Capitulo 9

(Escuchen- The Mass, Era)

Miré hacia la entrada viendo esa mira fría que recorría mi cuerpo de arriba hacia abajo, le puso el seguro. Entreabrí mis labios al ver a ese hombre que me había despedido ante su novia.

Nahir: Salga de aquí.

Santino: todo lo que está aquí en mío.

Nahir: no se preocupe, no pensaba en quedarme con ni un solo uniforme.

Humedeció sus labios pasando su lengua lentamente sobre sus labios, tragué saliva, sentí una desesperación en estar solo en ropa interior, iba a ponerme los leggins, cuando me atrapó del cuello llevando mi cuerpo hacia atrás… ¿Qué le pasaba a este estupido?

Santino: ¿Crees que me trago el cuento que una maldita rusa de mierda esté en mi negocio solo por que si?

Mi cuerpo chocó con fuerza hacia la pared, me sentía demasiado asustada, no entendía ahora de que me estaba hablando este loco, negué con la cabeza, empezaba apretar su agarre de mi cuello.

Nahir: sue… sue… sue..suelteme…

Golpeaba sus brazos, pero este hombre tenía mucha fuerza, yo ni podía lograr quitármelo, removía mi cuerpo, me estaba haciendo falta el aire.. trataba de respirar pero no podía, mis manos se fueron a las de él, no me importaba si le arrancaba los pedazos de su piel con mi uñas pero no lograba hacer que me soltara.

Rosó su mejilla con la mía, estaba empezando a sentir un terror ante este hombre. Negaba con la cabeza cerrando los ojos con fuerza.

Santino: Los malditos rusos se los tengo jurado. Tú perteneces a ellos.

Abrí mis ojos mirándolo, era un vil demonio, su aliento estaba super hirviendo, mis lagrimas empezaban a caer por mis mejillas, hasta la desesperación estaba conmigo, quería que me dejara, empezó a soltar poco a poco mi cuerpo.

Santino: Eres una mujer que caíste donde no debías…

Su mano empezaba a deslizarse por mi cuerpo, negué con la cabeza, no quería que me tocara por nada del mundo, nunca lo permitiría.

Levanté una de mis piernas para intentar golpearlo, pero él juntó su cuerpo con el mío. Lo miré negando con la cabeza, podía sentir que estaba excitado este hombre, por mi mente estaba pasando lo peor, no, no me podía hacer nada, yo no le he hecho absolutamente nada…

Santino: te voy hacer pagar lo que ustedes los mal nacidos le hicieron a Shantal..

Nahir: no.. no.. sé de que me habla.

Su mano se estaba acercando a mi parte, podía sentir como se iba deslizando sus dedos más hacia abajo… tuve que soltar sus manos antes que me hiciera daño. Metí mis manos por en medio de nosotros dos, levantando un poco una rodilla, sentí como sus dedos entraron un poco en mi. Cerré mis ojos con fuerza… Estaba asustadísima. Lo empujé con tanta fuerza que logré que se me apartara de mi.

Nahir: DIJE QUE NOOOO…

Su cuerpo se tambaleó, mi cuerpo se deslizó en la pared cayendo al piso, me llevé mi mano hacia mi cuello tratando de tomar aire…

Nahir: cof… cof.. cof…

Se me estaba dificultando.

Santino: TIENES TUS MALDITOS DIAS CONTADOS EN MI PAIS, EN MI TERRITORIO.

Levanté mi mirada viendo como se llevaba sus dedos en sus labios, pasó su lengua sobre ellos dándome la peor sensación del mundo.

Santino: MMM, sabes bien.

Nahir: Púdrete… maldito.

Santino: CUIDA TUS PALABRAS CUANDO TE REFIERAS A MI. LOS RUSOS NO TIENEN CABIDA EN ESTE PAÍS.

Nahir: Ni sé de que me habla.

Pasó su mirada hacia mi leggins que estaba cerca de él, lo tomó acercándolo hacia su nariz, estaba inhalando mi aroma, ¿era un perro o que? Me lo arrojó con tanta fuerza.

Santino: NO TE VUELVAS A CRUZAR EN MI CAMINO, NI EN EL DE NINGUNO DE NOSOTROS. POR QUE NO VAS A VIVIR PARA CONTARLO. TENGO OJOS EN TODAS PARTES.

Se dio la media vuelta, abrió la puerta topándose con Dalila, este hombre pasó de ella, se dio la media vuelta lanzándome una mirada de tanto odio y desprecio. Me sonrió con una gran triunfo, pasó sus dedos inhalando mi aroma. Negué con la cabeza, Dalila se quedó sin poder decir absolutamente nada.

Dalila: Nena estas bien.

Corrió hacia mi abrazandome, no podía decir absolutamente nada, pero este hombre había sido claro en que no vuelva a cruzarme en su camino. Me ayudó a levantarme, me puse mis leggins.

Dalila: ¿Te hizo algo?

Nahir: no, solo me dijo cosas feas por tratar a su novia de esa manera. Tengo que irme.

Dalila: Te llevo. Ciccio está para largo, está con Preston revisando unas listas de personas que solicitó el señor Santino.

Rodé los ojos, me puse mi playera, solo eso me faltaba que de ahora en adelante tenga que cuidar mis pasos. Asentí con la cabeza, no me quedaba de otra más que aceptar la ayuda de Dalila, prefería mil veces que ella fuera y no de Ciccio que después de esto no iba a poder ni mirarlo a los ojos.

Levanté mi caja de mis cosas, Dalila ya se había cambiado por completo, tomó su bolso. Ella salió primero, me daba un poco de miedo salir y encontrarme con ese hombre. Di un paso hacia afuera mirando por ambos lados, Dalila me miraba un poco intrigada con mi proceder.

