Una señal de Tupá

Camila miraba todo a su alrededor, se acercó al agua y pudo ver las plantas acuáticas que parecían irreales… se giró y miró hacia los árboles, enredaderas de flores diversas caían de ellos y le daban el aspecto de cortinas… miró la zona donde Luriel había acondicionado para el almuerzo y no pudo evitar una sonrisa de placer… todo era perfecto.

-          En esas jarras de barro tienen limonada y en aquellas que están allí – señaló el borde del lago – tienen una bebida con alcohol llamada chicha… les aviso que es fuerte… - miró a Camila pero ella desvió rápidamente la mirada – pueden meterse al agua si quieren…

 

-          Pensé que no te podían ver en paños menores… por eso mi abuelo castigo a mi hermana – dijo Adrián para picarlo un poco

 

-          En bóxer es más fácil nadar… por eso voy temprano…  - dijo alternando la mirada entre ambos hermanos – nadie de la aldea va a esa hora… si hubiera alguien tendría que entrar con pantalón… incluso el bóxer ya es una modernidad que mi padre por ejemplo no usa… - como se asombraron agregó – y las mujeres entran con vestido…

 

-          ¿Y cuando salen…? – preguntó Camila sonrojada al pensar que ella se expuso en bikini, pensando que ellos también usaban algo similar

 

-          Quedamos mojados hasta que nuestra ropa se seca… - le sonrió – pero a este lago solo viene mi familia, así que si quieres nadar con bikini o en esos pantalones cortos… no vas a ofender a nadie…

 

Ella solo asintió, pero se sentía avergonzada. Seguían charlando y observando todo lo que le explicaba Karai cuando escucharon una voz potente.

-          Bienvenidos… espero que tengan hambre…

Luriel  y Mario llegaban con unas grandes vasijas que pusieron en las improvisadas mesas

-          Él es mi padre… - dijo Karai sonriéndole – el Cacique Luriel

Luriel saludo amigablemente a todos los jóvenes, pero prestó atención principalmente a la joven valiente que ya había visto antes y a ese hombre que Mario le indicó que era él que afectaba tanto a su hija.

No dejaban de cruzar miradas entre ellos.

 

***

Poco después que habían salido de la casa de Mario, llegaron Luriel y Anahí para ayudar con la comida.  La idea era llevar todo ya trozado para que solo lo tuvieran que agarrar y comer. Habían asado carnes y cocinado tubérculos, también habían llevado frutas y estaban terminando de hacer las tartas…

Luriel veía a su hija ayudando a Irupé y podía darse cuenta que estaba aterrada, suponía que podía ser por la posibilidad que decidiera obligarla a ir. Se acercó a ella lo suficiente como para que nadie más lo pudiera escuchar.

-          ¿Ese muchacho es el chico que te salvó, no? – hablaba sin mirarla, pero sabía que lo escuchaba porque había retenido su respiración por unos segundos – te había sugerido que cuando te sintieras mejor fueras a buscarlo… pero Tupá ha decidido traértelo a tu tierra… a donde toda tu gente te va a proteger…

 

-          No le temo papá… - dijo en un susurro – me avergüenza…

 

-          Él no sabe que eres la misma chica… - le sonrió – está convencido de eso… - le tomó el mentón y le obligó suavemente a mirarlo – conócelo y si crees que puede haber algo entre ustedes… solo dile la verdad… - como vio sus ojos con temor agregó – me dijiste que no le temías… y Guaci Tecol es una joven intrépida que no le ha temido a nada ni a nadie…

 

-          No me obligues papá… - le suplicó

 

-          Jamás te obligaría a hacer algo que no quisieras… - le dijo abrazándola fuerte contra su pecho – cuando estén las tartas… puedes llevarlas tu directamente si quieres o puedes tocar fuerte la bocina del auto como hacemos siempre y yo las voy a venir a buscar…

 

La vio asentir y luego se dispusieron con Mario para marcharse.

