El Nacimiento De Una Asesina

El Nacimiento De Una Asesina

la verdad de su naturaleza

Capítulo 1: La Verdad de su Naturaleza

Cecilia, una niña dulce y tranquila de cabello oscuro y ojos brillantes, habitaba bajo el cuidado de sus amorosos abuelos, Ester y José. La tristeza que envolvía su hogar provenía de la ausencia de sus padres, quienes habían perdido la vida en un terrible accidente que redujo su hogar a cenizas cuando ella apenas tenía cinco años de edad.

Las llamas de aquel fatídico incendio se llevaron consigo los recuerdos más preciados de su infancia, dejando a Cecilia en un mundo donde la fragilidad de la vida se volvía más evidente que nunca. Aquellas trágicas circunstancias fueron un punto de quiebre en su joven existencia, moldeando sus pensamientos y perspectivas de maneras inesperadas.

Un año completo transcurrió entre los trámites legales y las decisiones del juzgado de menores antes de que Cecilia pudiera comenzar su vida junto a sus abuelos. Aquel día, un rayo de esperanza y consuelo atravesó las sombras de su niñez marcada por la pérdida. Al cumplir seis años, finalmente salió de los confines del orfanato y volvió a la calidez del hogar que recordaba.

Su llegada a la casa de sus abuelos no solo la llenó de alegría, sino que también la introdujo en un mundo lleno de nuevas experiencias. En aquel lugar, con paredes que habían sido testigos de décadas de amor y risas familiares, conoció a Pili, una gata tricolor cuya presencia la intrigó de inmediato. Nunca había tenido una mascota antes, ya que sus padres habían evitado esa posibilidad debido a un traumático incidente que involucraba a una paloma herida en el patio de su casa.

La memoria retrocedió dos años atrás, a un día soleado en el que Cecilia, aún en su inocencia infantil, encontró a una paloma herida en el patio trasero. Con su corazón rebosante de compasión, intentó cuidar de la frágil criatura, acariciándola con ternura. Sin embargo, un oscuro pensamiento se apoderó de su mente. Una noción perturbadora, ajena a la bondad que había demostrado previamente, la llevó a poner fin al sufrimiento de la paloma de una manera cruel e inesperada. Lo que comenzó como un acto de piedad terminó en tragedia, con una piedra como testigo mudo de la naturaleza dual de la humanidad, capaz de amor y destrucción.

En el presente, Cecilia enfrentaba la oportunidad de una nueva vida junto a su gata Pili. El vínculo entre ellas se forjó gradualmente, con Pili como un recordatorio constante de la capacidad de amar y cuidar de los seres vivos. La rutina diaria de alimentar a la gata se convirtió en un ritual lleno de cariño, un acto que trascendía las palabras y comunicaba la conexión profunda que compartían.

Un día, mientras el aroma tentador de la comida casera se extendía desde la cocina, la abuela Ester solicitó la ayuda de Cecilia para alimentar a Pili. Con una sonrisa y un asentimiento entusiasta, la niña aceptó gustosa la tarea. Agarró el plato de comida y se dirigió al exterior, donde Pili la esperaba con ojos curiosos y cola en alto. Sin embargo, a medida que el instante se desplegaba ante sus ojos, la niña sintió una chispa de travesura.

La curiosidad y la sensación de poder se mezclaron en su interior mientras observaba a Pili acercarse con confianza. En un instante, la tentación la superó y decidió sumergir a la gata en la pequeña pileta que yacía a un lado de la casa. El agua fría abrazó a Pili mientras la niña soltaba una risa nerviosa, hipnotizada por la escena que se desarrollaba. Sin embargo, la diversión se desvaneció rápidamente, reemplazada por el peso de la culpa y el remordimiento cuando la voz de su abuela la llamó para la comida.

Cecilia corrió hacia el llamado de su abuela, dejando a Pili empapada y cansada junto a la pileta. Sus brazos llevaban las marcas de arañazos, un testimonio silencioso de la lucha que Pili había librado por liberarse de su inesperado confinamiento acuático. Sin embargo, la niña guardó sus secretos bajo una capa de mentiras. Cuando su abuela preguntó por los arañazos, Cecilia tejió una historia improvisada: Pili había caído en el agua y, en su intento por rescatarla, la gata se había defendido, dejando como resultado los rasguños en su piel tierna.

La historia, tejida con la inocencia de una niña de seis años, fue aceptada sin cuestionamientos por los adultos que la rodeaban. La imagen de Pili como una gata asustada y Cecilia como la valiente protectora se convirtió en parte de la narrativa de la familia, un recuerdo más en el tejido de sus vidas compartidas.

A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, Cecilia exploró su nueva vida junto a Pili y sus abuelos. Aunque el oscuro incidente de la paloma herida quedó atrás, dejó una marca indeleble en su alma sensible. Los secretos y la dualidad de su naturaleza emergían de las sombras, recordándole que, incluso en la inocencia de la infancia, la línea entre el bien y el mal podía ser tenue y frágil.

La verdad de su naturaleza, como la de cualquier ser humano, era un terreno complejo, donde la compasión y la crueldad a menudo coexistían en una danza inquietante. Mientras Cecilia avanzaba en su viaje, estaba destinada a descubrir que enfrentar esa verdad y aceptarla era esencial para su crecimiento y transformación personal.

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Comments

Mery Peña Sangama

Mery Peña Sangama

Que miedo con ésta niña 😱😱

2024-10-23

1

lu dmngz

lu dmngz

😱😱😱😱 No me lo esperaba , pobre Pili.💔

2024-10-14

0

Dayana Moreno

Dayana Moreno

súper ameee!!!

2024-09-04

1

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