Dos veces con la misma piedra

  Hasta sus diecisiete años, las mujeres no habían sido relevantes en la vida de Arlo. Mejor dicho, él no era relevante para ellas. Desde los quince había mostrado interés en varias, pero casi nunca era recíproco. Su primer beso había sido en un cumpleaños de quince, con la prima de una compañera que estaba de visita en la costa, y que luego de esa noche jamás volvió a ver. Y así eran casi todos sus romances, si es que pueden ser llamados así.

  Esta mala fortuna le molestaba un poco, pero sus penas no duraban más de una semana, hasta que una nueva chica que lo hacía suspirar aparecía en su vida. Nunca nadie se hubiera imaginado que ese muchacho simplón, sin suerte en el amor, terminaría convirtiéndose en uno de los más codiciados de Costa Ocelotes.

  Y sin embargo, lo que primero no había conseguido por culpa de su aspecto, seguiría sin tenerlo por culpa de su inocencia. La primera chica que hizo más que simplemente mirarlo con deseo desde lejos fue una estudiante de su mismo colegio, un curso mayor. Con mucha experiencia, un gran cuerpo, y una voz espectacular, sedujo al pobre Arlo. Así estuvo, un año entero corriendo detrás, sin que pasara absolutamente nada. Ni con ella, ni con otras mujeres.

  Un día, cuando iniciaba el verano, todo acabó repentinamente cuando, ofendida y haciéndole una escena de celos, la chica cortó lazos. Cuando los ojos de Arlo estuvieron secos de tanto llorar, y su mente cansada de tratar de descifrar qué había hecho mal, fue que cayó en la cuenta de que había desperdiciado un año de su vida, con una mujer que no lo amaba. Juró que no volvería a cometer el mismo error, y dejó de creer en el amor.

 Hasta que recordó que había cierta persona, de ojos azules, piel blanca y cabello negro, que lo había dejado embobado desde su primer encuentro. Comenzó a salir con ella, y se sintió valorado, respetado, querido. Volvió a creer en un final feliz. Pero siempre quedó en su interior la espina de haber desperdiciado un año de su vida corriendo detrás de la despreciable muchacha del tatuaje de las serpientes.

  Todos esos sentimientos y recuerdos borboteaban como lava en el interior de Arlo, y traspasaban el umbral de sus ojos, que acusaban con fiereza a una Kim que, técnicamente, aún no había hecho nada. Kim abrió la boca para comenzar a hablar, pero incluso antes de eso, Arlo sabía cual era su misión: rechazar todo y salir de ahí tan rápido como le fuera posible.

_ Cambia la cara Arlo, que no te vamos a hacer nada. Parecemos una secta, pero somos buenitos._ El pésimo chiste de Kim fue respaldado por las risas de sus esbirros. _ Al menos que quieras que me porte mal. _ Dijo guiñandole un ojo.

  Pero lo que a cualquier otro le hubiera resultado irresistible o excitante, para él fue repulsivo. Odiaba que le hablara a todos con tanta confianza. Inexpresivo como una piedra, no rió ni respondió.

_ Me tuviste muy preocupada todos estos días. Yo mandaba a averiguar a mis chicos, pero nada. ¿Cómo está su piecito ahora amor, mejor?

_ Y... ahí anda. Se va recuperando poco a poco. Pero que me hayan hecho subir todas estas escaleras no ayuda mucho.

Una de dos: o Kim no identificaba el malhumor de Arlo, o no le importaba, porque seguía dirigiéndose a él con mucha tranquilidad._ Si, perdón por eso. Es que este es nuestro rinconcito especial. Si quiere le hago masajicos en el pie para que se le pase el dolor. 

  El interpelado trataba de frenar sus impulsos, apoyándose en que la Kim de esa línea temporal aún no le había hecho nada. No merecía que le dedicara tiempo, pero no podía tratarla como realmente deseaba. Además, tenía el presentimiento de que si levantaba el tono, los guardias personales que la rodeaban se abalanzarían sobre él.

_ Estoy bien de momento. ¿Para que me llamaron?Lejos de ofenderse, Kim seguía sonriendo ante las respuestas de Arlo, cortantes como un cuchillo.

