El bucle

De nuevo estoy frente a frente con la muerte, he perdido la cuenta de cuántas veces me han asesinado, aunque se muy bien cuántas yo misma acabe con mi vida.

Escuchó la gente gritar, me llaman Bruja, la verdad es que tienen razón, eso es lo que soy. Tengo en mi cuello una soga, en mis manos unos grilletes que me neutralizan la magia, no luche simplemente me resigne.

¿Por que llegue aquí? Se preguntarán

Esta vez ni yo lo sé, trate de ser buena persona, no lastime a nadie, al menos no a un inocente, pero me vi involucrada en una situación donde gracias a mi reputación yo fui la villana.

Los pondré en contexto, les contaré que desencadenó este destino.

Llegue a este mundo hace 6 años, era una jovencita de escasos 15 años, vivía en un orfanato, según me contaron yo era una niña rebelde a tal punto que mis padres me abandonaron a mi suerte. Una noche cayo una tormenta eléctrica, el orfanato quedó sin luz.

Yo era de las niñas mayores del lugar así que me enviaron a revisar la planta eléctrica. Una vez llegue al sótano encontré lo que estaba buscando, al parecer por una sobre carga de energía el transformador se había apagado. Me acerqué a él con cuidado, Justo cuando subí la palanca recibí un impacto en el pecho, caí unos 10 metros de distancia, mi corazón se detuvo por algunos minutos.

Bueno eso fue lo que me contaron porque la verdadera yo ingresé en ese momento al cuerpo de la chica impactada.

Dure dos años en el orfanato, trate de adaptarme pero era imposible, una vez cumpli los 18 años las puertas se abrieron para que buscara mi propio camino.

Comencé mi viaje, andaba de pueblo en pueblo, trabajaba para comer, a veces lo hacía como mesera, cocinera, aseadora hasta que un día me contrataron como aprendiz en una tienda de medicamentos a base de plantas.

Amaba mi trabajo en ese lugar, pero la parte oscura de mi alma siempre amenazaba con salir cada vez que veía un cliente mani largo o una mujer que deseaba retener un hombre contra su voluntad, mi interior me decía que debía asesinarlos.

Lo curioso es que todo eso que ahora me molesta yo lo hice una y otra vez en mis tantas vidas. Mis noches son una tortura, los recuerdos de mí pasado llegan en ráfagas, hice mucho daño, lastime tantos inocentes y nada de eso me dio placer.

Creí que mi vida estaba resuelta, que si no causaba daño todo estaría bien pero me equivoqué.

Al cumplir 20 años conocí un joven llamado Raul, él era comandante del ejército imperial, venía al pueblo cada vez que podía, desde que lo vi me causo curiosidad, un hombre apuesto, varonil y con estilo de chico malo. Era Perfecto para mi, se que no lo amaba pero podía crear un futuro para los dos.

Comenzamos a salir, el siempre llegaba con heridas de guerra, yo lo curaba, pasamos nuestra relación a un plano más íntimo, éramos prácticamente marido y mujer.

Raul me pedía pociones para acabar con sus enemigos en batalla, algo que no me pareció extraño, así que desarrollaba lo mejor para el.

Una noche me propuso matrimonio, ese día llegue a pensar que esta sería mi vida buena, al salir del restaurante donde me hizo la propuesta, me fui a casa, antes de llegar a mi destino unos hombres me cortaron el paso, creyeron que podrían abusar de mi pero estaban muy equivocados, los asesine sin piedad.

En ese momento llegaron los guardias reales, pensé que me ayudarían pero no fue así, fui acusada formalmente de asesinato. Trate de explicar lo que había pasado pero no me creyeron.

No me quedo de otra que atacarlos, por desgracia para ellos murieron en la escena. Llegue a mi casa, comencé a lavar mi cuerpo, tenía tanta sangre que no podía ver mi propia piel.

Escuché que tocaban mi puerta, me asomé por la ventana, había un hombre grande, estaba cubierto por una capa, a lo lejos podía ver más hombres. Seguro vienen por mi.

Me vestí rápidamente, escape por la puerta trasera, lo único que pensé fue en buscar a Raul, él me ayudaría.

Al llegar a su casa. Subí por las enredaderas de su ventana, no quería que nadie supiera que estaba aquí, una ves logré subir me lancé al balcón. Iba a entrar a su habitación cuando escuché algunos ruidos, al mirar, mi flamante prometido estaba embistiéndo con rudeza a una mujer.

