Capitulo 8

Nahir:

No comprendía la actitud de esa señorita, solo estaba cumpliendo con mi trabajo, como si hoy en vez de ser un día de felicidad y alegría solo era de una muy mala broma por parte de esas personas que se creían los todos poderosos.

La puerta del baño se abrió entrando Dalila con otro cambio de uniforme, levanté mi mirada dejando caer mis lágrimas, negué con la cabeza.

Nahir: no hice nada malo.

Dalila: Lo sé nena, Loana Mozzi, es hija de uno de los Mafiosos que trabajan con el señor Santino Carlucci, se van a casar y por lo que se dice es que él hace todo lo que sea por ella.

Negué con la cabeza, aparté un poco el sujetador viendo como me había quedado la quemada que me di con el café demasiado caliente, humedecí un poco mi mano pasando mi mano suavemente, mis lagrimas caían sin poder contenerlas.

Nahir: si me despiden, no sé que voy hacer. Me falta aun para terminar de pagar mi título.

Dalila: el señor Santino se dio cuenta que fue ella.

Sonreí mirando hacia Dalila, como si eso le fuera a importar a ese hombre que desde un principio fueron de lo peor, pero claro que tenían que ser la misma manera, eran tal para cual.

Nahir: aunque su novia haya sido la primera en empezar, sabemos que un hombre como él nunca daría la oportunidad de defender a quien agrada a la su pareja. Además mírala, no es cualquier mujer.

Se acercó rodeando sus brazos por mi cuerpo, sabía que esto me podía costar mi empleo, no tenía ya nada más que hacer y solo era esperar, hasta donde me dijo Preston ese tal Santino vendría de regreso, y más si ya habían hablado la que estaba de más sería yo.

Dalila: Nena..

TOC!! TOC!! TOC!!...

Me soltó donde las dos miramos hacia la puerta.

Ciccio: Nahir, nena.

Sonreí al escuchar la voz de Ciccio. Me puse la blusa del uniforme que siempre debíamos tener de repuesto, me abrochaba los botones acercándome hacia la puerta. La abrí sonriendo a Ciccio.

Dalila: Los dejo.

Esperé a que Dalila saliera, nos encontramos en el baño de damas, aunque por la hora ya casi no habían clientes, y la mayoría que había eran hombres, así que no era demasiado para ser malo. Miró por ambos lados esperando que nadie nos vieran.

Entró cerrando la puerta, me arrojé a sus brazos sintiendo como siempre una gran protección por parte de él, sus abrazos estaban bien afianzados a mi cuerpo.

Nahir: Esa niña empezó.

Ciccio: Lo sé, no hace falta que me lo digas.

Mis sollozos se podían escuchar en todo el baño, no entendía como podía haber tantas personas tan malas sin ponerse en el lugar de las personas que solo cumplimos con nuestro trabajo.

Me aparté de él, me miró tomándome de la barbilla, me sonrió pasando sus dedos por mis mejillas apartando mis lagrimas.

Nahir: si me dejan sin empleo.. ¿Qué haré?

Ciccio: encontraremos otro. Hay muchos empleos.

Nahir: Pero no todos me darían las oportunidades que este me da.

Él soltó un poco de aire asintiendo con la cabeza, teníamos que reconocer que este empleo me beneficiaba hasta cierto punto de la facilidad en mis horarios, sin dejar mis estudios, me faltaba poco para lograr terminar mi carrera en informática, era de las mejores y me faltaban dos pagos más para terminar y ser entregado mi titulo, el esfuerzo era un gran beneficio al a paga de este lugar, por eso no era para mi tan fácil.

Solté un gran respiro, me tomó de la mano abriendo la puerta.

Ciccio: si te dicen algo, solo, escúchalos, no contestes, ya será de Dios la mejor decisión.

Ciccio, se fue hacia la caja para revisar las facturas de la noche, caminé hacia las remisiones que aun se tenían que meter en el sistema, varias ya se iban despidiendo, levanté mi mirada viendo que eran las 2: 39 de la mañana, agradecía al cielo que ese hombre no haya vuelto con su tonta novia. Me senté en una de las bancas empezando a ordenar mis facturas obtenidas en la noche, las ordenaba tranquilamente, las puse de mayor a menor, sonreí al ver el total de las propinas de la noche, al menos algo bueno salió en este día, que fuera mi regalo de cumpleaños.

Preston: Nahir, puedes venir un momento al despacho por favor.

Tragué saliva al ver a Nelson que no apartaba la mirada de Preston. Los que quedaban solo miraban algo tristes y sorprendidos a la vez a Preston.

Nelson: Preston te consta que no ella empezó.

Preston me hizo señal hacia el despacho. Me bajé de la banca sosteniendo con fuerza mis facturas, asentí con la cabeza, no iba a protestar y menos después de lo que me dijo Ciccio, sentí un fuerte dolor en mi corazón, al ver la mirada de Preston, demasiado serio para mi gusto.

Él se quedó a un lado mientras caminaba…

Preston: Nahir, lo que te diga el señor Santino, solo..

Nahir: ¿está aquí?

Preston: desde hace rato llegó con su novia.

Nahir: Los dos en el despacho…

Bajé mi mirada, la levanté sabiendo que no había hecho nada malo, por el contrario, solo me defendí de esas personas. Si ellos no estaban acostumbrados a ver a personas que no se doblegaran ante ellos no era mi problema.

Quedé frente a la puerta, escuchando pequeñas carcajadas por parte de esa mujer. Tomé la perilla y Preston sostuvo mi mano. Lo miré, pero mis ojos se humedecieron.

Nahir: Prometo solo escuchar, y luego iré a ver a mi padre.

Preston: Lo siento mucho.

