9. Inicio

El teléfono rompió el silencio en la oficina de Lorenzo

mientras que Amanda y Estela la miraron, ella sonrió débilmente y contestó con

voz cantarina.

-          ¿Luc? Si recibí el archivo– el tono de su voz

era meloso – no te preocupes creo que es el único modo de cerrar este trato, si

estaré ahí para el almuerzo, claro.

Por supuesto las otras tres personas en la habitación la

miraban severamente por distintas razones, ella los ignoró y regresó a fijar la

vista en sus documentos.

-          Hijo, he iniciado los preparativos de tu boda

con Amanda, se llevará a cabo en cinco semanas – el hombre miró hacia la

dirección de la mujer en el escritorio, ella no reaccionó

-          Amor, ¿estás de acuerdo? – preguntó Amanda,

Armando que entraba en ese momento se quedó en silencio, Lorenzo no

reaccionaba, sólo guardó silencio

-          Entonces así lo haré – dijo la madre orgullosa,

ya tenía el veneno preparado, una droga experimental que no dejaba huellas un amigo de su esposo lo consiguió para ella, el hombre se refugió en su trabajo y no pronunció una palabra.

Después de tantas negativas las mujeres sintieron que el

silencio de Lorenzo podía de hecho llegar a interpretarse como una aceptación y

por ello decidieron alejarse para evitar que se negara a realizar este

matrimonio.

Llegaron a la séptima semana y por ende a aquella que más

les interesaba a todos los afectados, sin embargo, cuando llegaron las cajas

hasta las manos del contador este se puso tan rojo como un camarón, se apresuró

a la oficina donde se encontraba la mujer que lo contrató, Armando disimuló una

sonrisa.

-          Esto es inconcebible, nos entregaron cajas con

hojas en blanco – rugió al entrar en la habitación sin contenerse acusando con

su dedo a Lorenzo que lo miró como si no supiera de lo que hablaba

-          ¿Qué dice? – preguntó Eloisa poniéndose de pie y

mirando fijamente al hombre que solía ser su prometido

-          ¿Por qué me miran a mí?

-          Tú eres el encargado de resguardar estos

documentos – añadió de inmediato ella

-          Tú eres quien estafó a esta compañía, tú y tú

familia – gritó el hombre – Armando explica que está ocurriendo

-          No lo sé Lorenzo, sabes que esos documentos no

se han tocado en todos estos años y ahora resulta que desaparecieron, creo que

es un truco de esta mujer – señaló a Eloisa

-          ¿Por qué lo haría? – replicó ella – esas son las

pruebas que demuestran que mi padre es inocente

-          Porque de este modo crea una duda y un abogado

se aprovechará de esta información para liberarlo – los ojos del hombre

brillaban con odio

-          Eso es estúpido – replicó ella

-          ¡Basta! – gritó Lorenzo – trae todas las cintas

de video de las últimas siete semanas y veremos quién se llevó los documentos,

Armando se puso pálido

-          Lorenzo esto está muy claro

-          No te estoy pidiendo tu opinión, sólo hazlo –

ordenó, el aludido encerró las manos en puños temblando, sus palabras no sólo

fueron desestimadas sino que además terminaría en la cárcel, dio media vuelta

debía pensar con rapidez o todo se desplomaría.

-          Eloisa, llegaremos a encontrar al culpable, pero

si estás implicada, esta vez no te perdonaré – estas palabras las escuchó

Armando y dibujó una sonrisa, no todo estaba perdido

-          Ja – ella se burló, tomó su bolso con desdén

-          ¿A dónde vas? – preguntó sosteniendo el brazo

con fuerza, esta es la escena que contemplaron Elena y Amanda

-          Voy a almorzar con Luc –replicó ella con

tranquilidad, el hombre apretó su agarre, sus ojos destilaban furia

-          Amor – dijo Amanda con cautela

-          ¡Salgan ustedes dos de la oficina! – rugió

Lorenzo sin soltar a Eloisa

-          ¡Suéltame! – dijo ella tratando de zafarse

-          ¡Cállate!, no me provoques ahora mismo Isa, no

saldrás de esta oficina – arrastró a la mujer hasta la puerta y las dos mujeres

que estaban en la parte exterior vieron cómo se cerraba con fuerza frente a sus

narices cuando intentaron reaccionar era tarde.

La puerta estaba cerrada con llave mientras escuchaban

gritos de ambas partes, muebles que se rompían y más gritos, después de un

tiempo sólo hubo silencio y nada más, quizá con un poco más de suerte las

respiraciones de ambos contendientes se agitaron, la puerta de repente se abrió

y finalmente salió Eloisa muy enfadada, un Lorenzo más tranquilo se encontraba

sentado en el sofá fumando un cigarrillo.

-          ¿qué fue lo que sucedió? – preguntó la madre

contemplando la escena caótica frente a sus ojos, dos escritorios, tres sillas,

dos cuadros y muchos papeles destrozados en el lugar

-          ¿no es obvio? – replicó con calma se dirigió al

bar y contempló su botella de Whisky destrozada, sonrió de nuevo – hemos

peleado como cuando éramos niños

-          Amor – dijo Amanda tratando de alcanzar al

hombre

-          No me toques – advirtió el hombre

-          Vamos a casarnos en dos semanas – dijo ella, el

hombre ni siquiera la escuchó ya estaba en la puerta de salida de la oficina

-          Deja que se calme – aconsejó Estela – vamos a

elegir el pastel, me encantaría uno de red velvet, ¿qué opinas?

-          No estoy segura que sea apropiado para una boda

-          Tonterías – añadió la mujer dando una última

mirada al escritorio que su marido uso por los últimos años, negó con la

cabeza, todo eso estaba desapareciendo

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