CAPÍTULO XII SEGUIR ADELANTE

Fue duro para Miranda perder al amor de su vida, verlo casarse y salir feliz de la iglesia del brazo de su ahora esposa. Lo había perdido y ahora para siempre, aunque cada vez que lo pensaba, concluida que a pesar del año que convivieron, ella nunca lo tuvo, porque a finde cuentas, solo ella se entregó en esa

relación.

Miranda pasó por un estado de negación que la hacía reprocharse todos los días su infantil actitud de sufrir por un hombre que jamás la amo, pero aun así no terminaba de poner los pies sobre la tierra y tratar de cerrar el ciclo, al contrario, siempre estaba pendiente de las redes sociales, de lo que pasaba con él, hasta que un día vio un articulo donde estaban juntos en una playa de Italia donde habían decidido pasar su luna de miel, él se veía tan feliz abrazado a ella, que esa fue la gota que derramó el vaso para miranda, y se obligó a dejar de sufrir mientras él era tan feliz y se prometió nunca más querer saber de él.

Miranda en su empeño de sobreponerse del dolor, del abandono, de la soledad… se concentró en realizar su especialización haciendo su residencia en la clínica donde afortunadamente la habían contratado… como su embarazo iba avanzando y no quería poner en riesgo ni su salud ni la de su bebé, decidió renunciar a la cafetería.

. – Gracias por todo Miranda, fuiste una excelente empleada, y la verdad me duele dejarte ir…

. – No, la que debe agradecer soy yo por la oportunidad, fue un año maravilloso… - le dijo al que fuera su jefe con una sincera sonrisa.

. – Si que lo fue, hasta en este lugar conociste a tu novio…

El semblante de Miranda cambió completamente al escuchar eso, y aunque trato de disimular su incomodidad, el señor lo notó, pero evitó hacer cualquier otro comentario.

. – Si… Ummh ya debo irme señor Frank, nuevamente gracias por todo.

. – Bien querida, cuídate mucho… ten tu cheque, bien merecido ¡Vida y éxitos Miranda, no te rindas, siempre se puede seguir adelante!!

Ella asintió tomó su cheque y agradecida salió de la cafetería con lágrimas en los ojos. En ese momento decidió que debía redireccionar su vida así que se fue a casa a hacer planes a futuro que la ayudarían a seguir adelante.

Al llegar, se preparó algo de comer y se sentó en la mesa donde  comenzó a anotar en un cuaderno lo que debía hacer…

-       Vender las joyas de mamá y las mías...

-       El auto de papá...

-       Objetos de la casa…

.

– Solo me quedaré con los indispensable… compraré un apartamento pequeño y me mudaré allí, esta casa es demasiado grande para mí…

Y así fue como Miranda realizó todo cuanto anotó en su cuaderno y se planificó tan bien, que todo resultó como ella esperaba. Organizó una venta de garaje, y logró negociar todo lo que dispuso allí, incluso el auto de su papá, lo que consideró que no podía vender, ni se lo podía quedar, lo llevó al orfanato que estaba cerca de la comunidad.

Con su madre había ido en una o dos ocasiones, pero esta vez se sintió gratamente acogida en ese lugar. Los niños salieron a recibirla felices de tener visita, lo que la conmovió inmensamente y se prometió volver, porque entendió que a pesar de que había varias personas allí, ellos se sentían tal vez abandonados, que de hecho lo eran, o aislados del mundo exterior. Ese día volvió nuevamente, con todo lo que era necesario para realizar un picnic con los niños, y la pasó también, que se le hizo un costumbre estar y compartir con ellos.

Con el dinero que consiguió en las ventas, sumado a su paga en la cafetería y el seguro de sus padres, se dispuso a buscar un lugar cómodo y bonito para convertir en el hogar de ella y su bebé. En su tiempo libre, después de salir de la clínica, visitaba apartamentos, hasta que logró encontrar el que cumplía con sus exigencias. Concretó la compra y se quedó allí, observando todo el espacio y amoblándolo mentalmente.

Los días siguieron pasando, sus proyectos afianzándose y su barriga creciendo… ya tenia 6 meses y supo que su bebé era un hombrecito, así que se dispuso a organizar la habitación que ambos iban a compartir, de hecho la única que había en el apartamento, pero que era bastante espaciosa. Compró una cunita, y comenzó también a comprarle ropita a su hijito al que desde ya le colocó por nombre Jonathan en homenaje su papá.

De vez en cuando Richard aparecía en su mente, y se preguntaba como habría actuado él si hubiese sabido de su embarazo… decidió apartarlo de su mente y mientras sobaba su barriga, y hablaba con su hijo, entendió que las mejores cosas son las que suceden… ¡Y que siempre serian ella y él nadie más tendría cabida en su vida!

Por su parte, Richard seguía en su burbuja de amor… estaba con la mujer que amaba, aunque otra no terminaba de salir de su mente. En ocasiones se sentía incomodo por comparar a ambas mujeres. A pesar de que aparentemente era feliz, había cosas que no le gustaban de Julia, y que no iban acorde al compromiso que hicieron.

