5. Maldita

-          Maldita – gritaba sin parar una y otra vez

Amanda en su oficina que para ese momento ya no tenía mobiliario en su sitio y

pocos enteros – mil veces maldita – rugió de nuevo, continuó descargando su

furia hasta que no tuvo fuerzas, para ese momento era la hora de salida,

lloraba de ira sentada en el suelo, su maquillaje estaba corrido, su cabello

desordenado y su figura contorsionada en el piso, fue lo que Pavlov observó sus

ojos negros brillaron de gusto, luego ajusto su mirada a una amorosa y triste

-          Señorita es la hora de la salida – intentó

persuadirla gentilmente para levantarla del suelo

-          ¡Déjame! – gritó con voz ronca, él elevó los

brazos con impotencia – no, no me dejes Lorenzo no – gimió, el chofer entendió

que debía abrazarla, ¿por qué se aferraría tanto a alguien que claramente no la

amaba?

Con cuidado la tomó en brazos levantándola del suelo y

cargándola como muchas veces antes, se consoló pensando que en unos tres meses

podría terminar todo esto, la mujer murmuraba para sí misma, en el automóvil

hizo una llamada.

-          Papá – rugió - ¿qué hicieron tus hombres

anoche?, la desgraciada se presentó en la empresa de Lorenzo, ¡la besó! – hubo

un silencio, no podía escuchar nada – no puedo olvidarlo, sabes que no puedo –

respiró profundo – prometiste ayudarme, ok esperaré que cumplas

Después de un incómodo silencio la mujer se había

recompuesto un poco, dándole instrucciones a su chofer de llevarla a casa y

después la llevaría “a casa de su suegra”, el hombre se rio para sus adentros,

iba a esperar al lado del auto cuando la mujer se colgó de su cuello colocando

sus piernas rodeando su cintura, impotente el hombre entró a la casa cuando

ella abrió la puerta y le ordenó llevarla al baño, Lea la cocinera le dio una

sonrisa de solidaridad. Cuando la mujer se sació y se bañó, salió como si nada

sucediera, Pavlov ya se había vestido de nuevo y esperaba al lado del carro.

-          Señorita – dijo cuando ella se instaló – no

necesita hacerse esto, sabe que yo… - necesitaba decir que la amaba, era parte

del plan, pero las palabras no le salían por fortuna ella le interrumpió

-          Basta, sólo eres un chofer y nada más, tú me

sirves y punto – ella sonrió, ¿a quién le importaba que ya no hubiera esclavos?,

el dinero podía dártelos ¿no?, el hombre agachó la mirada y no emitió una

palabra más.

Al entrar en la casa de Estela se dio cuenta que sólo

estaban Lala y la matriarca, no había rastro de Lorenzo, ¿dónde estaría?,

recibió un mensaje, se trataba de información, en ese momento Lorenzo estaba en

el bar emborrachándose de lo lindo, con Armando, una sonrisa asomó por su boca,

dio una orden, de llevarlo a un hotel como la noche anterior a la boda de

Lorenzo, las dos mujeres la vieron entrar y salir sin decir nada. Lala le gritó

despreciándola mientras Estela le regañaba por su conducta.

No importaba nada, iría al hotel donde lo dejaría ebrio,

hizo una llamada a Armando para conocer el sitio, de inmediato Pavlov encendió

su teléfono y Lucas astutamente no contestó el teléfono, escuchó la

conversación parcial, miró a la mujer a su lado que escuchaba por el altavoz,

ambos sonrieron, llegaron antes al hotel ya que habían seguido a Lorenzo al

bar, cuando Armando dejó a su jefe en la habitación dos hombres entraron y

sacaron al hombre borracho colocándolo justo en la habitación de al lado, donde

una mujer entró, el hombre sentía mucho calor había sido drogado esta vez era

peor que hacía tres años atrás porque Amanda planeaba atraparlo del todo, la

mujer lo miró cómo suplicaba que le ayudara.

-          Para eso he venido – al escuchar su voz el

hombre sonrió, enterrándose en su cuerpo y destrozando la ropa, ambos tenían

mucho que decir sin palabras, esa noche se pondrían al corriente, a pesar que

durante su noviazgo él siempre la había respetado en ese momento no podía

detenerse, la pasión provocada por la droga lo estaba sobrepasando.

En caso de que quien se presentara fuera Amanda se hubiera

encerrado en el baño como años atrás, pero ahora no había nada que discutir,

este era el mejor final para la noche. En ese hotel las habitaciones contaban

con una insonorización excelente la pasión estalló y los gemidos reinaron a

partir de este momento.

Afuera de la habitación la historia era diferente una mujer

histérica hacía un alboroto de muerte, al llegar a la habitación vacía le

dijeron que no sabían dónde estaba el hombre en la misma, incluso la mucama le

dijo que ella fue testigo cuando un hombre con la descripción de Armando le

dejó en la habitación, el gerente le explicó que ellos no podían obligar a los

clientes a quedarse en sus habitaciones, entonces ella exigió ver las cámaras,

dio la casualidad que no funcionaron por un fallo eléctrico, la planta tardó un

poco en entrar en acción y no captaron el momento en que el cliente salió. La

mujer rugió con impotencia.

Cuando Armando revisó las cámaras del club descubrió que de

hecho Eloisa y Lucas habían estado en el bar y salieron poco después que ellos,

llegó a la conclusión que les habían seguido, lo más probable era que tuvieran

que ver con la desaparición de Lorenzo.

Por lo tanto era inútil decir nada más al respecto, si Lorenzo

descubría que él lo había drogado probablemente lo despediría y perdería todo

por lo que había trabajado, le contó sus hallazgos a Amanda y simplemente se

retiró a casa.

Por la mañana llegó Lorenzo con una sonrisa en su cara,

tanto así que no podía esconderla, Armando sintió como su estómago se encogía,

de hecho lo odiaba cuando estaba tan feliz porque eso sólo significaba más

trabajo y… dejó de pensar en ello, se recompuso y colocó una sonrisa en su

rostro.

-          Amigo te ves contento – dijo siguiéndolo dentro

de la empresa

-          Lo estoy, no sé porque pero desperté en una

habitación de hotel y descansé como nunca – respondió

-          ¿En un hotel? – preguntó débilmente

-          Sí, me llevaste al hotel Dubái anoche ¿no? –

preguntó Lorenzo con su más amplia sonrisa – gracias por cuidarme hermano

-          ¿Ahí despertaste? – su voz estaba confundida

-          Si claro, habitación 506, oh no ahora recuerdo,

creo que era la 509, el gerente dijo que se movió el número, como en una

estúpida novela ¿puedes creerlo?, hasta se disculpó porque creyeron que me

había ido – se echó a reír, Armando sólo pudo reír junto con él

-          Es muy gracioso, si – dijo el hombre

-          ¿Dices que estabas en un hotel anoche? – frunció

el ceño Amanda, había ido a buscarlo temprano, escuchó todo, maldijo su mala

suerte, al menos no estuvo con la maldita

-          Señorita Serna si no hay nada que quiera tratar

de negocios pude irse

-          Lorenzo, sabes que nos casaremos ¿por qué

prolongas lo inevitable? Tu  madre

-          Si a mi madre le gustas tanto no me opondré a

que se casen – dijo en tono solemne – no soy de mente estrecha, buenos días

Diciendo estas palabras dio media vuelta y se marchó sin

mirar atrás, sonriendo descaradamente, por supuesto que no diría junto a quien

despertó esa mañana, era mejor fingir demencia.

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