_ Un hombre directo. Me gusta. Vea, lo llame porque lo estuve viendo estos días. Y me parece un bombonazo. Y pues nada, uste' si quiere puede venir acá, charlar con nosotros este recreo. Después salimos a tomar algo, a la nochecita, los dos solitos, y vemos que surge.

  Miradas incrédulas se cruzaban entre todos los compañeros que escoltaban a Kim, para luego transformarse en miradas de envidia que apuntaban directamente hacia Arlo. Una de las chicas mas sexis de ese pueblo lo estaba invitando, sin rodeos y sin siquiera conocerlo, a tomar algo para luego "ver que pasaba". Sin embargo Arlo, prodigioso entre los mortales, con la capacidad de ver su futuro, y lo suficientemente inteligente para no cometer un error garrafal dos veces, respondió rápidamente, con la misma honestidad con la que Kim lo había invitado a salir.

_ Gracias, pero estoy bien. Estaba con mis amigos, así que voy a volver con ellos.

_ ¿Tan rápido se va? Bueno, pero al menos me va a aceptar el trago ¿no?_ Movió la pierna de donde la estaba apoyando y, muy sutilmente, dejó al descubierto una gran parte de su muslo, hasta entonces cubierto por una pollera. Al igual que todo en ella, sus piernas eran increíbles.Arlo ya se estaba dando vuelta, pero su cuerpo lo mantuvo estático. Sus ojos se clavaron en las sensuales y relucientes piernas de Kim, y algo comenzó a pasar en su zona pélvica. Estaba luchando contra si mismo, contra la tentación que suponía esa mujer. Pero tenía que rechazarla si quería hacer las cosas bien esta vez.

_ Perdón, no estoy interesado de momento. Chau. _ Sin darle mas tiempo a acotar nada, Arlo se dio vuelta y, con la mayor velocidad que le permitía su pie lesionado, se alejó del grupo. Pero instantáneamente se dio cuenta de que no había elegido sus palabras con sensatez. Y Kim, persistente como una víbora que caza, no lo dejaría en paz.

_ ¿Querés que lo busque de nuevo? _ Preguntó Lucio, a quien por alguna razón se lo notaba más molesto que la propia Kim.

_ No, vamos a quedar como unos pesados así. Pero no importa... ¿No escuchó lo que dijo? "De momento no estoy interesado". Eso quiere decir que en algún momento le va a interesar. En algún momento va a ceder, y yo voy a estar ahí para complacer sus deseos.

  Los siguientes tres días fueron un infierno para Arlo. No podía dar tres pasos en el patio, o recorrer dos metros en los pasillos, sin recibir miradas despectivas, o comentarios molestos. El rumor de su rechazo a Kim se había esparcido como polvo. A ojos de todos, la muchacha de construcciones sexto era la más linda, por lo menos de esa escuela. Cualquiera fantaseaba con siquiera poder darle un beso, pero pocos tenían el privilegio.

  Menos aún eran los que podían presumir de haber sido invitados por la chica a una cita. Pero solo uno, ostentaba el único rechazo en el historial de Kim. A pesar de que la centroamericana había sido rechazada, en lugar de perder credibilidad, se había ganado la compasión de varios, que se apresuraban a ver si estaba vulnerable para ver si podían convertirse en sus salvadores.

  Por otro lado, Arlo era tratado de estúpido. Muchos decían que probablemente la lesión lo había dejado un poco tocado. Otros rumoreaban que tenía una novia en secreto, algunos creían que la única explicación lógica era que Arlo fuera gay. Pero otros planteaban una teoría diferente:"Primero confronta a Verutti, después se agarra a las piñas, y justo después de volver de dos semanas de reposo, rechaza a Kim. Es obvio que quiere llamar la atención"

  Nadie concebía que Arlo hubiese tomado una decisión en base a que no estaba interesado en Kim. Lo cual era cierto. Arlo sentía una innegable atracción, pero la razón del rechazo no podía revelarla.

  El miércoles por la tarde su límite de paciencia fue rebalsado. Salía de una pésima clase de física, en la cual Verutti la había pasado de maravilla humillándolo y dejándolo en ridículo frente a todos tras obligarlo a hacer una exposición oral en la cual su rendimiento fue pésimo. Su temperamento era como un vidrio muy frágil expuesto a una elevada frecuencia sonora. Intentaba no estallar, y salió al patio buscando calmarse. Pero un grupo de chicos de Química lo rodeó.

