Primera parte: Guaci

Guaci estaba nerviosa, Florencia, su mejor amiga de la universidad, la había llamado para decirle que tenía que hablar con ella.

Ken había insistido cuando fueron a la ciudad, que tuvieran celulares para poder contactarse con él si ocurría algún contratiempo o si necesitaban algún tipo de ayuda.

Ellos los utilizaban más que nada para contactarse con sus compañeros de estudios, pero siempre cuando viajaban a la aldea, los apagaban o los dejaban en la casa de Antonio. Eran completamente inútiles en la aldea porque no tenían señal y todavía no había avanzado tanto la aldea como para proponerlo. Aún así, Ken los convenció de instalar un teléfono fijo en la casa de Mario para poder estar en contacto más fluido.

Otro cambio que había hecho Guaci era que usaba lentes de contactos para unificar su color de ojos. La heterocromía la hacía ver más rara aun y eso la ponía nerviosa, así que Ken le había acompañado al oftalmólogo para que le recetara unos lentes apropiados de color marrón… porque era el único color que disimulaba la diferencia.

Cuando Guaci comenzó a salir con Esteban, le sorprendió que era muy empático con sus costumbres, era un poco mayor que ella porque había iniciado la universidad a la edad habitual y ella había asociado a que era más maduro, y que por eso la entendía mejor.

Ella le había dicho que era virgen y que quería mantenerse así hasta estar segura que esa relación valía la pena y él la había entendido y apoyado, pero le había pedido que para evitar excitarse  sin que hubiera posibilidad de mantener sexo, que limitaran los besos  y los contactos a los más inofensivos.

A medida que fue pasando el tiempo, Guaci trató de avanzar con las caricias, pero Esteban siempre se escabullía diciendo que debía ser un caballero para presentarse ante su padre en la aldea. Y eso en cierta manera la hacía sentir especial.

Insistía mucho en querer ir a la aldea para conocer a toda su familia, pero como a su hermano Karai no le gustaba mucho, siempre había buscado una excusa como para evitar que eso ocurriera.

Guací sentía que lo amaba de verdad, pero cuando comparaba a Esteban con su mismo padre, no podía dejar de reconocer que su novio no la miraba de la manera que estaba acostumbrada de ver en sus padres.

Esteban era atlético, carismático y muy atractivo, estaba acostumbrado a las comodidades y a la vida de la ciudad, así que era imposible para ella no sentir que se le rompía el corazón, al pensar que él no se acostumbraría jamás a la aldea. La única que la entendía era su amiga Florencia, ella siempre había estado al tanto de los miedos que ella tenía respecto a su relación. Algunas veces le había advertido que Esteban no era el tipo de hombre que se fijaría en alguien como ella, pero de cierta manera esas advertencias solo habían provocado un poco de incomodidad entre ellas.

Cuando le había contado a su padre, porque absolutamente todo lo hablaba con Luriel, él le había advertido que a veces las personas pueden sentir celos, y no solo en una pareja romántica, sino también que podían ser celos de hermanos, celos de amigos y que esos celos podían ser inocentes como por ejemplo celar que le dedica más tiempo a otra persona o celos malintencionados porque le envidia algo al otro.

-          Pero papá… - había dicho en esa oportunidad que ella le contaba sus miedos – ¿Qué podría envidiarme Florencia?

 

-          Todo… - dijo sonriéndole – desde tu rostro que es hermoso hasta tu inteligencia que no la tiene cualquiera…

 

-          Me ves hermosa porque soy tu hija… - le respondió riendo con pesar

 

-          Te veo hermosa porque tengo ojos y tengo una hermosa esposa con la cual compararte… - le besó con cariño en la cabeza – si sientes que ese muchacho es el correcto… tráelo… - ella lo miró ilusionada – tu sabes que nuestra aldea tiene sus secretos… y que como la familia Tecol tenemos nuestras responsabilidades con la gente que protegemos, pero tu felicidad también es una prioridad para mí.

 

No podía dejar de pensar en su padre mientras que caminaba rumbo a la casa de Florencia. Al llegar golpeó la puerta y a los pocos segundos le abrió la puerta su amiga que vestía un babydoll muy sugerente. Antes que pudiera saludarla, le hizo señas que no hablara y la hizo pasar recalcándole con un dedo sobre sus labios que no emitiera sonido.

-          Amor… ¿A dónde te fuiste…?

La voz sonó desde el dormitorio y un escalofrío le recorrió toda la espalda a Guací. Reconocía esa voz.

