Capítulo V

Ya ha pasado creo que 6 horas y él no ha llegado y la canasta está vacía solo con mis bocetos — Si me dejaron plantada otra vez — Mm tengo hambre — No puedo creer que ahora me doy cuenta de mi hambre, debería irme.

Dejo el invernadero, caminó tranquilamente hacia la gran mansión ignorada, el alboroto de personas corriendo con velas o con magia iluminadora, así se llama esa cosa que está en el carruaje.

Llego a las escaleras y varias sirvientas me alumbra — ¡¡Su majestad!!

Sigo mi camino mientras todas esas personas corren hacían mis preocupados — ¿Su majestad se siente bien?.

— Tiene alguna herida.

— Le preparamos una tina inmediatamente.

— ¿Necesita algo?

— Comida por favor, me muero de hambre — Les digo con una sonrisa para quitarles la preocupación — Sarah, podrías preparar todo, estoy muy cansada y es muy tarde para nuestras charlas — Le digo y todos hace una reverencia y se va menos Sarah.

— Su majestad necesita que le ayude con algo — Pregunta preocupada, bueno, después de todo ella fue la que me preparo la comida, pero no le dije donde iría porque no quería que nos interrumpiera estúpida, fui.— No te preocupes

Entro a mi cuarto y lo primero que hago es tirarme unos minutos en la cama — Cuanto te extrañe, desde que llegue aquí me ha gustado más dormir ah.

Termino mi jugo, pero Sarah me lo vuelve a llenar y le agradezco. Estoy terminado mis últimas tareas para seguir con la costura de un vestido, aunque las demás ropas ya las pedí a las estilistas, llegan máximo en unos tres días. 

Claro, todo es confidencial por asegurar de mi patentado, al menos eso aquí es igual y aunque cuando tome las responsabilidades como emperatriz aún seguiré con mi meta, será duro. Pero aun así es mi sueño, al menos esto lo puedo conseguir rápido aquí— ¿Dónde está?— Sigo leyendo tranquilamente el libro — Debieron avisarme de una vez — Termino las galletas de chocolate cuando las puertas del dormitorio se abren en par, dejado ver a un preocupado y desaliñado emperador, me gusta.

— Sarah, déjanos a solas — Le digo poniendo el libro en la mesa y mirado tranquilamente al emperador que ahora está enojado — Cierra las puertas por favor — Ya cuando veo que estamos solos me levanto.

— Porque no me dijiste donde estabas o al menos a un sirviente debiste de decirle, sabes lo preocupado que estaba — Busco en una gaveta y lo encuentro al final.

— Se nota — Digo

¡— Se nota!! Estuve toda la tarde y noche buscadas por los alrededores con miedo de encontrarte muerta — Me escojo de hombros — Y tu tranquila aquí leyendo no puedes tener en que sea un ... Ah Gareth tal vez tiene razón en que no encajas muy bien este imperio — Dejo las libretas en la mesa cerca del mueble donde está él y me siento al frente de piernas cruzadas.

— Si quieres que sea tu emperatriz perfecta, estás muy equivocado, nadie ni este ni en el otro es perfecto su majestad, ni siquiera usted.

— No puedes pedirme algo imposible y que tú lo seas, no quiere decir que los demás podrán — Le digo haciéndolo ver sorprendido y consternado, es poco comparado con lo mío.

— Yo no he dicho que debas ser como yo — Me rio de sus palabras es tan absurdo.

— Lo se quieren que sea perfecta y eso jamás lo seré tenlo claro, pero seré la emperatriz perfecta, pero jamás pidas que no sea como soy, loca, divertida, desarreglada y boca floja, porque eso jamás lo cambiaré — Exijo.

—Mira, eso lo entiendo. He puesto mucha presión sobre tus hombros, de verdad lo entiendo y no pediré que cambies eso porque me gusta.

 Menciona poniendo sus manos en mis hombros y los quito haciendo que me mire preocupado, pero no me importa — Pero sabes eso, no explica por qué desapareciese, no sabes lo preocupado que...— Le doy un golpe en el hombro y después otro y otro hasta que me coge las dos manos — Cálmate.

— Como quieres que me calme me dejaste plantada, ¡¡Plantada!! Porque al parecer al don perfección se le olvidó que me invito a una cita — Le grito, yo no quería llorar, pero aquí estoy llorado por un estúpido— Te espere por 7 horas, pero jamás llegaste — Le grito otra vez.— Yo... — lo Interrumpo.

— Y quieres que esté calmada yo, una chica que no presta atención a este tipo de cosas, te espero por 7 estúpidas horas. Hasta te traje comida y mis tontos bocetos, porque al parecer jamás te diste cuenta de que soy una estilista y no una cualquiera, sino famosísima — Le sigo gritado, ah, estoy enojada, esto es tan frustrante, ni siquiera con mi antigua jefa me enojaba así y mira que era una loca.

Me siento en el sillón mientras él sigue, ay parado incrédulo por lo que he dicho, normalmente soy tranquila, pero cuando md enojo soy otra eso lo sé muy bien.

— Solo centrémonos en lo importante.  Yo en ser una buena emperatriz y no cualquiera, porque no solo quiero la imagen, también el voto, te apoyaré y tú me apoyara en mi sueño y no te preocupes, no me meteré si te buscas una chica o esa que te gusta solo mantenla a escondidas — Con eso lo dejo solo en la habitación sin creerse lo último que dije.

En realidad es verdad, después de todo él jamás me querían talvez gustar, pero jamás eso porque ya tiene alguien ay y yo no soy su prioridad en este día me di cuenta de ello.

Yo no soy su prioridad y él tampoco será la mía, no permitiré volver a estar en una tediosa relación como esa.

Es lo mejor para ambos necesitó un vaso de leche, espero que Sarah no lo guarde tan escondido como el chocolate desde que descubrió que a veces me fugó a buscarlo.

Bueno, espero que todavía haya galletas, pero me detengo al ver a alguien encapuchado mirándome no en serio en un momento como este me quiere asesinar que mala pata el día de hoy.

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