El rostro del omega estaba sudoroso, su cuerpo se movía de un lado a otro sobre la cama y sus cejas estaban arrugadas. Al final, su no tan placentero sueño, fue interrumpido. Darre se incorporó en la cama. Su respiración era agitada y su rostro tenía una ligera capa de sudor frío, haciendo que los mechones se pegaran a un costado de su rostro.
El sueño que había tenido lo dejó completamente confundido. Darre se puso de pie y caminó hasta el balcón que había en la habitación, abrió las puertas de par en par y dejó que el viento fresco del anochecer golpeara su rostro como una leve caricia que lo hizo relajarse un poco. Caminó hacia la barandilla del balcón y se recargó ahí.
La luz azul de la luna iluminaba su hermoso rostro como si de un ser místico se tratara. Sus ojos reflejaban perfectamente el astro y su cabello se movía lentamente al compás del viento.
Pero, a pesar de la hermosa apariencia del omega, su mente estaba hecha un completo lío.
Lo que algunas personas catalogan como sueños, él sabía que eran recuerdos de su pasado.
En esos recuerdos podía oler, ver y sentir, pero era doloroso recordar y prefería evitarlo, esa fue la razón por la cual decidió dejar de ir con el especialista. Aunque poco a poco iba tomando fragmentos de su pasado y uniéndolos, las jaquecas le causaban muchos problemas; sin embargo, la visita a ese lugar especial al que Henrik lo llevó, le removió algo en su mente bloqueada.
El viento nocturno parecía susurrar historias olvidadas mientras Darre continuaba observando la luna. La conexión con su pasado, aunque esquiva, se insinuaba en las sombras de su subconsciente. La dualidad entre la belleza serena del momento y la turbulencia interna de sus recuerdos creaba un conflicto palpable en el omega.
Las noches eran testigos silenciosos de la lucha interna de Darre, entre el deseo de recuperar su historia y el temor a enfrentar los fragmentos dolorosos de su pasado. Mientras la luna seguía su curso en el cielo, el omega permanecía inmerso en sus pensamientos, tratando de hallar respuestas en la tranquila oscuridad de la noche.
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A la mañana siguiente, Darre, que apenas había dormido, bajó hecho un lío. El omega, que siempre proyectaba elegancia y arrogancia, iba en un pijama de seda rojo y unas pantuflas blancas; además, su cabello se encontraba un poco desalineado, dándole un aspecto desordenado de pies a cabeza.
Henrik, que ya había regresado de correr y estaba en la cocina tomando un poco de agua, vio llegar a quien sería su futuro esposo. Sus cejas se arrugaron al instante con preocupación y se acercó a él. Su instinto protector lo llevó a tocar la frente del omega con cuidado.
—¿Te sientes mal?, ¿Quieres ir al hospital? —preguntó una vez que se aseguró de que no tuviera fiebre.
—¿Por qué te preocupas tanto por mí?
La pregunta de Darre lo dejó aún más desconcertado que su comportamiento. Darre, siendo tan arrogante y orgulloso, jamás se dejaría ver tan desarreglado ni mucho menos le habría permitido tocarlo. Al instante que levantó la mano, el omega lo habría rechazado e incluso lo habría insultado. Pero este Darre mañanero era simplemente extraño.
—¿Perdón? —preguntó para asegurarse de que no había escuchado mal o no estaba en un sueño. Aunque si fuera un sueño, le encantaría poder besarlo.
—Lo que oíste —dijo con mal genio y alejándose de él dos pasos—, ¿Por qué te preocupas tanto y tienes tanta paciencia conmigo?
“Si tú amas a otra persona”
Pero esas palabras se quedaron en su boca.
—Serás mi esposo, es natural que me preocupe por tu bienestar.
Darre casi rodó los ojos por esa respuesta ambigua.
—Nosotros solo nos vimos una vez, que yo recuerde, y fue menos de dos minutos. ¿Por qué quieres casarte conmigo?
