Libertad

Una mañana fresca.

Los pajaritos cantaban su dulce melodía avisando que la mañana había llegado.

El soplido del viento resono en las ventanas de aquella mansión en medio del bosque, donde un jardín la rodeaba, donde un pequeño campo era utilizado para la cosecha.

El viento soplo en aquella ventana meciendo las cortinas blancas con detalles florales. En su interior un pequeño tocador, un closet, una cama adornaban el lugar hecho de madera fina además de haber sido decorado por las acuarelas.

Yace en cama, Evangeline Valyrian se encontraba sentada al pie de la página viendo los detalles que decoraban la pared tapizada.

Aquel lugar no era igual a las habitaciones en la que había vivido en cautiverio, apretó aquella ligera chalina negra cubriéndose de la gélida mañana y recorrió la habitación. Era la primera vez en que no se sentía asfixiada en una habitación llena de lujos.

Los suaves tonos en la pared la hacían sentir fresca, el aroma a los árboles y flores la invadían. Objetos pequeños eindispensables como un cepillo, perfume, pendientes, collares, eran tan sencillos que la hacían sentir como en 1casa, su vista disfruto de cada detalle bien colocado. Una sonrisa se asomó por los labios rosados dela joven princesa quien sintió la melancolía de la desdicha que había sido su vida al encontrarse en el dominio de su familia.

—Evangeline

Giró su rostro en dirección de la puerta para ver a la dueña de esa voz delicada y dulce a la hora de dirigirse a ella.

—Leticia, me es gratificante que digas mi nombre, jamás había sido llamada así por mi madre...

Leticia sonrió mientras entraba a la habitación de la rubia y le ofrecía un vestido recientemente confeccionado por las habilidad de sus propias manos.

—Eva, comenzaras una nueva vida, lejos de tu tormento y quiero que sepas, que puedes contar conmigo y verme como la madre que nunca has tenido

Asintió con la emoción de experimentar el afecto de una madre, que si la viera, que si se preocupara por ella, que si la quisiera en primer lugar.

—Bien, este vestido lo he hecho con esfuerzo, este día le enseñaré las artes domésticas...

Mientras tanto, lejos de Easterwood y Hermea. La desdicha llegó a oídos de Killian Valyrian, sus aposentos habían sido por completo destruido por sus propias manos. La noticia de que su adorada hermana Evangeline Valyrian había sido capturada por el enemigo en común con Hermea, lo había vuelto loco, la desesperación no tardó en invadirlo, la cólera que sentia para con el inepto del príncipe lo superaba en números de tolerancia.

—Hermano, ¿Lo que veo en ti es preocupación por mi hermana mayor?

Francesco I Valyrian había hablado, rompiendo el silencio de la mesa. Killian había apretado fuertemente el cubierto, y la vena marcada en su frente delataba la molestia que sentía al escuchar dichoso comentario con cierto aire de burla.

—¿Es que mi hermano menor, no siente temor por que su hermana esté siendo dañada en el momento en que usted lleva bocado alguno a su boca?

La pregunta había provocado al menor, pues ningún miembro de la familia había sido tan cercano con la hermana mayor a él y menor a la de su hermano mayor. Pero ahora si había alguien quien se haya verdaderamente preocupado por la desaparición de la susodicha.

—Hijos míos, simplemente es una mujer, estará bien...

—Ophelia, esa dichosa mujer de la cual hablas, es tu hija...

Colocándose de pie, sin tocar ni una sola comida en su plato, se retiró con el mal sabor en su boca, al escuchar la indiferencia de la propia madre de la pequeña Evangeline Valyrian. ¿Qué era ese sentimiento que lo dominaba? Jamás había sentido algo inusual por la joven princesa rubia quien heredó su reluciente cabello rubio.

Mirando desde la ventana de su despacho, con el trago más fuerte, su mente se perdió en la existencia de la pequeña princesa quien se había relacionado con su madre. Si, su madre le había tomado un afecto más grande por sus demás hijos que no veía como a la pequeña Evangeline. Bebió de su vaso y cerró sus ojos recordando lo que su madre le había dicho al ser sometida por una terrible enfermedad.

《—Mi hijo, eres mi más grande decepción...

La mujer no pudo evitar toser, cubrió su boca con un pañuelo blando que una vez más era cubierto por la sangre. Magnus VI Valyrian el primer hijo de Alejandrina III Valyrian no era una madre fácil de sorprender, fácil de enorgullecer. Su hijo la había decepcionado en múltiples ocasiones que la hicieron darse cuenta de que por medio de él nacería la sangre pura de la reina de las estrellas.

—Lo sé, madre...

—No, ese es tu error, el mismo error que cometió tu padre, no observas, solo crees que todos te deben alabanza y esa, fue la perdición de tu padre

Ah una edad temprana, Magnus VI Valyrian fue espectador del deceso de su padre Magnus V Valyrian quien murió a manos de su propio pueblo que decía quererlo por su astucia y sabiduría. Desde entonces Alejandrina III Valyrian se había vuelto la reina y con ello, crío a su hijo con mano dura para que este no tuviera el final tan lamentable al igual que su difunto esposo. Las exigencias, los constantes insultos, las tareas excesivas habían tenido un gran impacto en el pequeño Heredero y se culpaba de ello, pues su pequeña nieta, sufría por sus errores en vida.》

Abriendo sus ojos una lágrima salto de su ojo debido a la tristeza de la pérdida de la única mujer que llegó a preocuparse por la pequeña Evangeline.

—¿Pero a que se debió ese comentario, Magnus?

Ophelia había arribado al despacho de su esposo posteriormente al verlo marcharse de la comida molesto por su comentario, puesto que anteriormente no se había molestado por lo que decía.

—No es nada, querida, simplemente me molesto el cómo te dirigiste a ella, como si no fuera tu hija, ¿Hubieras dicho lo mismo si se tratase de Rose?

—No incluyas a mi pequeña, ella no es...

—¿Que? Es tu hija Ophelia, la mujer que yace en manos del enemigo es tu hija, también...

Ophelia De Laurentiis de Valyrian había guardo silencio sepulcral, jamás se había sentido así de afectada por las palabras de su esposo, quien le había dicho en pocas palabras que se había olvidado de su hija, de su primera hija mayor a Rose.

A las afueras del despacho del monarca, Killian II Valyrian De Laurentiis recargado tras la puerta, fue espectador de la pequeña riña de su padre, eso mismo, le había molestado, pues solo el, y nada más que el había sentido una especie de afecto por su pequeña hermana menor, abriendo sus ojos, ya decidido, aria lo posible, por traer de regreso a Lyria, a su amada hermana Evangeline.

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Comments

Luz Maria Rodriguez

Luz Maria Rodriguez

Ese hombre está obsesionado con su hermana pues El abusaba sexualmente de ella cada vez que le daba la ganapor eso está molesto porque no está donde se suponía que tenía que estar por eso va a ser todo lo posible por traerla de regreso pero no porque sienta compasión de ella sino porque quiere seguir igual abusando de ella sexualmente y no soporta que ya no esté al alcance de su mano, es un maldito mal nacido y degenerado

2025-01-13

0

Yeli Martinez

Yeli Martinez

no se olvido es que no es su hija.

2024-08-22

0

Lisseth 👩🏻‍🦰

Lisseth 👩🏻‍🦰

Ese hombre está loco oh mejor dicho está obsesionado con Evangelina ojalá no la encuentre nunca porque el mucho daño le hizo 😡

2024-07-16

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