Capítulo 14

— Llevabas casi una semana inconsiente... Temía que nunca despertarás...— Le dijo Euridice. Ambos ahora estaban sentados en el risco cerca a la orilla.

— Lamento haberte preocupado.— Dijo Arjona mientras miraba abajo, a la laguna.

— Todo es mi culpa... Debí hacerte caso. Debi quedarme en el castillo y esto jamas habría pasado.— Dijo Euridice. Arjona no respondió y solo le dio una suave palmadita sobre la cabeza.

— Nada de esto es tu culpa. — Dijo él.

— ¿Que debería de hacer ahora?.— Preguntó Euridice a lo que el sonrio.

— Seguir avanzando. — ...

...

Llegando la tarde; Arjona, Undo, Dux y Euridice se encontraban comiendo juntos. Pero esta vez discutiendo un problema.

— Jacob ha sido coronado como Emperador... Últimamente hay mucho movimiento militar, parece ser que Jacob quiere comenzar una guerra contra otros imperios. El ejercito tambien ha comenzado a atacar a las aldeas y pueblos mas vulnerables— Dijo Dux. Euridice escucho eso y se noto preocupada.

— ¿Es tan grave?.— Preguntó ella.

— Los soldados siempre se han aprovechado de los pueblos más pequeños y pobres... No es sorpresa que ahora lo sigan haciendo, somos la clase de personas que no le importa al imperio — Dijo Undo notándose un poco triste.

— Dux... Usted... ¿Sabe donde estan los ases?.— Preguntó Euridice. Undo y Arjona la miraron, se notaban incredulos con su pregunta.

— Los Ases son solo una leyenda — Dijo Arjona mientras se metía más comida a la boca.

— exactamente... Ellos son solo una leyenda que le cuentan a los niños.— Dijo Undo. Euridice agacho la cabeza mientras que Dux le miraba.

— Solo se donde esta uno.— Dijo Dux. Arjona y Undo se quedaron en shock, Arjona trago la comida que tenia en boca para después hablar.

— No alimente su locura. Han pasado más de mil años, aún si existieron... seguramente están muertos.— Dijo Arjona.

— No. — Dijo Dux con esa misma sonrisa en su rostro. — Ellos eran inmortales, no podian enfermar ni envejecer. — Les dijo.

— Pero en tu visión dijiste que solo aparecían cuatro guerreros... Y los Ases son cinco.— Dijo Undo.

— Así es... Es por que el quinto As... esta aquí. — Dijo Dux mirando a Arjona. Arjona quien seguía comiendo lo miro sin entender a que se refería. Euridice y Undo también lo miraron, incredulos.

— ¿Que no se supone son imortales?. Este casi se muere.— Dijo Undo.

— Es por que aun no despierta el poder de un As.— Dijo Dux. Arjona trago su bocado y después suspiro.

— No diga idioteces anciano.— Dijo Arjona.

— Que paso con el anterior?.— Preguntó Euridice.

— Sé quito la vida...— Dijo Dux a lo que todos se notaron un poco tristes. — Era el As del Dragón. Un as tan poderoso que todos lo odiaban por miedo a lo que su ira pudiese hacer... Con la muerte del primer emperador, se quedo solo ya que todos los Ases se separaron... No aguanto la tristeza y se quito la vida.— Dijo.

Euridice agacho la cabeza, podía entender de alguna.

— Pero bueno... Solamente tengo conocimiento de la ubicación de un As actualmente, ese es el As del Tigre. — Dijo Dux para después mirar hacia la salida. — Sé encuentra en una aldea en medio de los bosques del Norte del reino Haze, una vez lo encuentren podrán encontrar al resto.— Dijo Dux sonriendo.

— ¿Como sabrá donde están los demas?.— Preguntó Euridice.

— Todos los Ases pueden sentirse el uno al otro sin importar la distancia cuando su rey pide su ayuda. — Dijo Dux

— Pero yo no soy su rey... seguramente no querrán ayudarme.— Dijo Euridice.

— Creo que no te has dado cuenta Princesa.— Le dijo Dux para asi mirar a Arjona. — En ti se encuentra el poder del sol, el poder que le permitió a Arjona seguir con vida. Y el poder que te permitirá luchar contra lo que se viene.—...

...

Después de esa conversación Euridice se propuso partir al día siguiente. Fue una discusión un poco tensa, dado que Arjona quería evitar que ella fuese a algún lado por miedo a que salga herida nuevamente. Euridice por su parte le dijo que no debía venir, pues no quería que el saliera era herido más de lo que ya estaba...

A la mañana siguiente, Euridice se preparaba para irse. Estaba en la entrada de la choza ajustando sus botas cuando Arjona llegó y se puso de pie a lado suyo con su lanza en mano.

— ¿Que haces?. Te dije que no vinieras.— Dijo Euridice levantándose.

— Aham. Anoche usted me dijo que me deslindaba de mis obligaciones como su guardián asi que... Ahora soy libre de sus ordenes y lo primero que voy a hacer con esta libertad es seguirte y cuidarte — Dijo Arjona cruzándose de brazos. Euridice fruncio el ceño y después negó con la cabeza.

— Bueno... Ahora hay que irnos. — Dijo Arjona comenzando a caminar.

— Espera... Quiero despedirme — Dijo Euridice disponiéndose a entrar en la choza, sin embargo casi al momento salió Undo.

— Hey Bestia.— Le hablo Undo a Arjona para asi poner junto a el un costal. — Puedes venir por esto?. Es pesado. Y nos servirá en el camino.— Dijo Undo para después caminar hasta sus botas, mismas que comenzo a ponerse.

— Undo... Tú...— Dijo Euridice al verlo.

— ¿Que?. Obviamente iré. Necesitan alguien que sepa cocinar y sepa de curaciones por que si no se mueren allá afuera.— Dijo Undo atando las agujetas de sus botas. Euridice mostró una pequeña sonrisa, le agradaba saber que tendría otro compañero de viaje.

— Haré mis mejores oraciones... Para que les vaya bien en el camino. — Dijo Dux caminando desde el interior de la choza hasta ellos.

— Seguro que estarás bien sin mi?.— Preguntó Undo una vez tenía sus botas puestas para caminar hasta estar enfrente de Dux.

— Lo estaré... No te preocupes.— Le dijo Dux sonriendo. Undo suspiro y después miro a otro lado.

— Cuando vuelva quiero la choza limpia.— Dijo Undo dándole la espalda.

— Claro que si Undo...— Dijo Dux.

Arjona camino hasta tomar el costal de cosas, lo colgo sobre su hombro y comenzo a caminar.

— Dux... Muchas gracias por todo.— Le dijo Euridice con una sonrisa, haciendole una reverencia en modo de agradecimiento y respeto. Dux hizo una reverencia igual y después asintió.

— Confío en usted Princesa.— Le dijo él.

Con una sonrisa, Euridice comenzo a caminar siguiendo a Arjona mientras que Undo de detuvo antes de alejarse de la choza para después correr y regresar hasta abrazar a Dux. Arjona y Euridice le observaron, ella con una sonrisa pues nuevamente ella podía entender la relación entre Dux y Undo, que era una relacion similar a la que solía tener ella con Edmund.

Después de aquel abrazo, Undo volvió a caminar hasta alcanzar a Arjona y Euridice.

— Vamos!. — Dijo Undo una vez les arrebazo. Euridice sonrio y comenzo a caminar detrás de Undo con Arjona detrás de ella.

Detrás de ellos, Dux les miraba irse, manteniendo esa sonrisa en su rostro para después juntar sus manos.

— Por favor... Dales un buen viaje...— ...

...

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