camino hasta la tina y fue entonces que se desprendió de la única tela que la cubría. Lentamente, giro su rostro hacia el espejo que reposaba en la pared y apreció aquellas horribles cicatrices que le recordaban lo miserable que era, para no mirarse por más tiempo y sucumbir a sus trágicos recuerdos se metió en el agua escondiendo su cuerpo.
Se lo habían hecho saber, lo lamentable que era la simple novedad de las cicatrices en su espalda, la deshonra dejó una huella irremediablemente perpetua en su cuerpo. La incomodidad de ser vista sin una sola prenda, ser juzgada, ser denigrada. Y aunque nació en una buena cuna, eso no le sorprendía a nadie.
Saliendo de la tina una vez se sintió renovada se secó y vistió con la ropa interior para después llamar a su posible nueva amiga.
Esta le ayudo a colocarse el vestido de un azul brillante, ajusto su corset y permaneció con el cabello suelto callando por su espada cubriendo la poca piel de su espalda que se mostraba.
Se colocó unos ligeros guantes de velo blanco y su collar preferido, de un plateado brillante. Salió de su habitación decidida a emprender un nuevo recorrido de reconocimiento de su nuevo hogar.
El castillo era realmente brillante y elegante, el mármol era cubierto por una alfombra roja realmente fina, los candelabros colgantes adornaban los enormes techos, los arcos eran realmente hermosos para Evangeline quien sí antes había disfrutado de tales refinaciones, aquello estaba fuera de su liga.
Camino por mucho tiempo hasta donde sus pies lograron resistir la larga caminata, todo el castillo era tan encantador, pero lo que sí la emociono y fascinó fue la gran biblioteca, contaba con dos pisos y libreros repletos de libros, mesas, una pequeña sala de estar y un enorme ventanal con vista al jardín, caminando entre los libreros sonrió con satisfacción.
—Quizás pueda ser feliz ahora…
—No lo eras antes
Llevo una mano al pecho con el susto que le había causado la segunda voz masculina que resonó en sus oídos. Se giró hacia él, sus labios se entre abrieron ante aquella imagen surrealista, la luz del sol iluminaba la mitad de su rostro mientras que la otra mitad estaba sombreada. Su cabellera rubia brillaba entre la oscuridad y la luz, su belleza se mostraba más por la mañana a plenos rayos de una luz cálida.
—Ah, si, lo soy, pero lo soy mucho más ahora, majestad
—Mm, esta segura de que podrá ser feliz en este, su nuevo hogar
Su sonrisa quedó suspendida ante la mirada inexpresiva del hombre delante de ella, su comentario no le había molestado, sino el cómo lo dijo, con un poco de maldad que la hizo vibrar recordando o mirando el reflejo de su hermano en el príncipe.
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Luz Maria Rodriguez
Cómo se comportará el príncipe con ella, porque el ya sabe que es viuda. Lo que no me cabe en la cabeza que ella al estar casada sus maridos hayan muerto, me da la impresión que su hermano tuvo que ver con esas muertes para dejarla sin esposo y El seguir abusando de ella
2025-01-12
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