Capítulo 9

— ¿Los Ases Legendarios?.— Preguntó Arjona con el semblante en forma de burla.

— Si!. Ellos, pelearon a lado del primer emperador Crudele, eran inmortales asi que seguro deben seguir en alguna parte.— Dijo Euridice con emocion. Arjona solto una pequeña risa y después una carcajada, claramente descalificando lo que ella decía. Degel solamente suspiro y miró a otro lado.

— Estás completamente loca... No apoyo tal idea. — Dijo Arjona cruzándose de brazos mientras se sentaba sobre una silla.

— No esperaba tu apoyo ni el de nadie, tampoco tu ayuda o tu protección.— Dijo Euridice mirando al suelo.

— Ja, princesa. No sobrevivirías sin mi allá afuera ni un dia.— Dijo Arjona.

— Lo se... Se que es un suicidio, pero debo hacerlo... quiero hacerlo, por la memoria de mi familia.— Dijo Euridice. Aquello último hizo a Arjona borrar su sonrisa, miro a otro lado y suspiro.

— Rey Degel... Le pido que por favor se una a la Quintilla y le pida a la Reina Sendai, por favor se una también. Encontrare a los Ases legendarios y salvaré al imperio. — Dijo Euridice.

Degel se quedo en silencio y camino hasta un mueble con cajones, allí abrió uno de estos y del mismo saco lo que parecía ser una brujula. Con ella en mano camino hasta Euridice, tomo su mano y sobre esta puso la brujula.

— Dicen que al norte, cerca a las montañas. Existe un monje que tiene la ubicación de los Ases... Quizá si vas allá puedas encontrar una pista. — Dijo Degel.

— ¿Es enserio?! No apoyes su locura!.— Dijo Arjona levantándose hasta ir hasta ellos, miro a Euridice quien sostenia la brujula en mano y después tomo su mano. — Por favor... No te arriesgues. ¡Tú no tienes por qué pelear!.— Alzó la voz.

— ¡¿Entonces quien lo hará?! — Preguntó ella de vuelta. Arjona aparto a Degel y se puso frente a ella tomando sus manos.

— Escucha... Tú... no tienes por que pasar por esto, vayamos a otro lugar... Lejos de aquí. Recuerdas que cuando eramos niños querías ir a recorrer el mundo?. Pues... Yo te llevare a conocer todo el mundo, solo desiste con esta idea tan loca. — Le dijo Arjona. Euridice recordó esos lindos momentos, cuando su hermano Leonard y Arjona solian jugar con ella. Ambos le habían prometido llevarla a conocer el mundo entero...

...

AÑOS ANTES...

...

Una princesa de tan solo 7 años, acompañada de un príncipe y un chico, ambos de 13 años. Era un atardecer precioso, el sol ocultándose en el horizonte mientras la luna salía del otro lado.

A esos tres traviesos que siempre llenaban el palacio de alegria, se les ocurrió subir al tejado de la torre más alta para apreciar todo esto.

— Vamos Euridice!.— Le grito Leonard mientras corría subiendo las escaleras de la torre.

— ¡Voy voy voy!.— Decía Euridice corriendo detrás de el, mientras levantaba la falda de su vestido para no tropezar.

— si no nos apuramos nos descubrirán.— Dijo Arjona detrás de Euridice, mirando que nadie les siguiera.

— ¡Jaja! Pues rapido!.— Dijo Leonard tomando la mano de Euridice para subir más rapido.

Finalmente llegaron a la cima, alli abrieron la puerta de la habitación de la torre y después miraron la ventanilla sobre el tejado.

Arjona no tardo en comenzar a apilar algunas cajas para lograr alcanzar aquella ventanilla y finalmente lo lograron. Leonard subio primero, abrio la ventanilla y subió con cuidado para después inclinarse hasta la ventanilla de nuevo, estirando su mano hacia su hermana.

