El baile

Dormí poco esa noche tenía cosas que pensar, se muy bien que debo enfocarme en mi viaje.

La mañana siguiente me aliste muy temprano para partir, mi caballo estaba ensillado, me subí en el e inicié mi camino.

Los paisajes eran hermosos, creo que nunca disfruté las vidas que me han dado, me hubiera dedicado a viajar, recorrer el mundo, conocer sus bellos paisajes.

Tres dias llevaba recorriendo el bosque cuando sentí personas hablar, dejé el caballo escondido y me acerqué con cautela.

Habían alguno soldados cerca a una fogata, al parecer estaban armando su campamento ahí.

Los escuchaba hablar sobre la batalla del siguiente día.

“Emperador”

Escuché decir a uno de los soldados.

Había un hombre con una capa negra, me recordó al que vi en mi casa la noche antes de morir, pero no podía ver su rostro, él habló casi en susurro y se escondió en su tienda de dormir.

Jazmin: Así que es el ejército de Zenda

Lancé un hechizo sobre todos los hombres, les ayude un poco, les brinde energía y mucha resistencia en batalla.

Tome mi caballo, lo mejor era alejarme lo más que pueda de ese lugar, una vez sentí que estaba fuera de su alcance baje un poco mi ritmo.

Mire hacia atrás, en la cima de la montaña estaba ese hombre encapuchado, al parecer me descubrió, no me iba a quedar averiguarlo.

Ya fuera de esas tierras pude descansar un poco, en verdad estaba agotada por salir corriendo de ese campamento.

Los siguientes días me moví por tres pueblos, en todos compraba hierbas para mis pociones, no dejaba de fabricarlas ya que las vendía a muy buen precio, ese dinero me ayudaba para suplir mis gastos.

Decidí recorrer el lugar, había una pequeña feria, sería lindo aprovechar mi tiempo allí. Escuchaba a las personas hablar, decían que en la noche había un gran baile de otoño, una vez al año se reúnen todos los solteros para buscar a a su alma gemela.

Llegue al centro del pueblo, habían tiendas de comida, artículos de ropa y belleza. Siempre me consideré una mujer vanidosa, me gustaba lucir vestidos hermosos pero desde que llegue a esta vida he sido humilde.

Encontré un vestido que me fascinó, no tuve otra opción que comprarlo, esta noche asistiría al baile, no estaba de más que me divirtiera un poco.

Pedí una habitación en la posada, dejé mi vestido en la cama, baje por un trago, aunque este cuerpo es joven mi alma no lo es.

En el bar había uno que otro hombre que trataba de propasarse conmigo pero recibía mi gancho derecho, debo decirles que me terminaron sacando del lugar por problemática.

Volví a la posada, podía escuchar la algarabia del lugar, pase a bañarme, mientras el agua recorría mi cuerpo pensaba en todas mi vidas, siempre tan pretenciosa, malvada sin corazón, por que en esta no tenía la misma sensación de placer al hacer algo cruel.

Me puse ese hermoso vestido, venía a juego con sus zapatos y unas joyas muy delicadas, al mirarme al espejo me asombre, este cuerpo ha sido el más bello que he tenido.

Salí rumbo al baile, se haría en un campo a las afueras del pueblo, el lugar había sido acondicionado para una fiesta, miles de globos de luces alumbraba el cielo, los músicos tocaban alegremente , podía ver cientos de parejas expresando su amor.

Camine por todo el campo, la noche era perfecta, era cálida a pesar de estar tan expuestos en ese lugar. Tome una cerveza en mi mano, la iba saboreando mientras exploraba.

“Una señorita no debería ingerir licor”

Escuché decir, me di la vuelta, había un hombre observándome de arriba abajo.

Jazmin: ¿Quien lo dice?

“Permítame me presento soy Jean Carlos Sandoval, conde de este reino”

Jazmin: Un conde..

Jean: Y no cualquier Conde, me atrevo a decir que el más importante de este lugar.

“Que presumido” pensé

Jazmin: Entonces Conde importante, ¿por que no debo ingerir licor?

Jean: Por lo que veo no estás casada así que no es propio de una dama ingerir licor.

Jazmin: ¿Quien dice que no lo estoy?

Jean: Conozco muy bien a las mujeres casadas.

Jazmin: ¿Así? Dime por qué..

Jean: Las mujeres una vez casadas se vuelven algo descuidadas, ya no se ven tan hermosas como cuando eran puras.

“Este imbecil se está ganando su muerte, lo mejor es asustarlo un poco”

Jazmin: Debo decirle Conde que yo estuve casada.

Jean: ¿Una mujer abandonada? O ¿viuda?

“Me acerqué a él, pase mis brazos por su cuello, una vez lo tuve a escasos centímetros hablé”

Jazmin: Mi esposo era un machista y mujeriego así que yo misma le rebané el cuello.

Jean: ¿Que?

Jazmin: actualmente estoy buscando un nuevo esposo, ¿desea serlo?.

“El Conde se soltó de mi agarre y salió casi huyendo”

Jazmin: Que idiota

Seguí dando vueltas, por momentos bailaba con los caballeros que me pretendían esta noche, por primera vez no quería involucrarme sexualmente con nadie, ya mañana me marcharía.

Me senté lo más alejada del ruido, mientras bebía, me llegaban los recuerdos de todo aquello que hice con los hombres de mi pasado. Siempre desee ser amada, una vez pensé que lo había hecho, pero ese hombre se enamoró de alguien más.

Se que Santino hizo una buena vida con Emily, lo nuestro nunca había funcionado, pero un hombre como él jamás encontrare.

También recuerdo como quise retener a Máximo a mi lado, por más que use mi magia el jamás olvido a su amada, ¿que se sentirá amar a alguien ha ese punto?

Pero se que toque fondo cuando volví al mundo junto con Samuel, cause tanto daño que yo misma me doy asco.

Jazmin: Bueno ya es hora de irme.

Comencé a buscar mi caballo, si bien es cierto traía un vestido hermoso no iba a gastar el dinero en un carruaje.

Jazmin: ¿Donde está mi azabache?

“Seguro alguien me lo ha robado”

El camino a la posada es largo, quizás dos horas caminando en esta oscuridad.

Me quite mis zapatos, subí un poco mi vestido para poder caminar.

Jazmin: Por que no nací siendo una bruja voladora, me tocó ser una rastrera por lo que veo.

Todo el camino iba maldiciendo mi desgracia, hace unas horas fui la sensación del baile, si me vieran ahora se burlarían de mi.

Mi suerte no podía ser peor, la lluvia comenzó hacer presencia.

Jazmin: Vaya noche la que me tocó.

Comencé a correr, quería esconderme debajo de unos árboles mientras escampaba, iba mirando el suelo que no me fijé que alguien estaba atravezado en mi camino.

Sentí como choqué, su pecho era duro como una roca, por lo que pude tocar era bastante tonificado.

Jazmin: Disculpe señor..

Comencé a levantar mi mirada.

“Hola Jazmín”

Escuché decir…

¿Este quien es?

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