_ ¿Qué onda Arlo? Che, escuchá, solo queríamos darte nuestro visto bueno, y decirte que si los fachos de construcciones te molestan mucho, podes pasarte a nuestro curso, que somos mucho más tranquilos con ese tema.

_ ¿Qué decís?_ Preguntó arlo, que aún se encontraba pensando en lo ocurrido en el aula.

_ Y, del temita de tu sexualidad. Está todo bien con que seas puto._ Rió en el tono más inmaduro posible, y sus compañeros hicieron lo mismo. Pero la comedia se convirtió en pánico cuando Arlo le asestó un empujón seco que lo hizo retroceder varios pasos.

_ Como les gusta meterse. ¡No soy puto! ¿Está claro?

_ Solo un puto rechazaría a semejante yegua._ Dijo uno que aun no había sido empujado, pero por la mirada que le dedicó Arlo, se estaba ganando el derecho.

_ ¿Pueden dejarlo en paz al pibe?_ Sonó una voz a espaldas de Arlo._ Ya estamos grandes para joder con estos temas. Además, para gustos los colores. ¡Ustedes han estado con cada bicho! y yo nunca les dije nada.

Quien lo defendía era un chico alto, delgado, con un corte mullet, y que vestía ropa holgada. _ No rompas los huevos Iñaki, somos del mismo curso, ¡ponete de nuestro lado!

_ Me pongo del lado del que lo necesite.

Pero lo último que necesitaba Arlo en esos instantes, era la presencia de la persona que más odiaba desde la confesión de Ema. El que, en cierta forma, era el causante de que su matrimonio perfecto terminara completamente arruinado.

_ No les hagas caso, vos hace lo que tengas ganas._ Dijo Iñaki.

Para evitar enojarse aún más, Arlo salió de la vista de todos ellos, sin dar un agradecimiento a su salvador.

Para el jueves a la noche su cabeza estaba saturada. Tantos comentarios negativos le habían hecho efecto. No podía evitar pensar que el tema del rechazo a Kim había sido una estupidez. Por si fuera poco, su posición vulnerable había provocado que el idiota de Iñaki sintiera lastima por el. Pero ciertamente no necesitaba la ayuda de ese sujeto. Pensar en él solo hacía que tuviera ganas de llevarle la contra. Pero no podía tomar decisiones en caliente. Necesitaba una guía. Un sabio consejo. Cuando en piloto automático estaba entrando a su casa, pensando que hacer, el ruido del motor de un auto lo hizo llevar su atención al garaje

.

Con cierta incomodidad, su padre intentaba arreglar una parte del auto. Al ver a Arlo, se mostró aliviado._ Uh, bien ahí que llegaste, necesito que me ayudes, algo se jodió. Estoy tratando de averiguar qué._

Todo se despejó un poco para Arlo. Aquel parecía ser un momento muy oportuno, y con la persona indicada. Tenía que aprovechar que los dos estarían avocados a arreglar el auto, sin mucho que decirse.