Tragué saliva al escuchar las palabras de Preston, ya me había dejado en claro que me sucedería por la acción que tuve al protestar ante la novia de este hombre.

Abrí la puerta, ellos estaban de risa y risa hasta que entré, pasé mi mirada hacia ella que solo levantó una ceja en forma de triunfo, él por su parte solo se quedó mirándome rosando sus dedos por encima de sus labios, es un hombre muy difícil de interpretar, Preston entró cerrando la puerta, se quedó quieto a un lado de la señorita que se puso de pie caminando hacia mi, cruzó sus brazos quedando frente a mi.

Loana: eres demasiado pretenciosa para ser una simple camarera. ¿Lo sabías?

Levanté la mirada, la miraba perfectamente, sus rasgos de belleza no la hacían mejor persona, su actitud no la ayudaba que vaya de la mano con lo que pudiera tener en físico.

Nahir: no..

Loana: Shhh… shhh.. no quiero escucharte.

Pasé mi mirada hacia Preston, él solo estaba atento por si lograba hacer y decirme algo, pero todo sea por el empleo.

Loana: ¿sabes quienes somos verdad?

Negué con la cabeza, claro que lo sabía pero no me iba a prestar al juego de sus humillaciones. El hombre extendió su mano con un sobre. Tragué saliva caminando con pasos cortos, extendí mi mano con mis facturas, él las miró, haciendo un gesto que las dejara en la mesa. No iba hacerlo, quería que las tomara de mi propia mano, esta grosería ya se lo había dejado pasar con la carta del menú.

Santino: Déjalas en la mesa.

Asentí con la cabeza, las puse con mucho cuidado para que no se movieran, las giré tomándome mi tiempo, miré hacia el sobre, levanté mi mano hacia el sobre, mi pobre mano me estaba delatando que estaba nerviosa hasta temblando, lo tomé pero él no lo soltó, se puso de pie, lo seguí con la mirada.

Santino: queda claro que no eres apta para este empleo. Es tu paga de un mes completo, tomando en cuenta las propinas del mes incluyendo hasta las de esta noche.

Loana: La vas a premiar después de lo que me hizo.

Tenía ganas de contestarle, pero cerré mis ojos dejando caer unas lagrimas, rápidamente las aparté. Jalé un poco el sobre, levanté mi mirada hacia él que mis lagrimas empezaron a caer.

Santino: (susurrando) CHERTOV RUSSKIY (maldita rusa).

Entreabrí mis labios negando con la cabeza, ella levantó un ceja parecía no haber entendido lo que su novio había dicho.

Santino: ESTAS DESPEDIDA.

Nahir: A tsenyu vozmozhnost' rabotat' v vashem restorane 2 goda, no vy delayete eto ne luchshe, chem kto-libo drugoy tol'ko potomu, chto vy iz ital'yanskoy mafii. Gospodin. (Agradezco la oportunidad de estar por 2 años en su restaurante, pero no lo hace mejor que nadie solo por ser de la mafia Italiana. Señor)

Lo miré sin sentir miedo por este hombre, había dejado en claro que no fue por su noviecita que lo hacía, sino por mi origen, miré a su novia que estaba que se le caía hasta la saliva al escucharme hablar.

Loana: ¿Eres una maldita rusa?

Nahir: Con permiso.

Aparté mis lagrimas, Preston ni sabía que hacer, el hombre salió detrás de su escritorio, llegando a su novia…

Ella buscaba algo en sus bolso, no sabía que era pero Santino presionó su mano negando con la cabeza.

Santino: no te ensuciarás las manos por esta señorita. PUEDES MARCHARTE.

Me di la media vuelta, ni idea del por que su odio por los rusos, no era mi culpa de ser una de ellas, abrí la puerta saliendo del lugar, cerré caminando hacia los cuartos donde estaban nuestros casilleros, sentía que mis lagrimas quemaban mis rostro, no me parecía su proceder, nunca había tenido ningún tipo de problemas con nadie, siempre mantenía mi perfil por debajo del escandalo o de problemas.

La puerta se abrió. Pasé de quien pudiera ser, solo quería salir de este lugar cuanto antes, irme de aquí y no volver a ver a nadie ya nunca, solo me daba pesar por las amistades que había logrado durante este tiempo, nadie como la sinceridad de los que si me querían.

Ciccio: ¿Qué haces?

Nahir: Me voy.

Ciccio: ¿Te despidieron?

Me detuve, aparté mis lagrimas, lo miré sonriendo, él no se tenía la culpa. Se acercó tomando mi mano.

Ciccio: Cásate conmigo.

Lo miré pasando mi mano acariciando su mejilla.

Nahir: tengo que terminar mis estudios primero.

Ciccio: Puedo apoyarte.

Nahir: Lo sé, pero en este momento no tengo cabeza para esto, solo quiero ir a ver a mi padre.

La puerta se abrió entrando uno de los empleados.

Hombre: Ciccio, Preston te busca.

Nahir: Ve, te veo mañana.

Ciccio: Ya vamos a salir, espérame.

Nahir: De acuerdo.

Esperé a Ciccio saliera, me imagino que ya le iban a decir lo que había sucedido y la manera tan horrible que hicieron ver las cosas, pero ya lo que estas personas dijeran me valía en su totalidad.

Me agaché tomando una de las cajas, empezaba armarla, no iba a dejar nada de lo que me pertenecía, empecé a sacar todo lo de mi casillero, miré mi ropa, todo iba bajando arrojando hacia la caja.

Empecé a quitarme la falda del uniforme, la deslicé hacia abajo quedando solo con la tanga, desabrochaba la blusa, lo que me gustaba mi uniforme… dejé el uniforme en su lugar.

Tomé mis leggins cuando la puesta se abrió…

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Nahir

Ciccio

Loana

Santino

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