Ejecución del plan

Mientras Rodrigo y Alma se enredan entre las sábanas, Enrique está en el bar esperando al ingeniero, quién al verlo en su auto, sale del lugar donde se escondía, para hacer notar su presencia le toca la ventana y Enrique le hace señas de subir.

- ¿Qué hubo tío?

- Estoy nervioso chaval.

- Relájate, ella ya está esperando.

- Bueno, vamos pues.

Enrique arranca y se van a casa. Durante el trayecto le da algunas explicaciones y el ingeniero le presta atención. Una vez en casa.

- El invitado primero. - Enrique cede el pase.

- He venido con un amigo, ya bajamos. - le avisa a su madre.

- Señora buenas noches, señor buenas noches. Soy Gustavo Terrones, ingeniero químico.

- Bienvenido, Gustavo. – Roberto lo saluda con cordialidad.

- Un gusto en conocerte Gustavo, ¿Nos puede acompañar a la cena?

- Mamá, tenemos un asunto que resolver. – Enrique habló con seriedad.

- Bueno los dejamos tranquilos. Buen trabajo.

- Muchas gracias, con permiso.

Los mayores se fueron al comedor mientras que Enrique y Gustavo están en la puerta de la habitación donde está Sara esperando y le susurra.

- Ni bien apagado la luz, vas directo a la cama.

- Ok.

Enrique abre la puerta.

- Enrique, has venido.

- Sí he venido. ¿Qué haces vestida así? - Sara tenía una lencería muy provocativa.

- ¿No te gusta?

Enrique apagó la luz, Gustavo entró y Enrique cierra la puerta. Sara bien confiada que es Enrique quien está a su lado entabla una conversación.

- Enrique, lamento lo que te pasó con Laura.

Gustavo sólo se desnuda.

- Enrique ¿Qué estás haciendo? No te puedo ver porque no hay luz y no sé cómo se prende esta de aquí

Gustavo está listo, callado y de pie al lado de la cama. Las cortinas no están cerradas pero la oscuridad es casi total, el poste de alumbrado público está lejos. Por lo tanto, no se ve nada más que sombras.

- Enrique, - lo busca a tientas y siente piel – ¿De verdad vamos a tener una noche juntos? - está super emocionada.

Ella sigue tocando el cuerpo con sus manos y no existe tela sobre el cuerpo.

- ¡Oh, Enrique! Te prometo que daré lo mejor de mi para que estés plenamente satisfecho.

Sara se quita el minivestido y lo tira, luego busca al hombre y lo jala a la cama, ella abre sus piernas.

- Estoy lista. – mientras sigue tocando con las manos y de repente llega a tocar el chorizo y está colgado.

- No te preocupes Enrique, yo te ayudo.

Sara hace unos masajes para estimular al chorizo hasta que este erecto, pero esos masajes hacen gruñir al hombre. Una vez estimulada la extensión de carne, ella se acuesta, jalando el otro cuerpo. Gustavo no se esperaba esto, así que actuó tal y como se lo dijo Enrique, cuando Sara hablaba o hacia preguntas debía hacerlo rápido para hacerla callar. Los gritos y gemidos llenaban la habitación.

Enrique bajo a cenar.

- ¿Dónde está Gustavo? – preguntó su madre.

- Me está ayudando con el castigo de Sara. Y no acepto sugerencias, la víctima soy yo, y yo decidiré que se hace.

- ¿Es un cliente? ¿La vas a prostituir? – su padre se siente indignado.

- Él vendrá y estará con ella hasta que de a luz un hijo, pero dará a luz en casa y está terminantemente prohibido que le den ayuda.

- El trabajo de parto y el parto son muy dolorosos. – su madre aclara.

- Partirá sola, dos meses después del parto, la insemino artificialmente, tengo los óvulos congelados de Laura, daré mi esperma para que Sara sólo sirva de incubadora, así será como mi hijo vendrá al mundo. Luego le buscaré otro hombre para que siga pariendo otros hijos.

- ¿Ella está de acuerdo con eso?

- La luz de la habitación está apagada, ella piensa que está conmigo en cama.