Los primeros meses fueron maravillosos, por cuanto estaban de luna de miel, que cada vez por pedido de Julia se fue alargando…

. – Mi amor ¿Por qué no nos tomamos 3 meses solo para nosotros? – Richard la miró

sorprendido…

. - ¿Tres meses Julia? ¿Si recuerdas que dirijo una empresa verdad?

. – Jajaja claro que si mi toro, pero siempre puedes delegar funciones, por favor amor… ¡piénsalo, este es el tiempo que tendremos para nosotros antes de que lleguen los niños!

A él se le iluminaron los ojos al escucharla, ella sabía muy bien como bajar las defensas de él y ganarse su voluntad, así que terminó convenciéndolo y lo que serian 3 meses luego se convirtieron en 4 y luego en 6 hasta que ya él le exigió volver.

Richard fue notando que Julia era una mujer demasiado caprichosa a veces, que le gustaba ser el centro de atención y le encantaba estar en el foco de cada paparazzi que se cruzaba en su camino, además de todo, quería estar viajando, de fiesta en fiesta, de shopping, sin querer dedicarse a nada más y menos al hogar.

Muchas veces Richard llegaba a la casa y se encontraba con que ella no estaba, y no era que él la quería tener dedicada a la casa, no era su idea, pero si que se involucrara en las cosas de esta, como lo hacia Miranda pensaba él involuntariamente, mientras él vivió con Miranda, nunca tuvieron servicio, aunque los dos trabajaban, también los dos disfrutaban de hacer las cosas del hogar, y eso esperaba de Julia, más ella se negaba a ser una esclava de la casa.

Otras veces él llegaba a casa y ella había armado una fiesta con gente que él ni conocía… o se inventaba una salida al que lo arrastraba con sus pucheros, luego ella dormía todo el día por la resaca de la noche anterior porque de paso era muy mala copa. Cada una de estas cosas le generaba malestar a Richard , debido a que eso no era lo que él esperaba de ese matrimonio.

Los padres de Richard una noche fueron a almorzar y eso provocó la primera discusión  entre ellos, no fue fuerte, pero el se pudo dar cuenta de algunas cosas en ella, puesto que Julia tenía otros planes…

. – Que fastidio Richard ¿Por qué tienen que venir otra vez?

Él la miró con sorpresa…

. - ¿Acaso te molesta qué vengan mis padres?

. – Claro que me molesta, yo tenia otros planes, hoy es la fiesta de Rita y quedaste de

ir conmigo…

. – No, yo no he quedado en nada contigo, es mas no quiero que me sigas comprometiendo a asistir a fiesta donde no conozco a nadie y menos cada fin de semana ¿No crees que ya es suficiente?

. - ¿Suficiente? ¿De qué hablas? La vida hay que disfrutarla toro, y además ¿Qué esperas que haga? Sabes que me aburre estar encerrada aquí…

A Richard se le ocurrió una idea que le plenteó, pero que más que entusiasmarla, la

molestó…

. – Puedes poner una academia de modelaje, tu tienes la experiencia y…

. - ¿Qué? ¿Tu quieres que trabaje? ¿Te volviste loco? ¡Soy tu esposa por Dios!

. - ¿Eso qué tiene que ver? Además, no lo tendrías que ver como un trabajo, eso es lo que siempre te ha gustado, es tu mundo y te mantendría distraída, no se trata de dinero…

. – De ninguna manera Richard, y no me puedes obligar, no me casé contigo para esto…

Él se quedó sorprendido, pues parecía un castigo para ella lo que le estaba proponiendo...

. – ¿Ah no? ¿Y para qué te casaste? Porque tampoco veo que cumplas con tu papel de esposa…

. - ¿Acaso he faltado en tu cama?

Él no se refería a ese aspecto, sino a el compromiso con el hogar, la familia, los hijos…

. – No es solo en la cama donde te quiero Julia ¿Acaso se te olvidaron los planes que teníamos? Ya llevamos casi tres años de casados y tu no te terminas de adaptar a lo que es un matrimonio…

. – Si lo que quieres es esclavizarme en esta casa, cual cenicienta, además llena de niños estás equivocado, no entiendo cuál es tu afán, te pedí tiempo ¡no me presiones!

. - ¿Tiempo?... Tiempo - Él caminó por la habitación y se sonrió con ironía - Siempre lo mismo ¿Acaso se te olvida la edad que tenemos? No somos ningunos niños Julia, y no te estoy presionando…

Richard se sentía decepcionado de que a ella siempre esquivara el tema de los niños…

. – Claro que sé qué edad tengo- Le respondió con su actitud infantil - Y tu ya sabes que aún no estoy preparada, yo aun no deseo esclavizarme con eso Richard…

Él la escuchaba y le parecía insólito que se refiriera a los niños como “ESO” y le molestaba su infantil conducta…

. – Debes saber que estoy harto de tu actitud inmadura, ten en cuenta que ya no eres ninguna niña – Le dijo caminando hacia la puerta - Termina de una buena vez de quemar esa etapa y madura… tienes una responsabilidad en esta casa ¡nos vemos abajo!

Así comenzaron los problemas en la falsa y patética relación de Richard con Julia… él se sentía desilusionado, pues ella no ha cumplido con nada de lo que tanto planificaron y que él más ha anhelado… ¡una familia!

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