—Este matrimonio está arreglado incluso antes de que tú nacieras, y me hace muy feliz tenerte a mi lado.
La respuesta fue más clara, y eso hizo que la ira en Darre se acrecentara. Odiaba los matrimonios arreglados o cualquier tipo de decisión que tomaran en su nombre. Pero, sobre todo, odiaba a las personas que se dejaban mandar por ello sin pensar en los sentimientos ajenos y propios.
Henrik definitivamente tenía a alguien que le gustaba y amaba, pero, tal vez, ese distanciamiento había sido por el estúpido matrimonio que les estaban imponiendo a ambos.
Estaba enojado con sus padres y los padres de Henrik. Robarle la felicidad a su hijo debería ser considerado un acto criminal.
Nadie debería tener el derecho de arreglar matrimonios sin consultar antes a las personas involucradas.
—Respóndeme algo, Henrik —dijo haciendo una pausa y mirando directamente esos hermosos ojos brillantes.
—Dime —Henrik dio un paso adelante, esperando que Darre se apartara, sin embargo, para su sorpresa, Darre también se acercó quedando a menos de medio metro el uno del otro.
—¿Me parezco a esa persona? —la duda brillaba en sus ojos junto a la expectativa. Darre apretó los dedos de los pies porque, por algún motivo, los nervios y una sensación extraña comenzaron a apoderarse de su cuerpo—. La persona que te gustaba, de la que estabas enamorado, esa persona y yo, ¿somos similares o nos parecemos en algún modo?
La habitación quedó sumida en un breve silencio después de la pregunta de Darre. Henrik contempló los ojos inquisitivos del omega y la tensión que se palpaba en el aire. Era una situación delicada y las palabras debían ser elegidas con cuidado para no causar malentendidos.
—Es difícil comparar a dos personas, especialmente cuando los sentimientos juegan un papel tan importante —respondió Henrik con sinceridad, moviendo la mirada entre los ojos de Darre—. En ciertos aspectos, sí, hay similitudes. Pero en otros, son completamente diferentes. Es como si tuviéramos dos piezas de un mismo rompecabezas, pero que encajan de manera distinta.
La metáfora de Henrik tratando de explicar la complejidad de la situación hizo que Darre frunciera el ceño. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones encontradas. Por un lado, quería alegrarse de que Henrik no lo viera simplemente como un reemplazo. Pero, por otro lado, le preocupaba qué significaba esa comparación en el contexto de su matrimonio arreglado.
—Entiendo lo que quieres decir —murmuró Darre después de un momento de reflexión, asimilando las palabras de Henrik—. Pero sigo sin comprender por completo. ¿Qué piensas de mí, Henrik? Más allá de esta situación, ¿tienes algún sentimiento genuino hacia mí?
La pregunta directa de Darre desencadenó una mezcla de emociones en Henrik. Por un lado, quería ser honesto con Darre, pero también tenía miedo de dañarlo en el proceso de sus palabras. Sus ojos azules reflejaban la indecisión mientras buscaba las palabras adecuadas para responder.
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^^^Omg, después de muuuuucho tiempo sin escribir por aquí al fin traigo un capítulo nuevo. Espero que aún haya gente que lea esto jsjjsjs ^^^
En fin, creo que ya sé por dónde seguir el rumbo de la historia, tenía un bloqueo horrible con la trama de aquí :c
Bueno, dejen un comentario para saber si aún hay alguien vivo por aquí o solamente plantas rodantes 🥹🥹🥹
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Comments
María Alejandra Hernández Román
leo todos tus libros. Sigue escribiendo!!!!
2025-01-04
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Ileyan Garcia
voy hasta acá pero no sé si es mi CEL o la app porque hay partes que se cortan 😕
2024-10-22
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Martha Gonzalez
soy nueva leyendo, pero está hermosa la novela gracias x escribir te seguiré bendiciones 🙏
2024-10-22
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