Capítulo 15

El viaje comenzo hacia el suroeste, sería un viaje de al menos siete días en los cuales podrían enfrentarse a todo tipo de problemas. Y es que para llegar debian de atravesar zonas rurales y con poco tránsito de personas, para evitar que alguien pueda descubrirlos...

...

Los días comenzaron a pasar, habían avanzado casi a la mitad del camino en solo tres días. Para el cuarto día, iniciaron su viaje apenas salió el sol y después de desayunar algo, ahora estaban entrando finalmente al territorio de Haze.

Caminaban por un sendero largo, mismo que estaba a lado de un campo de cultivo en el cual había solo unos cuantos trabajadores. Para pasar desapercibidos, Euridice debía cubrir su cabellera; pues ese rubio dorado era solo unico en la familia Imperial.

— Según el mapa estamos ya en el reino de Haze. Ahora solo debemos atravesaron hasta llegar al suroeste. Dux nos marco el lugar en el mapa. — Dijo Undo con el mapa y brújula en manos, estando al frente de Euridice y Arjona.

— ¿Queda aun muy lejos?.— Preguntó Euridice mientras caminaba detrás de Undo.

— Pues... Más o menos. — Dijo Undo mientras miraba algo en el mapa, notándose un poco confundido con unos símbolos. — Oye Bestia, ¿sabes que es esto de aquí?.— Preguntó mientras se detenía y daba vuelta para mostrar el mapa. El mapa señalaba un símbolo similar al de un dragón. Arjona, que venía detrás de Euridice, se acerco ambos y después miro el mapa.

— Ni idea. En los mapas que conozco nunca he visto eso. ¿Quién te dio ese mapa?.— Preguntó Arjona volviendo a caminar.

— Dux lo hizo.— Respondió Undo. Euridice se mantuvo en silencio y camino hasta alcanzar a Arjona.

— Seguramente ese monje se fumo algo el día que hizo el mapa — Dijo Arjona a lo que Undo se mostró realmente molesto.

— ¡Eres un idiota! BESTIA.—

Los tres siguieron el sendero, hasta que finalmente llegaron a una parte donde el camino se dividía.

— Según el mapa, este camino nos lleva a donde esta la figura del dragón — Dijo Undo señalando a la izquierda. — Y este nos lleva a por lo seguro. De ser asi debemos rodear— Dijo Undo señalando a la derecha.

— No creas lo que dice ese mapa, vamos por aqui. — Dijo Arjona caminando hacia el sendero izquierdo.

— Estás loco!. Seguro debe haber algo allí.— Dijo Undo negándose a entrar por alli.

— Vamos... Seguro Arjona conoce estos caminos.— Dijo Euridice caminando hacia el sendero izquierdo, detrás de Arjona. Undo refunfuñando termino por seguirlos.

Pronto se encontraron entrando en un enorme bosque, mismo que se oscurecía conforme más se avanzaba. Y es que los árboles eran demasiado grandes y cubrían casi toda la luz.

— Ten cuidado.— Dijo Arjona sujetando a Euridice, quien casi caía por casi no ver el camino. Al segundo se escucho un estruendo, ambos miraron y atrás estaba Undo, quien se había caido.

— Te dije que este era el peor camino....— Dijo Undo echo una furia.

Los tres caminaron hasta que finalmente llegaron a una zona del bosque, que tenía un espacio libre bastante amplio. Las ramas de los árboles aún eran muy grandes y largas, aun cubrían el cielo.

— Bueno... Podríamos descansar aquí. Cocinare algo.— Dijo Undo.

— sii... Ya hace hambre.— Dijo Euridice suspirando.

Arjona no dijo nada y termino por dejar las cosas sobre el suelo. Undo fue hasta sacar de estas algunas cosas, para comenzar a preparar algo de comer.

Euridice se sento sobre el suelo mientras Arjona se recargaba en un árbol detrás de ella. Mientras Undo hacia lo suyo. Todo parecía tranquilo por el momento hasta que de repente...

