Ataque feroz

¿Buscas algo…? le había preguntado Karai mientras la seguía observando. Su temperamento tranquilo se puso en juego cuando ella lo miró completamente asustada, los grandes ojos verdes resaltaron más cuando se enrojeció completamente al saberse descubierta.

-          Yo… no… no busco nada – estaba aterrada

 

-          ¿Por qué me estabas mirando…? – siguió hablando como si estuviera enojado, con la voz más ronca de lo que quería.

 

-          Lo siento… - se comenzó a sentir mal de pronto – no lo quería molestar… solo me gustó como nadaba… sin moverse del lugar…

 

-          No eres del pueblo… - la vio negar con la cabeza, estaba aturdida si dudas – no puedes venir sola… es muy peligroso…

 

-          No estaba sola – dijo Iván a su espalda y él se giró a verlo – vino en contra de mi voluntad, así que no me quedó otra que quedarme a cuidarla…

 

-          Tampoco eres del pueblo… - dijo con cautela, observando su contextura y forma de pararse, sin dudas tenía algún tipo de entrenamiento.

 

-          No… - le pasó la mano – soy Iván… ella es Camila, la nieta del juez del pueblo…

 

-          Soy Karai… - dijo simplemente mientras aceptaba el saludo - tú y tu novia no deberían entrar al monte tan temprano – no pudo evitar el reclamo en la voz – es peligroso por los animales…

 

-          No es mi novio… - aclaró rápido Camila – es solo el amigo de mi hermano…

 

Karai volvió a girar para mirarla y por un breve segundo sintió alivio. Esa mujer era más hermosa de lo que quería reconocer. No pudo ver la sonrisa de Iván al ver el cambio rotundo de interés de Camila.

-          No te puedo asegurar que ella haga caso… - agregó riendo Iván - tiene esa mala costumbre…

 

-          Si te lastimas… - dijo mirando a Camila – o pides ayuda… nadie podría oírte… ¿entiendes? – la vio asentir

 

-          ¿Vienes todas las mañanas…? – preguntó en forma atrevida, pero cuando Karai gesticulo asombrado por su pregunta, desvió la mirada hacia el suelo

 

-          Si, habitualmente ejercito nadando… - contestó ronco – pero no tengo tiempo para andar salvando a niñas caprichosas…

 

Esa respuesta la había molestado, reconocía que siempre había sido caprichosa, pero indudablemente ya no era una niña… o estaba ciego… sabía muy bien como lucia y como estaba formado su cuerpo… cuando estuvo a punto de responderle, Iván la interrumpió…

-          Mejor nos vamos Cami… - le tomó de la mano y la estiró – un gusto conocerte Karai

 

-          Igualmente – contestó Karai y se quedó mirando como comenzaban a alejarse.

 

No supo que era lo que lo sujetaba en ese preciso momento a la tierra que no podía moverse ni separar la vista de ellos, pero cuando ella giró el rostro y lo miró con sus grandes ojos enfurecidos, una sensación extraña comenzó a subirle desde su abdomen y se posicionó sobre su pecho atenazándolo. Su corazón comenzó a latirle más fuerte y estuvo a punto de alcanzarlos para ir con ellos… de todas formas para ir al pueblo pasaban por su casa, pero se obligó a controlar sus ímpetus y esperar pacientemente que se alejaran.

Camila siguió caminando tomada de la mano de Iván, por varios minutos, pero luego no pudo evitar molestarlo.

-          ¿Por qué me llevas de la mano…? – estaba insidiosa – nunca lo has hecho

 

-          Nunca estuviste en peligro… - contestó calmadamente

 

-          ¿Crees que ese chico es un peligro para mí…? – estaba confundida

 

-          Estabas en peligro de decir alguna tontería – no pudo evitar reírse – y arruinarías el interés que se le notaba…

 

-          Yo no iba a decir ninguna tontería… - se soltó de la mano – me parece que estas celoso…

 

-          Créeme que hubo chispas entre ustedes… - seguía riéndose – y si le decías que no eras una niña, como pensabas hacerlo – la vio refunfuñar en voz baja – le estarías dando la razón… ahora podrá seguir interesado en ti hasta que se vuelvan a ver y hagas alguna otra tontería….

 

-          Yo no hago tonterías… - seguía enojada

 

-          Seguirme y obligarme a que te cuide… ¿no es una tontería…? – dijo haciendo un gesto de obviedad

 

-          No estabas obligado a quedarte conmigo… - seguía reclamando

 

-          ¿Y cómo le explico a tu hermano y a tu abuelo si te pasa algo y yo no hice nada? – se detuvo y cruzó sus brazos en el pecho

 

-          Está bien… - lo miró avergonzada – tienes razón… lo siento…

 

-          Ahí si estas actuando como adulta… - como la veía cabizbaja agregó – tal vez puedas convencerlo para que te cuide él…

 

-          No quiero que se me acerque… - comenzó a bufar otra vez y se giró para caminar lo más rápido que podía.