- ¿Ese es todo tu plan?

- Ella será transferida a la otra casa, una de 200 metros cuadrados. Ella vivirá allí, amamantará a cada recién parido por los tres primeros meses, y cada padre recogerá su hijo sin que ella lo sepa. Cuando ella reclamé para ver sus hijos, todos nos podremos frente a ella.

- Eso es humillación total. – su padre opina.

- ¿Te imaginas cómo reaccionará al ver que ella ha dado a luz hijos a varios hombres pensando que era Enrique?

- ¿Con cuántos hombres piensas aparearla? ¿Cuántos hijos piensas que sea necesario?

- Depende. Si Gustavo piensa engendrar otro hijo, simplemente viene, se acuesta engendra hasta donde ella soporta y a los tres meses de nacido el bebé, Gustavo se lo llevará. Yo pienso inseminarla dos veces. Por lo tanto, ella dejará de parir cuando ella sea exigente de querer ver los niños.

- ¿Dos veces con cada hombre? – Roberto está aterrado.

- Laura ha dejado varios óvulos, yo he dado esperma suficiente para hacer los niños. Quiero dos hijos.

- ¿Desde cuándo han hecho esto? – está sorprendido el padre.

- Fue un plan de los dos desde que inicié la universidad, ambos hicimos un juramento, si yo moría ella usaría mi esperma para tener un hijo de los dos, pero si a ella le pasaba algo yo tomaría su óvulo y haría un contrato de vientre de alquiler para que el bebé pueda venir al mundo.

- Así que tú y Laura ya habían planeado todo desde la universidad. Ahora que ella ya no está aquí ¿Quieres hacer dos hijos? – Roberto trata de entender.

- Quiero dos hijos con mi mujer. Sara será la incubadora, parirá a mis hijos, pero con los óvulos de Laura.

Papá entiende el plan, y se mantiene callado, su madre suspira, pero también entiende que esto sería una humillación justa.

Al día siguiente, Gustavo sale y Enrique lo esperaba sentado sobre el sillón.

- Gustavo, buenos días. Ven, vamos a desayunar.

- Buenos días. Disculpa no sé tú nombre.

- Soy Enrique De Aragón ¿Cómo te fue?

- Vale chaval, ella es fogosa. Pero fue monótono.

- De modo que hizo bien su trabajo.

- Lo que me asustó fue que ella chupa al niño como si fuera chupeta. Y mis pelotas casi están vacías.

- Ya no uses funda, haz tu hijo ¿Cuándo piensas volver?

- Cuando tenga necesidad. Pero se agotaron los condones al toque, y con ella tan insaciable. No creo que sea necesario volver, al menos que vuelvan a llenar mis pelotas

- Tú mandas, ella tiene que obedecer, si quieres cambiar posición ella debe someterse, cualquier posición que tu gustes, por incómodo que sea, ella debe obedecer.

- Está bien. Eso intentaré.

- Yo hablaré con ella, le haré sentir mal.

- Bueno me voy a buscar desayuno.

- ¡Comamos! El desayuno ya está servido.

- Gracias, tío.

Sara, en cambio, está plácidamente dormida, ella está recordando los orgasmos vividos en la noche, y de los tiernos cuidados que le dio a la extensión de carne y las naranjas. Pero cuando quiere moverse tiene dolor en su zona v, hace gestos de dolor así que sólo mueve la cabeza.

Al despertar la cama está vacía, quiere ponerse de pie, siente dolor y se vuelve a acostar, pero está feliz, Enrique la hizo mujer toda la noche, se acaricia entre las piernas.

- ¡Oh, Enrique! Que hermosa noche, tan intensa, espero que te haya gustado los masajes de estimulación y de los cuidados de tu churro y todo lo que tienes ahí, me duele el cuerpo, pero valió la pena.

Cuando por fin pudo levantarse, fue al baño y examina su zona y nota que su intimidad está algo inflamada debido al exceso de frotación. Abre la llave de la ducha y lleva el agua fría a su zona para reducir la inflamación.

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Comments

Anonymous

Anonymous

Que buen castigo ke está dando enrique

2024-05-02

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