El mandato de la Gran duquesa
Camila amaba a su hija, por lo que había decidido forjarla con carácter fuerte para que cuando fuera mayor no se diera golpes con la realidad y le rompieran el corazón como lo habían hecho con ella, quería que fuera fuerte para los golpes que le daría la vida en un futuro no muy lejano, es por eso que se mostraba fría con ella, para que tomara su ejemplo y también para que sintiera que era un desaire como ese por si alguna vez le pasaba en la vida fuera del Ducado, ella supiera como actuar ante el problema y que no simplemente se largará a llorar por ello - el problema es que la estaba educando con acciones y no palabras algo que afectaba de gran manera a Jane, debía de darle los consejos de frente, si bien Jane podía copiar el comportamiento de su madre con el tiempo, ella estaría muy mal psicológicamente en su edad adulta, algo que la haría más vulnerable, pues tan solo sería una apariencia para protegerse y no su verdadera actitud-.
La duquesa siempre había sido así con su hija, - bueno después de que ella había aprendido a caminar - por lo que no era extraño, pero que mostrará signos de afecto era extraño, pero para Camila quien había presenciado a su hija llorar era normal pues solo la estaba consolando a la distancia. El ver llorar así a Jane descolocó a Camila, afectandola como nunca, eso había echo que Camila por primera vez en la vida se preocupara por los sentimientos de su hija - ella la había criado para que no le afectarán esas cosas, pero la había encontrado llorando a mares y no pudo soportarlo por lo que había hecho aquello en modo de consuelo.-
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La mansión Zell horas después
En el comedor de la mansión Zell se encontraba la pequeña futura duquesa tomando su desayuno a eso de las 10 de las mañana y por alguna razón no había tenido clases, al parecer su madre la tendría ocupada por lo que había cancelado todas sus clases o eso era lo que había dicho su nana, es que Jane no entendía aquello pues siempre que su madre le tenía un mandato de gran magnitud solo cancelaba las clases que tendría al momento en el que debía hacer el mandato, mientras que antes de ello y después de hacerlo se reanudaban las clases, es por eso que ella se encontraba contrariada por la decisión de la duquesa ese día.
La pequeña Jane no imaginaba que en una de las habitaciones de aquella mansión se encontraban su mejor amigo a quien estaba extrañando demasiado. Kalé quien se encontraba recuperando sus fuerzas en una de las habitaciones de la gran mansión recostado en una suave cama para su buena suerte había podido abrir sus ojos y no se sentía tan cansado como hace unas horas atrás, si bien se encontraba adormilado podía saber exactamente qué pasaba a su alrededor por lo que estaba consiente - la razón por la que Kalé ya estaba mejor en tan pocas horas era porque quien atendió a Kalé era uno de los médicos herbolarios más reconocido de Eudora a estos "se les conocía como hechiceros", ellos trabajaban con platas mágicas muy poderosas, estás habían hecho que Kalé se encontrará apenas con algunos rasguños en su cara y unos cuantos colores rojos, morados y verdosos por todo su cuerpo, mientras que sus huesos se encontraban sanando poco a poco *el médico había introducido una intravenosa que hacía el trabajo más fácil para Kalé pues por el artefacto ingresaba un medicamento que debía restaurar la fuerza en sus huesos rotos con mayor rapidez*.
–Señorita - susurro Kalé con voz seca.
Frente a la cama donde descansaba Kalé una joven sirvienta se encontraba sentada en una silla esperando cualquier señal del peli-negro en la cama pues ella estaba ahí para atender al joven hombre.
–¿Si, necesita algo? - respondió después del segundo llamado que hizo Kalé.
–Agua - la joven que antes se encontraba sentada se levantó para poder atender a Kalé que pedía urgentemente agua.
Después de que esté tomara agua, la sirvienta lo ayudo a sentarse en la cama a petición de este, luego de aquello la joven salió del lugar para darle aviso a leyla de que el joven que habían herido estaba consiente nuevamente.
Leyla al recibir tales noticias corrió al jardín donde se encontraba Jane leyendo un libro en su lugar favorito bajo el cerezo.
–Niña Jane me acompaña la duquesa la llama - Jane se levantó al escuchar aquello tal vez ya iba empezar aquello que la duquesa le iba a comandar solo esperaba que no fuera algo tan extenuante pues no se encontraba muy bien mentalmente.
Sacudió su vestido azul medio, un color muy bonito que la hacía lucir más blanca y bella, parecía un angelito.
–Leyla ¿sabes para que me puede querer la duquesa? - leyla negó con una sonrisa enorme en su rostro, algo que Jane no vio pues leyla iba caminando al frente dando la espalda a la niña por lo que su cara no podía ser vista desde ese ángulo.
–Oh - exclamó abatida la niña.
–Creo que no puede ser tan malo, tal vez y le agrada - menciono risueña Leyla
–Enserio lo crees, la otra vez me pidió que leyera diez libros de más de doscientas páginas fue muy cansado, y todos trataban de lo mismo, aunque lo agradezco pues ahora se cómo se.... - Jane silencio su voz al ver a donde se dirigían.
–¿A dónde vamos?, Tu no sabes nada de lo que me pondrá a hacer la duquesa ¿verdad? - pregunto con los ojos entrecerrados sospechando que Leyla sabía algo.
–Yo no se nada - se excuso leyla largando una risotada que pareció aún más sospechosa.
–Oh leyla tu sabes algo, ¿Verdad? Dime no diré nada lo sabes - suplico la niña zarandeando el vestido de su nana, a lo que está nego.
– ¿acaso me pondrá a recoger las habitaciones de visita? - indagó Jane pues pudo notar como es que Leyla la llevaba directo al pasillo donde se encontraban las habitaciones de visita.
–Debe distraerse, últimamente sus rutinas parecen aburrirla, yo lo entiendo son repetitivas cualquier persona se aburriría por ello. - Jane se mostró incrédula ante la aceptación disimulada que hizo su nana.
Jane no dijo más después de eso, se sentía ofendida por lo que su madre la pondría hacer, la razón no era que tendría que recoger nada de eso a Jane no le molestaba en lo absoluto hacer aquello, lo que en realidad la molestaba era que su madre parecía solo querer molestarla, o divertirse con lo que ella hacía, eso ya no era algo de una duquesa, acaso solo quería burlarse de ella, - no, la respuesta era no, la duquesa no tenía sentido del humor, en que estaba pensando de seguro solo era otra advertencia para que ella tomara más enserio sus obligaciones como futura duquesa si no ella buscaría otro heredero-.
Leyla se detuvo en una de las habitaciones.
–Entre créame le va a encantar lo que está dentro - ¿Que le va a encantar dice?
–Pff si claro - bufo Jane de manera sarcástica.
Leyla se burló de su comportamiento, pues estaba segura que le encantaría la sorpresa.
Nota de la autora:
Hey, Hey
Hola a todos, les quiero agradecer por todo el apoyo que le han dado en estos días a esta novela que es de mi autoría estoy muy emocionada por esto, realmente se los agradezco, siempre he dicho que los escritores no somos nada sin ustedes los seguidores y lectores, jajaja enserio...
Cuenta con muchas faltas de ortografía tomense la libertad de corregir...
Dejen su voto y su comentario.
Besos y abrazos
.._DM_..
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