Capitulo XX El Atentado

Annia

Ver a Emanuel en ese estado me dolió en el alma estaba desesperado rogándome que no lo dejara, me subí al auto donde me esperaba mi hijo y del oro lado se subió Emanuel nos dirigimos a la casa solo que yo no quería hablar con él, al llegar Chris ya estaba dormido así que Emanuel lo cargo y lo llevo a su habitación mientras yo me quedé en el jardín viendo las estrellas y pensando si fue buena idea haber regresado.

Emanuel: que piensa mi hermosa dama?

Annia: nada importante, solo veo el cielo.

Emanuel: te gustan las estrellas?

Annia: así es son hermosas.

Emanuel: pero tú lo eres más, vamos a dormir amor mañana tenemos que trabajar.

Annia: que piensas tú de nosotros?

Emanuel: que quieres decir?

Annia: piensas que es un error estar juntos?

Emanuel: claro que no amor, tú y mi hijo son lo más importante de mi vida y si tengo que morir por ustedes lo voy a hacer.

Annia: esperemos que llegues a ese extremo.

Emanuel: vamos a descansar, si?

Nos fuimos a nuestra habitación esa noche solo dormimos, yo no quería que él me tocará porque aunque me pidió perdón el dolor que sentía en el corazón era muy fuerte.

Sentí que la noche fue muy larga, no había podido dormir bien estaba muy triste y necesitaba hablar con mi hermana ella siempre me daba buenos consejos, esa mañana me levanté muy temprano aliste a Chris para llevarlo al jardín, no espere a Emanuel simplemente agarre a mi hijo y salí de la casa, estaba segura de que podía evadir a los escoltas que nos habían puesto, íbamos en la carretera cuando vi que un auto nos seguía, entre en pánico, como se me ocurrió salir sin protección y más que voy con Chris, lo primero que se me ocurrió fue llamar a mi esposo.

Emanuel: Annia dónde estás?

Annia: llevando a Chris al jardín.

Emanuel: como se te ocurre salir sin sus escoltas, dime ahora mismo dónde estás?

Annia: entonces la camioneta que me sigue no es tuya?

Emanuel: que camioneta amor, no, yo noenvié a nadie, dime ahora mismo dónde estás, ya mando a mis hombres por ti.

Pensé que igual si el supiera donde estoy no le daría tiempo de alcanzarme, le di la dirección y empecé a conducir como loca, no podía permitir que está gente me alcanzara.

Había conducido por unas cuantas cuadras, cuando vi que delante de mí se posicionaron dos camionetas y por detrás dos más estaban como escoltándonos, la camioneta que nos seguía fue interceptada por otras dos camionetas, estaba realmente muerta de miedo y más que por mí, lo estaba por mi hijo, mi teléfono sonó.

Emanuel: amor mis hombres me reportan que estás a salvo.

Annia: estás camionetas son tuyas?

Emanuel: así es amor, detén el auto y ellos te traerán de vuelta con nuestro hijo.

Annia: está bien, ya me estaciono.

Así lo hice me estacioné a un lado de la carretera y de una de las otras camionetas salió un hombre bastante guapo, pero tenía un aura que daba miedo.

Augusto: señora Jones es hora de volver a casa.

Annia: gracias, señor?

Augusto: mi nombre es Augusto Serrano, por favor deme espacio para conducir de regreso a su casa.

Me baje del carro y me pase al asiento trasero junto a mi hijo, Augusto nos condujo se regresó a la mansión, al llegar nos esperaba Emanuel con cara de pocos amigos.

Emanuel: gracias Augusto, disculpa haberte molestado.

Augusto: no te preocupes Emanuel, para eso estamos ahora espero que no tengas más problemas.

Augusto se fue y Emanuel me agarró del brazo no lo hizo fuerte, pero sé que lo hizo con rabia.

Emanuel: en que estabas pensando?

Annia: en primer lugar no me alces la voz y en segundo espera a que Chris sea llevado a su habitación.

Le entregué a mi hijo a su niñera, está con gusto lo llevo a jugar, mi pobre niño había pasado un rato muy desagradable como para escuchar a sus padres discutir.

Annia: ahora sí que es lo que pasa contigo, ¿por qué demonios me hablas así?

Emanuel: sabes el peligro en el que te pusiste a ti y a nuestro hijo, sabes que tengo enemigos y que harán cualquier cosa para llegar a mí.

Annia: y que culpa tengo yo de tus malos negocios, déjame decirte que en la vida me tuve que esconder de nadie, yo no estoy acostumbrada a esta vida, no sé qué hacer, no sé cómo actuar, esto es desesperante.

Emanuel: lo siento Annia como me gustaría poder cambiar quién soy, pero eso no lo puedo hacer, esta es mi vida y ahora ellos saben de ustedes y lo que menos quiero es que a ustedes les pase algo a ustedes.

Me había casado con un hombre que no es nada fácil, se que esa gente que hoy nos ayudó no son buenas, se que son de su otra vida y eso me asusta.

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