_ Dale, ahora voy. Yo también necesito tu ayuda con algo._

Capítulos
1 El hombre ideal
2 Tan solo hace falta una chispa
3 El príncipe que no quiso ser rey
4 La verdad de Ema
5 En el limbo
6 Los dos ángeles del placer
7 La quinta
8 El peso de cada decisión
9 El verdugo de Arlo
10 Apogeo
11 Una princesa entre los gladiadores
12 La primera pretendiente
13 En la mira de la serpiente
14 Como agua y aceite
15 Herreros contra constructores
16 Postrado
17 El pabellón del segundo piso
18 Dos veces con la misma piedra
19 Elixir
20 La mujer de la daga
21 Tener el control
22 Las primeras señales
23 Falsos rumores
24 La puerta
25 Jaque Mate
26 La confesión de Kim
27 El sustituto
28 Convertido en lo que juraste destruir
29 El último hombre en la tierra
30 Oler el peligro y huir
31 Dispuesto a todo
32 Punto de partida
33 Un sueño hecho realidad
34 La prueba irrefutable
35 La guarida de investigación
36 Los puntos clave
37 La ley de la manzana en el plato
38 La manzana en la balanza
39 La manzana podrida
40 El reencuentro y las novedades
41 El papelito
42 Dejando entrar al enemigo
43 Un día para celebrar
44 Ni una sola gota
45 Dalias
46 El grupo de la muerte
47 Tiempo de revancha
48 Pies anclados
49 El detonante
50 El complot
51 El próximo gran evento
52 El carrito
53 Un arduo trabajo por delante
54 El del clima nunca acierta
55 Un pequeño detalle
56 Más allá de la reja
57 Entre tres olmos
58 La apuesta
59 Los cuatro días
60 Conexión y desconexión
61 Filo contra filo
62 El indicado
63 Paranoia
64 El peor verano
65 La semilla de la discordia
66 Las reinas
67 No te prives de la diversión
68 La mata y el arbusto
69 El perdón más dañino
70 El mar sanador
71 El comentario de Giovanni
72 La mirada femenina
73 Pendiendo de un hilo
74 Antes de partir
75 A bordo del expreso del viento
76 A paso lento va la caravana
77 Va llegando gente al baile
78 Solo
79 El beso
80 Flor del desprecio
81 Reconciliacion
82 Fruto del despecho
83 El tabú máximo
84 Desaparecido en acción
85 El nacimiento de un nuevo mal
86 Un testigo peligroso
87 La grieta
88 Decime que no es cierto
89 Sin velas ni timón
90 El accidente
91 La última reunión
92 No voy a extrañarlos
93 El impacto de una gota
94 El viajero apunta hacia el Oeste
95 Solo Ella
Capítulos

Updated 95 Episodes

1
El hombre ideal
2
Tan solo hace falta una chispa
3
El príncipe que no quiso ser rey
4
La verdad de Ema
5
En el limbo
6
Los dos ángeles del placer
7
La quinta
8
El peso de cada decisión
9
El verdugo de Arlo
10
Apogeo
11
Una princesa entre los gladiadores
12
La primera pretendiente
13
En la mira de la serpiente
14
Como agua y aceite
15
Herreros contra constructores
16
Postrado
17
El pabellón del segundo piso
18
Dos veces con la misma piedra
19
Elixir
20
La mujer de la daga
21
Tener el control
22
Las primeras señales
23
Falsos rumores
24
La puerta
25
Jaque Mate
26
La confesión de Kim
27
El sustituto
28
Convertido en lo que juraste destruir
29
El último hombre en la tierra
30
Oler el peligro y huir
31
Dispuesto a todo
32
Punto de partida
33
Un sueño hecho realidad
34
La prueba irrefutable
35
La guarida de investigación
36
Los puntos clave
37
La ley de la manzana en el plato
38
La manzana en la balanza
39
La manzana podrida
40
El reencuentro y las novedades
41
El papelito
42
Dejando entrar al enemigo
43
Un día para celebrar
44
Ni una sola gota
45
Dalias
46
El grupo de la muerte
47
Tiempo de revancha
48
Pies anclados
49
El detonante
50
El complot
51
El próximo gran evento
52
El carrito
53
Un arduo trabajo por delante
54
El del clima nunca acierta
55
Un pequeño detalle
56
Más allá de la reja
57
Entre tres olmos
58
La apuesta
59
Los cuatro días
60
Conexión y desconexión
61
Filo contra filo
62
El indicado
63
Paranoia
64
El peor verano
65
La semilla de la discordia
66
Las reinas
67
No te prives de la diversión
68
La mata y el arbusto
69
El perdón más dañino
70
El mar sanador
71
El comentario de Giovanni
72
La mirada femenina
73
Pendiendo de un hilo
74
Antes de partir
75
A bordo del expreso del viento
76
A paso lento va la caravana
77
Va llegando gente al baile
78
Solo
79
El beso
80
Flor del desprecio
81
Reconciliacion
82
Fruto del despecho
83
El tabú máximo
84
Desaparecido en acción
85
El nacimiento de un nuevo mal
86
Un testigo peligroso
87
La grieta
88
Decime que no es cierto
89
Sin velas ni timón
90
El accidente
91
La última reunión
92
No voy a extrañarlos
93
El impacto de una gota
94
El viajero apunta hacia el Oeste
95
Solo Ella

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