Capitulo 14

Un mes después 

_Qué nervios._

Hablo Genoveva respirando profundo.

_La que se casa es Sheila, no tú, nena._

Trini trataba de calmar sus nervios, mientras las dos seguían dejando a la novia aún más hermosa, los invitados ya llenaban la iglesia y otros el gran salón, en espera de los novios, Dylan estaban galante, junto a su amigo que no dejaba de bromear con él, tratando de calmar sus nervios.

La marcha nupcial sonó y las lágrimas no tardaron en salir, Sheila lucia un hermoso vestido corté sirena, llamando la atención de todos y sobre todo de Dylan, unas lindas palabras dejo dicho su padre, para retirarse y dar inicio a la unión, recibiendo los aplausos de todos, arroz llovía sobre sus cabezas al salir de la iglesia, subiendo al auto donde los llevaría al salón donde los esperaban con mucha alegría.

_Estás hermosa, mi reina._

Hablo Dylan encantado con su belleza.

_Tu más que guapo, mi rey._

La celebración seguía, Donato paseaba con su hijo, mientras que Trini trabajaba en capturar los mejores momentos, saliendo de la iglesia hasta, llegando al gran salón donde todos bailan con la suave música, Thiago y Genoveva bailaban, hablándose al oído de lo mucho que se amaban, lo mucho que deseaban, hasta que ya había llegado el momento de ver a sus amigos salir a su luna de miel.

_Ahora sí, espero tener a mis nietos, rápido._

_¡Papa!_

_Cuídala, hijo, no quiero tener que castigarte._

Dylan abrazó a su padre y a su suegro, a sus amigos, prometiendo regresar a la boda de ellos, así poco a poco se fueron todos los invitados.

_¿Estás cansada?_

Trinidad asintió, ya su niño estaba dormido, aunque estaban en la casa de sus padres, en ese momento ella solo deseaba un masaje y lo menos que ella pensó era que Donato quisiera algo más y su madre abrieran sin tocar, encontrándolos en un apasionado beso.

_Perdón, no se preocupen, sigan, mañana hablamos hija._

Trinidad sintió tanta vergüenza, sentía ganas de matar a Donato, que solo tenía una sonrisa.

_¿De qué te ríes?_

_De lo feliz que está tu mamá._

Trini golpeó su brazo, se levantó seguida por él, quedando ambos sorprendido de ver cómo sus padres casi tocaban el suelo para escuchar sobre la puerta.

_¿Qué hacen?_

_Nada, tu papá quiere hablar con ustedes._

Jaime estaba muy serio, tapando su pena por ser descubierto como chismoso, después de casi una hora de interrogación a Donato y él jurando cuidar a su niña, que ya no lo era, ya podían descansar tranquilos.

_¿Cuál es la alegría?_

_Que ya somos novios oficiales, puedo darte un beso en cualquier parte y comerte más seguido._

_¿Ja, ja, ja quien te dijo eso? Una cosa dicen mis padres y otra yo._

Trini agarró una cobija y almohada.

_No juegues conmigo, trinidad._

_No estoy jugando, aún no te ganas que te acepté frente a todos._

Donato fue sacado de la habitación de su bonita con la cobija y almohada en manos, resignado, se fue a dormir con su campeón, ya se le ocurriría una manera de ganarse su confianza.

Thiago ya había comprado su apartamento, uno donde había hecho una bonita decoración de globos, velas y pétalos de rosas, escribió todos los bonitos recuerdos, incluida la pared de sus recuerdos, esos que seguían intactos en su corazón y en su cabeza.

_Te amo._

Genoveva pasó sus brazos sobre su cuello, besando sus labios, sin palabras, para expresar lo feliz que estaba de ver toda eso tan romántico, tan único, Thiago aprovecho lo ocupadas que estaban con la boda para preparar esa sorpresa para su princesa durante toda la semana.

_Te amo cada día más, mi princesa._

Sus besos eran caricias en los hombros de Genoveva, sus tirantes eran bajados, haciendo que su vestido desapareciera de su cuerpo, sus senos quedarán al descubierto, sus miradas hablaran por sí sola, dando seguridad en que todo sería con amor y cuidado, sus cuerpos estaban ya en la cama cubierta de pétalos de rosa, los labios de Thiago recorrían su hermoso cuerpo, experimentando ambos el placer de estar unidos en un solo cuerpo, ambos sintiendo sus palpitaciones, deseosos de más sin contenerse, hasta saciar sus ganas, sin importar la incomodidad o el pequeño dolor, solo se dejaban llevar por el deseo.

_¿Tienes hambre?_

Genoveva asintió con una sonrisa, estando en sus brazos, él la apartó dejando un beso antes de ir por una ensalada de frutas, regresando con una sonrisa, para alimentar a su princesa.

_No me gusta el kiwi._

_¿No te gusta? Pero era tu favorito cuando niña._

Genoveva se sorprendió, no sabía que recordaba esas cosas.

_Ahora no, me gustas más tu._

Thiago sonrió, se metió el kiwi a la boca y la beso, dando de comer a ella dé su boca.

_¿De mi boca, si te gusta?_

Ella asintió sonriendo, sacando una sonrisa de él, comiendo juntos, viendo sus fotos, hasta que el sueño los rindió.

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