El licántropo

El momento de volver a la manada había llegado, a mi lado caminaba mi Luna, ella no sería llamada más una extranjera, ahora es su reina.

Lila: Puedo escuchar a los lobos, están agitados.

Lenox: Eso veo.

Tan pronto puse un pie en mi casa los lobos aparecieron, habían más de 20 quizás.

Lenox: ¿Qué pasa?

Bernie: Es la luna, intento quitarse la vida, ahora se encuentra en el hospital.

Lenox: Mi luna está a mi lado, yo la veo perfecta.

Bernie: Mi señor es Camille, ella es su esposa.

Ministro: Pues la verdad es que no lo es, el Alfa pidió la disolución y se concedió, se sabe que ellos no consumaron el matrimonio así que le di por terminado.

Bernie: ¿Pero Alfa Camille?

Lenox: Ella es una mujer libre, si ella tomó la decisión de quitarse la vida es su culpa, yo no tengo nada que ver.

Bernie: ¡Lenox! Ella lo hizo por ti, tú la despreciaste por esa loba.

Era momento que supieran que conmigo no se juega, ya me aburrió el tema que todos se sientan con el derecho de meterse en mi vida.

Me convertí en Lobo, pero algo sucedió, no era el mismo de siempre, podía ponerme de pie sin dificultad, en ese momento comprendí que era como mi padre, un licántropo sobre natural.

Bernie: Alfa…

Lenox: Que todos escuchen esta orden, aquel que sienta que tiene el derecho de reclamarme algo por mis acciones no verá el nuevo día, la mujer que ven a mi lado es su Luna, deberían sentirsen orgullosos que una diosa quiso ser parte de esta manada, ahora bien sobre Camille ella jamás fue engañada, sabía muy bien que no sentía nada por ella fuera de una amistad, si acaba con su vida es su problema, cada uno de nosotros somos libres de elegir nuestro destino, si el de ella es la muerte le buscaremos una tumba y juro que le pondré unas flores hermosas.

Mi mirada estaba en todos, ellos estaban aterrorizados, sé que jamás habían visto una animal como yo, el Lenox que pensaban en la comunidad había terminado.

Lenox: Quién no es te de acuerdo se puede marchar, por favor que den un paso adelante, los rechazaré y expulsaré de la manada.

“El silencio reinaba por todo el lugar”

Lenox: Una cosa más, aquel que trate de lastimar a mi mujer le haré ver el infierno día tras día, su piel será separada de los huesos, me regocijaré dándole una muerte día tras dia. ¿Entendido?

“Si Alfa”. Gritaron todos.

Lenox: Fuera de mi propiedad, si quieren hablar conmigo me llamarán y los veré en el salón de reuniones, no quiero el hocico de ninguno de ustedes cerca a mi mujer.

Uno a uno se iban marchando, mi cuerpo estaba ardiendo, en verdad tuve que controlarme para no asesinarlos a todos.

Lila: Gracias…

Sentí como se aferro a mi pecho.

Lenox: Haría lo que sea por ti.

Lila: ¿Lo que sea?

Lenox: Solo pídelo y yo te lo daré.

Lila: Bueno ahora mismo quiero tener entre mis piernas a la criatura que estoy viendo.

Mientras hablaba pasaba sus manos por todo mi pecho, podía sentir como dibujaba formas.

Lenox: ¿Deseas a la bestia?

Lila: Te deseo a ti siendo un salvaje.

La levante en mis brazos, por supuesto que la complacería.

Lenox: ¿Dónde habías estado todos estos años?

Lilia: Ahora estoy aquí, anda quiero tenerte ya.

No había tiempo para el romanticismo, solo alcancé a llegar al comedor, puse a Lila sobre el, con solo una garra pude hacer trizas su vestido.

Lila: Agresivo… como me gusta.

Mi lengua explotaba ese perfecto cuerpo, mientras sentía como me trataba de sostenerse de mi pelaje.

La recosté en la mesa, quería tener acceso por completo a su intimidad, cada una de sus piernas estaban en mis hombros, yo simplemente me deleitaba con lo que veía.

Lila: “Lenox”

La ventaja de tener una lengua larga es que podía embestirla sin piedad alguna.

