Capitulo IX La cita

Sé que casar a mi hija a la fuerza no está bien, pero es la única manera que tenemos de protegerla, los Quinteros son personas despiadadas que no se tocaran el corazón al momento de reclamarla, en nuestro afán por salir de las deudas le pedimos dinero prestado, está parte nuestra hija no la sabe, pero esa gente no anda en buenos negocios y por eso nuestro miedo que se acerquen a ella, esa fue la razón que nos llevó a hablar con Noah y pedirle que se casara con nuestra hija, él aceptó gusto, pues ama a mi hija.

— Estaremos haciendo bien en obligar a Mía a casarse con Noah? — Pregunté preocupada.

— Claro que sí mujer, es nuestra única opción, al menos Noah la tratara bien. — Dijo mi esposo confiado.

— Y también es muy rico, le dará la vida de reina que ella se merece y a la que está acostumbrada. — Dije tratando de convencerme de que esto era lo mejor.

— Ya deja de darle tantas vueltas al asunto, ellos ya se comprometieron y pienso que un mes es tiempo suficiente para que los dos estén casados.

— No crees que es muy pronto?

— No, no lo creo, más bien me parece muy lejano ese día si fuera por mí los casara mañana mismo.

No seguí discutiendo con él, me fui a mi habitación necesitaba pensar en todo esto, se que Mía estará protegida con Noah, se que él la quiere, pero ella no lo quiere a él y eso es lo que me preocupa, aunque últimamente ellos se han visto más y salen muy seguido.

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Mis padres ya decidieron mi futuro, me casare con Noah Fuentes, mi profesor, no voy a negar que él me gusta, es muy guapo e inteligente, además me trata como a una princesa, pero no lo amo y eso me hace sentir mal, porque se que el a mi si me ama.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando recibí una llamada, al ver la pantalla me di cuenta que era Noah, contesté el teléfono, ya no podía rechazarlo igual en un mes nos casaremos.

— Hola. — Contesté.

— Hola princesa, te llamo para invitarte a salir, que te parece si paso por ti ahora mismo.

— Pero hoy tengo clases, ya me estaba alistando para salir a la universidad.

— Por un día que faltes no pasa nada, pero si eso te preocupa yo hablo con tus profesores.

— No es necesario, está bien acepto tu invitación, como debería de ir vestida?

— Como si fueras a la universidad, no hay problema si necesitas algo yo te lo compro.

— Está bien, entonces a qué hora pasas por mi?

— Ya te estoy esperando, estoy en la sala con tus padres.

Colgó la llamada, este hombre era increíble, ya estaba aquí en mi casa y mis padres imagino que feliz de que saliera con el, termine de alistarme y baje las escaleras y en efecto Noah estaba aquí y mis padres muy sonrientes con él.

— Buenos días. — Saludé acercándome a ellos.

— Buenos días. — respondieron al unísonido.

— Estás preciosa princesa. — Dijo Noah tomándome de la mano.

— Gracias. — Le contesté tímidamente.

— Ok, nos vamos porque sino se nos hace tarde. — Dijo Noah despidiéndose de mis padres.

— Espero que pasen un excelente día, nos vemos muchachos y Noah ya sabes, cuida muy bien de mi niña.

 — Claro que sí suegra, su hija es lo más valioso que tengo y la protegeré con mi vida si es necesario.

Noah es tan amable, tan guapo y me cuida con tanto amor, como quisiera enamorarme de él.

Salimos de la casa agarrados de la mano, como siempre abrió la puerta del auto para que yo subiera, después subió él y nos fuimos.

— Para donde vamos? — Pregunté curiosa.

— Es una sorpresa. — Respondió con una sonrisa.

— Tenía que traer algo?

— No era necesario, yo compré algunas cosas para ti, así que solo relájate y disfruta del día.

— Está bien, solo no me vayas a matar y hacerme pedacitos. — Dije en tono de broma.

— Ja, ja, ja eso nunca, mi amor, eres mi princesa y jamás te voy a lastimar.

Llegamos al puerto, nos bajamos del auto y caminamos en dirección a los Yates, eran impresionantes, nunca antes había subido a uno, pues mis padres no me dejaban, pero con Noah permiten todo.

— Bueno amor hemos llegado, este es mi yate, bienvenida.

Noah me ayudó a subir, estaba muy emocionada, este yate era hermoso y grande me encantaba este lugar, Noah dio algunas instrucciones y luego procedimos a salir a navegar, lo que no esperaba era que el mismo Noah tripularía el Yate, subí con él al lugar donde estaban los controles, realmente yo no tenía ni idea de nada de esto, pero me emocionaba mucho.

— Te gusto la sorpresa? — Pregunto viéndome a los ojos.

— Si, esto es nuevo para mí. — Respondí sinceramente.

— De ahora en adelante trataré de sorprenderte cada vez que pueda. — Ya estábamos bastante alejados de la costa, a nuestro alrededor solo había un basto mar, la emoción me estaba ganando, Noah me tomo de la mano y me llevo al frente del yate, el sol estaba radiante el movimiento de las olas se sentía a través del piso, me sentía en una nube, Noah me tomo de la cintura y me pegó a él, nuestros ojos se encontraron y nos miramos fijamente y sin darme tiempo de reaccionar Noah me besó, está era la segunda vez que me besaba, en tres meses saliendo siempre me dio mi espacio, pero hoy era diferente, hoy Noah fue atrevido, el beso empezó suave y lento y poco a poco le fue subiendo el tono, hasta que se convirtió en un beso muy apasionado, no sé por qué, pero yo correspondí a su beso con la misma intensidad y deseo, con Adolfo nunca me había sentido así, perdí el control de mi cuerpo, quería más de él, mucho más.

— Preciosa vamos a tranquilizarnos, no quiero que nuestra primera vez sea de esta manera. — Dijo Noah deteniendo nuestro beso.

Sentí mi cara arder de la vergüenza, pensé que el seguiría hasta que terminaríamos acostandonos, pero en vez de eso se detuvo controlando sus impulsos. Fue un hermoso gesto de él

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