No acepto

Cuando por fin, Enrique pudo salir de aquella habitación, estaba muy avergonzado, pero no se iba a quedar de brazos cruzados, él investigará para saber qué fue lo que pasó en el momento.

- Tenemos que hablar – su padre estaba enojado.

- Lo sé, pero la bastarda también tiene que hablar.

- No la quiero ver en mi casa. - los fulmina con la mirada y la voz era gruesa.

- Puede y debe hablar, yo la haré cantar todo, ella me tendrá que decir que puso en el agua que me obligó a tomar, porque poco después de tomar esa agua empecé a sentirme mal, me sofocaba y después no recuerdo más nada.

- Bonita excusa, para cubrir tu aventura ¡A la biblioteca!

El señor Roberto sube a su biblioteca, Enrique sube también, pero arrastra de los cabellos a Sara. Ella tiene problemas para caminar, su cuerpo lo tiene cubierto con la sábana, y la sabana se queda en las escaleras conforme es arrastrada. Una vez que el padre entra a la biblioteca, Enrique tira al suelo a Sara y cierra la puerta.

- ¿Sabes lo que significa esto que has hecho?

- Es la deshonra y lo reconozco. - está cabizbajo.

- Tú esposa te ha visto, te ha visto el mayordomo y Elmer. Y hay un vídeo, por órdenes de tu esposa.

Enrique se desmorona, su matrimonio ni siquiera ha comenzado y ya llegó a su fin.

- Sara tiene que hablar de lo que me hizo, y salvaré mi matrimonio.

- Esta malnacida es una mentirosa, tu matrimonio está arruinado.

- Lo voy a salvar.

- ¿Y si no lo logras?

- Sara lo va a pagar. Y si precisa pagar con su vida lo pagará.

-Tengo vergüenza de ser tu padre. Te dije que te alejaras de esa, pero no, te acostaste con ella.

Enrique levanta a Sara tirándola fuertemente del brazo.

- Contéstame con la verdad, ¿Cuáles son tus metas? Desde el día de mi boda te vi extraña, te ponías mal cuando hablaba de los planes familiares.

- Yo no tengo ningún plan.

- ¿Me tomas por idiota?

- Nos mentiste – dijo Roberto – dijiste que mi hijo me había llamado para informar del cambio de horario y nunca fue así. Porque mi celular funciona a la perfección.

- Yo no dije eso, me entendió mal.

- Mi celular graba las llamadas ¿Quieres escuchar el audio?

Sara guarda silencio, baja la cabeza y trata de cubrir su desnudez con sus manos, pero no había manera de decir que el señor Roberto es senil.

- Cuando iba a llamar a papá para que no me espere en el aeropuerto – le recuerda Enrique – tú me lo prohibiste y me acariciaste la mano en frente de todos.

- No es cierto. - miente

- Todos lo vieron, porque todos me miraban mal incluyendo mi esposa.

- No es cierto. - miente y tiembla.

Enrique toma de los cabellos a Sara y la sacude y Sara grita de dolor.

- Di la verdad si no quieres morir.

Sara sólo sabe llorar, necesita liberarse de las garras de Enrique.

- Bien, como no quieres hablar, tendrás que recibir tu castigo. Te daré 20 euros para el taxi, vete ahora mismo si no quieres morir hoy.

- No tengo ropa – habla entre lágrimas. - Se me cayó la sábana cuando me jalabas por la escalera.

- Mentirosa, eres tan descarada que tuviste el atrevimiento de salir desnuda.

- No tengo nada de ropa. La sábana se me cayó, te lo juro por Dios, tienes que creer que se me cayó la sabana.

- ¡Lárgate! ¿Cuántas veces te lo dije?

- No me grites.

- Responde mi pregunta ¿Cuántas veces te lo dije?

- No lo sé.

- Ahora sí, te mato.

- No, por favor, déjame vivir. Ya me voy.

Enrique está tan irritado que está rojo, y hasta escupe al hacerlo. Sara logra salvar su pellejo esta vez. Enrique se fue a vestirse para ir a trabajar, por ser muy tarde se fue sin desayunar. Sara fue expulsada de la casa y con los 20 euros, encuerada tuvo que irse a su casa.

Camino a la empresa, Enrique recibe una llamada desconocida.

- ¡Aló!

- Buenos días ¿Con el señor Enrique De Aragón?

- Él habla ¿Con quién tengo el gusto?

- Soy el abogado Navarro. Su esposa, la señora De Aragón ha venido esta mañana para hacer el trámite de divorcio.

- ¿Cómo dijo? - está en shock.

- Su esposa está solicitando el divorcio, y me ha dejado el vídeo de su infidelidad con la señorita Sara Montalván.

- Es un mal entendido, yo no siento nada por Sara, ella es quien me tendió una trampa, fue ella quien me ofreció y me hizo tomar un vaso de agua para calmar mi ira, y fue que poco después empecé a sentirme raro, me estaba sofocando, y no recuerdo nada más hasta que desperté al día siguiente y recuperé los sentidos, pero ya era tarde.

- Según usted fue drogado.

- Sí, he intentado hacer hablar a la malnacida, pero es necia, miente y se aferra a las mentiras.

- ¿Podemos vernos?

- ¿Dónde quiere reunirse?

- ¿Puedo ir a su oficina?

- Sí claro, le daré la dirección. Pero una cosa si le voy a dejar claro, no acepto divorcio.

- ¿Va a salvar su matrimonio?

- Si, deme unos días que le presento las pruebas.

- Bueno deme su dirección, que voy a verlo.

- Iré a su oficina, aquí las paredes oyen.

- Entiendo, ¿Tiene donde apuntar?

- Sí

- Bien. La dirección es...

Después de haber terminado la llamada, Enrique está pensativo, en su mente pasan muchas cosas, pero no deja de pensar en la solicitud de su esposa.

- “Mi esposa me pide divorcio, mi matrimonio que inició de la mejor manera, se acabó, tanto tiempo juntos, tantos sueños y proyectos para una larga vida juntos, se desvaneció en una semana. Mi matrimonio no ha durado nada, ni bien nació se murió. Te juro amor mío, voy a probar mi inocencia y seremos felices, Sara me las va a pagar. Laura, no te arrepentirás de haberte casado conmigo".

En el hospital, Laura está estable, pero la quieren tenerla un día entero para monitorear bien cada movimiento, dos desmayos en pocas horas y lenta recuperación no es normal. Elmer llama a su jefe y le informa que Laura se quedará un día por órdenes del doctor.

- Gracias por avisar. El abogado me ha citado, después de eso iré a verla.

- Iré a casa para llevarlo al punto del encuentro.

- Estoy yendo en taxi, sólo cuida de mi esposa, ella necesita descansar.

- Pero la señorita Sara es el problema, si usted no toma cartas en el asunto las cosas pueden ir mal.

- Casi la mato. Ella ya sabe, que al próximo intento le saldrá caro.

- En la tarde me gustaría enviarle el avance de las investigaciones sobre ella.

- Cuando antes mejor.

- Sí, señor.

Se corta la comunicación con su guardaespaldas. Enrique tiene la cita con el abogado en breve, pero está decidido a no aceptar bajo ninguna circunstancia un divorcio, el día de la boda hubo votos, y va a cumplir con cada uno de ellos al lado de Laura. Incluso si Laura decide serle infiel, la va a perdonar, la tomaría como un castigo por haberse dejado engañar por una impostora.

El corazón de Enrique está pedazos, su mayor temor es perder a su esposa, piensa que la mejor opción es hacer la curación de heridas a solas con Laura.

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