19. Inesperado

Mientras el tiempo del juicio pasaba y las horas se iban

acumulando gastando a jueces, abogados y jurados, cada día Angelina era

transportada por Evaristo para ver el juicio, el hombre nunca sospecho de la

terrible vida que llevaba la mujer en silla de ruedas ni de quién era el

culpable de su lamentable estado, de hecho pocas veces le dedicó más de una

vista, ahora comprendía que era una persona físicamente muy fuerte y

emocionalmente.

La cabeza del grupo CASTTOR, es decir, Lorenzo la había

acogido, llevándola a una de las casas que tenía colocándole una persona que se

ocupara de sus necesidades diarias, la mujer lo agradeció por que no contaba

con medios para subsistir por su cuenta, las autoridades le habían confiscado

todo lo que compartía con su marido y por lo tanto estaba prácticamente en la

calle, pero el señor Castellanos estaba seguro que le debía a esa mujer mucho

más porque sin su ayuda ni en un millón de años podrían haber encontrado tantas

evidencias, de hecho el plan de Lorenzo originalmente consistía en acorralar  a los Serna para huir hacia una de las tres locaciones y que Evaristo se encargara, el uso de las redes sociales, medios de

comunicación y de justicia sólo se incluyeron en el plan a partir que lograron

reclutarla, el hombre le debía la paz de su familia.

De a poco la mujer comenzó su rehabilitación en forma y al

momento ya era capaz de caminar casi erguida, por lo que Evaristo que también

estaba agradecido por la información proporcionada años atrás y con la cual

logró salvar la vida de Lucas cuando tenía ocho años le acompañaba con

frecuencia, sus largas pláticas y sus extrañas muestras de cariño pronto fueron

notadas por Lucas, aunque tenía sentimientos encontrados estaba consciente que

su padre fue incapaz de desarrollar sentimientos por alguna mujer, ahora le

notaba más que interesado por esta, ella por su parte no parecía notar las

miradas de Evaristo.

Al parecer Angelina era bastante ingenua en cuestiones de

amor y por supuesto después del martirio que pasó con Gustavo lo que menos le

interesaba era desarrollar sentimientos por ningún hombre, en sus propias

palabras “estaba curada de espanto”, Lucas entendió que el camino de su padre

se mostraba sombrío, eso no desanimó al hombre que una vez fue uno de los capos

más temidos, que era fuerte e inflexible, el mismo que renunció a todo por su

hijo, si se decidía a conquistar a una mujer, sería capaz de hacerlo.

Visitó la tumba de su mujer e hija y ahí de rodillas les

hizo una oración silenciosa, les pidió perdón por no ser capaz de protegerlas,

después les confesó que habían sido vengadas y por último solicitó la

aprobación de ambas para poder cortejar a Angelina, parecía irónico y vacío

pero para él lo único que necesitaba era de hecho que ellas “aprobaran” esta

relación inesperadamente les pidió su ayuda ya que entendía que Angelina sería

el hueso más duro de roer que pudo conocer en toda su vida, entendía que con

ella no funcionarían los cortejos normales o frontales, las amenazas o incluso

la coacción, esta mujer se las sabía todas, así que sólo le quedaban la

paciencia y la persuasión como armas, esta idea le surgió en la tumba por lo

que se convenció que probablemente sus dos mujeres amadas le habían dado una

pista.

Mientras Lucas comunicaba los nuevos sentimientos de su

padre por Angelina, preguntándose si era consciente de ellos, Eloisa y Lorenzo

le miraban asombrados, porque Evaristo nunca dio señales de tener mujeres cerca

de su radar y venir a fijarse en probablemente la única persona que rechazaba

tajantemente la idea de amar les hizo sentir a este trío que el hombre pasaría

por tiempos muy complicados, Lucas se dio cuenta por sí mismo así que se

hicieron de la vista gorda. Ellos no se oponían al contrario les gustaría que

ambos encontraran la felicidad, juntos o por separado, el chat aún estaba en funcionamiento,

era además un grupo de apoyo emocional, no eran amigos, pero por casi tres años

se volvieron cómplices de muchas situaciones y compartieron alegrías, tristezas

y recuerdos, así que lo mantendrían por siempre.

Desde el departamento que compartían los Armenta una noche

el padre confesó un poco aturdido y nervioso.

-          Hijo – comenzó Evaristo mirando el paisaje

frente a él, estaba nervioso – creo que me gusta Angelina

-          Papá, eso ya lo sé – contestó Lucas acercándose

con una copa de vino que le ofreció a su padre y bebiendo de la suya, el hombre

mayor dejó de prestar atención al paisaje y se concentró en su hijo

-          ¿Cómo? – preguntó con miedo, porque sentía que

si Angelina se enteraba de sus intenciones huiría de él

-          Bueno, jamás habías pasado más de dos horas con

una mujer y con ella pues… casi ni te le despegas

-          ¿Crees que se dio cuenta? – preguntó con el

corazón a punto de salir del pecho

-          No papá, creo que ella a su manera es ingenua y

no se ha dado cuenta – replicó su hijo – aunque creo que lo tienes difícil, no

creo que le interese comenzar una relación ha sufrido muchos abusos y bueno –

se rascó la cabeza – pues tú vienes del mismo entorno

-          Jamás me compares con esa escoria – su padre se

indignó – a pesar de ser lo que soy, hay líneas que nunca crucé, le prometí a

tu madre que no me dedicaría a ciertos tratos y así lo hice, además hace casi

20 años que prácticamente estoy retirado – sonrió con melancolía - ¿cómo se les

llama a las personas a las que les preguntan cosas o dan asesoría? – dudó un

poco y luego añadió – soy un consultor

-          De la mafia – dijo el hijo siguiendo su humor

-          Si, siento que mi vida te arrastre un poco hacia

abajo, creo que no te has involucrado con ninguna joven seriamente por lo

mismo, te debo mucho – añadió cabizbajo, Lucas miró a su padre directamente a

los ojos, tratando de transmitir sus verdaderos sentimientos

-          Papá, sé que te has culpado por la muerte de

mamá, es verdad que, de hecho nunca he formalizado, pero eso se debe a que yo

también me enamoré de quien no debía – hizo una pausa ante la atónita mirada de

su padre -  Eloisa – admitió, una sonrisa

melancólica llenó sus labios, su padre abrió la boca tratando de decir algo, no

pudo, el joven se encogió de hombros – es la única que sabe de mis

antecedentes, jamás me ha juzgado y además ella es hermosa, aun así estoy

convencido que ella nunca me ha visto como otra cosa, me siento patético –

susurró mientras sus ojos se tornaban rojos

-          Hijo… creo que eres un verdadero hombre, porque

puedes discernir lo que está bien de lo que no es correcto, estoy muy orgulloso

de ti – atrapó a su hijo en un abrazo mientras se desahogaba

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