Habían salido de madrugada, era la mejor hora para incursionar en el monte, las hierbas aún estaban mojadas por la neblina y el olorcito a tierra y musgo mojados se sentía por doquier. Caminaban en silencio, escuchando los ruidos del monte, a medida que comenzaban los primeros sonidos, iban reconociéndolos, si bien Luriel no conocía las plantas como Mario o Anahí, había muchas plantas que fue conociendo con el tiempo. Si sabía reconocer aquellas que eran peligrosas por ser toxicas o incluso aquellas que no se debían tocar por las alergias.
Empezaron a escuchar sonido de agua, había alguna corriente muy cerca y si había corrientes rápidas, posiblemente hubiera alguna cascada también. Siguieron descendiendo por el terreno hasta que lo vieron: un pequeño lago hecho por una represa natural, una pequeña cascada que caía en un extremo y la represa del otro lado que era la que producía mayormente el sonido.
- Esto es precioso papá… - dijo Guaci entusiasmada- ¿ya lo conocías?
- No amor… - dijo también contemplando todo – cuando incursionamos siempre vamos a lugares que no conozco…
- Quiero entrar… - dijo decidida mientras se quitaba las zapatillas
- Un momento… - dijo Luriel preocupado – déjame actuar de papá y verificar que no haya peligro…
Comenzó a recorrer el borde y comenzó a numerar determinadas señales de alerta: como las bajadas de yacarés en los bordes, arboles podridos caídos en los costados que podrían tener mantarrayas y unos extraños huecos en los costados de la cascada que parecían ser nidos de serpientes.
- Sé que quieres meterte amor, pero tengo que limpiarlo primero – la vio desilusionarse – te prometo que en menos de un mes vas a tener tu jardín secreto como el que tenía tu madre…
- No va a ser secreto… - dijo riéndose – lo vas a conocer tú…
- Yo jamás me inmiscuiré en tu vida… - se puso muy serio – volviste triste… y entiendo que vas a querer tener un lugar solo para ti y para quien quieras dejar entrar…
- Tengo que confesarte algo papá… - apenas comenzó a hablar el llanto arreció – pero tengo mucha vergüenza…
- ¿Vergüenza de mi…? – preguntó extrañado – nunca tuviste vergüenza de hablar lo que sea… ¿es sobre sexo…? – insistió y la vio enrojecerse de vergüenza - tienes a tu madre y a tu abuelo que te van a poder orientar mucho mejor que yo… - dijo abrazándola – incluso tienes a Ken para pedirle algo para que no quedes embarazada…
- ¿No te molesta que ya no sea virgen…? – seguía cabizbaja
- ¿Eso era lo que te preocupaba tanto ayer…? – la vio asentir – si tú y tu novio se aman no le veo nada de malo… - hablaba con voz calma
- No tengo novio… - lo miró desafiante – terminamos…
- ¿Terminaron porque tuvieron sexo? – estaba un poco desconcertado
- Terminamos y después tuve sexo con otra persona… - comenzó a llorar otra vez – quería vengarme y ese chico me defendió de un hombre que me atacó… y olía tan lindo… - no vio la expresión de sorpresa de su padre – yo lo besé papá… había tomado alcohol pero recuerdo que yo no podía dejar de besarlo…
- ¿Y cómo terminó todo? – no sabía que decirle
- Desperté desnuda en su cama y me escapé mientras se estaba bañando – lo miró por fin a los ojos - ¿te defraude papá…?
- No cariño… - le tomó el rostro con ambas manos para que le prestase atención – las mujeres en la aldea se casan a partir de los 15 años… tú tienes 21 años… tu virginidad es tuya y de nadie más… y si se la quisiste regalar a ese hombre por salvarte… es tu decisión… y está bien… - le beso en la frente con cariño – ese hombre no tiene la menor idea de lo afortunado que fue…
- Sii muy afortunado… - se enjugaba las lágrimas con las manos - se cruzó con una loca depravada sexual...
- Son tus instintos amor…- le sonrió nuevamente – te atraía el olor de él y seguramente tú también le atraías a él… - la vio asentir confundida - ¿te ha ocurrido antes…? ¿con tu novio…? – la vio negar – entonces te voy a dar un consejo que te va a sonar extraño en este momento…
- ¿Qué me aleje de los hombres…? – estaba pálida
- No… - reía mientras la abrazaba – recupérate… pon tus ideas en orden… y antes de tomar cualquier tipo de decisión regresa a la ciudad… y ve a hablar con ese hombre…
- ¿Para qué…? – dijo espantada
- Tú tienes sangre de Copiango como yo… - le dijo tranquilo – reconocemos a nuestras parejas verdaderas… yo reconozco el olor de tu madre a cientos de metros…
- ¿Qué me estas queriendo decir…? – estaba más confundida - ¿Qué yo nací para ese hombre…?