Dalila: ¿Segura que estas bien?

Nahir: si, solo no me lo quiero encontrar.

Dalila: al señor Santino.. él ya se fue, lo estaba esperando su novia.

Solté un gran respiro cerrando los ojos, miramos el reloj de pared, marcaba las casi las 5:00 de la mañana, otras ocasiones siempre eran a mas tardar a las 3: 00 de la mañana que salgamos, pero con todo lo sucedido ni oportunidad nos daba de salir temprano.

Salimos por la puerta trasera, me aseguraba que en verdad ese hombre no nos fuera a seguir, solo quería dejar pasar este mal rato, pero como hacerlo, prácticamente él era dueño de estos lugares, y quizá se me dificulte en encontrar empleo, pero podía hacerlo de lo que me he quemado las pestañas para tener una profesión.

Me subí al auto de Dalila.

Nahir: Me puedes llevar a la casa de asistencia.

Ella sonrió asintiendo con la cabeza, allí se encontraba mi padre y necesitaba ir a visitarlo, con esta nueva situación ya no sabía que pudiera hacer, tendría que hablar con los doctores y hasta con el mismo director si era posible, mi padre necesitaba la atención médica y sus gastos se los tenía que cubrir.

Dalila encendió su auto, dejé la caja de mis cosas aun lado, me sentía demasiado incómoda por la sensación de la mano de ese hombre en mi, cerré mis ojos al recordar la fuerte presión que sentí en mi parte en que metió sus dedos, negué con la cabeza…

Dalila: Me preocupas Nahir. ¿Te hizo algo el señor Santino?

Negué con la cabeza, miré hacia la ventanilla, más que por mi, por Ciccio tendría que callarlo, me sentía como si me hubieran forzado hacer algo que no me merecía.

Nahir: Solo me dijo que los rusos no son bien venidos en ninguno de sus negocios, me abalancé hacia él pero me empujó por eso caía al piso.

Ella removió mi cabello, pasé mi mirada por el retrovisor del auto, negó con la cabeza.

Dalila: No creo que haya sido Ciccio quien te haya dejado esas huellas en el cuello.

Entreabrí mis labios, se me había pasado ese detalle, bajé la solera con espejo, viendo que la huella de sus asquerosas manos estaban en mi cuello. No sabía que decir, miré a Dalila.

Dalila: Nahir, esos hombres no son nada buenos. Te juro que por mi mente están pasando muchas cosas, cosas que es bien sabido que ellos hacen a las mujeres que les gustan y no las pueden tener.

Nahir: Me odia por ser rusa, prácticamente me despidió por ser rusa y no por defender a su novia.

Solté un gran respiro, no podía negarlo, fuera lo que fuera tenía que mantenerme al margen de estas personas, por suerte no saben nada de mi, ni donde vivo, lo poco que pudieran saber sería a través de Ciccio pero él jamás diría nada y Preston, pues que lo diga si quiere, aun es muy poca la información donde pueden saber muchas cosas de mi.

Dalila: Tengo entendido que el problema es cuando la mafia rusa, que es una de las peores, fueron los que atentaron cuando estaban en una gran guerra de conflictos en territorios, pero el señor Santino estaba fuera del país, cuando entraron a la villa, arrasaron con todos los que estaban en ella, incluyendo a su hermanita de apenas 18 años que era una chica que no podía ver.

Entreabrí mis labios, no lo podía creer, pero ¿Qué tenía que ver las demás personas?

Nahir: entonces solo por ser de nacionalidad rusa no puedo tener los mismos derechos que ellos. Somo seres humanos, no es la culpa de todos, ni conozco el mundo de la mafia. Nunca me he metido en problemas.

Dirigí mi mirada hacia la ventana, ya solo podía ver el camino, solté un gran respiro, no quería pensar en lo que pudiera lograr hacer si nos volvemos a encontrar, las cosas no podían ser de esta manera, tanto tiempo que pasé desapercibida y ahora tengo problemas solo por ser Rusa, se me hacía tan injusto la manera en que ellos tenían que solucionar las cosas.

Los problemas entre mafias, no tenía nada que ver con las personas que estamos fuera de todo ello.

Nahir: ¿Esa Leona o como se llame?

Dalila sonrió negando con la cabeza.

Dalila: Loana, es su prometida, que llevan comprometidos no se por cuanto tiempo, pero ese tipo de familias hacen sus tratos para ir creciendo, aunque la señorita Loana solo está comprometida por nombre, si notaste, el señor Santino no es de las personas que pueda sentir algo por alguna persona.

Nahir: ¿Cómo puedes soportar sus groserías de esas personas?

Dalila: Con el tiempo conocí su forma de él, su manera, no siempre acude pero cuando va, siente que es nuestra obligación dejar todo para atenderlo.

Dalila empezó aparcarse, habíamos llegado a la casa de asistencia donde estaba mi padre, desde muy temprano mi padre ya se había despertado, tomé la caja de mis cosas.

Dalila: ¿Qué harás?

Nahir: Aun no sé, espero encontrar algo pronto.

Asintió con la cabeza, me bajé soltando un gran respiro, lo poco que podía tener con mis ahorros y con el pago que me había hecho, esperaba poder cubrir todo lo necesario de mi padre. Levanté mi mano despidiendo de ella. Hizo lo mismo empezando a conducir, me quedé en la espera de ver que se marchaba.

Mi móvil empezó a sonar, lo tomé con un poco de dificultad mirando la llamada de Ciccio, sentí un tremendo nudo en la garganta, no podía tomar la llamada, al menos no por ahora.

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Nahir

Santino

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