Atento y amable

Mientras que estaban en la aldea, los hermanos Tecol usaban ropa indígena, por tratarse de los hijos del cacique trataban de cumplir al máximo las costumbres, aunque algunas excepciones si se habían permitido: la ropa interior… Karai especialmente se había acostumbrado al bóxer y no estaba dispuesto a renunciar a ello. Sin embargo el pantalón con cordón y la camisa sin mangas era parte de su indumentaria porque realmente eran cómodas para el excesivo calor de algunos días… además con los chiripas que usaba Luriel era muy difícil poder nadar cuando quería… como era su costumbre…

Guaci amaba los vestidos indígenas con pequeñas cuentas en sus bordes, sin embargo cuando no la veían usaba pantalones cortos y camisas que le había sacado a su hermano. También los usaba cuando se iba a incursionar con Luriel… La ropa interior de los blancos si las usaba, sobre todo el sostén porque le permitía mantener sus senos que eran más grandes que los de Anahí controlados en sus aventuras. En cuanto salía de la ciudad, también dejaba de usar los lentes de contacto, en la aldea sus ojos no molestaban a nadie, incluso en el pueblo ya se habían acostumbrado a su color… Siempre se había sentido libre en su tierra… ella pertenecía a ese lugar… y siempre lo haría…

-          Cariño… - dijo Mario mientras miraba a su nieta mayor – debo ir a buscar el correo al pueblo… ¿quieres ir conmigo?

 

-          Íbamos a cocinar con la abuela… - dijo mientras que miraba intercaladamente a ambos

 

-          Podemos cocinar después… - intervino Irupé – tu abuelo muere por pasear contigo… - agregó simulando que le contaba un secreto – después disfruta cuando todos los jóvenes le dicen que quieren ser su nieto… - comenzó a reír

 

-          No hay nadie en el pueblo que ni remotamente me interese – le dijo a su abuelo abrazándolo – pero voy con el hombre más lindo… eres tú el que llama la atención… entiendo por qué la abuela se quedó loca por ti…

 

-          Uno de estos días cariño… - dijo riéndose – vas a encontrar a  “tu Mario” y me va a encantar verte loca por él…

 

-          Si eso llegara a ocurrir… - le sonrió a la abuela y agregó – te voy a preguntar abuela ¿Cómo hiciste para conquistarlo?

 

-          Me desnudé… - dijo Irupé riendo a carcajadas mientras Mario enrojecía de vergüenza – y no me pudo quitar ni los ojos ni las manos de encima…

 

-          Abuela, nde ivaieterei va’ekue (Abuela, eras terrible) – exclamó también avergonzándose

 

-          Fue un poco más romántico… - trató de suavizar la situación Mario pero riendo también – pero sigue así de terrible… cuando me descuido… se desnuda…

 

-          No me cuenten más… - no dejaba de reír mientras hacía señas con las manos – esto va a ser un trauma en mi vida… - los abrazó fuerte a ambos – no se imaginan cuanto los quiero… - estiró a su abuelo del brazo – vamos rápido antes que la abuela se desnude y me mandes sola al pueblo…

 

Iban caminando tranquilos y seguían riéndose de la cara del otro… Guaci se tomó de brazo de su abuelo y poco a poco las risas fueron cediendo… cuando se habían quedado en silencio por unos minutos ella se animó a preguntar:

-          ¿Alguna vez te arrepentiste de vivir aquí…? - señaló todo – aislado… lejos de la ciudad que era tu mundo…

 

-          En realidad la ciudad nunca fue mi mundo… - comenzó a hablar mientras acariciaba suavemente la mano que reposaba en su brazo – yo soy feliz en el monte… conocí a tu abuela… y me enamoré como un loco… - suspiró – estábamos solos hasta que tu papá y la abuelita se acercaron a nosotros…

 

-          ¿Era difícil mi papá…? – preguntó inocentemente

 

-          Ese hombre me ha inspirado los sentimientos más profundos… - empezó a reír otra vez – lo odié por celos… lo temí como Copiango… lo admiré como cacique… lo quise como amigo… lo respeté como yerno… y lo respeto aún más como padre de ustedes… No hay nada en mi vida… que no se lo deba a ese hombre…

 

-          ¿A qué te refieres…? – estaba emocionada

 

-          Tengo a Irupé porque él le dio la autorización para salir de la aldea… tengo mi carrera porque él me dio el permiso para entrar al monte de la tribu… tengo a tu madre porque él la salvó antes de nacer… los tengo a ustedes porque es su padre… y tengo a mi único amigo, porque no ha dejado de serlo nunca en todos estos años…