- Si no quieres no… - le sonrió – no es obligatorio, pero me encantaría que te amen como yo amo a tu madre… su olor me enardece… lo mismo te ocurrió en su casa que no podías dejar de besarlo y lo demás que hicieron… y no me cuentes más detalles porque sigues siendo mi bebé…
- Te quiero papá… - lo abrazó nuevamente
- Y yo te quiero a ti mi niña… mucho…
***
Iván llamó a Daniel y lo primero que escuchó fue:
- Traté de decírtelo…
- ¿Quién era ella entonces? – no podía articular sus pensamientos
- No tengo la menor idea… - su amigo no dejaba de reír – pero te levantaste un bombón amigo… por lejos la mujer más bella que te conocemos… ¿Cómo se llama?
- No lo sé… - estaba cada vez más confundido – no hablamos mucho…
- Pura acción amigo… - no dejaba de burlarse –
- El hombre ese que la abordó le puso droga en su bebida… - escuchó que su amigo dejaba de reír – estaba excitada pero drogada completamente… la metí a la ducha y luego durmió…
- ¿Y cuando despertó no le preguntaste su nombre? Eras su salvador…
- Entre a bañarme y cuando salí no estaba más… - comenzó a explicarle – salí a buscarla pero no había ni rastro… nadie la había visto… miré las cámaras del bar… y se fue sola caminando…
- Eso es muy raro amigo… - estaba anonadado
- Quiero encontrarla… - dijo de pronto – invitarla a la cita real…
- ¿Era linda de cerca? – comenzó a burlarse otra vez - ¿o de cerca era un mamarracho?
- De cerca era perfecta… - dijo casi sin voz – una boca sensible… y unos ojos marrones extraños… pero hermosos…
- Huyyy amigo… - ya se reía a carcajadas – Cupido te tiró todas las flechas juntas…
- Ustedes me metieron en este lío… - dijo a la defensiva – si no se metieran tanto en mi vida…
- Si no nos importaras… no la hubieras conocido… - dijo fuerte – deja de quejarte y mañana vamos con Adrián al pueblo de su abuelo… así que vamos a cambiar de aires un poco…
- No sé si quiero ir... prefiero quedarme y buscarla… - comenzó a hablar
- Vamos a ir y allá vamos a idear un plan para buscarla cuando volvamos… - dijo conciliador – te vamos a ayudar… además a Camila le gustas mucho… y ella va con nosotros…
- Daniel… me preocupas – dijo serio – Camila es la hermana de nuestro amigo… y las hermanas de los amigos son horribles por regla…
- Solo digo para que dejes de hacerte la cabeza con tu prótesis… - le habló simulando a una mujer – eres hermoso… y drogadas o no morimos por ti…
- Agradece que no estas frente a mi… - comenzó a reír – eres de terror… nos vemos mañana.
Cortó la comunicación y se sumió en un pozo sin fondo de pensamientos. No podía dejar de pensarla e imaginarla. Recordaba a la perfección cada parte de su cuerpo, la había observado todo el tiempo que dormía, la sentía en sus palmas mientas la sujetaba bajo la ducha y ella se arqueaba exponiendo sus senos y luego se abrazaba nuevamente a su pecho para olerlo… era lo más raro que había experimentado en su vida… pero quería volver a hacerlo sin dudas…
Tenía un lunar morado de gran tamaño en su hombro derecho, él se lo había tocado suavemente y ella había respondido tomándole el rostro y besándolo… para 2 segundos después volver a dormirse destapándose nuevamente… Si hubiera sabido que era tan inquieta para dormir, la hubiera vestido… verla desnuda a cada rato lo estaba torturando completamente… Tenía 2 cicatrices llamativas: una sobre la rodilla derecha con forma de media luna y una en el muslo izquierdo de unos 10 centímetros cerca de la cadera… Sonrió al recordarlo… aparentemente eso de ser una niña quietecita parecía que no podía ser real…
No estaba maquillada, su cabello extremadamente lacio brillaba como nunca había visto en otra mujer, ni siquiera tenía pintadas sus uñas… no tenía nada de lo que otras mujeres solían usar: ni aros, ni pulsera, ni collares, ni siquiera un anillo…
Su boca era perfecta, y aunque estuviera un poco enrojecido su entorno por los besos violentos que le daba y porque se restregaba contra su barba… las espesas pestañas, negras como su cabello, adornaban sus parpados que ya ni siquiera intentaba abrirlos… su cuerpo completo estaba tonificado como si tuviera algún tipo de entrenamiento… tal vez artes marciales porque no tenía musculatura marcada. Su piel era suave, más oscura que la suya pero tenía un aroma que tal vez fuera una crema o alguna loción que ni siquiera se había ido con el agua de la ducha… cuando ella entraba en calor y se destapaba completamente parecía que él podía sentir más fuerte su aroma… entonces haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, volvía a taparla y a tratar de sujetarla suavemente para que se quedara quieta… pero era una tarea completamente inútil.
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