MIRANDA
Los logros profesionales que alcanzaba eran maravillosos, pero mi mejor logro era mi príncipe hermoso, mi Jonathan, la luz de mi vida. Tener a mi hijo conmigo era la sensación de éxito más grande e indescriptible de este mundo… no creo jamás que yo pudiera lograr expresar como quería y aun quiero, lo que siento por mi niño… creo que él fue la recompensa que me envió Dios después de tanto dolor, no solo por la perdida de mis padres sino también por el abandono de Richard.
. – Richard, Richard ¿Qué será de tu vida? – de ves en cuando me lo preguntaba.
A él lo recordaba casi que permanentemente, pero no porque aún lo amara o extrañara, no, sentía que eso ya lo había logrado superar, sino porque para mi permanente cuestionamiento, mi hijo es idéntico a él, así que no podía decir que era mala fortuna, porque estaría condenando a mi niño, y él es muy hermoso en todo sentido, e indiscutiblemente, eso era en parte por los genes de su padre.
Superar a Richard no voy a decir que fue fácil, claro que no, seria hipócrita si admitiera tal cosa, pero lo pude lograr gracias a la presencia en mi vida de mi hijo y a que me enfoqué en algo más importante que llorarlo, la situación con el me marcó, pero no me destruyó… tuve otro tipo de inspiración que me fortaleció. Tanto que pude entregarme a otra persona, ciertamente sin compromiso emocional, en esa parte, no miento, quedé curada en salud.
Pero si tuve una relación muy superficial y especifica, entiéndase un encuentro sexual, tres años después de Richard, eso pasó antes de iniciar otra con el administrador de mi clínica, con el cual duré alrededor de tres años, también fue una relación sin compromiso, ni complicaciones, hasta que él se quiso inmiscuirse en mi vida personal y de pasó tomarse atribuciones que no le correspondían y más tratándose de mi hijo.
. – Me dijiste que te quedarías conmigo hoy…
. – Lo siento, mi hijo me necesita… – le digo mientras estoy recogiendo mi ropa para vestirme.
. - ¿Hasta cuando vamos a estar así Miranda?
. - ¿Cuál es el problema? – Le exijo con firmeza porque él claramente sabe cuál es la realidad de nuestra relación.
. – Este – Se levanta señalando lo que estoy haciendo - Este es el problema, decides quedarte conmigo, pero llama tu hijo y sales corriendo…
Lo miro molesta…
. – Es mi hijo… ¿Qué esperas? – continuo vistiéndome cada ves más molesta - ¿Qué me quede aquí revolcándome contigo cuando él me necesita…
. – Te manipula querrás decir… - Me interrumpe – ¡Ese niño es un caprichoso!
. – Un momento Andrew… – Me levanto y paro frente a él - Tú no sabes nada de mi hijo, así que te agradezco que no emitas opiniones sobre él…
Que le pasa a este tipo…
. – Es la verdad, tu haces todo lo que él quiera, en el momento que él chillé llamando tu atención – Resopla de manera desagradable que para nada me estaba gustando - Lo que ese niño necesita realmente es una buena amonestación de tu parte, o una presencia masculina que le siente la mano…
Me quedo sorprendida de lo que dice este estúpido… ¿Cómo se atreve?
. – ¡Ya basta! No te desubiques, tú no eres quién para cuestionar mi labor como madre, y mi hijo solo me necesita a mi para corregirlo… no sé que te crees, pero acabas de cruzar la línea – lo señalo – Mi hijo tiene 9 años y la única presencia masculina que tendrá en su vida será la de su padre si es que alguna vez aparece, que estoy segura no querrá maltratarlo como tu…
El me miraba extrañado, pero solo por una pequeña fracción de lo que le dije…
. – ¿Eso es lo que estas esperando? ¿Al padre de tu escuincle? – Se acercó a mi enojado - ¿Es por eso que lo nuestro es a puertas cerradas? ¿Ni me llevas a tu casa? – Me reclamó tomándome bruscamente de los brazos - ¿Estas esperando a ese tipo? – Volvió a gritar…
. – ¡Suéltame Imbécil! – le exijo apartándome de él - ¡Y a mi hijo no te atrevas a volverlo a llamar escuincle!