 

Iván comenzó a caminar a cierta distancia de ella, no podía evitar sonreír al verla tan furiosa, pero al pasar frente a una casa pequeña con un hermoso jardín, no pudo evitar anhelar para él un lugar así… en su departamento ni siquiera tenía una maceta…

Estaba ensimismado contemplando el jardín y el monte del otro lado de la calle cuando escuchó voces que salían de la casa. Su curiosidad fue más fuerte y comenzó a mirar sin tapujos. Vio salir al hombre pelirrojo y recordó cómo le habían tomado el pelo con su nieta… por unos segundos se dijo que siguiera caminando y dejara de ver, pero luego de esos segundos de racionalidad, sobrevino el instinto de rebeldía inmadura y no tuvo mejor idea que gritar:

-          ¡Buen día! – lo vio sorprenderse – soy el que ayer asustó a su nieta muda… ¿me recuerda?

 

-          Hola muchacho… - contestó con amabilidad - ¿quieres pasar a charlar?

 

Mario no pudo evitar sentir cierta lastima por ese chico, si aún no se había dado cuenta que ella había hablado, tal vez no fuera muy inteligente.

-          Estoy acompañando a la nieta del juez que va enojada conmigo caminando allá – contestó señalando el camino –

 

-          No tienes que hacer enojar a tu novia… - reía mientras que alternaba la mirada entre ese sujeto en la calle y su nieta oculta detrás de las plantas.

 

-          Dígale a su nieta que no necesitaba ser tan descortés simulando una discapacidad… - no pudo evitar el reclamo – yo solo la había confundido con otra persona… no tenía intenciones de molestarla…

 

-          Entonces si te diste cuenta solo – volvió a sonreír – no fue ella… fui yo el que te hizo la broma… - lo vio ponerse serio.

 

-          Pero ella tuvo la oportunidad de decir que era una broma y eligió hacerme sentir mal… - vio como el hombre miraba hacia unas plantas y supo que ella estaba oculta allí – y desconozco por que ahora se esconde detrás de la planta… pero si le molesto tanto, que no se preocupe que no la voy a volver a mirar ni hablar… que tenga un buen día señor…

 

Se giró y comenzó a andar, no sabía bien por qué, pero estaba enfadado con ellos, se habían burlado y hacía muchos años que nadie se atrevía a burlarse de él, salvo sus amigos de siempre.

No escuchó si ese hombre le contestó o no…, necesitaba alcanzar a Camila antes que entrara al pueblo…

Mario quedó impresionado y no podía dejar de mirarlo mientras se alejaba. Cuando prestó atención a su nieta, la vio pálida.

-          Tiene razón… - dijo fuerte – los dos nos comportamos muy descorteses con él… pero pensé que lo tomaría con más humor…

 

-          No es nuestro problema abuelo… - dijo en un arranque mientras se levantaba – que se vaya a la ciudad con su novia y nos deje en paz… - se dirigió al interior de la casa y se sentó en el sillón

 

Guaci había visto a la nieta del juez, y era muy linda y completamente diferente a ella… como él le había dicho, ella era solo una Pocahontas… De pronto una sucesión de imágenes se apoderaban de su cabeza, lo veía cuando estaban en el bar y lo salvó de ese acosador… lo veía recostado en la puerta mientras que ella lo besaba… lo veía con la camisa empapada mientras la sostenía bajo la ducha… casi podía sentir los besos que él le dio en el cuello y en la línea de la mandíbula… sentía sus manos atrayéndola hacia su cuerpo… y en su perversa mente mezcló todos esos recuerdos eróticos con la imagen de la nieta del juez…

-          ¿Estás bien cariño…? – dijo Irupé preocupada interrumpiendo sus pensamientos – te ves acalorada…

 

-          ¿Te puedo preguntar algo abuela…? – la vio asentir - ¿a los hombres les gustan más las rubias o las morenas…?

 

-          Depende del hombre cariño… - dijo comprensivamente – a tu padre le gustan las pelirrojas… - no pudo evitar reír… - a tu abuelo las morenas como nosotras… le voy a llevar su limonada al abuelo… en la mesa hay más si quieres…

 

No esperó respuesta, se moría de curiosidad para saber qué había pasado que había entrado tan disgustada.

-          ¿Qué tiene Guaci que está tan rara…? – preguntó bajito cuando se acercó a Mario

 

-          Tiene un ataque feroz de celos… - contestó Mario mientras tomaba su vaso sonriendo y luego abrazaba a su mujer –

 

-          ¿Celos de quien…? – le encantaba la intriga

 

-          De ese muchacho con el que estaba hablando recién… - sonreía mientras intercalaba frases con tragos de limonada – parece ser el novio de la nieta del juez… pero ayer él corrió detrás de ella… pero dijo que la confundió con otra…

 

-          ¿Corrió detrás de quien…? – estaba confundida –

 

-          Ayer Guaci me esperaba en la sombra del sicomoro, como siempre… - comenzó a contarle – cuando salía yo del correo veo que este hombre corre hacia el camino, y cuando miro bien veo a Guaci caminando a toda velocidad como escapándose… - me preocupé y corrí hacia ellos y cuando llegué, él se estaba disculpando por haberla confundido…

 

-          ¿Con quién…?

 

-          No lo sé pero ella me hablo en guaraní para pedirme que no le dijera quien era ella… - hablaba y vigilaba por las dudas que su nieta no lo escuchara - estoy seguro que ella ya lo conoce… porque se transforma completamente cuando él está frente a ella.

 

 

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