El cuerpo del delito

Los tres hombres miran al mayordomo, Roberto se incomoda un poco por la interrupción de la conversación.

- No hemos solicitado ningún servicio.

- Lo sé señor, pero tengo un mensaje verbal y privado para el señor Enrique.

- Me disculpan, – Enrique se pone de pie – voy a atender el asunto.

Enrique invita a su empleado a entrar a la biblioteca. Una vez solos y sentados, mayordomo entrega el sobre.

Llegó esto para usted, señor.

- ¿Qué es?

- Son los análisis de laboratorio. Cómo verá – tose una vez – hace muy poco lo escuché discutir con la señorita Sara Montalván, yo quise ignorar el asunto, pero luego escuché sus gritos que parecían salir de la cocina y poco después lo vi con una conducta extraña. No vaya a pensar que soy entrometido, pero le pedí ayuda a Elmer y me aconsejó de investigar toda la cocina.

- De modo que ustedes lo supieron todo desde el principio. Lo sabían y no hicieron nada.

- Se equivoca señor. Hicimos todo tan rápido como sea posible. Todo era tan extraño y la manera como se dejaba seducir por la señorita.

- De modo que golpearon el hierro mientras estaba caliente.

- Así es, en la cocina encontré dos cosas y todas las llevé para un análisis, hoy le estoy entregando los resultados.

Enrique habré el sobre, está disgustado con la actitud tan pasiva del personal, su ceño era fruncido, el empleado se sentía mal, si hubiera hecho algo en vez de solo mirar, esto no hubiese ocurrido, en parte ellos tenían algo de culpa que el matrimonio termine así de rápido.

- ¿Este frasco que tiene que ver?

- Eso fue lo que encontré en el tacho de basura, leí el nombre y sonaba a medicamento, por lo tanto, lo lleve al laboratorio para que lo analice y saber en qué consiste exactamente y cuánto ha sido usado.

- De modo que hay sospechas sobre este frasco, ¿Piensas que sea el producto usado por Sara para manipularme?

- Sí, señor.

- Muy bien, leeremos el resultado de los análisis.

Enrique sustrae otro sobre, pero está vez su rostro está inexpresivo. El sobre es abierto con paciencia para no destrozarlo y que se presente bien en caso sea necesario presentarlo ante un juicio.

Lo lee con cuidado, conforme sus ojos leen las líneas, su expresión de disgusto se va acentuando.

- Puedes irte. – le hace un gesto.

- Con su permiso.

El mayordomo sale de la biblioteca, pero Enrique permanece sentado y piensa a voz alta.

- “Muy bien Sara, se acabó tu juego. Tengo la prueba de mi inocencia, haré apariciones públicas con Laura para dejar en claro con quién estoy atado, pero si mi esposa no me perdona – se quiebra la voz - te lo juro Sara, que haré vivir el infierno. Si destruyes mi familia, yo lo haré con la tuya, se van a arrepentir de haberte criado, no tendré compasión de ti hasta verte bajo tierra”.

Las lágrimas en la mirada de Enrique eran inevitables y jura a Laura su inocencia. Ulises se fue con las pertenencias de su hija, todos están tristes en casa de los De Aragón, para Enrique saber que está noche la pasará solo, se le oprime el corazón, siente como si las cuchillas entraran una tras otra y el corazón haciéndose picadillo. Sufre el sólo ver la cama vacía, revisar los compartimientos del closet donde Laura tenía su ropa y darse con la sorpresa que está vacío es deprimente y desconsolador. Las lágrimas ya no mojan, bañan y piensa a voz alta.

- “Laura, vuelve amor mío. Tienes que volver, no podemos dejar truncados nuestros sueños, nuestros proyectos. Laura, que voy a hacer sin ti, amor mío; que las investigaciones terminen rápido y volver a estar juntos”.

Por otro lado, Laura recibe la visita de Rodrigo, aún no le dan el alta.

- ¡Hola!

- ¡Rodrigo! ¡Qué gusto de verte!

- La visita será rápida, no quiero problemas con Enrique, le hice una promesa que me alejaría de ti.

- ¿Te hizo problemas Enrique?

- Eso es de toda la vida. Él es mi calvario.

- Él es tu calvario porque tú lo permites. Tienes que ser como el lobo: “Defendiéndote con una sonrisa, atacar en silencio y vencer con la indiferencia”.

- ¿Defenderme con una sonrisa? Lo tomará como una burla.

- Cuando el lobo sonríe, muestra sus dientes y ese lenguaje significa que está listo para la pelea. Esa es la razón por la que no se recomienda sonreír ante este tipo de animales, ellos te ven sonreír y ellos lo tomarán como una amenaza.

- Me das a entender que, si yo sonrío, él pensará que me estoy burlando cuando en realidad lo amenazando.

