Capitulo XX Problemas

Llegamos a casa después de un mes y los problemas no se hicieron esperar, al llegar mi asistente me informo que los Sierra están en la empresa y que han pedido una cita conmigo urgente, necesito quitarme a esa gente de encima, tengo que conseguir algo que pueda anular el contrato que ellos tienen con la empresa, no sé en que pensaba mi papá al momento hacer negocios, entre al baño necesitaba asearme para poder salir, deje a Mía sola para que hablara con sus padres, mi amada esposa, es tan hermosa soy tan afortunado de que ella me ame, con ese pensamiento entre en la ducha, había pasado como diez minutos cuando sentí su abrazo por detrás, me voltee y ahí estaba mi esposa, la acorrale contra la pared he hicimos el amor, cada día me enamoro más de ella, una hora después salimos del baño, nos vestimos, Mía se puso algo sencillo, eso era muestra de que no saldría, mientras que yo me puse mi ropa de oficina, tenía que solucionar lo de los Sierra.

— Ya tengo que irme princesa, te amo. — Le dije suavemente.

— Te voy a esperar así que no tardes. — Dijo con tanta inocencia.

Salí de la casa, ya mi chófer tenía el auto preparado, pensé que era hora de comprarle su propio auto a Mía, ese sería un buen regalo de bodas, llegue a la empresa en menos de una hora, mis empleados al verme me saludaban dándome las felicitaciones por mi matrimonio, yo les devolvía el saludo con una sonrisa, hasta que llegue al ascensor de presidencia, subí hasta el último piso, cuando llegue mi secretaria me saludo.

— Bienvenido señor, Daniel ya está en su oficina y los Sierra están en la sala de espera. — Daniel es mi asistente así que podía entrar en mi oficina cuando él quisiera le di las gracias a mi secretaria y entre para encontrarme con Daniel revisando unos documentos.

— Buenas tardes, Daniel, veo que estás trabajando. — Le dije caminando hasta mi escritorio.

— Buenas tardes, señor, bienvenido y felicitaciones por su matrimonio. — Dijo este levantándose de su escritorio.

— Gracias Daniel, ahora dime en qué trabajas y que quieren los Sierra.

— Precisamente estoy revisando su contrato, sé que no los quiere cerca, así que estoy buscando algo que su papá haya dejado oculto.

— Espero y consigas algo útil, está gente me tiene harto, bueno amigo entremos a la sala de juntas, salgamos de esto de una vez.

Daniel era un buen hombre, estaba soltero, no tenía novia, ni siquiera una amiguita con derechos, él solo se dedicaba a trabajar, nos conocemos desde la universidad y confío mucho en él, se podría decir que es mi mejor amigo.

— Qué tal la vida de casado? — Pregunto Daniel mientras caminábamos al ascensor.

— Es perfecta y más si mi esposa es Mía, es una mujer extraordinaria, me encanta. — Dije con una sonrisa.

— Y lo de las fotos, lo solucionaste, realmente me preocupé cuando no llegaron a la recepción. — Dijo con preocupación.

— Si ya todo se aclaró, casi destruyó mi matrimonio por una estupidez, quiero que llames al investigador, me gustaría saber qué pasó y por qué me entrego aquellas fotos.

— Está bien después de despedir a los Sierra lo llamo.

— Gracias.

Llegamos a nuestro destino, entramos en la sala de juntas y ahí estaban esos dos personajes, Claudia al verme se le dibujó una enorme sonrisa, esta mujer era tan fastidiosa.

— Buenas tardes, señores me informo mi asistente que les urgía verme, dígame en qué les puedo ayudar. — Trate de ser lo más cordial posible.

— Buenas tardes, Noah gracias por haber venido, sabemos que estás recién casado y seguramente querías estar con tu esposa, pero tenemos que hablar seriamente de los intereses que me están cobrando, es decir, sé que nos hemos tardado en cumplir con algunos proyectos, pero cobrarnos el treinta y cinco por ciento de las ganancias obtenidas es demasiado, no lo crees?

— Señor Sierra, esa cláusula está estipulada en el contrato, no estoy haciendo nada fuera del marco de la ley, además ustedes deben compensar las perdidas que nos ocasiona su retraso.

— Esa cláusula sé colocó solo por protocolo, ya que su padre nunca las iba a hacer cumplir, ese era nuestro acuerdo y usted está faltando a la amistad de los Fuentes y de los Sierra, una amistad que ha vivido por años.

— Lo siento señor Sierra, pero la amistad y los negocios no van de la mano, si yo le permito a todos los supuestos amigos de mi padre venir a hacer lo que quieran, entonces la empresa de mi familia se iría a la quiebra, así que para la próxima tenga eso en claro.

La sonrisa de Claudia se había borrado, ahora me miraba con rabia, parecía que en cualquier momento.

— Noah me parece una falta de respeto que incumplas con la palabra dada por tu padre y yo como abogada voy a apelar a esto, no permitiré que le quites ese dinero a mi papá. — Dijo Claudia muy molesta.

— Pueden hacer lo que quieran a mi me ampara la ley y de ahora en adelante se entenderán con mi abogado, ahora sí me disculpan me retiro.

Me levanté de la silla y me dirigí a la salida, tenía tantas ganas de ir a casa y estar con mi esposa, pero todavía me queda hablar con los abogados, así que los mandé a reunir, mientras los esperaba aproveche y llamé a mi esposa, ella contesto inmediatamente el teléfono.

— Hola cariño, como te está yendo? vendrás para la cena? — Dijo Mía apenas contesto el teléfono.

— Hola princesa, bueno tengo algunos problemas que resolver así que no llegaré para la cena, pídele a la cocinera que te prepare algo y luego te vas a descansar, no se a que hora vaya a salir de la empresa, lo siento amor.

— No te preocupes, pediré algo y me iré a dormir y si necesitas algo me avisas y yo te lo llevaré.

— Está bien bonita, sabes te amo y quiera estar ahora mismo contigo, ya te extraño.

— También te extraño cariño, te voy a esperar, te amo.

Colgamos la llamada y me quedé pensando en mi esposa y en lo hermosa que es, ya quiero terminar con este problema e ir hasta donde ella está, hacerla mía toda la noche y quedarme dormido abrazado a su delicado cuerpo.

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