-          Ya voy cariño… - contestó mirando con soberbia a Guaci – llegó mi amiga que va a formar el trío que querías…

Guaci negó con la cabeza y se giró para salir de ese lugar antes que las lágrimas la arrasaran… cuando tomó el picaporte de la puerta la escuchó

-          Te dije que él no era el hombre adecuado para ti… - la vio girarse y continuó – eres una mojigata que jamás lo va a hacer sentir lo que siente conmigo…

A pesar de las lágrimas, que pugnaban por derramarse, contempló el anillo que Esteban le había dado antes que se fuera a la aldea, le había pedido matrimonio pero no se lo había dicho a nadie, ni siquiera a su padre a quien adoraba. Guardo el anillo y recién se lo volvió a colocar cuando había regresado a la ciudad y venía decidida a decirle que si…

Una sensación que nunca había experimentado antes, se comenzó a gestar en la zona baja de su abdomen y comenzó a ascender hasta su pecho. Ella era Guaci Tecol, la hija de Luriel Tecol, el campeón de caciques y si eso era poco para convencerla, era la hija del Copiango… era imposible temer enfrentarse a lo que sea.  Se giró hacia su “amiga”.

-          Demuéstrame quien es… - dijo con voz grave, ya no había rastro del dolor en su mirada

Ambas se dirigieron a la habitación, cuando lo vio fue imposible no sentir repugnancia. Estaba completamente desnudo, con los ojos vendados y atado a la cama. Guací se quedó a los pies de la cama y Florencia se sentó a su lado y comenzó a acariciarlo

-          ¿Y tú amiga…? – no podía disimular el entusiasmo

 

-          Se está cambiando… trajo un disfraz… - se reía mientras que tocaba su erección – algún día podríamos invitar a tu novia…

 

-          Nooo – puso cara de asco – no voy a lograr funcionar… bastante ya que la tengo que besar…

 

-          Pensé que era tan exótica y eso llamó tu atención… - continuó insistiendo para lastimarla más

 

-          No es exótica… - se retorcía ante sus caricias – es una india sucia…

 

-          No se dice india… - ella reía a carcajadas – es indígena… y pensé que querías conocer a su gente

 

-          No te puedo explicar mis motivos… - dijo ansioso – pero de pensar que tengo que ir a conocerlos, ya me da urticaria…

 

-          ¿Por qué dices que es sucia…? – giró para ver si lloraba, pero la encontró estoica parada mirándolos – ¿tiene feo olor…?

 

-          No te sé explicar… debe ser el rechazo que siento – insistió – no hablemos de ella…

 

-          Pero te vas a casar con ella… - se hizo la ofendida – vi el anillo que le diste…

 

-          Ni loco lo pienso hacer… - reía nuevamente – va a ser la típica novia abandonada en el altar…

 

-          Pero eso es muy cruel… - trataba de sonar compasiva - ¿Por qué la odias tanto…?

 

-          Cree que es una princesa de Disney… - volvía a reír – me quiso manejar con su virginidad como si fuera un regalo divino… al que debo rendirle pleitesía…

 

-          ¿Me estás diciendo que se cree Pocahontas…? – reía a carcajadas –

 

-          Se negó a tener sexo conmigo… y a mí nadie me rechaza… ¿o acaso tú pudiste rechazarme? – dijo soberbio

 

-          Tienes razón… no te rechacé… - se volvió a ver a Guaci – y te doy absolutamente todo lo que quieres… así que quiero que cortes con ella en cuanto la veas…

 

-          No lo puedo hacer…, pero con gusto la dejaría por ti y lo sabes… - trataba de sonar sexy

 

-          Dejemos de hablar de ella… voy a ver si mi amiga ya está lista… - dijo Florencia levantándose de la cama

 

-          No me dejen así como estoy… - gemía – estoy tan excitado que me duele…

 

-          Ya regreso amor… - dijo besándolo – y te voy a curar todos tus dolores…

 

Se levantó y le hizo señas a Guaci para salir, sin embargo Guaci la miró y luego miró al hombre al que estaba decidida a decirle que si a su propuesta de tener una vida en común… con el corazón roto se quitó el anillo de la mano y se lo dejó en la mesa de luz, antes de girarse y salir de esa habitación y de esa casa.

No supo cómo salió a la calle, ni siquiera como podía caminar porque su cerebro no procesaba nada de su entorno. Camino sin sentido por tanto tiempo que ni siquiera sabía qué hora era. La sensación en su abdomen se incrementó, comenzó a sentir que su corazón latía más fuerte y que su respiración se volvía más superficial. Supuso que estaba entrando en pánico así que entró al primer lugar que encontró abierto.

 

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Comments

Martha Divas Delgado

Martha Divas Delgado

k maldad hay en su corazón ❤️ pero se arrepentira

2024-03-26

1

Elizabeth Sánchez Herrera

Elizabeth Sánchez Herrera

más ➕ capítulos

2024-03-25

1

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