- Recuerda: el león y el tigre pueden los más fuertes pero el lobo no trabaja en un circo.

Rodrigo lo piensa y entiende el sentido de la frase. En esta breve plática ya van dos veces que le menciona el lobo, le ha entrado la curiosidad de saber más sobre el animal. Luego se le ocurre un chiste para amenizar un poco el ambiente.

- Sabes Laura, pienso que este año voy a tener mis vacaciones en el río Nilo.

- Genial, por fin te animas a viajar.

- Pensándolo bien, no tengo mucho dinero así que, ni-lo pienso pagar ahora, ni-lo pienso pagar a plazos y ni-lo pienso pagar después. Mejor ni-lo sueño.

Laura se ríe, Rodrigo se pone colorado, piensa que su chiste no es para tanto, pero ver reír a Laura lo anima a sonreír. Al poco tiempo alguien entra a la habitación, era Enrique con un regalo; Rodrigo apenas lo vio, desapareció de la habitación.

- ¿Cómo estás? - se dirige a su esposa, pero de reojo quiere matar a Rodrigo.

- ¿Le has hecho algo a Rodrigo para que te tenga tanto miedo?

- Sólo le dije una advertencia, lo hice para protegerte de cualquier mal.

- ¿Y quién hizo el mal?

- Lo siento, me equivoqué. – las palabras fueron pronunciadas con pesar. - te he traído un regalo, sé que te va a gustar.

- Gracias, por el gesto.

- Es mi obligación. La razón por la que vine es porque tengo buenas noticias.

- Te escucho.

Enrique le muestra el informe de laboratorio.

- Aquí está la prueba de que Sara hizo truco sucio. Mira, ella usó está droga.

- ¿Drogas? ¿Cómo pudo caer tan bajo? La desconozco totalmente.

- El mayordomo me lo trajo en la tarde, pero no podía esperar hasta mañana, quería compartir esta noticia contigo antes que el abogado.

- ¿Ella sabe que la vas a demandar?

- Ella está avisada, que lo tome a la ligera ya no es mi culpa. Soy inocente, fui drogado, puedes estar tranquila.

Laura no está tranquila, está pensativa, Enrique lo nota, quiere romper el hechizo con un delicado beso y tuvo el efecto deseado, Laura volvió en sí.

- ¿Qué te preocupa mi amor? ¿Por qué tan pensativa?

- ¿Por qué lo hizo? No entiendo.

Eso no importa.

- Sí importa, ella sabe tu punto débil, ella de seguro te tiene muy vigilado, y tú, sabiendo que ella miente, sabiendo que tiene conducta extraña tomaste la droga en vez de tirarla.

- Admito mi error.

- Ella te la hizo beber mintiendo que lo necesitabas y tú le obedeciste.

- Mi amor, con esta prueba puedo mandarla a prisión y con un estudio psicológico, ella tendrá por mucho tiempo. Nuestro matrimonio y nuestra familia estará a salvó de sus oscuras intenciones. Seremos felices y nuestros hijos también.

Laura sigue pensando, ella sorprendida de que su prima haya recurrido a un método tan vil para perpetrar en su hogar. Laura confiaba tanto en ella que se equivocó ella también. Enrique vuelve a romper el hechizo con beso profundo.

- No pensé eso de ella. Me equivoqué yo también. - lo dice mientras lo empuja.

- Nos engañó, mi amor. Ella tiene por secreto los malos pensamientos, tiene estar lejos de nosotros, es por eso que mañana mismo voy a la cita con mi abogado para sentar la denuncia.

- En eso estoy de acuerdo contigo.

- Ahora que tengo tu autorización, te dejo descansar antes de que me boten, ya no es hora de visita.

Enrique se despide con un apasionado y breve beso, se sienten pasos.

- Debo irme antes de que me boten.

Y justo se abre la puerta. Era la enfermera.

- ¿Se puede saber qué hace usted aquí sabiendo que no es hora de visita?

- Buenas noches, lo siento, señorita, se me pasó la hora. Mi esposa y yo ya nos hemos despedido.

Enrique se fue sin más, Laura también fue regañada.

- Señora, la próxima vez le prohibiremos todo tipo de visita. Si la, visita no se va corte la conversación, respete las normas.

- Lo lamento, no se volverá a repetir. – está cabizbaja y a la vez avergonzada.

- ¡A dormir! - le ordena.

Laura se acostó y cerró sus ojos, pero las luces seguían prendidas, no podía conciliar el sueño, hasta que la técnica las apagó.

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Comments

Anonymous

Anonymous

Al fin Laura se dio cuenta de la clase de persona que es su orina

2024-05-02

0

Adoración del Carmen Martinez sonni

Adoración del Carmen Martinez sonni

ya lo va a perdonar 😟😟😟

2024-04-30

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