Un desliz

Enrique y Laura regresan del viaje, están muy románticos, muy expresivos, se diría que la semana de viaje fue insuficiente para estos dos. Bajando del auto y en el camino a la entrada de la residencia ellos conversan.

- Mi amor, ya no veo la hora de recibir la noticia que seremos tres.

- Los últimos meses no nos hemos cuidado y…

- Y ¿Qué?

- Tengo dos semanas de atraso.

- Hace tres meses tuvimos algo así y nada. Fue un falso alarma.

- Puede que esta vez sea el que buscamos.

- Estoy ansioso por dar el anuncio.

- Mañana saco cita con el ginecólogo para que me revise.

- Que los revise. No se sabe, estoy ansioso.

Ambos sonríen, son seis meses que intentan tener un hijo, para enrique sería el mejor momento de su vida, dar el gran anuncio, pero las vacaciones matrimoniales llegaron su fin y ya están en casa. Sara estaba allí esperándolos lista para su primer acto.

- Bienvenidos. – los recibe con gran sonrisa.

- Sarita, mi primita. – Laura abraza a su prima.

Sara sólo pone ojos a Enrique y éste no entiende lo que significa ¿Por qué Sara está tan preocupada? Eso pone algo incómodo a Enrique.

Enrique saluda algo distante a Sara, tiene dudas de su conducta por lo tanto es mejor mantener una cierta distancia.

- No seas tan frío Enrique. – Laura lo anima a saludar. – Es mi prima no una extraña.

Sara está secretamente feliz por Laura está colaborando con el plan. Sin querer, Laura está haciendo fácil la labor de Sara, pero una mujer tan bien entrenada como Laura ¿Cómo es que no se da cuenta de ciertas cosas? La extraña conducta de Sara es notoria, Sara no sabe esconder sus emociones cuando ve a Enrique, ella siente que el piso se le mueve y el deseo de estar con él se hace cada más intenso.

Enrique está confundido sospecha de algo, y es que las dudas muchas veces te hacen inclinar por el lado equivocado de las cosas. Él quiere cortar el asunto por lo sano, pero también se corre el riesgo de que matrimonio se arruine, ella es la prima de su esposa.

- Mis padres ¿Por qué no están en casa? - pregunta Enrique al mayordomo.

- Bienvenidos a casa. Los señores salieron para el aeropuerto, para recogerlos a ustedes. Pero al parecer el avión llegó antes de tiempo.

- Mis padres sabían del horario, los llamé personalmente. Esto es extraño.

Sara está pálida, nerviosa, Enrique lo nota, pero no le presta atención.

- Llamaré al chófer que los llevó para que los señores no sigan esperando.

- No, no hace falta. – de inmediato corta Sara.

- ¡Sara! ¿Por qué tan alterada? – Laura entiende todo.

Sara tomó la mano de Enrique y la sostiene con cariño involuntariamente.

- No te preocupes, ellos estarán bien. De seguro es la emoción y se olvidaron del horario. - ella oculta su nerviosismo con una gran sonrisa.

Todos observan el gesto de Sara, Enrique la mira con fiereza, no le gustó la manera en cómo Sara le tomó la mano. Laura lo ve, pero hace como si nada.

- Lo siento, no quise ofender. Sólo... que… es …que – tartamudea para encontrar una justificación a sus actos – ver tanta preocupación en ti me puso nerviosa... por eso… tomé tu mano, para consolarte.

- No estamos en un funeral para dar consuelo. – la voz de Enrique era fría pero ahora le habla a su esposa y con cariño – Querida, mejor vamos a descansar, tuvimos un largo viaje.

Mientras suben las escaleras, Laura conversa con su esposo.

- Sara está rara. Nunca la vi así.

- A mí tampoco me gusta su proceder.

- Debería hablar con ella…

- Ignorarla es mejor.

Sara está realmente asustada, casi deja al descubierto sus intenciones de pretender a Enrique. La conciencia le está diciendo que hizo mal en mentir sobre el vuelo demorado, que hizo mal en decir a los mayores que Enrique llamó, pero nunca le contestaron y por eso la llamo a ella, que hizo mal en tomar la mano de Enrique y acariciarla, que empezó mal su juego. Un desliz que tendrá que seguir tapándose con muchas mentiras más.

Los De Aragón regresan a casa disgustados, porque él mayordomo avisó que el matrimonio había retornado a casa a la hora que programada. Ellos llamaron a Enrique sin importar lo cansado que estaba, querían una explicación.

- Llama a Enrique, urgente. Y no me interesa si está descansando. - fue la orden hacia el mayordomo.

- Entendido señor.

- Lo quiero ver en biblioteca. - le habla ahora a su esposa que está algo enojada - Cariño eso lo arreglo yo con mi hijo. – Roberto está muy serio.

Enrique fue despertado por el mayordomo y fue a la biblioteca como se le ordenó.

- ¿Mandó a llamarme? – Enrique se dirige así a su padre cuando hay que hablar de un asunto delicado.

- Siéntete. – le dio la orden.

Enrique toma siento y escucha a su padre.

- ¿Por qué llamaste a un tercero?

- No entiendo papá, ¿A qué se refiere con un tercero?

- ¿Hay que explicar que usted llamó a una tal Sara para informar que el vuelo salió demorado? Y resulta que nunca hubo vuelo demorado. - levanta la voz.

- Nunca llamé a Sara. – Está muy sorprendido.

- El boleto lo pagué yo, como regalo de bodas. Ni siquiera ustedes sabían del lugar y dónde sería la estadía, para que no se pierda ni una pizca de emoción era toda una sorpresa.

- Mi esposa y yo estamos muy agradecidos por la sorpresa. – estaba cabizbajo, no se atreve a mirar a su padre cuando éste está enojado.

- Que sea la última vez que esa tal Sara se entrometa en los asuntos de la familia ¿Quedó claro?

- Si, señor.

- ¡Lárgate!

Enrique se fue de la biblioteca sin decir pio, pero el ceño fruncido reflejo su enojo y se ha destapado una mentira de Sara. Si Sara miente ¿Será que Laura también? Pero si la conducta de Sara se nota sospechosa, ¿Por qué de Laura nunca? No, eso es imposible, ella se dejó ver desde el inicio, desde niña, ella siempre tuvo una conducta correcta ¿De verdad son primas? ¿Sólo Sara es la oveja negra? Bueno, hasta en las mejores familias siempre hay una. Aunque Laura es muy diferente hasta físicamente... Estás y otras preguntas pasan por la mente de Enrique, está confundido, eso no lo deja en paz. Piensa que es hora de hacer una investigación, un desliz como eso no se puede repetir.

En vez volver a su cuarto a dormir, fue por su celular y realiza su llamada.

- Señor presidente. Buenos días.

- Buenos días. Necesito que me investigues a Sara Montalván.

- Sara Montalván ¿A la prima de su esposa?

- Quiero todos los detalles.

- Entendido ¿Algo más que hay que hacer?

- Acompañas a mí esposa a visitar a sus padres. Ella estará lista a las nueve.

- Todo listo. A las nueve ella será llevada.

Enrique tiene que ser cuidadoso, arruinar un matrimonio que acaba de empezar sería un desastre y ¿Si ya hay un heredero en camino? Eso no tendría perdón, el asunto debe resolverse antes del nacimiento del heredero.

Enrique cuando iba a buscar a Laura para salir.

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Adoración del Carmen Martinez sonni

Adoración del Carmen Martinez sonni

me gusta más Rodrigo 🫣🫣🫣

2024-04-30

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