 

-          ¿No te molesta que le lleve a mamá 22 años? – no podía evitar dudar

 

-          En realidad es algo que le tiene que molestar a tu madre no a mi… - comenzó a reír otra vez – y vamos a ser sinceros… parece que tiene 15 años menos… - y susurrándole agregó – creo que usa alguna planta para mantenerse joven… y ahora que vamos a trabajar juntos me vas a ayudar a descubrirlo…

 

-          Cuando lo averigüe te aviso abuelo… - comenzó a reír también – y no digas nada si me llegas a ver desnuda por ahí buscando al amor de mi vida…

 

-          Primer lo encuentras… - le ponía cara de malo – después te desnudas… porque de lo contrario todo el pueblo va a quedar loco… - le sonreía en complicidad - especialmente el del correo que no deja de preguntarme por ti…

 

-          Razón de más para esperarte aquí abuelo…  - agregó soltándole el brazo y empujándolo suavemente para que entrara al edificio

 

Habían llegado al correo y Mario ingresó riendo, mientras Guaci simplemente se alejó unos pasos hacia la sombra de un gran árbol cerca de la plaza.

Vio llegar un auto a la casa del juez, supuso que eran los nietos que vendrían a visitarlo… todo el pueblo lo sabía porque no dejaba de repetirlo.

Vio bajar primero a una pareja de jóvenes rubios y luego descendieron de los asientos traseros dos hombres de cabello oscuro. Cuando uno de ellos giró su rostro y se puso de perfil a ella, el recuerdo de ese rostro apareció tan nítido en su mente como los latidos de su corazón que se enloquecieron de pronto. No podía despegar sus ojos de ese hombre otra vez y cuando se giró hacia su lado, ella directamente se dio vuelta y comenzó a caminar rumbo a su casa… había hecho unos pocos pasos cuando escuchó

-          Pocahontas… - lo ignoró completamente y siguió caminando hasta que sintió una mano que le traccionaba el brazo – hey… Pocahontas…

Se detuvo y al mirarlo a los ojos, Iván puso cara de asombro, la soltó inmediatamente y dio un paso hacia atrás…

-          Perdón… - estaba azorado – te confundí con otra persona… eres idéntica… salvo por los ojos…

Recién entonces Guaci recordó que esa noche tenía los lentes marrones pero aunque él no la reconociera, no podía controlar ni su respiración ni sus latidos

-          No quise asustarte… - seguía disculpándose – lo lamento… te dije Pocahontas porque pensé que eras ella…

 

-          ¿Todo bien por aquí…? – Mario habló sin dejar de mirar a su nieta que parecía estar congelada - ¿le puedo ayudar en algo joven?

 

-          Ani ere chupe mávapa che, abuelo (No le digas quien soy, abuelo) – dijo de pronto mientras se tomaba de su brazo simulando buscar protección

 

-          No la quise asustar señor… - dijo preocupado Iván – mi nombre es Iván… la confundí con una chica que conocí en la ciudad… - la miraba y sentía que todo su mundo estaba patas arriba – es igualita a ella pero con ojos marrones…

 

-          No pasa nada joven… - dijo mientras que empezaba a caminar con Guaci – ella es muda… -

 

Como ya se había girado Iván no pudo ver la sonrisa en la cara de Mario, ni ellos pudieron ver todas las emociones que pasaron por el rostro de Iván… se sentía fatal.  Se quedó parado mirándolos, hasta que desaparecieron en la curva del camino.

Mario esperó hasta estar a una distancia prudente para comenzar a reír a las carcajadas… pero su nieta ni siquiera sonreía… se sentía avergonzada nuevamente…

-          ¿Por qué le dijiste que soy muda…? – estaba un poco enfadada

 

-          Para que no insistiera en hablarte… - no podía dejar de reír – nunca te he visto con esa cara de espanto… - cuando vio que su nieta ni siquiera lo miraba agregó - ¿lo conoces, verdad?

 

-          No lo conozco… - trataba de evitar mirarlo – ni lo quiero conocer…

 

-          A mí me pareció que Iván es un chico muy atento y amable… - siguió hablando como si no fuera nada importante

 

-          ¿Quién es Iván…? – estaba completamente confundida ni siquiera podía pensar coherentemente - ¿de quién estás hablando abuelo?

 

-          El chico que te puso nerviosa… - seguía riendo – me va a encantar ver cuando se dé cuenta que es imposible que seas muda, porque me hablaste en guaraní…

 

 

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