Él hizo un gesto de fastidio y aun molesto…
. – Eres una estúpida si sigues esperando por ese hombre que quien sabe porque los abandonó…
Soltó de manera desdeñosa, lo que me enfureció un poco más, y la bofetada que le planté en su mejilla, cumplió el efecto que esperaba… ¡Se quedó callado por fin!
. – Y tu eres un completo cretino… - Termino de colocarme mis zapatos y antes de salir me devuelvo a mirarlo - ¡No vuelvas a buscarme nunca más! – Sali y cerré la puerta de un portazo para que entendiera lo puntual de mis palabras.
Así fue como terminó todo entre Andrew y yo, sencillamente porque no iba a permitir primero; que él se expresara mal de mi hijo catalogándolo de lo que le daba la gana, solo porque no me quedaba con él, y segundo; y porque menos iba a permitir que quisiera interferir en la relación de mi hijo y mía… Jonathan me había llamado porque uno de sus hámster había muerto y estaba triste, él adora a esos animales, y claro que me iba a ir corriendo a su lado a consolarlo, era él quien me necesitaba de verdad, no un hombre que solo quería mantenerme en su cama para calmar una necesidad sexual… ¡Por Dios, mi hijo es mucho más importante que eso!
Y bueno, de ahí en adelante, mejor sola que mal acompañada, para nada quería más complicaciones en mi vida, y menos que repercutiera en mi hijo… y es cierto lo que le expresé cuando le manifesté que la única presencia masculina que mi hijo conocerá será la de su padre, yo sé qué ese suceso ocurrirá en algún momento de esta vida, de hecho, lo he hablado con mi hijo, él está al tanto, de que hay un hombre que lo engendró y que figurará como su padre si así él lo desea.
. – Mamá crees qué mi papá vendrá en algún momento a conocerme? – Me preguntó mi niño mientras hacíamos juntos la cena… ya no me sorprendían sus preguntas, mi hijo es muy directo cuando quiere saber algo.
. – Pues amor, ya tu sabes que él no tiene conocimiento de tu existencia – Ya le había dicho hacía mucho, que Richard se había ido antes de que yo pudiera decirle de mi estado de gravidez – Entonces lo que verdaderamente debemos esperar es cruzárnoslo en nuestro camino – Lo miró directo a los ojos – O de lo contrario, que tu desees que lo busquemos…
Y si él me lo pedía, por supuesto que lo haría porque ese es su derecho, que por nada le negaría a mi hijo, también sabía que Richard tampoco lo iba a negar a él y lo recibiría con amor… me aterraba era que su esposa no lo admitiera y discriminara a mi hijo.
. – No mamá, esperemos – me sonrió con ternura – Sé que llegará el momento, como tu dices, el tiempo de Dios es perfecto…
¡Oh! ¿Se podía ser más dichosa y afortunada de tener un hijo tan maduro?
. – Así es mi amor, ni antes ni después, sino cuando Dios así lo disponga…
. – Me puedes hablar un poco de él, no hay nada nuevo en las redes desde su boda… ¡Es como si hubiesen eliminado todo!
Con eso mi hijo siempre me tocaba esa tecla sensible, porque inevitablemente recordarlo a él me daba nostalgia, aunque no quisiera.
Como esa conversación hubo muchas, y el tiempo siguió pasando, más Jonathan, no me manifestó querer que lo buscara en vista de que no se daba el encuentro voluntario, hasta hoy, que el destino lo cruzó nuevamente en mi camino…
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Comments
Tatiana Ballesteros Tarraz
Con esta ya van 3 veces que la leo me encanta y me emociona como la primera vez que la lei
2025-03-02
1
Marcela González
Una historia maravillosa ya la leí, y nueva mente la estoy leyendo de nuevo 💕💕 la verdad es una historía que me hace suspirar 🥰
2024-08-09
7
Paola Ferradás
Muy bien dicho 👏👏
2024-08-01
1