Capitulo 18: bajo presión

La revelación de la identidad de Cecilia en las noticias ha tenido un efecto devastador en su sensación de control y seguridad. Lo que antes era su refugio ahora se siente como una trampa, una red de miradas vigilantes que la acechan desde cada esquina. El escondite temporal que había elegido, una sombra oscura en medio de la ciudad, se ha convertido en una jaula de ansiedad y temor.

Cecilia se despierta en las noches empapada en sudor, atormentada por pesadillas en las que es perseguida por las imágenes de las víctimas a las que ha torturado y asesinado. La línea entre la realidad y su delirio interno se vuelve cada vez más borrosa. Los ruidos de la ciudad parecen susurros acusadores, las sombras en las paredes parecen tomar formas amenazantes. Cada rincón de su escondite se siente como si estuviera lleno de presencias hostiles.

La paranoia la lleva a obsesionarse con la idea de que cada desconocido que pasa podría ser alguien que la reconozca. Se mueve con cautela, su mirada escrutadora analizando cada rostro, cada movimiento. Las calles que solían ser su dominio ahora se sienten como un campo minado de peligro potencial. La fachada de normalidad que había mantenido con tanto esmero está empezando a agrietarse, y el terror se filtra a través de esas grietas.

Cada vez que escucha sirenas o ve luces parpadeantes, su corazón se acelera en un latido frenético. La certeza de que está siendo cazada por la ley la empuja a tomar decisiones impulsivas y arriesgadas. Se siente acorralada, desesperada por encontrar una salida de esta pesadilla que ella misma ha creado. Su mente se convierte en un torbellino de pensamientos oscuros, una cacofonía de voces que le recuerdan sus actos siniestros.

A pesar de su agitación interna, Cecilia sigue siendo astuta. Si bien comete errores impulsivos, también es capaz de reaccionar rápidamente para cubrir sus huellas. Cambia su apariencia, se mueve en zigzag por la ciudad, utiliza rutas inusuales y evita los lugares concurridos. Está decidida a evitar la captura a toda costa, aunque eso signifique sacrificar la comodidad y la familiaridad de su antigua rutina.

La tensión en la ciudad es palpable. La gente mira por encima del hombro, se reúne en grupos pequeños para hablar en susurros y evita las calles oscuras por la noche. Todos son conscientes de que el monstruo que ha aterrorizado a la ciudad durante tanto tiempo podría estar escondido en cualquier lugar. Las autoridades intensifican su búsqueda, siguiendo cada pista y cada indicio que puedan encontrar. Pero Cecilia es escurridiza, siempre un paso adelante, siempre al borde del abismo.

En medio de este caos, Cecilia lucha por mantener su fachada de normalidad, incluso cuando su mente está al borde del colapso. Sus actos siniestros continúan, impulsados por la urgencia de sentirse poderosa y en control, incluso cuando su mundo parece desmoronarse. Cada acto macabro es una afirmación de su dominio, una forma de afirmar que aún tiene el poder de sembrar el miedo y la muerte a su antojo.

La lucha interna de Cecilia es una tormenta perfecta de emociones contradictorias: el deseo de poder se mezcla con el miedo a ser atrapada, la satisfacción retorcida se entrelaza con la paranoia paralizante. Su mente se ha convertido en un campo de batalla en el que lucha por mantenerse en pie mientras las paredes de su mundo se cierran lentamente a su alrededor. Y en medio de este caos, Jorge sigue acechando, acercándose cada vez más a la verdad que podría poner fin a su reinado de terror.

La presión comienza a afectar su juicio. Cecilia, acostumbrada a planificar meticulosamente cada uno de sus actos macabros, comienza a cometer errores descuidados. Pequeñas grietas en su fachada empiezan a aparecer, y sus actos siniestros no son tan perfectamente ejecutados como solían serlo.

En su ansia por mantenerse oculta, Cecilia pasa noches en vela, obsesionada con las noticias y las redes sociales. Cada detalle, cada rumor, la llena de ansiedad. Sus víctimas se convierten en fantasmas que la persiguen, recordándole sus actos más oscuros. El refugio que solía encontrar en la oscuridad ahora parece estar lleno de susurros acusatorios.

Jorge, impulsado por su deseo de justicia y venganza por la pérdida de su hermano, se sumerge aún más en la investigación. La revelación de la identidad de Cecilia ha encendido una chispa en su determinación, y él se niega a detenerse hasta que la tenga frente a la justicia. Aprovechando la confusión y el caos en la ciudad, trabaja sin descanso, siguiendo cada posible pista que pueda llevarlo a su objetivo final.

La creciente impulsividad de Cecilia se convierte en su propia perdición. Cada vez más desesperada y acorralada, comienza a cometer errores que antes habría evitado cuidadosamente. Pequeños detalles empiezan a escapársele: un movimiento en falso, una elección apresurada, una pista mal borrada. Jorge es como un detective implacable, recogiendo cada una de estas piezas y uniéndolas para formar una imagen más clara de su enemiga.

Cada vez que Cecilia actúa, deja un rastro más pronunciado, una huella que antes no estaba ahí. Y Jorge está allí, siguiendo esa huella como un cazador hábil. Los momentos que una vez fueron insignificantes se vuelven cruciales en su investigación. Los errores que Cecilia comete se convierten en ventanas a su mente retorcida y a su comportamiento impulsivo. Jorge está tejiendo un relato, y cada detalle mal calculado por parte de Cecilia se convierte en un hilo más en el tapiz que él está construyendo.

La tensión entre ellos es palpable, aunque aún no se han enfrentado directamente. Cecilia siente la presencia acechante de Jorge en cada

sombra, en cada mirada curiosa. La paranoia que siente es un espejo de la que ella misma ha infligido a sus víctimas. Pero Jorge también es consciente de que el tiempo juega en su contra. Sabe que, mientras más tiempo pase, más cuidadosa se volverá Cecilia. Él necesita actuar con determinación antes de que ella logre escapar de nuevo.

Con cada descubrimiento que hace, Jorge se acerca un paso más a desenmascarar a Cecilia por completo. No solo busca pruebas de sus crímenes, sino también una comprensión más profunda de lo que la motiva. Examina su pasado, sus relaciones, sus patrones de comportamiento. Mientras se sumerge en el oscuro abismo de la mente de Cecilia, se da cuenta de que está tratando con una figura compleja y profundamente perturbada.

La ciudad está en un estado de expectación y miedo. La tensión es palpable en cada esquina, y la gente sigue las noticias con aliento contenido, esperando el inevitable enfrentamiento. La caza está llegando a su clímax, y Jorge sabe que está a punto de llegar al momento en que finalmente se enfrentará a Cecilia. Pero él también es consciente de que su determinación y sus habilidades deberán estar a la altura de la astucia y la manipulación de su adversaria.

Mientras el reloj sigue avanzando, la línea entre cazador y presa se difumina. Cada uno se prepara para un enfrentamiento épico, un choque de voluntades y una lucha por el control. El destino de la ciudad pende en la balanza, y la oscuridad y la ley están destinadas a colisionar en un enfrentamiento que dejará una marca imborrable en sus vidas y en la historia de la ciudad.

Desesperada por protegerse, Cecilia recurre a tácticas arriesgadas para intentar mantener el control. Manipula a personas que nunca antes habría considerado involucrar en sus actos. Las relaciones que ha tejido se vuelven frágiles bajo la presión, y la confianza que una vez ganó se desmorona. Cada vez más, se encuentra sola en su lucha por mantener el control mientras la ciudad se precipita hacia un enfrentamiento inevitable.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***