Capitulo XII Las fotos

Pase todo el día entre reuniones y papeles, los socios de mi padre son todos unos buitres con razón no querían dejar la minuta de oro, al terminar mi día casi a las siete de la noche llame a mi prometida, ansiaba tanto oír su voz, verla, pero sería un atrevimiento de mi parte, ayer la secuestre todo el día y toda la noche, así que me conformaré solo con llamarla.

Marque su número, el teléfono no sonó tres veces cuando ella me contestó.

— Hola, pensé que te habías olvidado de mí. — Dijo Mía.

— Hola bonita, entonces me extrañaste todo el día.

— Si, realmente si te extrañe y me gustaría verte.

— No se diga mas ahora mismo voy por ti.

Salí de mi oficina a todo lo que daba mi chófer me llevo a casa de Mía, últimamente llevaba chófer, ya que salía muy cansado, media hora después llegue a casa de Mía, ella salió de la casa cosa que se me hacía muy extraño, ¿por qué salió de la casa? Me pregunté. Mía subió a mi auto y sin decir una sola palabra me besó, todo esto me estaba confundiendo, ella nunca se comportaba así.

— Te amo Noah y quiero pasar el resto de mi vida contigo. — Dijo entre besos.

— También te amo mi amor, pero me tienes sorprendido. — Le dije tratando de calmarme.

— Disculpa mi comportamiento, ven vamos a la casa y cenamos con mis padres.

— Está bien vamos.

Salimos del auto y caminamos a la casa, algo había pasado el día de hoy que hacía a Mía comportarse así, entramos a la casa y saludé a los señores Castillo, luego pasamos al comedor y cenamos en familia, yo nunca había tenido una familia y estar aquí compartiendo con los señores Castillo era muy gratificante.

— Y bien qué tal tu día Noah? — Pregunto el señor Luis.

— Bastante ocupado, pase el día entero en reuniones y papeles, ya sabe cómo es esto. — Respondí resignado.

— Te entiendo, no es fácil ser la cabeza de una empresa y más si los de alrededor son unos buitres.

— Tiene toda la razón, hoy rompí alianzas con muchos socios que no aportaban nada, más bien le sacaban todo a la empresa.

— Si me enteré de algo así, me parece bien que lo hayas hecho, tu papá era un hombre muy bueno, pero también era muy ingenuo y se rodeó de puras alimañas.

— Suegro estuve pensando, todos sabemos su situación económica, también sé que los Sierra lo están presionando, así que pensé claro si usted está de acuerdo, me gustaría hacer una sociedad con usted, me gustaría contar con su experiencia en los negocios y que me ayude a conocer como son los empresarios en este país.

— Por supuesto que sí te ayudaré, cuentas conmigo muchacho, muchas gracias por esta oportunidad.

La verdadera razón por la que le pedí ayuda a mi suegro es porque sé que los Sierra quieren reclamar a mi mujer para su hijo, así que pagaré la deuda de los Castillo así nadie se atrevería a tan siquiera pensar en llevarse a mi prometida, la cena termino sin contratiempo, ya era muy tarde así que me despedí de mis suegros, Mía me acompaño a la puerta y en la entrada me volvió a besar, esta nueva Mia me gusta más, no sé cómo haré para contenerme hasta el día de la boda.

— Nos vemos mañana, princesa, descansa y sueña conmigo. — Le dije con nuestras frentes unidas.

— Hasta mañana, amor también sueña conmigo.

— Siempre lo hago pequeña.

La dejé ahí en la puerta de su casa y me fui en mi auto, Mía estaba muy extraña así que le pedí a un conocido investigador que buscará cualquier información sobre ella, no soy idiota y sé muy bien que hasta ayer ella no me amaba así que necesitaba saber que estaba pasando.

Las siguientes tres semanas pasaron muy rápido, el día de la boda al fin llegó, estaba en mi habitación cambiándome de ropa y alistándome para ir a la iglesia, pues el matrimonio por el civil se había realizado el día de ayer, Mía estaba en su casa, también alistándose para la ceremonia religiosa, un mensaje en mi teléfono llamo mi atención, era del investigador privado, lo abrí y al ver su contenido, algo dentro de mí se rompió la ira lleno todo mi cuerpo, estaba viendo unas fotos en las que Mía se besaba con un tipo que no era yo, no se podía ver la cara del tipo, por tanto, mi investigador no supo decirme quién era, esto pasó hace tres semanas, exactamente el día que ella me confesó su amor, quería acabar con ella, quería matarla con mis propias manos, como pudo hacerme algo así, como pudo jugar con mis sentimientos, el odio me lleno el alma, si me casaría con ella, pero pagaría muy caro haberse burlado de mí.

Termine de vestirme y salí a la iglesia, llegue y no hable con nadie simplemente me pare frente al altar esperando a que llegara esa mala mujer, después de un rato empezó a sonar la marcha nupcial, las puertas de la iglesia se abrieron dejando pasar a un demonio con cara de ángel, no puedo negar que se veía hermosa y por unos minutos olvide lo que me había hecho, venía del brazo de la escoria de su padre, un hombre capaz de vender a su propia hija para pagar una deuda, toda esta familia era un fiasco, los odiaba y pagarían su mentira.

Luis entregó a Mía a mí y dijo unas palabras tan hipócritas como él, tome la mano de Mía, por un momento la agarre con fuerzas, pero me di cuenta de que no era el momento de lastimarla.

— Qué tienes, estás extraño? — Pregunto Mía en voz baja.

— No es nada, solo que ya quiero que estemos a solas. — Dije con una sonrisa macabra.

Ella me miró de manera extraña, sentí su miedo, el cura empezó con la ceremonia, nunca le preste atención en mi mente solo estaban aquellas fotos de Mía besando a aquel hombre.

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