Vaya, todo lo que yo hice me lo hacían ahora a mi, que bonita vida la que me tocó.

Abrí la puerta del balcón con fuerza, quería que supieran que yo había llegado, Raúl se levantó rápidamente, la mujer trató de cubrirse.

Ese día le rompí la cara a Raúl, no lastime a la mujer pues por lo que supe ella no sabía de mi existencia así que le perdone la vida.

Salí del lugar, ya no tenía donde ir, mi casa debe estar vigilada, el imbecil de Raúl tenía otra mujer, así que no tuve de otra que pasar la noche en una posada.

Al amanecer fui a la farmacia, debía abrirla como de costumbre, Raúl llegó, pedía perdón casi de rodillas, el gran comandante con esa actitud era patético.

Me pidió que cuidara al pequeño que traía con el, dijo ser su hermano, solo sería un momento mientras él iba por una diligencia, yo no le vi problema así que lo hice.

Paso al rededor de una hora cuando la guardia real llegó a la farmacia, antes de que pudiera decir algo me inmovilizaron, sentí los grilletes en mis manos.

No entendía que estaba pasando, me llevaron a la celda más asquerosa que encontraron, cada cierto tiempo venía un guardia a latigarme.

Yo en verdad no entendía nada de lo que estaba pasando, se que merezco lo peor del mundo pero esta vez ¿que hice?

Raul me visitó minutos antes de mi ejecución, me contó que me había utilizado para conquistar pueblos, él quería ser más fuerte que la familia real, también me explicó que la mujer que vi en su dormitorio era su esposa, ya tenían 10 años de casados, así que el niño que dejó en la farmacia era su hijo.

En ese orden de ideas mis delitos eran los siguientes:

Intento de asesinato, por los golpes que le di a Raúl, secuestro por el niño encontrado en la farmacia, envenene a la mitad del ejército imperial con mis posiciones, estafe a los hombres del pueblo con mis encantos sexuales, y sin olvidar que asesine a los guardias imperiales.

Estaba más hundida, no había escapatoria para mi pues todo estaba en mi contra.

Ahora estoy aquí, el oficial me lee los cargos por los que se me acusa, algunos los acepto otros por supuesto que no, a lo lejos veo ese maldito hombre, me mira con desprecio pero a la vez burla, está con su esposa e hijo, solo he visto esa mirada en una familia en especial.

Oficial: ¡Asesinato!

“Aceptó”

Oficial: ¡Brujería!

“Aceptó”

Oficial: ¡Intentó de asesinato hacia la familia Zarcon!

“No acepto”

Oficial: ¡Secuestro!

“No acepto”

Oficial: ¡Estafa!

“No acepto”

Oficial: ¡Se le ha condenado a la muerte!

Bien una vez más voy a morir, ¿volveré a este mundo? ¿Que cuerpo tendre?

Antes de cerrar mis ojos vi un hombre bajar de su caballo, su mirada era penetrante, él sonríe al verme.

¡Mierda! Me encontraron.

Siento como el verdugo baja la palanca, mi cuerpo queda colgado, la presión de mi cuello se va llevando mi vida, solo pido que no me vuelvan a traer, deseo con el corazón que por fin me dejen morir, quiero descasar.

Ser mala no funciona, ser buena tampoco.

Abro mis ojos, estoy en lugar de paso, ya debo ser cliente VIP, he pasado una decena de veces por aquí.

Siento una opresión en mi pecho, la misma sensación de que algo nuevo viene para mi.

Abrí mis ojos, estaba en mi cama, Raúl se acababa de ir, según recuerdo hoy fue la primera vez que los dos tuvimos intimidad.

En este orden de ideas en seis meses voy a morir, pero tengo claro que no lo voy a permitir, cuando hago las cosas bien un imbecil se aprovechó de mi y me llevó a la horca.

Me levanto de la cama, fui al baño, me di una ducha, al salir me vi al espejo, de nuevo era yo pero la mirada de niña ya no estaba.

Yo nací para ser la villana ese es mi destino así que no voy a negarme hacerlo.

En mi mente había dos pensamientos , el primero era vengarme de Raul y el segundo huir de esa familia poderosa, la cual yo le he causado los dolores más grandes, se les conoce como los inmortales, los Zenda.

¡Ah! No les había dicho, me llamo Jazmin de Mindor

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