Cuando comenzaron a sentarse para almorzar, pudo notar que ese muchacho era atento con todos, especialmente con Araí, que no dejaba de mirarlo de una manera rara. Luriel se acomodó y Araí rápidamente se acomodó a su lado, entonces él le susurró

-          Mba'ére piko remaña hese upéicha? (¿Por qué lo miras así?) – no podía evitar sonreír al verla sonrojarse

 

-          Ha’e oguereko peteĩ kuimba’e porã rova (tiene cara de hombre bueno) – contestó sonriendo también.

 

-          Péro che apensa haʼe ointeresaha ne ermána.(Pero creo que a él le interesa tu hermana) – dijo más cerca de su oído

 

-          Chegusta upe papá... (eso me gusta papá…) – se reía en complicidad

 

-          Aníke ñañe'êve guaraníme (no hablemos más en guaraní) – dijo tocándole la nariz en un gesto cariñoso y ella solo asintió.

 

-          ¿Quién se anima a probar la chicha? – dijo Luriel con voz fuerte y los adultos asintieron excepto Iván - ¿no te atreves…?

 

-          No soy de tomar alcohol señor – respondió con respeto – pero para no desairarlo lo voy a tomar...

 

-          Mi hermana Guaci lo toma… - dijo Araí sonriéndole con una expresión difícil de interpretar – ella es muy valiente… y fuerte… y muy bonita… ¿la conoces?

 

-          La vi con tu abuelo… - dijo con voz ronca mientras se sentía cohibido – la asusté  sin querer – agregó mirando al cacique – la confundí con una chica de la ciudad

 

-          ¿Esa chica es bella como mi hermana? – insistía y Luriel miraba atentamente a ambos – es casi igual a tu hermana, solo que tiene ojos marrones como los tuyos…

 

-          ¿Esa chica es tu novia? – Araí insistía y lo vio negar con la cabeza y hacer un gesto de impotencia

 

-          La vi solo una vez… - le respondió sonriéndole – y luego desapareció…

 

-          ¿Cómo se llama esa chica? – preguntó Luriel porque ya no podía aguantarse

 

-          No lo sé señor… - dijo mirándolo – me dijo Pocahontas… pero es obvio que es porque no quiso decirme el real.

 

-          ¿Pocahontas…? – se entusiasmó Araí – Entonces es una princesa como nosotras…

 

-          Estoy seguro que sí, mi amor – dijo riéndose y mirándolo nuevamente continuó - ¿Cómo se conocieron?

 

-          Ella estaba sola en un bar – comenzó a hablar – yo estaba con ellos – señaló a sus amigos…que se reían a carcajadas de algo que había dicho Pitá – cuando un hombre la fue a acosar… yo lo evite…

 

-          ¿Y eso fue peligroso? – preguntó Araí

 

-          No, porque ese hombre estaba borracho y yo no… - le sonrió nuevamente – además le habían puesto algo en su bebida y ella comenzó a sentirse mal… así que la cuidé…

 

-          ¿Cómo la cuidaste…? – dijo Luriel sin mirarlo y sin poder evitar el reclamo - ¿la llevaste a tu casa?

 

-          Si señor – dijo serio – la droga produce un efecto… que bueno… - dijo dudando – no puedo decirlo ahora ¿me entiende no? – lo vio asentir pero aún no lo miraba – era peligroso que se fuera sola...

 

-          ¿Y contigo no corría el mismo peligro…? – recién entonces lo miró

 

-          No fue fácil señor – le sonrió con vergüenza – la metí en la ducha para bajar su temperatura y luego durmió…

 

-          ¿Quieres que te crea que no pasó nada entre ustedes? –dijo dudando

 

-          Todo lo que ella hizo fue por efecto de la droga… - lo vio mirarlo un poco enojado – pero yo no estaba drogado… y no me he aprovechado nunca de nadie indefenso… menos lo voy a hacer con una chica como ella… - no pudo evitar sonreír al recordarla – era tan hermosa señor… no se imagina el esfuerzo que hice para ser un caballero – y levantando los hombros agregó – entré a bañarme y ella desapareció…

 

-          Con razón que saltaste sobre mi hija… - comenzó a reír relajado – si se parece tanto a ella… sería una señal de Tupá que justamente vinieras a un lugar como este…

 

 

 

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