Lila: Es hora…

Ella me anunciaba que llegaría al clímax, pero sabía muy bien cuando llegaba, su cuerpo vibraba sin control, así que me levanté y la embestí.

Su grito tuvo que escucharse en todo el reino, hoy un animal de de 3 metros, con una virilidad bastante grande tomaba a una humana.

Su interior era alucinante, me recibió con su acostumbrado calor, yo quería más de ella así que las embestidas feroces no se hicieron esperar.

Mi lengua no dejaba un solo pedazo de piel sin ser probada, Lila solo gritaba mientras yo me llenaba de ella, en definitiva había encontrado mi pareja, ya no se vivir sin su presencia.

Estuvimos un par de horas descubriendo todo lo que este licántropo podía hacer con esa pequeña pero nada frágil humana.

Tarde en la noche nos habíamos detenido, ahora Lila dormía profundamente, yo simplemente me deleitaba viendo su cuerpo desnudo bajo esa suave sábana blanca.

Pasaba mis manos borrando las heridas que le había causado, como sabrán mis afiladas garras se enterraban en su cuerpo cada vez que yo llegaba al clímax, ella no se quejaba, por el contrario exigía más dolor.

Me había perdido mucho sobre el sexo, esto no es nada comparado a lo que había hecho todos estos años, en una sola palabra podré decir que es magistral.

Me levanté de la cama, necesitaba algo de alimento, mi cuerpo ya reclamaba algo para seguir aguantando estas maratones.

Me senté en el comedor, mientras probaba alimentos me reía como estúpido, en este lugar hicimos desastres, creo que por todo el lugar de esta casa.

“Lenox” escuché a Ramona llamarme.

Lenox: Entra.

Ramona traía algunas prendas de vestir, por lo que veo son femeninas.

Ramona: Hola hijo.

Lenox: ¿Quieres comer algo?

Ramona: Estoy bien gracias.

Lenox: Dime lo que te inquieta.

Ramona: Tu Luna… nuestra Luna.

Lenox: ¿Tú también seguirás con eso?

Ramona: Yo no la desprecio, ella es una diosa y como tal la respeto.

Lenox: ¿Entonces?

Ramona: He escuchado rumores, otras manadas quieren verla.

Lenox: Se quedarán con las ganas.

Ramona: Hijo he comprendido que esa loba no es cualquier mujer, ella es un ser divino, tengo miedo que nos la arrebaten.

Lenox: ¿Por qué me dices esto? ¿Acaso no la despreciaban?

Ramona: ¡Yo jamás he dicho eso! Así que no pongas palabras en mi boca.

Lenox: Tu no pero la manada si.

Ramona: ¿Qué esperas de unos lobos corrientes? Yo soy tu madre así que debo ser digna de ti.

Lenox: Tienes razón.

Ramona: Traje ropa para nuestra Luna, ya iniciaron la construcción de tu nuevo hogar, te juro que será digno de unos reyes.

Me levanté y tomé sus manos, bese cada una de ellas.

Lenox: Sabes que te quiero ¿verdad?

Ramona: Lo sé mi querido Lenox, el día que me diste la inmortalidad supe que yo era alguien importante para ti, es por eso que me preocupo por todo lo que tenga que ver contigo.

Lenox: Lo sé y te lo agradezco.

Ramona: Una cosa más, es sobre Camille.

Lenox: ¿Qué hizo ahora?

Ramona: Los médicos informaron que no fue un intento de suicidio, ella quería abortar y se excedió en la dosis.

Lenox: ¿Estaba embarazada?

Ramona: Así es, por obvias razones sabemos que no era tuyo así que ella quiso eliminar el cachorro y se excedió.

Lenox: Ramona quiero que la saquen de la manada, le daremos una compensación pero la quiero lejos, ella es un problema.

Ramona: Si, esperemos que se recupere y la expulsaremos.

Lenox: Y al padre de su hijo, él también es de aquí así que búscalo.

Ramona: Si hijo.

Cualquiera diría que me apena la situación de Camille pero no es asi, ella estaba embarazada y no era mío pues podría oler a mi cachorro aún en su vientre, si ya tenía pareja para que fingía amarme.

“Lenox” Escuche el susurro de Lila.

…Bueno es hora de volver con mi mujer, mañana tendré que hacer algunos cambios en este lugar..

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