— Vamos Euridice!.— Le dijo Leonard. Euridice subió las cajas y se estiro hacia Leonard pero no lograba alcanzarlo. Fue alli que Arjona se acerco y tomándole por las piernas la elevo hasta que logro alcanzarlo.

Así ella finalmente pudo subir, seguida por Arjona para asi quedarse sobre el tejado. Debían de tener cuidado dado que el tejado estaba en forma de piramide, cosa que les haría caer en el menor descuido.

Sin embargo valió la pena, la vista era tan hermosa que los tres se sentaron a admirarla.

— Ahh.... Es... ¡Hermoso!.— Dijo Euridice poniéndose de pie en direccion al sol escondiendose, estiro sus brazos a los lados y dejó que el aire chocase contra ella. Para evitar que caiga, Arjona de manera instintiva sujeto su vestido con su mano; como método preventivo. — Aaaaaaah!. Yo quiero ir allá!. Hacia donde el sol se esconde!. En los libros dice que el mundo es enorme!¡ y que fuera del imperio es aún más grande!. Quiero ir a todos lados! A todo lo que toque el sol!.— Dijo Euridice.

— Te prometo que lo haras!. ¿Verdad Arjona?.— Dijo Leonard sonriendo.

— Si si.— Dijo Arjona manteniéndose acostado sobre el tejado pero aun con su mano sujetando el vestido de Euridice.

— Quiero ver todo el mundo! Quiero conocer cada rincón, los tres... Juntos!.— Dijo Euridice emocionada para después girarse hacia Arjona. — Iremos ¿verdad?.— Pregunto ella con alegría y entusiasmo. Arjona le miro, y después miro a Leonard detrás de ella; quien mantenía una sonrisa un poco divertida.

— Claro... Si claro... Yo te llevare. — Dijo Arjona...

...

Recordando eso, las lágrimas en Euridice se hicieron presentes y después se abrazo a Arjona.

— Te quiero... Pero... Tendrás que llevarme en otra vida. — Dijo ella al alejarse de su abrazo para asi sonreir y después comenzar a caminar para salir de la habitación.

Arjona se quedó de pie, solamente mirando al suelo con la mirada notoriamente llena de dolor. Degel camino hasta estar a su par, puso su mano sobre su hombro y después se fue de la sala...

Llegando el medio dia, después del desayuno. Euridice se encontraba en una de las bodegas, donde Degel le estaba dando lo que podría necesitar para su viaje. Desde dinero hasta comida y ropa.

— Con todo esto podrás sobrevivir al menos unos dos días. Te daría más cosas pero dudo que puedas llevar más equipaje. — Le dijo Degel.

— Muchas gracias su majestad.— Dijo Euridice con una sonrisa.

— No me agradezcas.... Tengo fe en que podrás hacer algo.— Dijo Degel manteniendo una serenidad total.

Apenas tuvo todas sus cosas, Euridice se cambió de ropa a una más apta para el viaje y después se dispuso a irse.

Con la brujula comenzo a caminar hacia el norte del palacio, le abrieron la puerta para salir por un sendero en direccion al bosque y las montañas. Apenas dio un paso afuera se detuvo unos segundos para tomar valor y después siguió caminando.

— A donde crees que vas?.— Preguntó Arjona detrás de ella. Euridice se volteo para verlo y lo noto con un enorme costal con cosas junto con su lanza cubierta por una manta.

— Arjona... ¿Que haces?.— Preguntó ella. Arjona camino hasta arrebazarla y después se detuvo para verla.

— ¿Que esperas?. Debemos buscar a ese monje loco. — Dijo Arjona.

Con una sonrisa Euridice corrio hasta estar a su par y juntos comenzaron a caminar por el sendero hacia el norte. Apenas se alejaron, por la puerta principal la misma mujer a la que Blad amenazo, se encontró mirando como ambos se marchaban.

Después de ver hacia donde iban termino por caminar hacia otro lado del palacio, llegando hasta una salida en las orillas donde Blad se encontraba recargado en una pared con una capucha sobre su cuerpo.

— Van hacia el norte...—...

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