Un extraño temblor los rodeo, Arjona camino hasta levantar a Euridice poniéndola contra su pecho mientras que Undo miraba a su alrededor confundido.

A un lado de ellos, cerca del camino por el que habian llegado la tierra comenzó a levantarse como si por debajo alguien estuviera empujando. De repente una grieta se abrio en el suelo y de esta salio una mano con garras afiladas, completamente oscura, y después comenzo a salir el resto del cuerpo.

Una criatura extraña y bizarra, completamente oscura, ojos rojos y colmillos que sobresalían de su boca. Aquel ser comenzó a soltar extraños gruñidos, los tres estaban impactados con lo que veian.

— ¡CORRAN!.— Les grito Arjona interponiendose en la vista de la criatura, con su lanza corto de manera instantánea su cabeza.

Undo sujeto de la muñeca a Euridice para comenzar a correr por el sendero. Apenas Arjona derribo aquella criatura, comenzó a perseguirlos. No tardo en alcanzarlos y al hacerlo cargo sobre su hombro a Euridice a la vez que tomaba del brazo a Undo para comenzar a correr más rápido.

Al mirar atrás Euridice pudo notar como más de esas criaturas venían hacia ellos. Eran realmente aterradoras.

— ¡AAAH! ¡Van a alcanzarnos!.— Dijo Undo corriendo con todas sus fuerzas.

Arjona lo sujeto para cargarlo de la misma manera sobre su hombro comenzando a correr aún más rápido buscando dejarlos atrás.

Tras correr sin rumbo siguiendo el sendero llegaron hasta lo que era un risco. Allí Arjona miro que morirían si se lanzaban por allí asi que bajo a Undo y Euridice para ponerse firme frente a ellos con su lanza en mano.

— Manténgase atrás. — Dijo Arjona mirando como aquellas criaturas finalmente lograron alcanzarlos. Dio un paso al frente y giro su lanza hasta apuntar el filo hacia esas criaturas. Euridice y Undo se quedaron observando, estaban claro que temían lo peor.

Aquellas criaturas se lanzaron contra Arjona, el movio su lanza y las corto por mitad apenas se acercaron. Su movimiento fue rapido, pero se notaba que sufría. Sus heridas no estaban completamente sanas, así que le era doloroso los movimientos y maniobras que hacía.

Con sus cortes casi invisibles por la velocidad, no tardo en vencer a la mayoría de las criaturas. Sin embargo, no noto que una mas fue directo hacia Undo y Euridice.

Undo de inmediato cubrio a Euridice para recibir el ataque y protegerla, mientras que Arjona se daba vuelta para intentar evitar que salgan heridos.

A punto de aquella criatura destrozarlos, una llamarada de fuego dorado cayó sobre la criatura convirtiéndola en cenizas en tan solo un segundo.

Una ola de este mismo fuego comenzo a aparecer, quemando a esas criaturas sin dañar a Euridice, Undo o Arjona.

Para cuando esta desapareció, tampoco quedaban criaturas. Arjona corrio hasta ambos y de inmediato reviso que no tuvieran heridas, pasos se escucharon detrás de ellos y pudieron ver a un hombre de roja capucha caminar hacia ellos. Arjona de inmediato se puso a la defensiva, pero el hombre se detuvo y tranquilamente se quito la capucha.

— No hay nada que temer. — Dijo él hombre con una sonrisa. Era un hombre grande, con barba y una cicatriz en su mejilla.

— ¿Quien eres?.— Preguntó Arjona sin bajar su lanza. El hombre con esa misma sonrisa miro a Euridice, notando sus dorados cabellos se noto intrigado.

— debo decir que... Esperaba que el próximo Emperador al que sirviera fuese más... Intimidante?. Jaja.— Dijo él. Todos se quedaron sorprendidos por un momento, Euridice dio un paso adelante y se atrevió a hablarle.

— Usted es...— Dijo ella.

— Así es niña. O debería decir. ¿Reina mia?. Soy Exardescere el As del Dragón. — Dijo él hombre con una gran sonrisa mientras se ponía de rodillas frente a ellos...

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